Introducción
En los últimos años, el aumento de la proporción de individuos con edad superior a 60 años constituye una de las transformaciones demográficas más significativas de la sociedad actual1.
La vejez se caracteriza por una mayor prevalencia de enfermedades crónicas no transmisibles, incluyendo obesidad y comorbilidades metabólicas asociadas, tales como diabetes mellitus (DM) y enfermedades cardiovasculares (ECV), que son las principales causas de mortalidad y discapacidad2. El proceso de envejecimiento se acompaña de un gran número de adversos cambios fisiológicos, bioquímicos, biológicos y psicológicos, que alteran los hábitos y conductas alimentarias y sociales3. El estilo de vida, y la alimentación en particular, han cobrado especial importancia, siendo determinantes en el desarrollo y evolución del envejecimiento y patologías asociadas4. No obstante, el beneficio máximo esperable tras una intervención con alimentos funcionales no ha sido alcanzado5 ya que la variabilidad interindividual (edad, sexo, historia clínica, dieta, perfil genético, marcas epigenéticas, microbiota intestinal, etc.) se postula como un factor potencial que da origen a respuestas diferentes ante un determinado régimen alimentario6.
Se requieren estrategias nutricionales eficaces que establezcan pautas dietéticas adecuadas y adaptadas a las necesidades particulares del adulto mayor y que pretendan frenar o retrasar la aparición y/o desarrollo de las afecciones crónicas más comunes, promoviendo así un envejecimiento saludable7. La nutrición de precisión se perfila como un enfoque terapéutico emergente de gran potencial en el desarrollo de pautas dietéticas para grupos específicos, incluyendo las personas de más edad, adaptándose a los requerimientos nutricionales y metabólicos de cada individuo8, ya que tiene en cuenta el perfil genético y la marca epigenética de cada persona, así como su edad, sexo, actividad física, dieta, factores ambientales o condición fisiopatológica9.
Los avances en las ciencias ómicas (transcriptómica, epigenómica, microbioma, genómica, etc.) están aumentando la comprensión del efecto que tienen las variantes genéticas, las marcas epigenéticas y los patrones de expresión génica, junto con la interacción de factores como diversos metabolitos y la microbiota intestinal10, en el desarrollo de obesidad y comorbilidades asociadas.
El requerimiento medio estimado (EAR: estimated average requirement) es el nivel de ingesta diaria de un nutriente que se estima adecuado para cubrir los requerimientos de la mitad de los individuos sanos de un grupo de población en una etapa de la vida y género particular11. Por otro lado, el aporte dietético recomendado (RDA: recommended dietary allowance) es el nivel de ingesta media diaria de un nutriente que se considera suficiente para cubrir los requerimientos nutricionales de prácticamente todos los individuos sanos (97-98%) de un grupo de población en una etapa de la vida particular, dependiendo del sexo. Ambos conceptos constituyen los valores de referencia del adulto mayor. Las tablas de recomendaciones pueden ser utilizadas como herramienta para la planificación de dietas específicas para distintos grupos poblacionales (Tabla 1), la valoración de alimentos o dietas consumidas, y como guía para elaborar programas de salud pública y de prevención de patologías, entre otros. No obstante, para su correcta aplicación deben ser consideradas diversas limitaciones11: existen nutrientes sin un valor concreto de recomendación, no existen criterios comunes a la hora de elaborar las tablas y necesidades nutricionales en situaciones patológicas especiales, estos valores no cubren el 100% de la población, ni consideran los últimos avances científicos ni los aspectos genómicos11.
