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Cuadernos de Psicología del Deporte

versión On-line ISSN 1989-5879versión impresa ISSN 1578-8423

CPD vol.14 no.2 Murcia may. 2014

 

PSICOLOGÍA DEL DEPORTE

 

Análisis de las diferencias motivacionales entre el fútbol 7 y el fútbol 11

Analysis of motivational differences between football 7 and 11

Análise das diferenças motivacionais entre o futebol 7 e o futebol 11

 

 

R.C. Fernández Pérez1, J.M. Yagüe Cabezón2, O. Molinero González3, S. Márquez Rosa1y A. Salguero del Valle1

1 IBOMED
2 Universidad de León
3 Universidad Autónoma de Chile

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

El objeto de este estudio es analizar las diferencias motivacionales que existen entre el fútbol 7 y el fútbol 11. Para ello trabajamos con una muestra de 183 futbolistas masculinos pertenecientes a tres clubes de fútbol base entre 8 y 18 años, a los cuáles se les administraron un Cuestionario Sociodemográfico, la Escala de Orientación Motivacional en el Deporte de Weiss, Bredemeier y Shewchuk, (1985), el Cuestionario de Orientación a la Tarea y al Ego de Duda y Nicholls, (1989) y la Escala de Habilidad Física Percibida de Ryckman, Robbins, Thornton y Cantrell (1982). Los participantes, tanto en fútbol 7 como en fútbol 11, mostraron una mayor orientación a la tarea que al ego, estaban más motivados intrínseca que extrínsecamente y poseían unos valores medio-altos en habilidad física percibida tanto general como específica. Los sujetos pertenecientes a la modalidad de fútbol 7 obtuvieron valores más elevados en orientación a la tarea 8,85 (±1,13), en motivación intrínseca 8,64 (±1,10) y en habilidad física percibida general 7,45 (±1,03) y específica 7,52 (±1,81), escalas que indican y aseguran la permanencia en la práctica, aunque también alcanzaron mayor puntuación que los practicantes de fútbol 11 en orientación al ego 5,34 (±2,32), motivación extrínseca 7,44 (±1,77) y amotivación 3,21 (±2,06), lo que podría atribuirse a que son deportistas con un bagaje de experiencias aún corto en el fútbol y con un conocimiento no demasiado elevado del deporte en sí.

Palabras clave: Fútbol, motivación, orientación de metas, habilidad física percibida.


ABSTRACT

The purpose of our study is to analyze the motivational differences between soccer 7 and soccer 11. Participants were of 183 male players from three soccer clubs, aged 8 to 18 years. They were administered a Sociodemographic Questionnaire, the Motivational Orientation in Sport Scale by Weiss, Bredemeier y Shewchuk, (1985), the Task and Ego Orientation in Sport Questionnaire by Duda y Nicholls, (1989) and the Perceived Physical Ability Scale by Ryckman, Robbins, Thornton y Cantrell (1982). Both soccer 7 and 11 participants scored higher in task than in ego orientation, were more intrinsicalley that extrinsically motivated and reached mediun to high values in both general and specific perceived physical ability. Soccer 7 participants reached higher scores than soccer 11 athletes in task orientation 8,85 (±1,13), intrinsic motivation 8,64 (±1,10) and perceived physical ability 7,45 (±1,03) and specific 7,52 (±1,81), scales related to sport adherence, though also scored higher in ego orientation 5,34 (±2,32), extrinsic motivation 7,44 (±1,77) and amotivation 3,21 (±2,06), which could be related to their low experience and knowledge of the practised sport.

Key words: Soccer, motivation, goal orientation, perceived physical ability.


