Introducción
La enfermedad COVID-19 ha sido definida como un problema de salud pública1. La aparición de brotes en colectivos laborales desde el inicio de la pandemia despertó la preocupación sobre el papel de las condiciones de trabajo en la transmisión de la infección2. Trabajos que suponen proximidad física interpersonal con pacientes, usuarios, clientes o compañeros de trabajo sin la adopción de medidas preventivas adecuadas, conllevan un mayor riesgo de exposición al coronavirus SARS-CoV-2. El personal de salud, servicios sociales, cruceros marítimos turísticos, transporte aéreo, mataderos de aves y centros de procesamiento de carnes fueron descritos por su mayor riesgo de contagio3.
Al objeto de poder desarrollar políticas preventivas específicas para los colectivos laborales con mayor riesgo de infección, este estudio presenta los índices de incidencia (II) de COVID-19 confirmados mediante Pruebas Diagnósticas de Infección Activa (PDIA) - PCR, Test de Antígenos - en la población laboral activa de Navarra afiliada a la Seguridad Social según División de la Clasificación Nacional de Actividades Económicas-2009 (CNAE en adelante) para cada sexo.
Navarra presentó el mayor II acumulado de pruebas PDIA positivas en el periodo a estudio con 5.596 casos x 105 en España (elaboración propia4).
Nota: Datos de ese estudio fueron presentados en la XXXIX Reunión Anual de la Sociedad Española de Epidemiología y XVI Congresso da Associação Portuguesa de Epidemiología5.
Métodos
Diseño y población a estudio
La vigilancia reforzada de casos de COVID-19 se basó en la notificación obligatoria de todos los casos confirmados en todos los centros sanitarios y laboratorios de Microbiología clínica públicos y privados en toda España.
En Navarra, a partir de mayo del año 2020 se generalizó la realización de PDIA para confirmación de infección COVID-19. La información de todos los casos de Navarra, incluidos los notificados por otras CCAA, se incluye en un registro de casos COVID-19 en el Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra (ISPLN).
Durante toda la pandemia, el Servicio de Salud Laboral del ISPLN identifica las/los trabajadores activos entre los resultados PDIA positivos del día anterior. Este estudio, de naturaleza descriptiva transversal, presenta datos del 11 de mayo al 31 de diciembre de 2020. Se evita así la distorsión en el impacto de la pandemia derivada de la vacunación comenzada el 27 de diciembre de ese año y prescrita de forma desigual en la población trabajadora (trabajos esenciales, vulnerabilidad). Por tanto, se refleja la situación en las primera y segunda olas de la pandemia. Se incluye toda la población laboral cubierta por Seguridad Social excepto aquellas personas funcionarias afiliadas a mutualidades y montepíos ajenos a la Seguridad Social.
Variables y análisis estadístico
Como variable dependiente se presentan los Índices de Incidencia para hombres y mujeres [II: casos/personas aseguradas activas de CNAE x 1000] para los CNAE que superan el percentil 75 (P75), tanto del total de personas trabajadoras como del II de dichas divisiones.
Como variables independientes contamos en el numerador con todos los casos de resultados positivos de PDIA de los trabajadores de Navarra y como denominador la media de población afiliada a la Seguridad Social en los meses del estudio por CNAE6.
El procesamiento y análisis de datos se ha efectuado con el programa SPSS-25.
Resultados
Los resultados se presentan en forma de figura y tabla para amabilizar su comprensión. En la Figura 1 el CNAE literal está en azul cuando el parámetro supera el P75 para ambos sexos.
Observamos que las trabajadoras presentan un II medio significativamente mayor que los trabajadores: 54,4 vs. 48,9 (p<0.001).
Las divisiones CNAE con mayor incidencia, tanto en mujeres como en hombres con relación a sus respectivos valores P75, son la Industria alimentaria (CNAE 10), la Actividad en hogares como personal doméstico (CNAE97), la Asistencia en establecimientos residenciales (CNAE87), los Servicios de comidas y bebidas (CNAE56), y los Servicios a edificios y actividades de jardinería (CNAE81).
En mujeres superan también su P75 en la Actividad de agricultura (CNAE01), el Comercio al por mayor e intermediarios del comercio (CNAE46), las Actividades de servicios sociales sin alojamiento (CNAE88) y Otros servicios personales (CNAE96).
Las actividades en las que los hombres presentan índices mayores al P75 de su sexo son las Actividades laborales deportivas, recreativas y de entretenimiento (CNAE93), la Venta y reparación de vehículos de motor (CNAE45), las Actividades de construcción de edificios (CNAE41) y las Actividades de Metalurgia y fabricación de productos de hierro (CNAE24). Las tres actividades de construcción conjuntamente consideradas (CNAE 41, 42 y 43) presentan un II de 54,9 (IC95% 51,4-58,3) (Tabla 1).