Vitamina | Hombres | Mujeres | ||||
---|---|---|---|---|---|---|
(unidad) | 50-59 | 60-69 | ≥70 | 50-59 | 60-69 | ≥70 |
Tiamina (mg) | 1,2 | 1,1 | 1,1 | 1,1 | 1,1 | 1,1 |
Riboflavina (mg) | 1,5 | 1,2 | 1,3 | 1,2 | 1,2 | 1,3 |
Niacina (mg) | 17 | 15 | 15 | 15 | 15 | 15 |
Ácido pantoténico (mg) | 5,0 | 5,0 | 5,0 | 5,0 | 5,0 | 5,0 |
Vitamina B6 (mg) | 1,7 | 1,5 | 1,7 | 1,5 | 1,5 | 1,7 |
Biotina (µg) | 30 | 30 | 30 | 30 | 30 | 30 |
Ácido fólico (µg) | 400 | 400 | 400 | 400 | 400 | 400 |
Vitamina B12 (µg) | 2,4 | 2,4 | 3,0 | 2,4 | 2,4 | 3,0 |
Vitamina C (mg) | 60 | 70 | 70 | 60 | 70 | 70 |
Vitamina A (µg) | 1.000 | 800 | 700 | 800 | 800 | 700 |
Vitamina D (µg) | 5 | 10 | 15 | 5 | 10 | 15 |
Vitamina E (mg) | 10 | 8 | 10 | 8 | 8 | 10 |
Vitamina K (µg) | 80 | 65 | 65 | 65 | 65 | 65 |
Ca (mg) | 1.200 | 1.200 | 1.300 | 1.200 | 1.200 | 1.300 |
P (mg) | 700 | 700 | 700 | 700 | 700 | 700 |
Mg (mg) | 420 | 350 | 350 | 350 | 350 | 350 |
Fe (mg) | 10 | 10 | 10 | 10 | 10 | 10 |
Zn (mg) | 15 | 12 | 12 | 12 | 12 | 12 |
I (µg) | 150 | 150 | 150 | 150 | 150 | 150 |
Se (µg) | 70 | 55 | 55 | 55 | 55 | 55 |
F (mg) | 4,0 | 3,0 | 3,0 | 3,0 | 3,0 | 3,0 |
* Basado en bibliografía existente11; Ca= calcio; P= fósforo; Mg= magnesio; Fe= hierro; Zn= cinc; I= yodo; Se= selenio; F= flúor.
Los alimentos de precisión son productos alimenticios diseñados con una composición específica que, incorporados en una estrategia nutricional personalizada e individualizada al considerar aspectos tales como características personales, historia clínica, actividad física, dieta en general, etc., permiten obtener beneficios adicionales en la salud, mejorando la respuesta a la dieta y consiguiendo una mejor prevención y tratamiento de las enfermedades12. Por otro lado, los ingredientes funcionales específicos son componentes biológicamente activos que, más allá de proporcionar una nutrición adecuada desde el punto de vista tradicional, benefician a una o varias funciones relevantes del organismo, de manera que proporcionan un mejor estado de salud y bienestar y/o reducen el riesgo de padecer una enfermedad13.
Esta revisión pretende servir de guía tanto en el desarrollo de estrategias nutricionales personalizadas basadas en alimentos de precisión e ingredientes funcionales específicos cuyo efecto ha sido valorado por las ciencias ómicas, como en la prevención y tratamiento de las enfermedades no transmisibles de alta prevalencia (obesidad, DM, osteoporosis y ECV) en individuos pre-sénior (40-55 años) y sénior (mayores de 55 años).
Metodología
Revisión descriptiva basada en el modelo sistemático PRISMA14 que llevó a cabo la búsqueda de la información necesaria para la realización de la presente guía en las bases de datos PubMed, Medline y Scopus, utilizando las palabras clave Aging, Longevity, Nutritional requirements, Nutritional status, Diet, Life style y Precision Nutrition. Se recogió información procedente de aquellos artículos científicos publicados en los últimos 10 años, realizando una lectura de título y/o resumen de los 88 artículos encontrados. También se utilizaron otras fuentes de información tales como guías y páginas webs de determinadas instituciones de relevancia en el área médica y/o sociedades científicas como la Organización Mundial de la Salud, la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética, la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad, la Sociedad Americana de Diabetes, la Sociedad Canadiense de Diabetes, la Fundación redGDPS, la Sociedad Europea de Cardiología y la Asociación Europea para el estudio de la Diabetes, incluyendo aquellos estudios y documentos que tenían relación con este trabajo (Figura 1).
Orientación nutricional específica
Este apartado recoge el conjunto de pautas nutricionales específicas para contribuir a la promoción de un envejecimiento saludable, atendiendo a las demandas nutricionales del adulto mayor según las enfermedades de mayor prevalencia.