RESUMO

O objetivo deste estudo é analisar as diferenças motivacionais entre o futebol 7 e o futebol 11 . A amostra está composta por 183 jogadores do sexo masculino de três clubes de base entre 8 e 18 anos. Foram aplicados os seguintes instrumentos: um questionário sociodemográfico, Escala de Orientação Motivacional no Esporte Weiss, Bredemeier e Shewchuk (1985 ), Questionário de Orientação de Tarefas e Ego Duda e Nicholls (1989) e a Escala de Capacidade Física Percebida de Ryckman , Robbins, Thornton e Cantrell (1982). Os sujeitos da modalidade de futebol 7 obtiveram valores maiores na orientação a tarefa ( 8,85 ± 1,13 ), em motivação intrínseca 8,64 ( ± 1,10 ) e capacidade física percebida geral 7,45 ( ± 1,03 ) e específica 7,52 ( ± 1,81 ), escalas que indicam e asseguram a permanência na prática, no entanto, também alcançaram pontuações maiores que os praticantes de futebol 11 na orientação ego 5,34 ( ± 2 , 32), motivação extrínseca 7,44 ( ± 1,77 ) e desmotivação 3,21 ( ± 2,06 ), o que poderia ser atribuído a pouca bagagem de experiência dos atletas de futebol, assim como um limitado conhecimento do esporte em si.

Palavras-chave: futebol, motivação, orientação de metas, habilidades física percebida.


 

Introducción

Actualmente el fútbol constituye un fenómeno que ha adquirido una trascendencia vital en nuestra sociedad. Contribuye a la salud física, al equilibrio psíquico y al bienestar social de quienes lo realizan, y fomenta una serie de hábitos y valores que repercuten en una mayor integración del individuo en su entorno. Es por ello, que en la actualidad uno de los objetivos principales de los programas de formación es intentar mantener a los individuos en la práctica, evitando el abandono prematuro.

Sería conveniente profundizar en las características de los practicantes, con el objetivo de concretar cuáles son los motivos que le arrastran a practicar este deporte, lo que servirá de guía para establecer estrategias específicas que inciten a los sujetos a mantenerse en la práctica deportiva iniciada. Figueiredo, Gonzalves, Silva y Malina (2009), afirman que niveles elevados en habilidad física percibida aseguran la permanencia del sujeto en la práctica; Ommundsen, Roberts, Nicolas y Miller (2005), aseguran que valores elevados en habilidad física percibida y en motivación intrínseca predicen que el futbolista seguirá vinculado a la práctica; Junge, Rosch, Peterson, Baumann y Dvorak (2002) concluyen que niveles de habilidad física percibida altos aseguran la práctica en el tiempo y Ullrich-French y Smith (2009) confirman que los futbolistas que se muestran más motivados intrínsecamente seguirán vinculados a la práctica.

Estamos ante un deporte en el que aparecen continuamente problemas motrices, que además no están de ningún modo previstos puesto que siempre varían en su orden o frecuencia de aparición y en su complejidad (Grehaigne, 2001). El proceso de entrenamiento no sólo debe respetar estas señas de identidad, sino que además debe exaltarlas, puesto que únicamente así el rendimiento se verá reforzado. Esta circunstancia exige la necesidad de encontrar y aplicar programas de intervención que sean fieles a las necesidades que reclama cada disciplina físico-motriz (Abad, Gimenez, Robles y Castillo, 2013).

El estudio del proceso de iniciación deportiva corresponde a un periodo comprendido entre los seis-siete y los catorce-quince años aproximadamente, si bien se pueden dar modificaciones dependiendo del desarrollo individual de la experiencia previa que haya tenido cada practicante. Es innegable que dentro de estas edades existen periodos más sensibles que otros para el aprendizaje deportivo. Dentro del fútbol, la fase de formación recibe el nombre de fútbol base. Este es el periodo que el niño va adquiriendo las habilidades propias del deporte hasta dominarlas (Morcillo, 2004; Mesquita, Borges, Rosado y De Souza, 2011; Vickers, y Schoenstedt, 2011), desde el inicio de la actividad en el fútbol, hasta su acceso al proceso de máximo especialización (Sans y Frattarola, 2009; Giménez, Abad y Robles, 2010). En la actualidad, en la mayoría de comunidades, la categoría benjamín (8-9 años) y alevín (10-11 años), compiten en la modalidad de fútbol 7, mientras que la categoría infantil (12-13 años), cadete (14-15 años) y juvenil (16-18 años) lo hacen en fútbol 11.

