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Enfermería Global

On-line version ISSN 1695-6141

Enferm. glob.  n.16 Murcia Jun. 2009

 

EDITORIAL

 

Mª José López Montesinos

 

 

Hemos vivido a nivel mundial en las últimas semanas, y aún no se ha erradicado el problema, una alerta de pandemia con la denominada Gripe "A” que ha movilizado no solo al ámbito sanitario, sino como es normal en situaciones como estas, a todas las fuerzas políticas y sociales de nuestro planeta. El virus H1N1 de la nueva gripe ha sido detectado en 64 países y afecta a unas 19.000 personas, mientras que otras117 han fallecido.

De esta Gripe "A” parece ya haberse dicho casi todo, a pesar del escaso tiempo transcurrido desde su detección. Qué diferencia entre el proceso vivido en la actualidad y lo que ocurrió a principios de los años 80, cuando un terrible peligro sacudió a la humanidad con la presencia del Sida. Por aquel entonces, la lentitud con que se abordó el proceso, se investigó su etiología, se educó a la población, se gestionó y se puso en marcha el sistema de emergencias, no hicieron posible una reacción rápida y eficaz como la que ha tenido lugar ahora, en que todo un gran dispositivo mundial liderado por la OMS ha evitado lo que podía haber sido una catástrofe sin precedentes, gracias a la eficiente protocolización del sistema de medidas preventivas y a la rápida organización de procesos de diagnóstico y tratamiento que se han llevado a cabo.

Reflexionar sobre ello nos lleva a una conclusión: la celeridad con que se ha tratado ahora el problema se la debemos, por supuesto, a todas aquellas personas responsabilizadas con el tema, instituciones sanitarias, a los medios de comunicación, pero el recurso tecnológico, mediático, que nos lo ha permitido ha sido sin duda ese gigante de la comunicación e intercambio de información que es Internet.

Desde las primeras 24 horas del brote de la epidemia, tanto los profesionales de la salud, como la población y los diferentes sectores sociales implicados, empezaron a recibir información para actuar, mediante indicaciones sobre cómo prevenir y tratar la nueva enfermedad. Pero también ha constituido un factor decisivo la educación sanitaria que la población tiene, a diferencia de la que tenía en décadas pasadas, porque hoy la ciencia y el conocimiento se encuentran a disposición de todos aunque sí es cierto que no siempre se hace un uso adecuado de toda la información que nos brindan en open access las nuevas tecnologías. Es en este punto, posiblemente, donde aún tenemos que educar y educarnos.

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