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Temperamentvm

versión On-line ISSN 1699-6011

Temperamentvm vol.17  Granada  2021  Epub 27-Ene-2023

 

ARTÍCULOS

Patrimonio material e inmaterial de los cuidados tras la Guerra de Sucesión en el antiguo Hospital de Santa María de Lleida

Tangible and intangible heritage of the care after the War of Succession in the old Hospital of Santa Maria of Lleida

Lorena Lourdes Tejero-Vidal1  2  3  4  , Carmen Torres-Penella1  3  , Francisco José Tejero-Costa5, Ana Cuchi-Consul1 

1Facultad de Enfermería y Fisioterapia. Universidad de Lleida

2Gestió Servis Sanitaris Lleida

3Grupo FEBE

4Miembro del Grupo GRECs IRBLleida

Resumen

Objetivo principal:

describir bienes materiales e inmateriales en el hospital de Santa María de Lleida tras la Guerra de Sucesión.

Metodología:

estudio histórico cualitativo, utilizando la observación de fuentes primarias de archivos de la ciudad, analizando la autenticidad de las fuentes, depurando la información y contextualizándola al periodo posbélico.

Resultados:

el establecimiento se había constituido en un contexto social, económico y sanitario fruto de la epidemia de peste de mediados del siglo XV. Tuvo una imagen de centro infrautilizado y con escasos recursos, que cambió con el impacto que tuvo la Guerra de Sucesión. Los trabajadores del hospital civil atendieron también a militares enfermos, obteniendo contraprestación económica. Existen dos inventarios del periodo (1722 y 1735) que describen las cuadras y el número de camas con que constaba. Las personas que cuidaban fueron 17, incluyendo matrimonios.

Conclusión principal:

los cuidados en periodos postbélicos se han realizado en entornos con escasos recursos humanos y materiales, como también pasó en el hospital de Santa María. Los registros de cuentas identifican los recursos económicos y las figuras encargadas de los cuidados a lo largo de esos primeros cincuenta años del siglo XVIII.

Palabras clave Guerra; Hospital; Patrimonio; Enfermería

Abstract

Objective:

describe tangible and intangible assets in the hospital of Santa Maria of Lleida after the War of Succession.

Methods:

qualitative historical study, using the observation of primary sources from city archives, analyzing the authenticity of the sources, refining the information and contextualizing it to the post-war period.

Results:

the establishment had been established in a social, economic and health context as a result of the plague epidemic in the mid-15th century. It had an image of an underused center with scarce resources, which changed with the impact of the War of Succession. The civil hospital workers also treated sick soldiers, obtaining financial compensation. There are two inventories of the period (1722-1735) that describe the stables and the number of beds with which it consisted. The people they cared for were 17, including married couples.

Conclusions:

the care in post-war periods has been carried out in environments with scarce human and material resources, as also happened in the Santa Maria hospital. The account registers identify the economic resources and the figures in charge of the care throughout those first fifty years of the eighteenth century.

Keywords War; Hospital; Heritage; Nursing

Introducción

Los hospitales del medievo eran establecimientos que no tenían excesiva decoración y consistían en pequeñas habitaciones oscuras con pequeñas ventanas por las que apenas entraba el sol. Normalmente, en los lúgubres pasillos, se amontonaban cincuenta o cien pacientes. El sangrado y las purgas eran los tratamientos habituales cuando existía algún tipo de dolencia. En las habitaciones, las camas estaban muy juntas y la limpieza era casi imposible. Por otro lado, la higiene de los pacientes no era un procedimiento habitual por la escasez de agua corriente (Sánchez Aragó, 2017).

El antiguo Hospital de Santa María de Lleida ha sido un ejemplo de ello, ya que surgió como consecuencia de la fusión en 1435 de diferentes establecimientos de la ciudad para intentar hacer frente a las graves carencias asistenciales que se estaban viviendo a principios de siglo XV (Sanahuja, 1944; Tejero y Torres, 2012).

Llegó a tener una gran influencia en toda el área geográfica que lo envolvía, ya que no existía ningún otro establecimiento entre las carreteras de Barcelona-Zaragoza, por lo que muchas personas asistían a él cuando enfermaban.1 Durante la Guerra de Sucesión (1701-1713), tuvo que asumir una gran carga asistencial por el tránsito de tropas (Sanahuja, 1944).

