INTRODUCCIÓN
El Covid-19 se describió inicialmente en Wuhan, China, el 31 de diciembre de 2019, y luego del decreto que reconoce la patología como pandemia, las autoridades sanitarias locales implementaron varias medidas para contener la infección y reducir la asistencia. Si bien los diferentes ámbitos administrativos (gobierno federal, municipal y estadual) no tomaron las mismas medidas, la más adoptada fue la práctica del distanciamiento social 1.
Esta medida de contención de contagios generó cambios específicos en el comportamiento, al igual que en otras pandemias, basta recordar, por ejemplo, la pandemia de gripe de 1918-1919, que tuvo altas tasas de mortalidad y afectó a una de cada tres personas a nivel mundial. En ese momento la prioridad no era determinar los efectos psicológicos del distanciamiento social por la pandemia, pero en 2022 la situación ha cambiado, por lo tanto, es importante evaluar este impacto en la salud mental de las personas 2.
En el país de origen de la enfermedad, China, se realizaron estudios que demostraron que el aislamiento social genera trastornos de ansiedad, depresión, somatización y trastornos de estrés en la población general, especialmente, en los estudiantes de salud 3,4.
Los estudiantes universitarios son un grupo susceptible a la aparición de trastornos mentales. Alrededor del 15% al 25% de los estudiantes universitarios desarrollan algún tipo de trastorno psiquiátrico durante su formación, los trastornos más prevalentes son la depresión y la ansiedad, que se presentan con mayor frecuencia durante el cursado de la carrera de medicina. Los intentos de suicidio son la segunda causa de muerte de los estudiantes de medicina y se relacionan directamente con los efectos del trastorno depresivo mayor (5)(6)(7.
La carrera de medicina es reconocida por ser un ambiente con constantes condiciones estresantes, producto de la alta demanda que genera el ámbito académico, familiar, el mercado laboral y la necesidad de alcanzar metas personales, eso provoca en los estudiantes una serie de preocupaciones sobre los ingresos esperados, por ende, parte de los mismos tiene baja autoestima, se siente inepto y tiene poca confianza en sí mismo. A pesar de la alta incidencia de malestar psicológico en esta población, son pocos los que procuran ayuda psicológica o psiquiátrica 5,6.
Por otro lado, la rápida propagación del Covid-19 y el aislamiento social generaron cambios en la educación, como suspensión de las clases presenciales y de las pasantías, introducción de nuevas metodologías de enseñanza e incorporación de tecnologías digitales. Este escenario de tensión e incertidumbres asociado a las variables estresantes de la formación médica se relacionaron con una mayor frecuencia de los trastornos mentales, especialmente ansiedad y depresión 3)(4)(5.
Además, durante la pandemia, los estudiantes de medicina padecieron el contacto frecuente con la muerte y el sufrimiento, la deconstrucción de la omnipotencia médica, conciencia de los problemas de la profesión, miedo a adquirir enfermedades, miedo a transmitirles enfermedades a los familiares e inseguridad con el cumplimiento del año académico, entre otras cosas 8.
Por lo tanto, considerando el distanciamiento social y la situación que generó la pandemia de Covid-19, es importante conocer el estado psicológico de los estudiantes, dado que es una población vulnerable a los trastornos mentales. Este estudio tiene como objetivo estimar la prevalencia de síntomas de ansiedad y depresión en estudiantes de medicina de un Centro Universitario de la ciudad de Teresina, PI, mediante la descripción del perfil de los estudiantes durante la pandemia de Covid-19.
MATERIAL Y MÉTODO
Se realizó un estudio transversal, descriptivo y observacional, con enfoque cuantitativo, en un Centro Universitario, ubicado en la ciudad de Teresina, PI. La recolección de datos se realizó del 1 de octubre de 2020 al 1 de enero de 2021, la población fueron estudiantes de medicina, porque se encuentran en la franja etaria más susceptible a desarrollar trastornos psicológicos y tener tendencia a la depresión, debido a la rutina de estudio y a la residencia 9.