Todo ello hace vislumbrar un panorama dentro del fútbol base, marcado por una serie de parámetros que lo aleja de lo que es la esencia de la iniciación deportiva, que es la formación, con lo cual cada vez es más frecuente ver casos de abandono prematuro de la práctica deportiva debido a experiencias desagradables y en muchos de los casos evitables, de haber seguido unas pautas y una metodología de trabajo adaptada y a través de educadores con la formación necesaria como para afrontar procesos de enseñanza-aprendizaje en etapas de formación. En el caso concreto del fútbol, se atribuyen como principales causas para el abandono del mismo, otras cosas que hacer, falta de diversión, poco tiempo de juego y problemas con el entrenador, para Narciso, Otto y Mielke (1984); conflicto de intereses, excesivo énfasis en la competición y poca comunicación, para Pooley (1980). En cuanto a cifras de abandono de la práctica deportiva existen múltiples estudios como los realizados en 1978, por Seefeldt et al., recogidos por Weinberg y Gould (1996), manifiestan que entre los 13 y 18 años de edad el 80% de los jóvenes han abandonado la práctica deportiva, con lo que se puede extraer que si bien es cierto que la participación en los programas deportivos aumenta, también el número de abandonos es numeroso, presentándose ésta última como una de las áreas de estudio de naturaleza psicológica de mayor importancia en el deporte infantil y juvenil (Gould, Feltz, Weiss y Petlichkoff, 1982; Da Cunha, Mesquita, Rosado, Sousa y Pereira, 2010).

Otros estudios, tasan el abandono alrededor del 35% en la edad juvenil, es decir, de cada 10 niños implicados 3-4 abandonan al llegar a los 14-15 años (Weinberg y Gould, 1996). Otros trabajos como los llevados a cabo por Medbery y Gould, (1998) y por Stratton, (1999) arrojan unos resultados un poco más optimistas y reducen este porcentaje hasta el 25% a nivel de práctica deportiva y al 30% en el caso concreto de la natación respectivamente.

Diversas teorías han tratado y profundizado en el estudio de la motivación. Teorías que abarcan desde posiciones mecanicistas, que conciben al ser humano como un sujeto a merced de las influencias del entorno, hasta las perspectivas que destacan el papel de la cognición en las respuestas de los sujetos. La idea fundamental de esta perspectiva es que las personas son organismos intencionales, dirigidos por sus objetivos y que actúan de forma racional de acuerdo con estos objetivos (Nicholls, 1984). Según Maehr y Nicholls (1980) el primer paso necesario para entender las conductas de logro, es reconocer que el éxito y el fracaso son estados psicológicos basados en el significado subjetivo que la persona le da al logro. El éxito, el fracaso y el logro, después del resultado en una acción, dependen de cómo una persona lo reconozca en función de su meta de logro, así lo que para unos es interpretado como éxito para otros es interpretado como fracaso.

Una de las teorías más relevantes en el estudio de la motivación en el deporte, que se engloba dentro de lo que se conoce como perspectiva interaccional, y que ha puesto una corriente muy fructífera de producción científica, es la Teoría de las Metas de Logro (Nicholls, 1989), que a continuación se desarrollará detenidamente. En 1978, Harter define un modelo motivacional llamado Percepción de Competencia, que en la década de los 80 y gracias a los trabajos en el ámbito educativo de Ames (1987), Ames y Archer (1987, 1988), Dweck y Elliott (1983), Dweck y Leggett (1988) y Maehr y Nicholls (1980), en los que se enuncia que los componentes direccionales de la motivación (objetivos) determinan en gran medida las conductas de logro que aparecen en un entorno competitivo.

Dentro de esta línea en la motivación se encuentra la Teoría de las Metas de Logro, con diferentes orientaciones: una que va a ir hacia la ejecución de la tarea, centrándose la persona en la realización del trabajo asignado; y la segunda, en la que la persona lo que busca es el resultado, ganar o quedar mejor que otro. Por otro lado, y atendiendo a la Teoría de la Autodeterminación, los dos aspectos de la motivación que más atención han recibido en el campo de la psicología del deporte y de la práctica deportiva han sido los constructos de motivación intrínseca y motivación extrínseca.