Nuestro objetivo con este estudio es describir e identificar los bienes materiales e inmateriales presentes en el antiguo hospital de Santa María de Lleida tras la Guerra de Sucesión según inventarios del propio establecimiento de principios del siglo XVIII, con el objeto final de conocer cómo se realizaban los cuidados, cómo se utilizaban los espacios y cómo se disponía de los materiales necesarios para los cuidados.

Metodología

Se ha realizado un estudio histórico de tipo cualitativo, siendo el marco de referencia el enfoque paradigmático de la Escuela de los Annales que ha permitido el sustentar conceptualmente y metodológicamente la investigación. Enfoque que permite el acercarse a la historia desde una visión no simplista y analizando la realidad social de cada momento (Cardoso, 2000; Aróstegui, 2001; Siles, 2010; Moradiellos, 2013).

Desde esta conceptualización, el paradigma socio-crítico va de la mano en un intento por entender cómo se han ido produciendo las transformaciones en las sociedades a lo largo del tiempo. Se trata pues, de una metodología dialógica y dialéctica, que ayuda a confrontar realidades diversas en cada momento (Siles, 2010).

Las técnicas del trabajo que se han utilizado han sido de tipo cualitativo, como son la observación documental de fuentes primarias pertenecientes al Archivo Municipal de Lleida, el Archivo Diocesano de Lleida, Archivo Capitular de Lleida y el Archivo del Institut d'Estudis Ilerdencs.

Para la búsqueda de las fuentes primarias se han tenido en cuenta dos características importantes como son la fiabilidad y la adecuación de las mismas. Para el análisis de la primera característica se ha valorado la autenticidad del documento, depurando la información y contextualizándola a un periodo posbélico. Mientras que para el análisis de la segunda característica se ha tenido en cuenta la cantidad de información disponible, la variedad de soporte en que se encontraba y la búsqueda de fuentes contrastables (Siles, 2008).

El contexto social e histórico de la investigación es la ciudad de Lleida, y concretamente el antiguo Hospital de Santa María; establecimiento creado en el Medievo y que ha mantenido su actividad asistencial hasta la actualidad.

A lo largo de todo el estudio se han seguido las normativas de reproducción y divulgación documental establecidas por cada uno de los archivos, siempre solicitando las autorizaciones oportunas.

Resultados

El antiguo Hospital de Santa María se había constituido en un contexto social, económico y sanitario resultante de años de carencias por la epidemia de peste en toda Europa. Después de algo menos de diez años de su fundación, en el año 1448 el hospital ya tenía actividad asistencial a pesar de que no estaba terminado. La dirección estaba en manos de un representante catedralício2 y del obispo, así como otro representante del municipio (Tarragó, 1975; Lladonosa, 1979; Conejo, 2002).

Joan Armengol era el presbítero de la Seu de Lleida en aquellos momentos y, como parte de sus funciones, estaba el trabajar al servicio del hospital como agente puente entre los dos responsables de la administración, el ayuntamiento y el capítulo. Como consecuencia de las responsabilidades de estas dos personas, fue necesario el nombrar una tercera persona que tenía la obligación de residir en el hospital para garantizar el buen funcionamiento del mismo encargándose del mantenimiento, de la atención de los enfermos y pobres, y de solicitar la almoina por toda la ciudad. Esta última persona, recibió el nombre de hospitaler (Company, 1993).

Fue el 28 de septiembre de 1450 cuando los administradores del establecimiento designaron a Domingo Bertran como nuevo hospitaler, en sustitución de Antonio Gai, que había fallecido días antes; estableciendo entre sus responsabilidades las de hacer la limpieza de la ropa, tener el edificio limpio, atender a los enfermos y otros pobres de Cristo, pedir la almoina para la ciudad, tanto los domingos como cualquier otro día que fuese necesario. Obligaciones que debía cumplir en función de su poder y su saber. Por aquel entonces, su salario se estableció en doce libras jaquesas a cobrar en tres plazos3 (Tejero y Torres, 2012; Tarragó, 1975; Conejo, 2002).