En Brasil, se gradúan alrededor de 20.000 médicos por año. Por ende, se estima que, al multiplicarlos por el número de años de la carrera de medicina, hay aproximadamente 120.000 estudiantes de medicina en el país. Si se considera el peor escenario estadístico, que maximiza el número de estudiantes de medicina en Brasil que presentaron síntomas de ansiedad y depresión durante la pandemia, sería del 50%. Por lo tanto, si se asume que el número de estudiantes de medicina es 120 mil, un margen de error del 5% y una confianza del 95%, es necesario que la muestra esté compuesta, al menos, por 170 participantes 10.
La recolección de datos se realizó con todos los grupos entre el 1° y el 12° cuatrimestre de la carrera de medicina de la citada universidad. Los criterios de inclusión fueron: a) tener 18 años de edad o más; b) estar matriculado regularmente en la institución; c) participar en la reunión informativa que se realizó de forma sincrónica y virtual con cada grupo para aclarar la investigación. La muestra estuvo conformada por 170 estudiantes, se excluyeron 37 cuestionarios por estar incompletos.
Considerando la nueva realidad que planteó la pandemia, la recolección se realizó mediante tecnología electrónica en línea. Se programaron reuniones sincrónicas a través de un ambiente virtual de aprendizaje, en las mismas se presentó la investigación y posteriormente los estudiantes recibieron un link por correo electrónico o a través de la aplicación Whatsapp, en el que hicieron clic y fueron direccionados directamente al formulario, en la primera página estaba el Término de Consentimiento Libre e Informado, una vez que confirmaron el consentimiento, los participantes tuvieron acceso al cuestionario y a las escalas de la investigación.
El instrumento de recolección de datos fue un formulario dividido en dos partes: un cuestionario sociodemográfico y otro con escalas que evaluaban la depresión y los trastornos de ansiedad, el Patient Health Questionnaire-9 (PHQ-9) y el General Anxiety Disorder-7 (GAD-7), respectivamente. Ambos cumplen con los criterios del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales - Cuarta Edición (DSM-IV) 11.
La primera parte del cuestionario constaba de seis preguntas, tres sobre datos sociodemográficos y tres sobre si tenían diagnóstico previo de enfermedad psiquiátrica, si mantenían aislamiento y evitaban el contacto social y si les hubiera gustado que la universidad les hubiese brindado atención psicológica.
La segunda parte del formulario estuvo compuesta por 16 preguntas presentes en las escalas de evaluación. El PHQ-9 consta de nueve ítems, con una puntuación de 0 a 27, y comprueba la frecuencia de síntomas depresivos en las últimas dos semanas, y el GAD-7 consta de siete ítems, con una puntuación de 0 a 21, y evalúa los síntomas de ansiedad en las últimas dos semanas. Para la interpretación de los datos de las escalas, se utilizaron los parámetros que constan en la literatura 11.
Las distribuciones de la frecuencia de los datos sociodemográficos y de los datos relacionados con las respuestas de los instrumentos GAD-7 y PHQ-9 se presentaron en Tablas de frecuencias relativas (%). Después de la recolección, los datos fueron transferidos al programa Microsoft Excel 2016 y analizados estadísticamente utilizando el programa Statistical Package for the Social Sciences (SPSS)® versión 22.0. En este estudio no se identificó a los participantes, se garantizó el anonimato y la confidencialidad de los datos recolectados.
En cumplimiento de la Resolución N.º 466/12 del Consejo Nacional de Salud del Ministerio de Salud de Brasil, esta investigación fue aprobada por el Comité de Ética en Investigación (CEP).
RESULTADOS
La muestra estuvo compuesta por 170 estudiantes, predominó el sexo femenino (71,8%). En lo que respecta al color de piel, 74 (42,3%) se declararon morenos y 60 (35,3%) blancos. En cuanto a la franja etaria, 62 (36,5%) tienen entre 25 y 29 años, pero no hubo diferencia significativa con las edades de 22 a 25 años (34,2%).