Los aspectos motivacionales comparados en este estudio son, en primer lugar la motivación, la cuál ha sido definida de diferentes maneras. La mayoría de autores coinciden en referirla a la intensidad y dirección del esfuerzo o del comportamiento (Sage y Loudermilk, 1979; Isorna, Rial y Vaquero, 2014). La dirección se refiere a sí el individuo busca, se aproxima o se siente atraído por ciertas situaciones y la intensidad se refiere a la cantidad de empeño que una persona emplea en una situación determinada (Weinberg y Gould, 1996; Granero y Baena, 2013). Las razones que conducen a los individuos a la práctica de una actividad deportiva pueden ser de distinta naturaleza, y se han clasificado como externas e internas (Escartí y Cervelló, 1994). Estos dos tipos de motivaciones no son excluyentes entre sí, y aunque la tendencia es que predomine una sobre la otra, se pueden dar juntas perfectamente en un mismo individuo (González, Sicilia y Moreno, 2011).

En segundo lugar, en el ámbito del deporte, diversos autores argumentan que para comprender el significado y las razones por las cuales los deportistas se implican y están motivados en los entrenamientos es necesario analizar, entre otros aspectos, las perspectivas de meta que adoptan en ese contexto de logro concreto (Roberts y Treasure, 1995; Duda, 1993). Dos son las perspectivas de meta que predominan y fueron denominadas por Nicholls (1984) como estado de implicación a la tarea y estado de implicación al ego. En general los sujetos que están orientados a la tarea mostrarán conductas, afectos y cogniciones que conllevarán la máxima motivación, independientemente del nivel de sus percepciones de habilidad (Moreno, Cervelló, Zomeño y Marín, 2009). Una orientación hacia la tarea se refleja en la percepción por parte del sujeto de que el éxito proviene del esfuerzo y de la mejora personal. Por otro lado los sujetos orientados al ego se caracterizarán por un modelo adaptativo de logro si muestran percepciones de habilidad consistentemente altas; en este caso estarán motivados a persistir y demostrar a otros su competencia. Una orientación hacia el ego supone que la percepción de éxito se basa en superar a los demás, y los sujetos demuestran si son o no son competentes comparándose con otros (Duda, 1993).

Por último, la habilidad física percibida hace referencia a las expectativas sobre la propia capacidad de alcanzar un determinado nivel de ejecución, que es una parte del proceso conductual del deportista, cuyas consecuencias producirán un determinado resultado. Por este motivo debemos hacer énfasis en centrar la atención selectiva durante la competición en las variables del proceso y no del resultado, ya que a menudo se interpretan erróneamente los conceptos de "expectativas del resultado" y "expectativas de eficacia", lo cual va a generar confusión y que generalmente irá acompañado de comportamientos ineficaces (Bandura, 1986). Cuando hablamos de habilidad física percibida no nos estamos refiriendo al nivel de habilidad real que tiene un individuo, sino a la creencia personal de ese sujeto, que podrán encontrarse más o menos cercanas. La auto-eficacia, entonces, puede ser considerada una situación de auto-confianza específica (Feltz, 1988).

El propósito de este estudio es analizar las diferencias motivacionales de los futbolistas de la modalidad de fútbol 7, de ocho a once años comprendiendo las categorías benjamín y alevín, y la de los futbolistas de fútbol 11, de doce a dieciocho años en categoría infantil, cadete y juvenil, basándonos en el análisis de la motivación, la orientación de metas y la habilidad física percibida. Partimos de la hipótesis de que los futbolistas pertenecientes a la modalidad de fútbol 7 presentan unos valores más elevados en orientación de metas, motivación y habilidad física percibida que los futbolistas de fútbol 11. Por el contrario, creemos que son los futbolistas de la modalidad de fútbol 11 los que en relación a la orientación de metas, están más orientados al ego.

 

Método

Participantes

La muestra de nuestro estudio estuvo compuesta por 183 futbolistas masculinos con edades comprendidas entre los 8 y 18 años, con una media de 16,6 (±2,61) años, pertenecientes a tres clubes de fútbol base, ocupando así toda la franja del fútbol formativo, como podemos observar en la tabla 1.