La ubicación del centro se mantuvo en las huertas de Cappont hasta que dos crecidas del río Segre ocasionaron grandes desperfectos en el inmueble, que conllevó su nueva ubicación en la zona de intramuros (Sanahuja, 1944; Conejo, 2002; Milà, 1984; Bertran, 1992).

A pesar de tratarse de un establecimiento que había fusionado parte de los recursos asistenciales de la ciudad en un intento para que éstos mejoraran la salud de los leridanos, en 1586 se recibieron por parte de los vecinos de la calle Sant Antoni quejas del mal estado y del olor que desprendía el cementerio del hospital.4 Situación que derivó en la necesidad de arreglar la enfermería del hospital, aumentando el número de colchones y mantas para la atención, e incluso plantar moreras como medida higiénica: (Lladonosa, 2007)

Fouch dit senyors Pahers proposat que tenen quexes justes de molts poblats de la present Ciutat dient-los que en lo Hospital General tenen un fosar o simentiri en lo qual per ésser tan poch lo pati i estar tants cossos i cadàvers en ell enterrats que ja no hi pot cabre apenes més com a la experiencia se´s vist que enterrant algún cadáver los ministres de dit Hospital sols hi llançaven e o hi posaven un cabasset o dos de terra damunt e finalment molt poch cubert i seguint-se alguna pluja e ab lo temps venir a descubrir-se dits cossos i ab lo sol venir a escalfar-se y corrompre´s en tanta manera que llancen una factió i pudor intolerable en gran dany i prehiudici de les persones […] habie en les cases circumvehines de dit Hospital i encara dels poblats de la present Ciutat per lo perill que corre de una corruptió de aire i enfactionase tot lo poble, les quals coses necessiten congruo remey i per ço ha paregut a dits senyors deduhir-lo perquè hi faien deguda provisió. Acorda i dellibera dit Magniffich Consell General que los senyors Pahers hi posen lo degut assento als quals ho remet ab tots los incidents, dependents i emergents.

Desde un primer momento, la asistencia médica estaba garantizada debido a la obligatoriedad que tenían los médicos de visitar los enfermos del Hospital de forma periódica. A cambio, se les eximía de pagar los impuestos municipales y se les remuneraba económicamente (Conejo, 2002).

Tras más de medio siglo desde la colocación de la primera piedra, sólo estaban construidas tres partes del hospital, por lo que eran pocos los pobres y peregrinos que podían ser atendidos en el mismo, como aparece en el acta de la Prohomería del Hospital de 2 de abril de 1517 (Sanahuja, 1944).

El propio Obispo de la ciudad, Jaume Conchillos (1512-1542), participó en las obras del centro y le dio el impulso para que finalizaran. También contribuyó a ello un legado de 600 libras, facilitado por el insigne caballero y jurista Mossén Onofre Cerveró; de hecho, éste fue el encargado de la inauguración en el año 1520. A partir de aquel momento, se procuró contar con los más notables médicos y los cirujanos más prestigiosos para la asistencia a los enfermos (Lladonosa, 1974; Hernández, 1988; Company, 1993).

Casi a finales del siglo XVI (1580), el establecimiento cobraba por la asistencia a enfermos pobres, desvalidos y peregrinos (tanto de sus rentas como por las fincas que poseía) quinientas diez y nueve libras, dos sueldos y once dineros catalanes; sufriendo graves apuros para mantener la atención de los enfermos.1

A finales del siglo XVII, el antiguo hospital de Santa María estaba distribuido en tres plantas. La planta baja contaba con la capilla, la sala de cirugía, los lavaderos y el depósito de cadáveres. El primer piso estaba ocupado por los hombres y el segundo por las mujeres. La economía de la casa estaba asegurada por unos nuevos censales y estaba servida por médicos y enfermeros. A pesar de ello, los leridanos identificaban al hospital como el último recurso a la hora de llevar a sus familiares enfermos (Lladonosa, 1974). A través del inventario del hospital, fechado el 4 de abril 1696, se puede interpretar, a través del número de mantas y sábanas, que el número de enfermos solía oscilar entre los 23 y 24 (Sanahuja, 1944): "en las cuadras de los enfermos, en las camas de los enfermos […] 46 sábanas de cáñamo y estopa y 48 mantas blancas usadas".