Obesidad
El tratamiento nutricional de la obesidad persigue reducir la morbimortalidad e incrementar la calidad de vida15.
La reducción de los niveles de lipoproteínas de baja densidad (LDL-c) (<100 mg/dL) y triglicéridos (TG) (<150 mg/dL), junto con la elevación de lipoproteínas de alta densidad (HDL-c) (>40 mg/dL en hombres y >50 mg/dL en mujeres) y el control estricto de la presión arterial, se han de abordar dentro de una nutrición de precisión, así como una reducción de peso adecuada (10% del peso inicial), procurando pérdidas entre 0,5 y 1 kg/semana16.
La intervención dietética se basa en una modificación cuantitativa y cualitativa de los nutrientes: los hidratos de carbono (HC) han de cubrir el 40-55% del valor calórico total (VCT), prefiriéndose dentro del consejo nutricional el consumo de fibra y de HC complejos y con bajo índice glucémico (IG)16 17.
Para reducir el peso corporal se ha sugerido aumentar la proporción de proteínas de la dieta (del orden del 30% del VCT) para mantener la masa magra, así como considerar la calidad y tipo de ácidos grasos (AG) ingeridos17, y limitar el consumo de refrescos azucarados/edulcorados, alcohol y sal (<3 g/día) en el marco de una nutrición de precisión18.
Diabetes
La dietoterapia es muy importante en el tratamiento de la DM para lograr una regulación óptima del metabolismo de los HC, AG y proteínas19.
El aporte de HC en diabéticos ha de suponer el 40-55% del VCT, siendo precisa su monitorización17; se recomiendan consumir alimentos ricos en HC de absorción lenta o de bajo IG mientras que los HC simples o de rápida absorción deberán restringirse o, al menos, ser inferiores al 10% del VCT. La incorporación de alimentos de bajo IG promueve el incremento de HDL y de la sensibilidad a la insulina, así como el mantenimiento o disminución del peso19 20.
La fibra es un componente fundamental en la estrategia nutricional propia de la diabetes, con un gran número de beneficios para la salud21.
Se recomienda que las fuentes proteicas principales sean magras o vegetales. Al igual que en el tratamiento de la obesidad, conviene cuidar la calidad de la grasa dietética y restringir el consumo de bebidas azucaradas/edulcoradas, así como moderar la ingesta de alcohol y sal dentro de una alimentación de precisión18.
Hipertensión arterial (HTA)
Las dietas mediterráneas con restricción de sodio (Na), DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension) y vegetariana, entre otras, son potencialmente adecuadas en cuadros de HTA.
Se pueden realizar ciertas modificaciones nutricionales en el contexto de una nutrición personalizada para reducir los niveles de presión arterial sistólica (PAS≤130 mmHg) y diastólica (PAD≤85 mmHg), así como los factores de riesgo asociados a la HTA22. Conviene limitar la ingesta de sodio a menos de 2,0-2,4 g/día, evitando alimentos con elevado contenido en sal (mantequilla, carnes procesadas, embutidos, snacks, salazones, quesos, congelados, etc.) y prescindiendo de la sal en la medida de lo posible23. Además, conviene incrementar la ingesta de calcio, magnesio y potasio (K), logrando una relación ideal Na:K de 1:118.
Se recomienda eliminar gradualmente (< 1%) las grasas trans (AGT) cuyo consumo se asocia con aumento de inflamación y disfunción endotelial24, e incluir en la dieta el aporte de AGω-3 que presenta un discreto efecto antihipertensivo25.
Los péptidos lácteos vasoactivos (lácteos fermentados desnatados) se han convertido en elementos dietéticos potencialmente relevantes en la regulación de la presión arterial y, por tanto, en la reducción del riesgo cardiovascular26.
Se recomienda incrementar la ingesta de fibra mediante el consumo de frutas y verduras (cinco raciones/día) y, por el contrario, moderar el consumo de alcohol (30 g/día en hombres y 15 g/día en mujeres) y cafeína (tres tazas de café/día)25.