 

 

Instrumentos

Para recoger la información y poder alcanzar los objetivos establecidos, utilizamos cuatro cuestionarios. Para la evaluación de las características socio-demográficas se ha utilizado un cuestionario elaborado por el equipo encargado de la investigación compuesto por 17 items. Para determinar el grado de motivación de los sujetos, administramos la versión española de la Escala de Orientación Motivacional en el Deporte de Weiss, Bredemeier y Shewchuk, (1985), de Núñez, Martín-Albo, Navarro y González (2006), con las sub-escalas motivación intrínseca, extrínseca y amotivación, con 28 items. Para medir las orientaciones de meta utilizamos la versión española del Cuestionario de Orientación a la Tarea y al Ego, de Duda y Nicholls, (1989), de Balaguer, Castillo y Tomás (1996), con 6 ítems para la sub-escala ego y 7 ítems para la sub-escala tarea. Para valorar la habilidad física percibida administramos la versión española de la Escala de Habilidad Física Percibida de Ryckman, Robbins, Thornton y Cantrell (1982), con dos sub-escalas, una que recogía los 10 ítems originales de la escala para medir la habilidad física percibida general, y otra con 6 ítems para medir la Habilidad Física Percibida Específica, los cuales recogen de forma genérica los distintos gestos técnico-tácticos que engloban el deporte objeto de este trabajo, basándonos en los estudios de Salguero et al. (2003) y anteriormente de McAuley y Gill (1983).

Procedimiento

La administración de los cuestionarios se efectuó dentro del periodo de competición, en la primera sesión de entrenamiento de la semana, en los vestuarios que habitualmente se cambiaban, ya que reunían las condiciones espaciales y de comodidad necesarias, y en el horario de entrenamiento marcado en sus respectivos clubes. Antes de dicha administración, se explicó detalladamente a los participantes en qué consistía el estudio, cuál era su finalidad, y para qué se requería su participación. Asimismo, fueron descritos los cuestionarios, el orden en el que iban a ser administrados y que datos se intentaban conseguir en cada uno de ellos. El tiempo máximo concebido para cumplimentar los cuestionarios fue de 45 minutos. De igual modo todos los participantes firmaron una hoja de consentimiento así como una autorización paterna para los menores de edad.

Análisis de datos

Se llevó a cabo una estadística descriptiva con el fin de hallar la media aritmética y la desviación típica en función de las variables estudiadas. Seguidamente, un análisis de varianza de una vía (ANOVA), para determinar la existencia o no de diferencias significativas entre grupos para los factores motivación, orientación de metas y habilidad física percibida, en función de la variable independiente (categoría competitiva), teniendo en cuenta un nivel de significación de p=0,05. Por último, y para analizar la relación entre factores y comprobar la existencia de diferencias significativas, se ha utilizado un análisis de correlación de Pearson. En este procedimiento estadístico, se aceptaron los resultados con grados de significación p=0,05. Todo el proceso estadístico fue realizado utilizando el paquete estadístico IBM SPSS Statistics, Versión 19 para Windows.

 

Resultados

Tras el análisis de los resultados obtenidos, pudimos observar como los futbolistas de nuestra muestra pertenecientes a la modalidad de fútbol 7 se mostraron más orientados a la tarea que al ego al igual que en fútbol 11. Tanto para la orientación a la tarea como para la orientación al ego las diferencias son significativas entre ambas categorías (Tabla 2).

 

 

Respecto a la motivación intrínseca y extrínseca, los participantes, tanto en la modalidad de fútbol 7 como en fútbol 11, resultaron estar más motivados intrínseca que extrínsecamente. Las puntuaciones alcanzadas en motivación intrínseca, así como en motivación extrínseca diferían significativamente entre ambas categorías, no así la amotivación (Tabla 3).

 

 

Por último, en lo que se refiere a la habilidad física percibida, se puso de manifiesto la existencia de diferencias significativas entre ambas categorías competitivas enhabilidad física general, pero no en habilidad física percibida específica (Tabla 4).

 

 

En la Figura 1 podemos observar a modo de resumen los resultados obtenidos por los futbolistas de nuestra muestra en las diferentes escalas en las modalidades de fútbol, 7 y fútbol 11. Cabe resaltar que los futbolistas de la modalidad de fútbol 7 puntúan más alto en todas las escalas que los futbolistas de fútbol 11.