Gracias a este documento, sabemos que cada cama se componía de unas tablas (posts y bancs), un jergón, un colchón de lana, dos sabanas, una almohada con su funda y dos mantas. Pocos, en comparación de la capacidad del hospital, que se llegaba a estimar en 200 plazas.

Los cuidados al ingreso al establecimiento pasaban por lavar la cabeza, confesarlo y lavarle la ropa que llevaba, colocándole después una camisa del propio hospital. En el momento del ingreso convenía registrar correctamente las ropas y las pertenencias del mismo, tras lo cual, el enfermo era colocado en la cama que le correspondiera.5

Esta imagen de un hospital infrautilizado y con unos recursos aparentemente suficientes, cambió con el impacto que tuvo la Guerra de Sucesión en la ciudad. El hospital atendió a los militares enfermos, aumentando en número hasta un pico máximo en 17056 en el que la cifra llegó a las 7.226 estancias anuales, siendo tan sólo en el mes de diciembre 2.052 los enfermos atendidos. Ese mismo año, el hospital obtuvo 71 libras y 13 sueldos por la atención prestada a los militares; la remuneración que debía recibir el hospital por cada soldado atendido había sido estipulada con anterioridad.7

Tras la Guerra de Sucesión, una parte del establecimiento pasó a ser militar, denominándose desde ese momento Hospital del Rey. Fueron requisadas además la farmacia, el cementerio y el horno. La asistencia a los militares enfermos corría a cargo del propio personal del Hospital de Santa María, con el aumento de carga de trabajo que les llegó a suponer. Los militares enfermos satisfacían una cuota diaria por enfermo de un pan de munición, que en aquellos años valía unos 7 dineros (Sanahuja, 1944; Milà, 1984; Lladonosa, 1980).

El hospital fue militar desde la capitulación de la ciudad a mediados del mes de octubre de 1707 por las tropas de Felipe V (convirtiéndolo en hospital de sangre) hasta 1735. Los administradores reconocían, en 1712, que se debía buscar una solución para la atención de los enfermos pobres, los cuales no podían estar más en el hospital, tanto por estar muy devastado por el conflicto bélico del sitio que había sufrido la ciudad por parte del ejército de Felipe V, como por el hecho de que se destinaba exclusivamente a soldados, que estaban ingresando en gran número. Los propios militares fueron trasladados durante un periodo al convento de los Capuchinos por el mal estado del hospital, dejando éste como cuartel (Lladonosa, 1974; Tarragó, 1976).

Por ello, se acordó trasladar el hospital civil a una casa particular situada en la calle Mayor y que por detrás daba acceso al río Segre. El traslado se produjo el 27 de julio de 1712 (Lladonosa, 2007; El Segre, 2015; Sanahuja, 1944).

Die 5 Juny 1712 Ilerda. Convocats los Illes SS Don Francisco de Guiu Paher en cap de la present ciutat de Lleyda, L Don Joseph Casanoves canonge de la S. Iglesia de dita ciutat, y Don Jaume Aran en Lleyda domiciliat Regidor del hospital general de Pobres Laichs de la mateixa Ciutat. Desitjant donar forma per a que los pobres malalts laichs tinguen lo degut consuelo, y abonent no ser al present practicable la manutencio de dit hosital en la propia casa, aixi per que al present se trobe feta quartel de soldats, molt devastada, com per los exiguos efectes que un y pot tenir dit hospital: Deliberaren que […] se forme en una casa particular de la present ciutat, que la que los ha aparegut ser mes proporcionada es la del nob. N. D. Anton de Vilaplana situada en lo carrer major, y perso pera reparar dita casa, y posarla en forma habitable se porte de dit hospital lo que sie menester.8

Ubicación que se mantuvo dieciséis años, hasta que los enfermos fueron de nuevo trasladados a una casa particular de Don Joan Ortiga, que la alquiló por un periodo de 10 años, pagando por ella un precio de doscientas libras. Los enfermos permanecieron allí hasta el 22 de enero de 1736, en que se trasladaron los cuatro primeros enfermos de nuevo al Hospital de Santa María, para al día siguiente, trasladarse el resto (Conejo, 2002; Tarragó, 1976; Sanahuja, 1944).