Cuando se les preguntó si habían sido diagnosticados con alguna enfermedad psiquiátrica, 28 (16,5%) informaron que tenían diagnóstico clínico. Con respecto a la pandemia, 116 (68,2%) permanecieron aislados y evitaron el contacto social y 110 (64,7%) informaron que les hubiera gustado que la universidad les hubiese brindado atención psicológica durante el aislamiento social debido a la pandemia de Covid-19.
En el GAD-7, que evalúa el nivel de ansiedad de los estudiantes, se observó que 73 (42,94%) de los estudiantes tenían síntomas de ansiedad moderada y solo 7 (10,0%) de los participantes no tenían grado de ansiedad (Figura 1).
En cuanto a los datos relacionados con el PHQ-9, que evalúa la presencia y el grado de trastorno depresivo, se observó que 63 (37,0%) de los participantes tenían trastorno depresivo moderado y 16 (9,4%), una pequeña parte, no tenían síntomas de este trastorno (Figura 2).
Las estudiantes de medicina de sexo femenino con edades entre 25 y 29 años, que se declararon morenas, sin trastorno mental previo y que se encontraban realizando el aislamiento social recomendado por las autoridades sanitarias, fueron las más susceptibles y mostraron mayores signos de depresión y ansiedad durante la pandemia.
DISCUSIÓN
Los resultados confirman las repercusiones que tuvo el aislamiento social impuesto por la pandemia en la salud mental de los estudiantes de medicina, y revelan cómo el género, la edad, la enfermedad psicológica previa y el aislamiento social influyen en la aparición de trastornos mentales, tales como ansiedad y depresión. Estos resultados coinciden con los de otros estudios internacionales que demostraron que los estudiantes de medicina de 24 a 28 años tienen más síntomas de ansiedad y depresión que otras franjas etarias 12,13.
Una hipótesis es que en esta franja etaria ocurre la transición entre la adolescencia tardía y la edad adulta, que se caracteriza por cambios psicosociales importantes, y que por ser estudiantes de medicina están más expuestos a un ambiente académico con gran volumen de contenidos para estudiar, que acentúa las imposiciones emocionales y económicas y favorece el sufrimiento psíquico 14.
La pandemia, el aislamiento social y el cierre de las universidades también pueden haber afectado las condiciones psicológicas de dichos estudiantes, al romper los lazos e interrumpir la rutina de estudio, socialización y ocio, en un período de la vida en el que aumentan las debilidades emocionales. Eso los hace más vulnerable a los síntomas de depresión y ansiedad 15.
Algunos estudios consideran que se debe a que los estudiantes de medicina no se adaptaron a la educación a distancia (EAD) implementada debido a las medidas de aislamiento social, que este tipo de enseñanza generaba dificultades para estudiar, reducción de la concentración y problemas de adaptación a las plataformas virtuales. Además, se sumaron otras tensiones producto de la pérdida, el retraso del semestre y la acumulación de materias con el regreso de las clases presenciales 16.
En cuanto al género, los resultados indican que las estudiantes de medicina tenían mayor riesgo de presentar trastornos de ansiedad y depresión. Por el contrario, otro estudio reveló que los hombres son más propensos a padecer síntomas de depresión. Se puede considerar que la tendencia a desarrollar estos trastornos puede variar según el género y la franja etaria, pero también puede estar relacionada con los cuestionarios que se utilizaron para evaluar los síntomas de depresión y ansiedad en las investigaciones, así como también con las localidades en las que se realizaron (17.
Otra teoría es que la asociación entre depresión, ansiedad y sexo femenino se puede deber a que socialmente se le exige a la mujer que desempeñe múltiples roles, al shock psicológico por el miedo a contagiar a los hijos o familiares, a la necesidad para reafirmar su habilidad en ambientes médicos dirigidos por el sexo masculino, y a los cambios hormonales que provoca la falta de contacto cara a cara. Asimismo, las mujeres tienen una mejor percepción de sus sentimientos, por lo tanto, expresan sus síntomas con mayor claridad 18.