Por su interés señalamos que las Actividades sanitarias (CNAE86) y las de Administración Pública y Defensa (CNAE84), presentan II notoriamente bajos con relación a los índices medios en ambos sexos.
Discusión
Observamos que las actividades más afectadas por la enfermedad pertenecen al sector servicios. Podemos preguntarnos si las diferencias observadas entre CNAE pueden estar asociadas a un distinto tiempo de exposición o a diferencias en la disminución de empleos derivada de la pandemia7.
Durante todo el periodo de confinamiento, decretado el 13 de marzo y mantenido hasta el 21 de junio de 2020, siguieron trabajando en las actividades esenciales8,9) (producción y suministro de alimentos, transporte, abastecimiento de agua y energía, actividades sanitarias y de cuidados etc.) y mayormente de forma presencial. Siete de las 14 actividades con II y nº de trabajadores/as > P75 podemos considerarlas esenciales (CNAE10, 97, 87, 01, 46, 88, 81) y por tanto tuvieron una exposición laboral un mes más prolongada que el resto de actividades. Sin embargo, los datos de Actividad sanitaria o Administración con cifras de II tan bajas y que en principio no cesaron su actuación laboral, no son coherentes con este razonamiento. El 11 de abril comenzó la desescalada laboral para los sectores de industria y construcción, lo cual supuso una progresiva reincorporación de esta población laboral a unas condiciones de trabajo no siempre seguras frente al virus SARS-CoV-210.
Otras medidas laborales aplicadas desigualmente según CNAE pueden también explicar distintos tiempos de exposición como el uso de Expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) y el teletrabajo. El 8,9% del total de ocupados en 2020, cinco puntos más que un año antes, desarrollaron teletrabajo en Navarra11. Industria, construcción y la mayor parte de servicios esenciales, requieren mayormente de trabajo presencial. Quizás ha existido una distinta duración de la jornada de trabajo según CNAE en el periodo estudiado.
Se han descrito numerosas condiciones de trabajo de riesgo que explican una mayor incidencia de casos como tareas laborales con relación interpersonal, la no disposición de espacios para mantener la distancia convenida (1,5-2 metros), la ausencia de equipos de protección adecuados, el ambiente frío y la humedad en la industria alimentaria de despiece de carne, la falta de ventilación adecuada en cualquier actividad que se realice en estancias de edificaciones, el transporte abarrotado al acudir al trabajo, etc.12,13
La protección establecida para los trabajadores especialmente sensibles puede haber jugado cierto papel de reducción de exposición en personas más vulnerables a la enfermedad grave. Desconocemos su asociación con el CNAE.
Los datos que presentamos además de la posible asociación de las condiciones de trabajo con el riesgo de enfermar confirman la importancia de variables sociodemográficas a la hora de explicar la desigualdad observada en las tasas de enfermedad según actividad. Nos referimos a las condiciones de empleo, de vida o de discriminación laboral asociadas en gran medida al sexo o al origen geográfico.
La temporalidad en el empleo, el falso trabajo autónomo, la condición de inmigrante y la contratación por ETT son frecuentes en actividades agrarias (temporeras/os), industria alimentaria (mataderos de aves), servicio de comidas y bebidas (hostelería y restauración), construcción, actividad de servicios a edificios (limpieza) y jardinería (trabajo social protegido) y colaboran probablemente en la explicación de los datos observados. A los anteriores factores se suman la elevada feminización de las plantillas de estas actividades y la prestación de cuidado de muchas de ellas.
Las citadas son ocupaciones no cualificadas con bajos ingresos con condiciones de vida que pueden incluir hacinamiento en la vivienda y posible uso de transporte colectivo masificado en los desplazamientos al y desde el trabajo, señaladas como factores de riesgo de la enfermedad14.
La relativamente baja incidencia en el sector sanitario, que atiende a las personas enfermas de covid-19, puede estar relacionada con el mayor conocimiento y pericia de sus profesionales en el manejo de personas con enfermedades infecciosas, el desplome de la actividad sanitaria presencial no COVID, y la relativa, aunque insuficiente inicialmente, mayor dotación de equipos de protección frente al virus. Sería de interés discriminar en futuros estudios el personal asistencial y no asistencial.
Como limitaciones del estudio señalaremos el no poder valorar el riesgo en la Actividad educativa o Defensa y el carecer de datos por CNAE del tiempo real trabajado.
Como fortalezas señalar que disponer del total de los resultados de las pruebas PDIA para población laboral permite por vez primera, clasificar el riesgo por actividad.
Conclusiones y perspectivas
Este estudio permite
Centrar los esfuerzos preventivos en los colectivos laborales a mayor riesgo.
Cuestionar la eficacia del sistema preventivo en los colectivos laborales más precarizados.
Reflexionar sobre la necesaria integración de la salud pública y la salud laboral.
Los datos presentados vienen a apoyar la hipótesis de que la COVID-19 no afecta a todos y todas por igual, teniendo el riesgo un marcado carácter social.