Die 11 septembre 1728 Ilerda. […] Als quals fou proposat que per part de Joan Ortiga ciutada honrat de Lleÿda se ha donat inteligencia si a fi de subvenir las necessitats voldria us. Empenarli a causa de gracia lo honor que posseheix inmediat a la casa proposada […] Ortga y que vuÿ Us te llogada per deu anÿs pera Casa del Hospital. […] ciutat ocupada la propia de dit Hospital en lo real serveÿ, y en quartel de la Guarnicio de la Plaza. Acordá ÿ deliberá […] per aclamació que en atencio a que lo honor es mereix […] pera dit Hospital que se compre a causa de gracia per preu de Doscentes sinquanta lliures […] ab lo passe de abonarse les obres necessaries per raparacio o formaio de les tapies […].9

Los pobres y enfermos que entraban en el Hospital durante estos 24 años que ocupan el libro de cuentas procedían de diversos lugares de España, de la Vall d'Aràn y de Andorra, de Francia y de Italia, incluso hubo alguno de Alemania y de Flandes; situación que suponía que realmente el hospital fuera un auténtico Hospital General. No se negaba la entrada a ningún pobre y enfermo por razón de nacionalidad, región o localidad de procedencia. Solían ser mendigos transeúntes que a duras penas llegaban a dicho establecimiento, así como vecinos de los lugares próximos a Lleida y de las zonas próximas de Aragón. Llegaban por casualidad o venían buscando el restablecimiento de su salud por resultar imposible llevar a cabo en el domicilio unos cuidados óptimos (Sanahuja, 1944).

Durante estas primeras décadas del siglo XVIII, el hospital continuaba teniendo más una actividad benéfica y caritativa que asistencial. Se atendían a los "pobres de solemnidad", las personas sin recursos, transeúntes dándoles cama y comida. En un inventario de 172210 se describen los recursos materiales de las diversas salas que los componían. [Figura 1] En las "cuadras de los enfermos", había dieciséis mantas dieciocho colchones rellenos de paja, catorce colchones, dos cunas, la cama para los enfermos por diarreas, una mesa de pino, diferentes botellas para las medicinas, trece cojines, dos platos de metal y abundantes vendas, entre otros (Pifarré, 2007).

Fuente: CAT AML. Fons Pia Almoina. Deliberacions de la Junta de 1712-1735. VOL 105/345, f18r.

Figura 1. Imagen del inventario del Hospital Santa María de 1722, en el que se describen los cuartos de los enfermos y de los enfermeros. 

Primo setse flaçades, devuit márfegas, catorce matalaços, dos bresos, lo llits de camarientos, trenta un blanch de peu de gall, una taula de pi, tres banquets pera confessar los malalts, diferents ampolletes de medecina, due bacins o fernicis, tretse coixins, um gran feix de benes y draps de cura.

Analizando la composición de dicho espacio, permite entrever que existían dos enfermeros que se ocupaban de la atención de los enfermos. La sala contenía dos mantas blancas, cántaros, platos, cubiertos, una jeringa de latón, un calentador y una tinaja llena de agua: "Quarto de Enfermers. Primo dos flaçades blanques, cantes, plats, ü escudelles lo que ha menester. Una xeringa de llauro. Un escalfado. Una tenalla gran plena de ayguna".

Los enfermeros encargados de los cuidados también identificaban necesidades básicas en el centro; así, el 22 de septiembre de 173011 uno de los enfermeros del hospital, se dirigió a la junta administrativa para solicitar más leña, ya que la que tenía le era insuficiente para calentar el agua para las sangrías. [Figura 2]

Fuente: CAT AML. Fons Pia Almoina. Deliberacions de la Junta de 1712-1735. VOL 105/345, f37v-38r.

Figura 2. Imagen petición del enfermero del hospital de más leña para el establecimiento. 

Cinco años más tarde, se realizó un nuevo inventario del hospital, dejando patente el número de camas que existían en aquel momento, siendo 13 de hombres y 10 de mujeres. Resulta también interesante por la descripción que realizaba de las diferentes salas del establecimiento: el cuarto del prior, la sala, el cuarto del vicario, el cuarto donde se guardaba la leña, los cuartos de los hombres y de las mujeres por separado, el cuarto para la ropa sucia de los enfermos, la enfermería, el cuarto para los infantes, la cocina, el almacén, la entrada de la casa y el cuarto adjunto, la sacristía, la iglesia, el campanario y la Casa de Comedias (Sanahuja, 1944).

