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Educación Médica

versão impressa ISSN 1575-1813

Educ. méd. vol.8  supl.1  Set. 2005

 

Conferencia Inaugural

 

Joan Tugores Ques

Rector de la Universitat de Barcelona

 

Ser profesor o profesora en el ámbito de las ciencias de la salud es una responsabilidad muy importante en nuestra sociedad. Todos somos conscientes de que en las últimas décadas o siglos la riqueza material de los países y las sociedades ha aumentado porcentualmente de forma muy notable gracias a la incorporación de innovaciones científicas y tecnológicas – en muchos ámbitos incluidos los de la salud – todavía es más cierto que la evolución del bienestar de las personas y las sociedades ha variado en estrecha correlación en factores como la esperanza de vida, la calidad de la salud y de las condiciones de vida. También, somos conscientes de que en este complicado mundo globalizado que nos ha tocado vivir, gran parte de las desigualdades enormes que subsisten entre sociedades y continentes tienen en las diferencias de acceso a condiciones y medios sanitarios una de sus principales fuentes y explicaciones. Recientemente, incluso los análisis de los organismos más oficiales, ortodoxos y a menudo "economicistas" como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial han de reconocer este papel crucial de la salud como uno de los motores y factores esenciales del progreso del bienestar y de la calidad de vida. El número de marzo de 2004 de "Finanzas y Desarrollo", una publicación divulgativa del FMI, es una referencia reciente a esta constatación.

Pero quisiera ir más allá. Quisiera afirmar que un componente básico del progreso social y del desarrollo del bienestar viene asociado, en todas partes, al acceso de sectores crecientes de la población a las prestaciones de salud y de educación. Salud y educación son los dos ingredientes esenciales del llamado "capital humano", reconocido como el factor decisivo cuando se pretende explicar la prosperidad – o la falta de prosperidad – de países y sociedades. Gran parte de los problemas de exclusión – de zonas geográficas del planeta o de determinados colectivos, incluso en las sociedades industrializadas – están relacionadas con las limitaciones o dificultades en su acceso a estas prestaciones sanitarias o educativas. Desde otro punto de vista – que hoy no tengo tiempo de analizar pero que considero crucial para entender algunos problemas de articulación de nuestra sociedad incluso en los ámbitos más próximos – es como la desigualdad en las oportunidades de acceso a prestaciones de calidad en estos ámbitos es una moderna versión de mecanismos de desigualdad no siempre bien corregidos por los poderes públicos.

Naturalmente, el punto de convergencia entre educación y salud son ustedes, las profesoras y profesores en los ámbitos de Ciencias de la Salud. Y esta es la razón por la cual, mucho más allá de la cortesía debida al auditorio – justifica mi afirmación inicial sobre la muy especial y delicada relevancia y responsabilidad de su tarea.

Vivimos ahora, en el 2005, momentos que pueden ser decisivos en la conformación de la tarea académica en los ámbitos universitarios. Está por ver si como comunidad universitaria seremos capaces de aprovechar "la movida" que supone la puesta en marcha del espacio europeo de enseñanza superior para hacer los cambios que requiere una imprescindible adaptación a unas realidades que han cambiado con mucha más profundidad y velocidad de lo que estamos habituados a digerir en la institución universitaria. Está por ver si este nuevo marco servirá, rápidamente capturado por los interese corporativos académicos y/o profesionales, para hacer tan sólo retoques y maquillajes, o si por el contrario estaremos a la altura de estos retos que el papel estratégico de la salud y la formación en nuestras sociedades nos hace alcanzar. Será necesario ver si somos capaces de restablecer un equilibrio con buena salud entre la imprescindible investigación y una docencia que requiere innovaciones profundas pero que los sistemas de acceso, promoción e incentivos del mundo académico han dejado en una posición de subordinación inaceptable.

Todos ustedes conocen estos problemas y estas asimetrías que parecen contar no sólo con soporte de normativas estatales y autonómicas, sino a menudo con el amparo de ámbitos políticos más preocupados por dejarse deslumbrar con algunas iniciativas singulares denominadas "de excelencia" que en dar soporte al quehacer infinitamente más eficaz y más válido de decenas, de centenares de profesionales que trabajan de forma competente e ilusionada, volcados en la gran tarea de formar profesionales de curar la salud y la vida de nuestros conciudadanos.

Por todo eso, para volver a demostrar que Cataluña es fuerte sobre todo gracias a la sociedad civil, al compromiso de las personas, estas Jornadas son especialmente oportunas y significativas. También lo son porque sintonizan con lo que para nosotros es, a pesar de todo, la esencia de la actividad universitaria de los académicos: el profundo orgullo y la profunda satisfacción de ser profesores y profesoras. Un compromiso que, lo sé, no sólo es equiparable al orgullo y satisfacción que ustedes tienen el privilegio de disfrutar, de contribuir de forma decisiva a formar profesionales, las personas en las que el conjunto de la ciudadanía deposita su máxima confianza confiándoles el cuidado de su salud y de su vida. Como Rector y como ciudadano, muchas gracias por su compromiso y muchas gracias por su tesón.

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