 

 

En cuanto al análisis correlacional entre las diferentes escalas, como podemos observar en la Tabla 5, la orientación al ego se correlaciona positivamente con la habilidad física percibida general, con la habilidad física percibida específica, con la motivación extrínseca y con la amotivación. La orientación a la tarea correlaciona de forma positiva con la habilidad física percibida general, con la habilidad física percibida específica, con la motivación intrínseca y con la motivación extrínseca, y negativamente con la amotivación. La motivación intrínseca se correlaciona de forma positiva con la motivación extrínseca. La habilidad física percibida general se correlaciona positivamente con la habilidad física percibida específica, con la motivación intrínseca y con la motivación extrínseca. Y por último la habilidad física percibida específica se correlaciona de manera positiva con la motivación intrínseca y con la motivación extrínseca.

 

 

Discusión

En nuestros estudio encontramos puntuaciones más elevadas en tarea que en ego, al igual que se ha detectado en investigaciones como las de Duda et al. (1995); Duda (1999); Cervelló, Escartí y Balagué (1999); Carlin, Salguero, Márquez y Garcés (2009). Camargo, Hirota y Verardi (2008) para futbolistas femeninas brasileñas, al igual que Hirota y De Marco (2006), y Figueiredo, Gonçalves, Cohelo e Silva y Malina (2009) con futbolistas obtuvieron del mismo modo que nuestro estudio, que eran los deportistas de categorías inferiores los que mayor orientación al ego tenían debido a que querían parecerse a sus ídolos en el deporte profesional.

Al igual que en nuestro estudio, Castillo, Duda, Álvarez, Mercé y Balaguer (2011) encontraron que los futbolistas cadetes se orientaron más a la tarea que al ego, valorando más el esfuerzo personal que la comparación y rivalidad interpersonal. Adie, Duda y Ntoumanis (2010) obtuvieron una correlación positiva entre la orientación a la tarea y predictores de continuidad en la práctica del fútbol, debido a que a partir de esta categoría los deportistas tienen claro que va a ser el esfuerzo, la continuidad y la capacidad de superación las que les hagan conseguir sus objetivos. Potgieter y Steyn (2010) en jóvenes futbolistas comprobaron como la orientación a la tarea se correlacionó más positivamente que el ego hacia el éxito y el fracaso. Cetinkalp y Turksoy (2011) observaron con jóvenes futbolistas como se orientaban más hacia la tarea, relacionándose con el desarrollo de habilidades y el sentimiento de afinidad y continuidad en la práctica, ya que es a través del esfuerzo y la continuidad el camino para poder llegar a conseguir sus objetivos.

En cuanto a la motivación los futbolistas de nuestra muestra se encontraron más motivados intrínseca que extrínsecamente en la misma línea que los estudios de Fry, McClements y Sefton (1981) en el hockey sobre hielo; Balaguer y Atienza (1994) y Villamarín, Mauri y Sanz (1998) en el tenis; Kirkby, Kolt y Liu (1999) y Ortega y Zubiaur (2003) en la gimnasia; González, Tabernero y Márquez (2000), en jóvenes tenistas y futbolistas; Salguero, González-Boto, Tuero y Márquez (2004); Andrade, Salguero y Márquez (2006) y Andrade, Salguero, González-Boto y Márquez (2008) todos ellos en nadadores; Andrade, Salguero, González y Márquez (2006) en deportistas adultos; Martínez, Bastos y Salguero (2005) y Martínez el al. (2008) en el fútbol. Ullrich-French y Smith (2009), también con jóvenes futbolistas, observaron que estaban más motivados intrínseca que extrínsecamente. Todos ellos, al igual que en nuestra muestra, tenían motivos inherentes a la práctica para seguir realizando deporte, ya que son los principios y los valores que les van a llevar a conseguir realizarse dentro de su práctica deportiva. Caglar y Hülya (2010), a diferencia de nuestro estudio concluyeron que a mayor categoría competitiva mayor motivación extrínseca y mayor nivel de habilidad física percibida en deportes de equipo incluido el fútbol, ya que según su estudio la cercanía a la etapa profesional les hacía estar más centrados en las posibles recompensas que pudieran obtener de ese paso. Wood y Wilson (2012) obtuvieron valores semejantes a los nuestros en habilidad física percibida en el lanzamiento de penalti en fútbol. Morano, Colella y Capranica (2011) corroboran como los deportistas de diferentes deportes de equipo incluido el futbol, consiguieron unos valores en habilidad física percibida mayores que los deportistas de deportes individuales. Price y Weiss (2011) con jóvenes futbolistas obtienen al igual que en nuestro estudio un alto nivel de habilidad física percibida, relacionándolo con una buena capacidad de liderazgo. Los futbolistas de la modalidad de fútbol 7 son lo que obtienen puntuaciones mayores en habilidad física percibida específica, lo cuál puede ser debido a que los jugadores más jóvenes al tener menos experiencia en el deporte piensan que ya lo dominan perfectamente.