El cuarto de los hombres se componía de trece camas provistas de botes y blancos con colchones de lana, dos sábanas de diferente tamaño en cada cama junto con un cojín y su cojinera. Había también veintiuna mantas de lana blanca usada, dos cunas con su colchón y un jergón. La habitación también contaba con una mesa de pino usada, tres bancos y un cuadro con marco dorado con la imagen de Ntra. Sra. de los Desamparados.

En la quadra dels homens. Item tretse llits depots ÿ banchs ab marfega matalas de llana ab traces blanques ab dos llansols de dos talles ÿ un coixí absa coixinera a cadahun. Item vint ÿ dos flassadas de llana blanques usades. Item dos bressols absa marfega ÿ matalas. Item onse coixins abses coixineres. Item una taula de fusta de pi usada. Item tres banquets. Item un quadro ab marchs dorats de Ntra Sra dels desemparats. Item una imatge de Christo absa creu.12

La habitación de las mujeres estaba compuesta por diez camas con sus colchones de lana y mantas correspondientes, quince sábanas de diferentes tallas, ocho cojines, veinticuatro mantas blancas de lana y una cuna con colchón. Existía un armario con una cesta llena de vendas y diferentes utensilios para las curas, una palangana de sangrar, dieciocho servicios grandes y cinco orinales.

En la quadra de les dones. Item deu llits depots ÿ banchs absa marfega matalas de llana á cada hu. Item quinze llansols de dos talles servits. Item vuÿt coixins. Item vintÿ quatre flassades blanques de llana servidas. Item un bressol ab son matalàs. Item un altarmari dins lo qual hia una cistella plena de venes ÿ diferents trastos ÿ draps pera curacions ÿ despulles. Item uns gibrells de sangrar ÿ dos gibrelletes. Item divuÿt services grans. Item sinch basinetes petites. Item una escala de fusta ab grahons. Item un brasé de fusta.13

El cuarto de los niños disponía de tres tinajas grandes, un brasero de madera, cinco cortinas, una manta vieja, un pie de hierro para poner la colada, una cama montada con un colchón, dos sábanas y una manta de lana blanca. Contaba también con una cama completamente montada con dos colchones, dos sábanas y una manta.

En lo quarto dels Infants. Item tres tenalles grans pera posar aigua. La una esquerdada ÿ dos bones. Item un brassé de fusta. Item esteres usades. Item sinch cortines de vaÿeta vermella velles. Item una flassada de retalls de sastre vella. Item uns peus de ferro pera posar bugada. Item dos calderes una gran de nou cantes ÿ altrade três cantes de aram. Item una cata de aram ab manech de ferro. Item un llit parat ab márfega matalas, dos llançols ÿ una flaçada de llana blanca. Item altre llit parat ab dos matalasos dos llançols ÿ una flassada. Item dos banchs de llit de peu de Gall. Item una ereta de fusta. Item quatre cotes dels Infants usades.14

Resulta especialmente interesante la descripción que hace de la enfermería, detallando los utensilios que se utilizaban en aquel momento para los cuidados. La sala contaba con dos garrafas de cobre, un calentador de cobre, una jeringa de cobre, dos tinajas grandes para poner agua, tres cántaros, una pala de hierro, una marmita de cobre, dos docenas de platos y de cubiertos para el servicio de los enfermos y una vasija de madera para fregar entre otros utensilios. [Figuras 3-5]

Fuente: CAT AML. Fons Pia Almoina. Deliberacions de la Junta de 1712-1735. VOL 105/345, f54r-54v.

Figura 3. Imagen del inventario del Hospital Santa María de 1735, en el que se describen el cuarto de los hombres y de las mujeres por separado,de la enfermería y de los infantes. 

Fuente: CAT AML. Fons Pia Almoina. Deliberacions de la Junta de 1712-1735. VOL 105/345, f54r-54v. (Continuación)

Figura 4. Imagen del inventario del Hospital Santa María de 1735, en el que se describen el cuarto de los hombres y de las mujeres por separado, de la enfermería y de los infantes. 

Fuente: CAT AML. Fons Pia Almoina. Deliberacions de la Junta de 1712-1735. VOL 105/345, f55v.

