Introducción
A nivel internacional, la población penitenciaria femenina supone del 5% al 8% del total en la mayoría de los países1. Sin embargo, investigaciones previas indican que el número de mujeres en prisión se ha duplicado respecto al de varones durante las dos últimas décadas2. En España, según los datos ofrecidos por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias (SGIP), a comienzos del año 2017, la población femenina privada de libertad suponía el 7,5% del total, lo que implica un incremento aproximadamente del 24% desde el año 2010.
Investigaciones previas atribuyen este crecimiento -tanto en términos absolutos como relativos- principalmente al aumento del consumo de alcohol y otras drogas, así como al incremento de las condenas en relación con el tráfico de drogas entre el colectivo femenino3. En este momento, partimos de la premisa de que investigaciones recientes han encontrado una asociación entre el uso y/o abuso de drogas y la comisión de actos delictivos tanto en hombres como en mujeres4.
Según los datos ofrecidos por el European Monitoring Centre for Drugs and Drug Addiction5, más de la mitad de las internas han consumido de manera habitual diferentes sustancias psicoactivas antes del internamiento. Además, se debe considerar que a menudo este consumo no se interrumpe, sino que continúa durante el cumplimento de la pena privativa de libertad.
En la revisión bibliográfica realizada por Fazel et al.6 sobre un total de 7.563 internos e internas, se observó que el uso de drogas era superior entre las mujeres (entre un 30% y un 60%) que entre los varones (entre un 10% y un 50%) antes de entrar en prisión. En los Estados Unidos7, aproximadamente un 80% de las mujeres participantes afirmaron haber consumido drogas de manera habitual durante los 6 meses previos a la condena actual. Siguiendo con esta línea, recientemente otros autores8 han encontrado prevalencias de consumo por encima del 75% durante el mismo periodo de tiempo; las sustancias predominantes son los psicotrópicos sin prescripción médica y la marihuana. En Brasil, según el estudio realizado por Baltieri9 en un total de 220 mujeres internas, aproximadamente un 15% de las participantes indicaron haber consumido cocaína previamente a su entrada en prisión.
En España, el estudio más representativo sobre este problema -titulado «Encuesta sobre salud y consumo de drogas en internados en instituciones penitenciarias»- lo ha realizado el Plan Nacional sobre Drogas10, en el año 2011. En él se entrevistó a un total de 4.980 personas privadas de libertad. Destacó el alcohol como la sustancia predominante (64,8%), seguida del cannabis (39,8%) y de la cocaína en polvo (27,4%), durante los 30 días previos al ingreso.
En la investigación realizada por Gervilla y Palmer11 en población penitenciaria, se observaron asociaciones estadísticamente significativas entre el consumo de cannabis y la comisión de delitos contra la propiedad; este fue el motivo principal para entrar en prisión. En otro estudio similar12, la edad de inicio en el consumo de drogas legales fue de 12 años, seguido en la mayoría de los casos del consumo de drogas ilegales, lo cual fue un factor de riesgo para la comisión de delitos contra la propiedad y contra las personas.
A pesar de que el comportamiento delictivo es consecuencia de una multiplicidad de factores de riesgo, el uso y abuso de alcohol y otras drogas es tradicionalmente uno de los factores más influyentes13. Además, investigaciones recientes han puesto de manifiesto la asociación entre el consumo de alcohol y otras drogas con una mayor reincidencia penitenciaria14-16. En una investigación con 519 mujeres en prisión, aquellas con un problema de abuso de drogas mostraron una mayor reincidencia penitenciaria en los años posteriores, respecto a las no consumidoras17.
En función de la bibliografía revisada, tanto nacional como internacional, en el presente estudio se plantean los siguientes objetivos en cuanto a la población femenina en España:
Determinar la prevalencia de la reincidencia penitenciaria.
Determinar la prevalencia del consumo de alcohol y otras drogas tanto antes como durante la pena privativa de libertad.
Encontrar posibles asociaciones estadísticamente significativas entre la reincidencia penitenciaria y el consumo de alcohol y otras drogas, además de otras variables sociodemográficas y penitenciarias.