Los valores más elevados de habilidad física percibida corresponden a la categoría de menor edad, es decir al fútbol 7, al igual que los resultados de Weigand y Broadhurst (1998) en fútbolistas; Salguero et al. (2004) y Andrade, Salguero, González-Boto y Márquez (2005) en nadadores. Es posible que a medida que la edad de los deportistas avanza, tengan un conocimiento más certero y preciso acerca de la ejecución de sus habilidades, ya que en el caso de los más pequeños al carecer de dicha experiencia cada tarea es novedosa, ayudándoles a mejorar cada día su capacidad y desarrollo de destrezas. En fútbol 11 se da una habilidad física percibida, tanto general como específica, menor que en fútbol 7; estando de igual modo menos orientados a la tarea y a la motivación intrínseca que en fútbol 7. En esta misma línea de resultados, a pesar de no ser nuestra muestra potencialmente predispuesta al abandono, se encuentran los estudios de Roberts (1995) que estimaron que el 80% de los adolescentes abandonan los programas deportivos organizados a todos los niveles entre los 12 y los 17 años por diferentes motivos como cambios de interés, incompatibilidad, problema con los compañeros y entrenadores, etc.. Así, Carlin, Salguero, Márquez y de los Fayos (2009) y Salguero, González-Boto, Tuero y Márquez (2003), citan en sus estudios como edad de abandono del deporte la edad de 18 años.

En cuanto a las correlaciones, observamos como la orientación al ego correlacionaba positivamente con la motivación extrínseca y amotivación, en la misma línea que Swain y Harwood (1996) que afirman que las percepciones sociales o externas son los mayores predictores de orientación al ego, estando relacionados con la necesidad de ganar, lo que se debe al interés en ser los mejores para conseguir recompensas y reconocimientos externos ajenos a la propia práctica deportiva. La orientación a la tarea correlacionó positivamente con la habilidad física percibida, general y específica, y con la motivación intrínseca, corroborado por varios autores (Duda, 1989; White y Duda, 1994; Castillo et al., 2000), quienes afirman que los deportistas orientados a la tarea buscan mejorar su nivel de habilidad y cooperar con los demás, y valoran la dimensión social de la experiencia deportiva. Podemos afirmar, basándonos en lo expuesto por Nicholls (1989), que el tipo de orientación de un deportista en situaciones de logro no solo va a depender de sus creencias acerca de las causas de éxito, sino que estará condicionado de igual modo por aspectos como la conducta, el esfuerzo o la cooperación.

La habilidad física percibida general correlacionó positivamente con la habilidad física percibida específica y la motivación intrínseca, y éstas dos entre ellas. Partiendo de los resultados obtenidos por Salguero (2004) podemos afirmar que los sujetos más motivados se perciben más hábiles, lo que ayudará a que puedan conseguir mejores resultados. Los datos de Feltz y Petlichkoff (1983), para los cuáles los sujetos con una percepción más baja de habilidad son más propensos al abandono, apoyan esta hipótesis. Otros estudios como los de Roberts et al. (1981), Klint y Weiss (1986), Kavussanu y Roberts (1996), Lázaro, Villamarín y Limonero (1996), Weigand y Broadhurst (1998) y Newton y Duda (1999) señalan resultados en este mismo sentido. Álvarez, Balaguer, Castillo y Duda (2012), en jóvenes futbolistas encontraron mayor motivación intrínseca y una correlación positiva de ésta con la intención de continuar en la práctica al igual que hemos encontrado en nuestro estudio. A diferencia de nuestra investigación, Leo et al. (2012) en su estudio con jóvenes futbolistas obtuvieron correlaciones entre una baja habilidad física percibida y nulas expectativas de llegar a la élite y viceversa, debido a que la baja percepción que tenían de su habilidad les hacía abandonar la práctica o cambiarse de disciplina.