Osteoporosis y salud ósea
El seguimiento de una dieta variada y equilibrada es fundamental en la osteoporosis y las afecciones relacionadas con la salud ósea en la población adulta27. El calcio se postula como elemento dietético clave cuya ingesta (1.000 mg/día) queda asegurada mediante fuentes alimentarias ricas en este mineral (lácteos, pescados de pequeño tamaño) y productos enriquecidos en este nutriente28. También conviene asegurar un aporte adecuado de vitamina D (400-800 UI) ya que contribuye a la absorción del calcio dietético y, por consiguiente, a la mineralización ósea28. La vitamina D puede obtenerse a través del consumo de lácteos, vegetales, pescado azul, y yema de huevo, además de la exposición solar de cara, brazos y manos (10-15 minutos/día), en horario de menor irradiación ultravioleta para disminuir el envejecimiento de la piel, la aparición de lesiones dérmicas y el riesgo de cáncer cutáneo28. Además, las vitaminas A y C son igualmente necesarias en el proceso de osificación29.
La ingesta de AGω-3 previene la osteoporosis, impidiendo la eliminación de Ca y aumentando su absorción30, y los alimentos ricos en fitoesteroles, tales como la soja, se han indicado en personas con osteoporosis, aunque su prescripción no está definitivamente aceptada31. Por el contrario, existen diversos componentes dietéticos que interfieren negativamente en la absorción del calcio y cuyo consumo, por tanto, hay que moderar, tales como la proteína animal, el fósforo, el sodio, los fitatos, los oxalatos y la fibra30.
Alteraciones gastrointestinales
La dieta es base esencial del tratamiento de desórdenes gastrointestinales tales como el estreñimiento. La fibra es un componente dietético que contribuye a la mejora del tránsito intestinal, aumentando el bolo fecal gracias a su capacidad de retención de agua y fermentación bacteriana11, por lo que se necesita un aporte adecuado de fibra (25-30 g/día) junto con la ingesta de 1,5-2 litros/día de líquidos, limitando el consumo de refrescos azucarados y alcohol. Resulta igualmente interesante la introducción de lácteos con bífidobacterias o lactobacilos, con o sin fructooligosacáridos32 33.
Las dietas bajas en hidratos de carbono fermentables de cadena corta (FODMAP: fermentable oligisaccharides, disaccharides, monosaccharides and polyols) han mostrado ser una herramienta eficaz en el manejo de la sintomatología gastrointestinal del síndrome de intestino irritable34.
Dislipemias
Una alimentación cardiosaludable es fundamental para el tratamiento de la dislipemia, retrasando el desarrollo de aterosclerosis y evitando su progresión en individuos ya afectados, particularmente aquellos de más edad, disminuyendo así el riesgo cardiovascular y la aparición de ECV35. Es importante la calidad de la grasa dietética36: es necesario reducir la ingesta de grasas saturadas (<7% VCT) y totales (<1% VCT) y, en menor medida, el colesterol dietético (200 mg/día), e incrementar el consumo de ácidos grasos poliinsaturados (AGP >10% VCT) y monoinsaturados (AGM >20% VCT). De hecho, el consumo de 2-4 g de AGPω-3 marinos a través de fuentes dietéticas naturales favorece la disminución de los niveles de TG37.
Es apropiado aumentar la ingesta de HC de bajo IG38 y consumir 10-25 g/día de fibra soluble, un componente dietético beneficioso que reduce los niveles de colesterol total (CT), LDL-c y TG. También conviene introducir en la dieta 2 g/día de fitoesteroles por su capacidad de disminuir los niveles de CT y LDL-c39 40.
Enfermedad de Alzheimer y otras demencias
Los individuos con enfermedad neurológica muestran un elevado riesgo nutricional y requieren una valoración y un abordaje terapéutico específicos, lo cual tiene mayor relevancia en el adulto mayor. Determinados componentes de la dieta pueden ralentizar el desarrollo de ciertas enfermedades neurológicas41: aquellos con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias pueden ser útiles en estrategias enfocadas a paliar la patogenia de la demencia42, mientras que las vitaminas A y E, los AGP ω-3, el ácido fólico y la vitamina B12 se postulan como candidatos potenciales y de gran interés en dietas enfocadas en la prevención y tratamiento de este tipo de trastornos neurológicos43 44. Conviene indicar que son necesarios más estudios que permitan reconocer sus efectos reales ya que, de acuerdo a una reciente revisión, no se encontró evidencia de que la suplementación con AGP ω-3 a partir de los 65 años mejore el rendimiento cognitivo o prevenga la demencia45.