Material y métodos
Participantes
En la investigación actual se llevó a cabo un estudio transversal analítico sobre la población femenina de cinco centros penitenciarios: Murcia II (Murcia), Albolote (Granada), Foncalent y Villena (Alicante), y Albacete (Albacete). Los criterios de inclusión para participar fueron: 1) ser mujer y 2) firmar el consentimiento informado de forma voluntaria. De exclusión: 1) internas destinadas en los módulos de primer grado, por razones de seguridad; y 2) no encontrarse con la capacidad cognitiva y física necesaria para la correcta cumplimentación del cuestionario. Finalmente, la muestra de estudio estuvo compuesta por 225 mujeres que participaron de manera voluntaria, con edades comprendidas entre los 18 y los 64 años (X= 32,7 años).
Instrumentos
La información pertinente se recogió mediante cuestionarios autoadministrados, diseñados ad hoc para la investigación y validados previamente en población penitenciaria masculina en España18. Las variables de estudio fueron las siguientes:
Variables sociodemográficas y penitenciarias. Edad (en años), nacionalidad (española o extranjera), estado civil (soltera, con pareja o viuda), nivel educativo (inferior o superior a estudios de educación primaria), situación laboral previa a la prisión (trabajando o desempleada) y familiares en prisión. Las variables penitenciarias se referían a si era una delincuente primaria o reincidente y al tipo de delito o delitos que habían desencadenado el ingreso actual en prisión (contra la propiedad, contra las personas y/o contra la salud pública).
Consumo de alcohol y otras drogas en los meses previos a la entrada en prisión. Debían indicar «Sí» o «No» al consumo de las siguientes sustancias: alcohol, cannabis, cocaína (inhalada o en base) y heroína durante los 6 meses previos al ingreso en prisión. En caso de responder afirmativamente a alguna de las sustancias, las internas se clasificaban como consumidoras previas.
Consumo de alcohol y otras drogas en prisión. Utilizando el mismo procedimiento que en el consumo antes de la prisión, se determinó la prevalencia de consumo durante los últimos 6 meses en prisión.
Procedimiento
Los cuestionarios fueron completados por las propias participantes en las zonas comunes de los módulos donde se llevó a cabo la investigación (por ejemplo, en las áreas de recreo). Se dividió a las internas en grupos de 15 a 20 personas y el encuestador se encontró presente en todo momento, con el fin de solventar las dudas. El tiempo de realización de los cuestionarios por cada uno de los grupos fue de 30 a 45 minutos. En ocasiones, los cuestionarios se realizaron de manera individual, debido principalmente a dificultades para interpretarlos.
Análisis estadístico
El análisis de los datos se efectuó en tres pasos. En primer lugar, se dividió a las mujeres en dos grupos (delincuentes primarias y reincidentes). Posteriormente, se analizaron las frecuencias y porcentajes que describían las características de los dos grupos a nivel sociodemográfico, penitenciario, y de consumo de alcohol y otras drogas (antes y durante la estancia en prisión). Finalmente, se calcularon las odds ratio (OR) mediante regresiones logísticas binarias, para determinar las posibles asociaciones estadísticamente significativas entre ambos grupos de estudio (delincuentes primarias y reincidentes) y el consumo de alcohol y otras drogas. Todos los análisis se realizaron con el software SPSS 20.0. Se adoptó un valor de significación del 95% (p ≤0,05).
Resultados
En la Tabla 1 se muestran las características sociodemográficas y penitenciarias de las internas reincidentes (64,9%) y de quienes cumplían su primera condena en prisión (35,1%). En ambos grupos predomina la nacionalidad española, un nivel educativo relativamente bajo (aproximadamente 1/3 de las mismas no había superado la educación primaria), la existencia de delito contra la propiedad y un historial de violencia en la infancia. Se encuentran asociaciones estadísticamente significativas entre las reincidentes y las primarias en las siguientes variables: nacionalidad (94,9% y 72,6%, respectivamente; p = 0,002) y comisión de delitos contra las personas (12,7% y 20,5%; p = 0,027) y contra la salud pública (29,1% y 43,8%; p = 0,046).
Tabla 1 Características sociodemográficas y penitenciarias de las muestras de estudio y asociaciones estadísticas con la variable dependiente.
