Unos 450 millones de personas sufren enfermedades mentales o neurológicos o tienen problemas psicosociales tales como son los relacionados con el alcohol y el consumo de drogas.

Muchos de estos enfermos nunca llegan a informar de sus síntomas. Muchos los padecen en soledad. Muchos nunca reciben tratamiento de ningún tipo.

Entre el sufrimiento y la perspectiva de algún tratamiento se encuentran las barreras creadas por los prejuicios, la vergüenza y la exclusión.

Al dedicar el Informe Mundial de la Salud 2001 a la Salud Mental la Organización Mundial de la Salud hace una declaración categórica. La Salud Mental ­rechazada durante demasiado tiempo­ es crucial para el completo bienestar de los individuos, sociedades y países, por lo que todo ello debe ser tratado universalmente desde una nueva perspectiva.

Este libro constituye un estudio fundamental, cuyo objeto es el de aumentar la conciencia tanto pública como profesional de la realidad de los desórdenes mentales y neurológicos, así como de su coste en términos humanos, sociales y económicos. Del mismo modo, pretende acabar con muchas de las barreras que existen para que millones de enfermos reciban el tratamiento que necesitan y merecen.

El Informe surge en un momento crítico para la salud mental del mundo. Una persona de cada cuatro estará afectada por algún trastorno mental en algún momento de su vida. La Depresión Mayor figura en la cuarta posición de entre las diez causas más importantes de enfermedad. Si los pronósticos son correctos, en los próximos 20 años, pasará a ocupar la segunda posición.

Globalmente, 70 millones de personas sufren dependencia alcohólica. Alrededor de 50 millones son epilépticos y otros 24 millones padecen de esquizofrenia. Entre 10 y 20 millones de personas intentan cometer suicidio cada año, y al menos un millón llegan a suicidarse, incluidos muchos jóvenes.