Nutrientes en el patrón dietético de la población pre-sénior y sénior
Se ha realizado una recopilación de ingredientes dietéticos que, de acuerdo a las demandas nutricionales específicas de las poblaciones pre-sénior y sénior, deberían incluirse en el régimen alimentario habitual del adulto mayor, ya que pueden contribuir a una salud y calidad de vida óptimas (Tabla 2).
ꞷ-3 | Pré-bióticos | Pró-bióticos | Vit. D | Vit. C | Vit. E | Ác. Fólico | Vit. B12 | Mg | Ca | Se | Zn | Fibra | Flavo-noides | Fito-esteroides | Carote-noides | Péptidos bioactivos | Proteína vegetal | ↓ Na | |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Obesidad | * | * | * | * | * | * | |||||||||||||
Diabetes | * | * | * | * | * | ||||||||||||||
Hipertensión arterial | * | * | * | * | * | * | * | * | * | * | |||||||||
Osteoporosis | * | * | * | * | * | * | * | * | |||||||||||
Trastornos gastrointestinales | * | * | * | * | |||||||||||||||
Anemia ferropénica | * | ||||||||||||||||||
Hipertrigliceridemia | * | * | |||||||||||||||||
Hipercolesterolemia | * | * | * | ||||||||||||||||
Dislipemia mixta | * | * | * | ||||||||||||||||
Enfermedad cardio/ cerebrovascular | * | * | * | * | * | * | * | * | * | ||||||||||
Demencia | * | * | * | * | * | * | * | * | * |
* Basado en bibliografía existente51,67,93; Vit= vitamina; Mg= magnesio; Ca= calcio; Se=selenio; Zn=cinc; Na=sodio.
Proteína vegetal
Las proteínas poseen cierto efecto saciante46 y termogénico47. La fermentación proteolítica por parte de la microbiota, da lugar a ácidos grasos de cadena corta y compuestos fenólicos reconocidos por su potencial antiinflamatorio y antioxidante, convirtiéndose en importantes candidatos en la lucha contra el envejecimiento y comorbilidades subyacentes48 49, por lo que su papel requiere más investigaciones.
La calidad proteica de la dieta también es importante, siendo conveniente aumentar el consumo de alimentos proteicos de origen vegetal (legumbres, patatas, pasta, arroz o cereales) en equilibrio con el aporte de proteína animal11, el cual se ha relacionado con mayores niveles de marcadores inflamatorios50 mientras que, por el contrario, la ingesta de fuentes proteicas vegetales no ha propiciado el desencadenamiento de inflamación. Asimismo, se ha demostrado que el consumo razonable de legumbres mejora en gran medida los factores de riesgo cardiovascular y marcadores de estrés oxidativo, gracias a su alto contenido en polifenoles y fibra51.
Ácidos grasos ω-3
Los ω-3 son una familia de AGP de cadena larga, esenciales para el ser humano52. Los principales AGPIω-3 son los ácidos α-linolénico (ALA, 18:3 ω-3), eicosapentaenoico (EPA, 20:5 ω-3) y docosahexaenoico (DHA, 22:6 ω-3)53. El ALA se encuentra en aceites vegetales (semillas de linaza, canola, soja) y es precursor de EPA y DHA, los cuales se encuentran en aceites de alga y pescados53.
El papel de los ω-3 es de gran interés en etapas donde el envejecimiento está presente, dado su potencial tanto como agentes antiinflamatorios y antioxidantes54 como por su función energética, reguladora, homeostática y estructural en el sistema cognitivo30. La ingesta de EPA y DHA, gracias a su capacidad para reducir los niveles de TG55 56, beneficia el perfil cardiometabólico. Igualmente, se ha demostrado que los ω-3 reducen la concentración de las citoquinas proinflamatorias IL-6 y TNF-α, y de la proteína C reactiva, además de ser precursores de mediadores con propiedades antiinflamatorias (maresinas, protectinas y resolvinas), pudiendo tener un papel clave en patologías que presentan un estado de inflamación persistente, como la obesidad y la DM257.