Reincidentes(n = 146; 64,9%) | Primarias(n = 79; 35,1%) | |||||
---|---|---|---|---|---|---|
n | (%) | n | (%) | OR (95% IC) | p | |
Nacionalidad | ||||||
Española | 75 | (94,9) | 106 | (72,6) | 3,54 (1,85-7,51) | 0,002 |
Extranjera | 4 | (5,1) | 40 | (27,4) | ||
Estado civil | ||||||
Soltera | 38 | (48,1) | 58 | (39,7) | 0,85 (0,29-2,46) | 0,852 |
Con pareja | 31 | (39,2) | 79 | (54,1) | ||
Viuda | 10 | (12,7) | 9 | (6,2) | ||
Nivel educativo alcanzado | ||||||
Inferior a primaria | 69 | (30,1) | 44 | (30,1) | 0,74 (0,40-1,40) | 0,364 |
Superior a primaria | 131 | (57,2) | 102 | (69,9) | ||
Situación laboral previa | ||||||
Trabajando | 21 | (26,6) | 57 | (39,0) | 0,55 (0,28-1,09) | 0,089 |
Desempleada | 58 | (73,4) | 89 | (61,0) | ||
Algún familiar en prisión | ||||||
Sí | 50 | (63,3) | 64 | (43,8) | 1,70 (0,92-3,15) | 0,087 |
No | 29 | (36,7) | 82 | (56,2) | ||
Tipo de delito | ||||||
Contra la propiedad | 49 | (62,1) | 76 | (52,1) | 0,78 (0,41-1,50) | 0,467 |
Contra las personas | 10 | (12,7) | 30 | (20,5) | 2,76 (1,12-6,79) | 0,027 |
Contra la salud pública | 23 | (29,1) | 64 | (43,8) | 2,00 (1,07-4,12) | 0,046 |
La prevalencia de consumo de alcohol y otras drogas de todas las participantes antes del ingreso y durante la estancia en prisión se muestra en la Tabla 2. Como se observa, aproximadamente 2/3 de las participantes habían consumido alguna droga previamente al ingreso en prisión (64,0%); destaca el número de internas que habían consumido dos sustancias (23,6%), seguido de aquellas que exclusivamente habían consumido una (20,0%). Además, un 13,3% indicó haber consumido cuatro o más sustancias antes de entrar en prisión. Respecto al consumo en la prisión, un 52,0% de las encuestadas refirieron haber consumido alguna sustancia durante la condena actual; un 23,1% consumieron una sustancia; un 14,7%, dos sustancias; y el 11,1%, tres sustancias.
Tabla 2 Prevalencia de consumo según el número de sustancias en prisión y antes del internamient
Previo a prisión | n | (%) |
---|---|---|
Sin consumo | 81 | (36,0) |
Alguna sustancia | 144 | (64,0) |
1 sustancia | 45 | (20,0) |
2 sustancias | 53 | (23,6) |
3 sustancias | 16 | (7,1) |
4 o más sustancias | 30 | (13,3) |
En prisión | n | (%) |
Sin consumo | 108 | (48,0) |
Alguna sustancia | 117 | (52,0) |
1 sustancia | 52 | (23,1) |
2 sustancias | 33 | (14,7) |
3 sustancias | 25 | (11,1) |
4 o más sustancias | 7 | (3,1) |
OR: odds ratio.
En la Tabla 3 se muestra la prevalencia de consumo de las sustancias analizadas, antes y durante el cumplimento de la pena privativa de libertad, en ambos grupos (internas reincidentes y primarias). En relación con el consumo previo, se encontró una mayor prevalencia y asociaciones estadísticamente significativas en el grupo de reincidentes respecto al grupo de primarias en cuanto al cannabis (44,3% y 27,4%, respectivamente; p = 0,010), cocaína (36,7% y 28,1%, respectivamente; p = 0,035), crack (26,6% y 6,2%, respectivamente; p <0,001) y heroína (24,1% y 4,1%, p <0,001).
Tabla 3 Prevalencia de consumo de alcohol y drogas de las muestras de estudio y asociaciones estadísticas con la variable dependiente.
