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Educación Médica

Print version ISSN 1575-1813

Educ. méd. vol.6 n.3  Jul./Sep. 2003

 

PONENCIA I. El tutor de postgrado "del amateurismo al profesionalismo"


Moderador: Josep Maria Fornells Vallés

Jueves 23 de octubre - 09.00 horas
Aula Pittaluga

Acreditación y reconocimiento de los tutores.
Incentivación de la acción tutorial

Amando Martín Zurro

Red de Comisiones de Docencia de Catalunya


Recentrar la vertiente docente en los centros sanitarios implica avanzar hacia una mayor profesionalización de la docencia y dotarla de un rigor y reconocimiento de los que carece en la actualidad. Las actividades docentes se tienen que ir incorporando dentro de los objetivos mensurables de los que tendrán que rendir cuenta los distintos centros y servicios acreditados para la docencia.

Es demasiado habitual en nuestro sistema sanitario el papel marginal de la docencia dentro de unos centros en los que la asistencia, y en menor medida la investigación, adquieren un máximo de protagonismo y dejan desequilibrada la, en teoría, reconocida y necesaria tríada de asistencia, investigación y docencia.

Uno de los pilares que nos debe permitir modificar en profundidad esta situación lo constituye sin duda la acreditación docente que se debe plantear en tres ámbitos:

1. La acreditación de los programas docentes de cada especialidad

2. La acreditación de los centros donde se van a ejecutar los mencionados programas

3. La acreditación de los docentes y muy especialmente de los tutores

La figura del tutor dentro nuestra formación especializada es reconocida por la Orden Ministerial de junio de 1995. En dicha orden se describen algunas de las funciones que tendrá que cumplir el tutor y poco más. No hay referencias acerca del reconocimiento de que gozará el tutor, ni acerca de los recursos de que contará para cumplir con su misión, por citar algunas lagunas importantes a nuestro parecer.

La figura del tutor existe en la mayoría de los países, aunque a veces con otro nombre como "supervisor" o "mentor" y tiene una misión especifica dentro del proceso de formación de los residentes, misión que va mas allá de la docencia directa para centrarse en un papel de supervisión y guía durante todo el proceso de aprendizaje.

Sirva esto para dejar fijada la diferencia entre el tutor y el facultativo responsable de docencia que durante un periodo mas o menos largo tiene a su cargo la formación de uno o más residentes.

La ya mencionada profesionalización tiene su aplicación a la figura del tutor y se puede plasmar en los siguientes aspectos:

1) Definir el perfil del tutor y los criterios para su acreditación

2) Rigor en la acción docente y formación metodológica

3) Evaluación de la acción tutorial. Reacreditación

4) Reconocimiento efectivo del tutor

1) Perfil del tutor y criterios para su acreditación:

El tutor es una figura clave en el proceso de aprendizaje de los médicos especialistas en formación, actúa como referente y modelo y, por tanto, ha de reunir una serie de características que garanticen que desarrollará con eficacia sus funciones. Además de los requisitos profesionales y académicos es preciso que el tutor tenga unas condiciones humanas en las que resalte la capacidad de relación y comunicación con los pacientes y su entorno así como con los profesionales del centro. También es muy importante que tenga un grado suficiente de motivación y de disponibilidad para las tareas de la tutoría, con especial énfasis en las actividades docentes.

Algunas de las siguientes características constituyen elementos a considerar dentro del perfil de un tutor:

• Especialista en el ámbito de tutorización

• Profesional de plantilla de la institución

• Con suficiente experiencia

• Motivado por los aspectos docentes y de investigación

• Con capacidad para las relaciones personales

• Con buena capacidad organizativa

• Habituado al manejo de bibliografía y con publicaciones en su haber

Por lo que respecta a los criterios de acreditación se agruparían en tres bloques:

A)Criterios acordes al perfil clínico: que permita determinar un nivel de competencia clínica adecuado del tutor.

B)Criterios acordes al perfil docente: que garanticen la idoneidad docente del tutor.

C)Criterios acordes al perfil investigador: que han establecer unos mínimos por lo que respecta a actividad investigadora del tutor.

2) Rigor en la acción docente y formación metodológica:

El objetivo es que el tutor aplique a la docencia el mismo nivel de rigor científico que esta aplicando a sus tareas asistenciales. Para ello es fundamental que el tutor se forme en aspectos básicos de metodología docente.