Hidratos de carbono de bajo índice glucémico
Una dieta rica en HC de IG alto se ha asociado recientemente con hiperglicemia, resistencia a la insulina, DM2, hipertrigliceridemia, ECV y obesidad58 59. Por el contrario, los HC complejos de bajo IG (cereales, pan, pasta y arroz integrales, legumbre y hortalizas) se caracterizan por ser de absorción lenta11, provocando una elevación gradual y menos intensa del nivel de glucosa en sangre60, con menores fluctuaciones y, por tanto, facilitan un mejor control glucémico61. Además, se ha observado que su consumo en pacientes con DM2 se asocia a una reducción de hemoglobina glicosilada y fructosamina, dos biomarcadores de importancia en la monitorización de la DM62.
Fibra dietética
La fibra es un componente dietético de origen vegetal de gran importancia en el patrón alimentario propio de la población sénior, encontrándose en los granos enteros, especialmente avena, pan, pasta y arroz integrales, leguminosas, frutas y verduras63. Resulta útil la clasificación de la fibra en función de su solubilidad y fermentación por las bacterias colónicas64: la fibra soluble forma geles, retrasando el vaciamiento gástrico y disminuyendo la absorción de HC y grasas; mientras, la insoluble, al provocar una mayor retención de agua, aporta volumen a las heces y facilita el paso de los alimentos a través del tracto gastrointestinal65.
La fibra dietética ha demostrado poseer un gran número de beneficios en la salud, incluyendo la prevención y mejora de la DM2, la ECV y el cáncer de colon, reduciendo el riesgo de hiperlipidemia, hipercolesterolemia e hiperglucemia66. El consumo de fibra se asocia a modificaciones en la dinámica de absorción de HC y lípidos, facilitando tanto el control de la glucemia como el mantenimiento de unos niveles adecuados de CT, TG y LDL-c.
La fibra tiene efecto saciante y su fermentación da lugar a compuestos fenólicos y ácidos grasos de cadena corta, ambos con actividad antiinflamatoria y antioxidante67 68. Recientemente se ha sugerido un posible efecto de la fibra en la microbiota intestinal y su relación con el desarrollo de obesidad, diabetes y otras comorbilidades metabólicas asociadas69.
Probióticos y prebióticos
Probiótico es todo aquel microorganismo vivo que, administrado en cantidades adecuadas, confiere un beneficio a la salud del individuo32. Se ha demostrado que su uso revierte sintomatologías de mala digestión, además de reponer la microbiota eliminada por diversas causas32, ya que son compuestos no digeribles (oligo o polisacáridos) que favorecen el desarrollo de las bifidobacterias, estimulando la proliferación de la microbiota autóctona33.
Los prebióticos dan lugar a ácidos grasos de cadena corta, H2 y CO2, productos que incrementan la presión osmótica luminal, induciendo la secreción de agua e incrementando el peristaltismo (efecto laxante)32.
Micronutrientes
La vitamina C es un nutriente esencial, principalmente presente en frutas (cítricos) y hortalizas (pimiento, berza, col verde, brócoli, etc.)11 que gracias a sus potenciales efectos antiinflamatorio y antioxidante causa depleción de los niveles de proteina C reactiva y reducción del estrés oxidativo y de la oxidación de LDL-c70, respectivamente. Asimismo, el ácido ascórbico es un componente bioactivo clave en la prevención y/o tratamiento de ECV o DM2, gracias a su efecto hipotensor y capacidad para mejorar la función endotelial, la sensibilidad insulínica y el control glucémico71.
La vitamina D es una hormona que interviene en la regulación del equilibrio Ca/P, de gran importancia en la prevención y tratamiento de la osteoporosis y otras problemáticas referentes a la salud ósea, ciertos cánceres, desórdenes autoinmunes y ECV72. Recientemente, se ha demostrado su implicación en la patogénesis de la inflamación, resistencia a la insulina, intolerancia a la glucosa y obesidad73. Se ha sugerido una posible asociación inversa entre los niveles de vitamina D y de marcadores proinflamatorios además de ser responsable del aumento de ciertas citoquinas antiinflamatorias, afectando así a la acción de la insulina, al metabolismo lipídico y a la función y estructura del tejido adiposo74.