Reincidentes | Primarias | |||||
---|---|---|---|---|---|---|
(n = 146; 64,9%) | (n = 79; 35,1%) | OR (95% IC) | p | |||
n | (%) | n | (%) | |||
Previo | ||||||
Alcohol | 30 | (38,0) | 71 | (48,6) | 1,28 (0,92-1,77) | 0,135 |
Cannabis | 35 | (44,3) | 40 | (27,4) | 1,30 (1,04-1,62) | 0,010 |
Cocaína | 29 | (36,7) | 41 | (28,1) | 1,33 (1,12-1,51) | 0,035 |
Crack | 21 | (26,6) | 9 | (6,2) | 1,63 (1,38-1,92) | <0,001 |
Heroína | 19 | (24,1) | 6 | (4,1) | 1,82 (1,67-2,01) | <0,001 |
En prisión | ||||||
Alcohol | 28 | (19,2) | 11 | (13,8) | 0,80 (0,76-0,92) | 0,130 |
Cannabis | 34 | (43,0) | 31 | (21,2) | 1,38 (1,12-1,70) | <0,001 |
Cocaína | 23 | (29,1) | 21 | (14,4) | 1,20 (1,03-1,41) | 0,008 |
Crack | 15 | (19,0) | 13 | (8,9) | 1,18 (1,05-1,32) | <0,001 |
Heroína | 20 | (25,3) | 6 | (4,1) | 1,40 (1,25-1,58) | <0,001 |
Una vez en prisión, se encontraron asociaciones estadísticamente significativas en las reincidentes respecto a las internas primarias, en las siguientes sustancias: cannabis (43,0% y 21,2%, respectivamente; p <0,001), cocaína (29,1% y 14,4%, respectivamente; p = 0,008), crack (19,0% y 8,9%, respectivamente; p <0,001) y heroína (25,3% y 4,1%, respectivamente; p <0,001).
Discusión
La investigación se efectuó con el propósito de analizar la prevalencia de reincidencia entre las internas en prisiones de España, así como los factores de riesgo asociados (sociodemográficos, penitenciarios, y de consumo de alcohol y otras drogas).
Entre las variables sociodemográficas y penitenciarias, la nacionalidad española fue la única variable sociodemográfica que presentó una asociación estadísticamente significativa con la reincidencia en prisión. Sin embargo, entre las variables penitenciarias se observó que la comisión de delitos contra las personas y contra la salud pública era significativamente superior entre las internas que cumplían su primera condena.
En cuanto a la prevalencia de consumo de alcohol y otras drogas con anterioridad a la entrada en prisión, alrededor de 2/3 de las mujeres habían consumido alguna sustancia psicoactiva, sobre todo cannabis (aproximadamente la mitad de las participantes). Este dato concuerda con la bibliografía nacional10,18e internacional19 relativa a la población penitenciaria general. Respecto a las diferencias entre grupos, la prevalencia de consumo de cannabis y de cocaína fue estadísticamente mayor entre las participantes reincidentes que entre las primarias.
Más de la mitad de las internas indicaron haber consumido alguna droga en los últimos 6 meses en prisión; se encontraron prevalencias similares a las de investigaciones llevadas a cabo en Europa5,20, Estados Unidos2, América del Sur9 y Asia21. De este modo, el consumo de sustancias psicoactivas en los establecimientos penitenciarios resulta un problema relevante en la actualidad, sin perjuicio de los esfuerzos realizados por las instituciones penitenciarias para impedir la entrada de dichas sustancias en los centros.
En el estudio se observó que el consumo de determinadas drogas -como cannabis, cocaína (inhalada o en base) y heroína- durante el cumplimento de la pena privativa de libertad se encuentra estadísticamente asociado a la reincidencia penitenciaria (con prevalencias de consumo claramente superiores entre el colectivo reincidente), en concordancia con investigaciones previas15,16,22.
Limitaciones
A la hora de interpretar y valorar los resultados, se debe tener en cuenta una serie de limitaciones. En primer lugar, se trata de un estudio transversal analítico. De este modo, no es posible determinar el orden causal de los diferentes factores analizados. En segundo lugar, con el fin de garantizar el anonimato de las participantes, no se pudo contrastar la información proporcionada con las historias clínicas. Finalmente, debido al tamaño de la muestra (n = 225), los resultados no pueden generalizarse a toda la población femenina penitenciaria, por lo que es recomendable ampliar la muestra a otras zonas geográficas.
A pesar de las limitaciones expuestas, consideramos que la investigación actual podría aportar información relevante a la SGIP, así como a diversos organismos involucrados en materia penitenciaria, para elaborar estrategias de prevención de la reincidencia, mediante la reducción del consumo de sustancias psicoactivas.