3) Evaluación de la acción tutorial. Reacreditación

La acreditación inicial debe ir seguida de una reacreditación al termino de un periodo que proponemos sea igual que el de la especialidad.

En dicha reacreditación aparte de volver a valorar algunos de los criterios que se tuvieron en cuenta para la acreditación inicial se deberá tener en cuenta la evaluación que los residentes han hecho del tutor así como el grado de cumplimiento de la tutorización activa continuada, entendida ésta como una estrategia de implicación permanente del tutor en la supervisión directa de la formación del residente, analizando con él los aspectos problemáticos de su formación e introduciendo los cambios necesarios para optimizar el cumplimiento de los objetivos de aprendizaje; todo ello en un contexto de tutorización centrado en los intereses y necesidades del que aprende y apoyado en un potente "feedback" tutor-residente.

La percepción por el tutor de un incentivo material debería ir asociada a una evaluación anual de su actividad y al consiguiente análisis del grado de cumplimiento de los objetivos previamente definidos.

En los procesos de acreditación distinguimos dos fases principales:

• Acreditación

• Reacreditación

Estos procesos deberían integrar dos componentes:

Interno

A realizar en el propio centro o institución en que trabaja el profesional. Este componente es responsabilidad del Comité de Acreditación y Evaluación de las Comisiones de Docencia y Asesoras

Externo

A realizar por la institución que proporcionará el certificado oficial acreditativo de la condición de tutor en activo. En esta institución se constituirá un Comité de Credenciales encargado de juzgar los méritos aportados por cada aspirante.

La acreditación se realiza con base en tres grupos de criterios:

A) Requisitos previos

Título de especialista (excepto en el caso del Tutor de Medicina de Familia y Comunitaria).

Médico de plantilla (se podría nombrar tutor un médico interino cuando las circunstancias lo hiciesen necesario y siempre con el correspondiente informe justificativo del Jefe de Estudios o Coordinador de la Unidad Docente de Medicina de Familia y Comunitaria).

Experiencia en el centro: dos años.

B) Informes personales

Favorables del Jefe de Servicio o Departamento i del Jefe de Estudios o Coordinador de la Unidad Docente de Medicina de Familia y Comunitaria.

C) Créditos curriculares (adquiridos en los 3-5 años previos)

Actividades formativas en aspectos relacionados con metodología docente.

Experiencia como docente (universitario o no).

Publicaciones y comunicaciones científicas.

Líneas de investigación. Becas. Premios.

Cumplimiento del perfil del tutor.

La duración de la acreditación será igual a la del programa de la especialidad correspondiente.

La acreditación es firmada por el gerente del centro a propuesta de la Comisión de Docencia o Asesora.

La retirada de la acreditación se ejecuta por el gerente del centro a propuesta de la Comisión de Docéncia o Asesora.

La reacreditación se basa en los mismos criterios curriculares que la acreditación añadiendo los siguientes:

- Cumplimiento de los criterios de tutoritzación activa continua.

- Evaluaciones de los residentes.

4) Reconocimiento efectivo del tutor:

Los procesos de acreditación y reacreditación de los tutores solamente serán posibles y eficaces cuando la oportunidad de ser nombrado como tal tenga los suficientes elementos de incentivación y atractivo personal y profesional para generar un cierto grado de competencia para acceder a esta situación.

Este es un elemento primordial y condición indispensable para poder implementar un sistema de acreditación de tutores. No se puede exigir mas rigor ni pedir cuentas a los tutores acerca de su actividad docente sino están adecuadamente reconocidos e incentivados.

La acreditación y reacreditación formal de nuestros tutores de postgrado,en un contexto de reconocimiento suficiente y efectivo de su labor ha de incidir de forma clara sobre la motivación profesional y la calidad de los procesos de atención. Por otro lado, la falta a de homogeneidad de este reconocimiento entre atención primaria y hospitalaria nos sitúa en un marco poco coherente des de la perspectiva de sistema sanitario.

Los ámbitos principales del reconocimiento explícito de la acción tutorial serían los siguientes:

Documental: mediante certificados oficiales del propio centro y de otras instituciones de ámbito estatal o autonómico.

Disminución de la actividad asistencial, que permita disponer de un numero de horas suficiente para la tutoría.

Económico, como parte de la retribución variable establecida por la consecución de objetivos

Formativo, facilitando y priorizando la participación de los tutores en actividades docentes especialmente de tipo metodológico.

Carrera profesional, valorando adecuadamente el merito de la propia tutoría en el contexto de la promoción en el seno de la empresa y del centro.

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