El calcio dietético emerge como un importante agente regulador en el metabolismo energético y, por tanto, del riesgo de desarrollar obesidad75. También se ha sugerido una posible asociación entre su ingesta y la disminución de los niveles de TG, LDL-c, y el aumento de HDL-c76, proponiéndose como componente dietético capaz de reducir los niveles de presión arterial al influir directamente en los niveles de homocisteína y folatos76. No obstante, siguen siendo necesarios más estudios a largo plazo para confirmar sus verdaderos efectos.
El magnesio se encuentra ampliamente distribuido en los alimentos, especialmente en los granos enteros, legumbres, frutos secos y vegetales de hoja verde. La deficiencia (consumo por debajo de las recomendaciones de 400-420 mg/día en hombres y 310-320 mg/día en mujeres) se ha asociado con un mayor riesgo de ECV, osteoporosis, y trastornos metabólicos (incluyendo hipertensión y DM2), especialmente en trastornos intestinales, renales, alcoholismo crónico y envejecimiento77, y también con una deficiencia de glucosa e insulina en el metabolismo78. Algunos estudios han avalado un posible efecto protector del magnesio en los niveles de presión arterial79.
La deficiencia de hierro, carencia nutricional más común a nivel mundial, puede causar anemia en individuos cuyas dietas contienen cantidades inferiores o próximas a las recomendaciones nutricionales. Así, conviene recordar que el hierro no hemo (procedente de alimentos vegetales) tiene una menor tasa de absorción que el hierro hemo (de alimentos animales), y que ciertos componentes dietéticos inhiben (fitatos, oxalatos y fosfatos presentes en los alimentos vegetales, así como los taninos del té y la fibra80) o favorecen su absorción (vitamina C, ácido cítrico y aminoácidos81). Recientemente se ha descrito su relación con la resistencia a la insulina y la obesidad82.
El ácido fólico y la vitamina B12 son dos componentes dietéticos de gran implicación en la función cognitiva del adulto mayor83 84 ya que la deficiencia en vitamina B12, común en la población envejecida, se asocia a daño neuropsiquiátrico, por lo que hay que asegurar su aporte mediante el consumo de lácteos, carne, pescado y marisco83. El déficit de ácido fólico conlleva alteraciones en el organismo, especialmente en el área de la inmunocompetencia, por lo que la población en edad avanzada constituye un grupo de riesgo, y se ha relacionado con una mayor predisposición a DM, resistencia a la insulina, aterosclerosis y ECV84.
Debido a su posible acción antiinflamatoria y antioxidante, recientemente se ha propuesto al selenio como elemento dietético de gran interés en patrones nutricionales dirigidos a población mayor85, ya que actúa como cofactor de enzimas, ejerciendo un papel protector frente al estrés oxidativo; así, dietas ricas en selenio se han asociado con un menor IMC en comparación a aquellas con cantidades significativamente menores86.
Una gran parte de la población mundial consume altas cantidades de sodio a través de la sal (9 - 12 g de sal por día)87, lo que contribuye al desarrollo de HTA y, a su vez, aumenta el riesgo de padecer cardiopatías y accidentes cerebrovasculares88.
Compuestos bioactivos
Los alimentos contienen moléculas no nutritivas, pero con posibles propiedades saludables, como los flavonoides, carotenoides y fitoesteroles.
Los flavonoides poseen multitud de beneficios sobre la salud humana: reducen el CT y LDL-c, así como los niveles de TG sanguíneos y el estrés oxidativo89. Actúan como agentes moduladores de la expresión génica proinflamatoria, lo que conduce a una atenuación de la respuesta inflamatoria90 91, por lo que su uso ofrece un cierto potencial como agentes terapéuticos en el tratamiento de enfermedades inflamatorias.
Los carotenoides son fitoquímicos sintetizados por las plantas y algunas bacterias fotosintéticas, con propiedades antioxidantes y efectos antiinflamatorios92, capaces de disminuir la acumulación de lípidos, la resistencia a la insulina, el estrés oxidativo y la inflamación93. De hecho, numerosos estudios han demostrado el efecto protector de los carotenoides en la ateroesclerosis, DM, enfermedades hepáticas y degeneración macular por envejecimiento94.