Además de los males biológicos de la enfermedad, la pandemia de Covid-19 tuvo un impacto en la vida cotidiana de los estudiantes de medicina, que afectó negativamente su salud mental, especialmente la de los estudiantes de los últimos cuatrimestres, debido al temor que tenían de regresar a las prácticas y de contagiarse y contagiar a otros de un virus potencialmente letal. Por lo tanto, debemos pensar que cuanto más larga sea la pandemia, mayor será la demanda debido al desgaste emocional de dichos estudiantes 18,19.
En este estudio, la mayoría de los estudiantes universitarios permanecieron aislados y evitaron la interacción social durante este período. Lo que coincide con un estudio transversal realizado en India con 83 estudiantes de medicina, la mayoría de los estudiantes adhirieron al distanciamiento social, evitaron asistir a grandes reuniones, dejaron de salir de casa o se aislaron por completo 20.
Aunque son pocos los estudiantes que informaron un diagnóstico previo de enfermedad psiquiátrica en el presente estudio, otros estudios han confirmado que los estudiantes de medicina desarrollan con mayor frecuencia trastornos mentales durante la carrera. Por lo tanto, es importante comprender cuáles fueron los principales factores que provocaron este desgaste psicológico, especialmente durante la pandemia, para prevenir las situaciones que pueden contribuir a empeorar las condiciones o enfermedades preexistentes 21,22.
Los resultados también mostraron que a los estudiantes les gustaría haber recibido atención psicológica. Ofrecer apoyo emocional en línea en las universidades, durante la pandemia, puede generar un espacio de intercambio y comunicación sobre cuestiones de la vida personal y académica, que posibilite crear estrategias para enfrentar las dificultades de la nueva realidad 23.
Por ende, una mejor contención afectiva y reducir las situaciones que generan conflictos pueden contribuir a minimizar dichas condiciones, frecuentes en las facultades de medicina, dado que repercuten no solo en la calidad de vida de los alumnos, sino también en la forma en la que trataran a los pacientes en el futuro 24.
Se considera limitación de este estudio el uso del entorno virtual para realizar la investigación, dado que pudo haber excluido a los estudiantes que no tenían acceso a este tipo de tecnología. Otro punto importante es que los datos de este estudio fueron recolectados durante el período en el que estaban vigentes las medidas que restringían las actividades comerciales y los servicios en el estado de Piauí, o sea, el momento más crítico de la pandemia en el estado, en el que las medidas restrictivas y el aislamiento social se intensificaron y todos parecían estar agotados y desmotivados.
CONCLUSIÓN
La investigación sobre ansiedad y depresión que se realizó en este estudio indicó que una parte significativa de los estudiantes informó niveles moderados a graves de ansiedad y depresión, y que se registró mayor intensidad en las mujeres. Este hecho repercute negativamente en la construcción del perfil profesional del estudiante, dado que estas patologías afectan también la salud física y desencadenan la aparición de otras enfermedades.
Si bien la comunicación personal se ha vuelto difícil debido al miedo al COVID-19, es importante que las universidades reconozcan que la salud mental y el bienestar psicosocial de los estudiantes en este escenario de crisis de salud global es relevante para los educadores, y le brinden el apoyo multilateral que los estudiantes necesitan, e incluyan intervenciones tempranas de salud mental.
Por lo tanto, se puede inferir que es fundamental, especialmente en una pandemia que implica distanciamiento social, comprender el comportamiento psicológico de los estudiantes universitarios durante el proceso de formación médica y evaluar los puntos emocionales que contribuyen al bienestar físico y mental de los futuros profesionales. Para que, de esa forma, en futuras pandemias, con el apoyo de la investigación, las instituciones educativas estén preparadas para intervenir y prevenir la depresión y la ansiedad.