 

Conclusiones

Los futbolistas participantes en nuestro estudio, tanto en la modalidad de fútbol 7 como en la de fútbol 11, presentan unos valores alejados de ser una muestra potencialmente predispuesta al abandono prematuro de la práctica del fútbol, ya que todos ellos muestran mayor orientación a la tarea que al ego, están más motivadas intrínseca que extrínsecamente y poseen unos valores medio-altos en habilidad física percibida tanto general como específica. Los instrumentos utilizados son una buena herramienta para predecir que sujetos podrían estar potencialmente predispuestos a abandonar la práctica del fútbol de forma prematura.

En cuanto a las diferencias motivacionales entre ambas modalidades podemos concluir y afirmar la hipótesis de partida, que los futbolistas de nuestra muestra pertenecientes a la modalidad de fútbol 7, obtuvieron valores más elevados en orientación a la tarea, en motivación intrínseca y en habilidad física percibida, tanto general como específica, escalas que indican y aseguran la permanencia en la práctica, aunque también obtuvieron mayor puntuación que los futbolistas de fútbol 11, en orientación al ego, aspecto que hace que neguemos esta hipótesis inicial, motivación extrínseca y amotivación, aspecto que podría atribuirse a que son futbolistas con un bagaje de experiencias aún corto en el fútbol y con un conocimiento no demasiado elevado del deporte en sí.

En base a nuestra experiencia profesional y con el objetivo de conseguir mantener estos valores motivacionales o incluso de mejorarlos, sería conveniente que en el fútbol base se impartieran programas de formación caracterizados por: climas motivacionales agradables que favorezcan los aprendizajes, tareas adaptadas al nivel madurativo y evolutivo del niño, progresión en la dificultad de las situaciones de enseñanza-aprendizaje y variedad de tareas y contenidos específicos, siempre a través de formas jugadas cercanas a la esencia del juego. Así mismo, se debería utilizar las correcciones y los refuerzos cuando la situación lo requiera y llevar a cabo una formación en valores que favorezca el esfuerzo, la constancia y el respeto tanto por los compañeros como los adversarios, de igual modo afrontar la competición como una situación más de aprendizaje y no como un fin en sí mismo respetando tanto al entrenador como al árbitro y adversarios.

Respecto a las limitaciones del estudio, sería interesante realizar el estudio de forma longitudinal con los mismos futbolistas, y observar las variaciones en los resultados en su paso del fútbol 7 a fútbol 11.

 

Aplicaciones prácticas

Atendiendo a la fundamentación teórica del trabajo y a los resultados obtenidos podemos señalar que la habilidad física percibida, los distintos tipos de motivación (intrínseca-extrínseca) y la orientación de metas (tarea-ego), podrían ser unos indicadores fiables del abandono deportivo, en este caso el fútbol, de manera que podremos prevenir o intervenir antes de que se produzca el mismo.

Se han detectado resultados positivos a nivel motivacional en la etapa o en el momento en el que tiene lugar en el cambio de fútbol 7 a futbol 11. Pensamos que estos niveles adecuados de motivación pueden generar una predisposición al aprendizaje de nuevas habilidades que debe ser aprovechado. No debemos olvidar que esta etapa tiene lugar una de esas fases sensibles y/o periodos críticos fundamentales de cara al aprendizaje deportivo, y su correcta planificación será fundamental para el rendimiento futuro de los jóvenes deportistas.

 

Referencias Bibliográficas

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Dirección para correspondencia:
Roberto Carlos Fernández Pérez
INCAFD (605) 047 023.
Departamento de Educación Física y Deportiva e Instituto de Biomedicina (IBIOMED)
Campus de Vegazana s/no.
Universidad de León
C. P. 24007. Léon
E-mail: roberlavirgen@hotmail.com

Recibido: 16/04/2013
Aceptado: 05/02/2014

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