Los fitoesteroles son compuestos bioactivos vegetales con capacidad para reducir los niveles de LDL-c95, por lo que diferentes guías proponen el consumo de 2 g/día de fitoesteroles para provocar una depleción de los niveles de LDL-c (8-10%), convirtiéndose en elementos dietéticos claves en el tratamiento de la dislipemia y/o prevención de ECV, si bien este efecto cardioprotector no está claramente demostrado96 97.
Finalmente, la información expuesta sobre ingredientes dietéticos de interés en relación a las enfermedades no transmisibles de mayor prevalencia en la población pre-sénior y sénior queda sintetizada gráficamente en algoritmos (Figura 2 y Figura 3), cuyo propósito no es otro que establecer pautas y estrategias específicas que dirijan a cada individuo hacia la dieta más adecuada para mejorar o reforzar su estado de salud. Estas aproximaciones constituyen verdaderos árboles de decisión que facilitan la elección de un tratamiento nutricional adecuado para promover un envejecimiento saludable y una calidad de vida óptima.
Conclusión
Esta revisión se ha realizado según el modelo sistemático PRISMA, con búsqueda de artículos/publicaciones en varias de las bases de datos actualmente disponibles (PubMed, Medline y Scopus) y en un gran número de guías elaboradas por instituciones científicas, por lo que se fundamenta en un gran número de evidencias científicas. Es posible que exista un sesgo de publicación ya que, habitualmente, los resultados tanto negativos como no significativos no llegan a publicarse, pudiendo dar como resultado la falta de información existente. Asimismo, hay escasos estudios realizados exclusivamente en individuos mayores de 75 años, lo que resulta especialmente relevante cuando la esperanza de vida en los países con mayor desarrollo es superior a los 80 años98.
En los últimos años, el concepto de nutrición de precisión está adquiriendo una gran importancia, tanto en investigación como en clínica, entendiendo que la prevención y/o tratamiento de enfermedades metabólicas debe abordarse de un modo integral, teniendo en cuenta al individuo y su entorno, pero no solo a nivel fenotípico o molecular, sino también a nivel subjetivo, emocional y conductual. Sin embargo, queda mucho por conocer e investigar, por lo que la nutrición necesita de áreas estratégicas como las ciencias ómicas y la monitorización de aspectos relacionados con el estilo de vida, la situación psicosocial, los antecedentes familiares y clínicos, incluyendo alergias e intolerancias a determinados alimentos. Una nutrición personalizada en función de la glucemia, dislipemia, hipertensión y tipo de obesidad puede requerir de distintas aproximaciones, en función de la persona y sus comorbilidades asociadas. Igualmente, sería útil establecer una clasificación más precisa de las patologías de un individuo concreto para individualizar tratamientos e identificar en el momento del diagnóstico a aquellos individuos con mayor riesgo de padecer complicaciones. Esta aproximación permitiría dar un paso más hacia la nutrición de precisión, ya que favorecería el establecimiento de un tratamiento temprano en patologías crónicas asociadas al envejecimiento.
De todo lo anteriormente expuesto se puede concluir que un patrón dietético personalizado e individualizado tiene innumerables efectos beneficiosos en la salud de la población de edad avanzada. Se recomienda la inclusión de las siguientes medidas dietéticas, científicamente comprobadas, en el patrón dietético regular de un individuo adulto mayor: a) realizar al menos 3 comidas al día, sin olvidar el desayuno; b) reducir las calorías de la dieta; c) procurar una alimentación variada y equilibrada; d) elegir alimentos frescos que contengan mayor densidad de nutrientes; e) incorporar verduras y hortalizas, legumbres y pescado; f) consumir productos lácteos, manteniendo así una ingesta adecuada de calcio y vitamina D; g) aportar una cantidad adecuada de fibra; h) preferir el consumo de carnes blancas en lugar de carnes rojas; i) propiciar la adición de especias a los platos; j) evitar frituras, bollería industrial, embutidos y alimentos procesados; k) moderar el consumo de sal, café y alcohol, y l) asegurar una hidratación adecuada (al menos 2 litros de agua al día).