Figura 5. Imagen del inventario del Hospital Santa María de 1735, en el que se describen el cuarto de los infantes. 

En la enfermería. Item dos garrafons de Aram abses capses de suro. Item un escalfado de Aram. Item un brocaler petit de vidre absa capsa de suro. Item una chiringa de courer. Item dos tenalles grans de posar aigua. Item tres cantes dos sellons ÿ dos pixells de posar aigua. Item una caldera de Aram de una ansa. Item una escalfera. Item una pala de ferro ab manech de fusta. Item una marmita de Aram. Item dos dotsenes de plats ÿ dotsenes de escudelles per lo serveÿ dels malalts. Item uma bacia de fusta pera fregar.13

Tras el conflicto bélico, el establecimiento quedó dividido en dos sectores (hospital militar y hospital destinado a los enfermos pobres) desde enero de 1736 hasta el año 1753, en que dejó de existir el Hospital Militar del Rey, construyéndose un nuevo pabellón anexo que lindaba con la calle de San Antonio, permaneciendo allí hasta 1938 en que se desplazó a las dependencias del antiguo convento de los Descalzos. A pesar de estar juntos, el Hospital militar contaba con servicio médico propio, así como de personal y farmacia (Sanahuja, 1944; Lladonosa, 1974; Tarragó, 1976; Pifarré, 2007)

Las necesidades alimentarias, tanto de los enfermos como de los trabajadores, estaban cubiertas por una alimentación variada que podemos conocer a partir del estudio de los gastos extraordinarios que se extraen de los libros de cuentas del establecimiento. Alimentación que se componía de huevos, tocino, perdices, conejo, trigo, sal, vino o aguardiente.15 [Tabla 1]

Tabla 1. Gastos para la alimentación en el año 1747 en el Hospital General de Lleida. 

ALIMENTO GASTO
281 libras de carne 56 libras, 6 sueldos y 8 dineros
1820 huevos en Julio 21 libras, 2 sueldos y 5 dineros
1374 huevos en septiembre 18 libras, 6 sueldos y 9 dineros
15 cuarteras de trigo 32 libras, 15 sueldos
118 jarras de vino en enero 50 sueldos y 4 dineros
256 jarras de vino en junio 140 sueldos y 5 dineros
2 arrobas de aguardiente en febrero 58 dineros
1 arroba de sal en enero 1 libras, 1 sueldo y 6 dineros
Dos gallinas por orden médica en enero 9 sueldos

Fuente: Elaboración propia a partir de CAT AML. Fons Pia Almoina, VOL 094/334.

Llibre de comptes de l´Hospital General de Lleida (1747-1751), f. 23v, 23r, 24v, 24r, 25v, 26v.

A mediados del siglo XVIII, el Prior del hospital, llevó a cabo un nuevo inventario que plasma el aumento en el número de camas en el establecimiento. Se describen tres cuartos para hombres, el primero compuesto por 19 camas, el segundo también por 19 y el tercero por 10, teniendo todas su correspondiente jergón. Para las mujeres existía un único cuarto con 18 camas completas. Existían dos camas completas preparadas para aquellos enfermos que padecían de mal de cámaras (así se conocían las evacuaciones frecuentes y líquidas, tipo diarrea). De lo que se deduce que el número de pobres enfermos que había en ese momento en el hospital era de 68, omitiendo a los militares enfermos ya que ocupaban su lugar propio en el Hospital Real al lado del Hospital de Santa María (Tejero, 2016).

Gracias a la recopilación de datos en los registros de estos primeros cincuenta años del siglo XVIII, se han podido identificar 17 personas dedicadas a la atención de los pobres y enfermos en el hospital civil, entre las que se incluían matrimonios; contratados como enfermeros, barberos, ayudantes de enfermero o enfermero extraordinario (Tejero, Vera y Torres, 2017).

Según el libro de cuentas del Hospital General de Lleida en el año 1712, el enfermero del mismo cobró por seis meses 168 libras,16 calculándose en unas 21 libras por mes. Tres años más tarde, este salario se vio menguado cuando se contrataron al enfermero Albert Soriaga y su mujer por 13 libras al mes17 como se ve en los libros de cuentas para ese año. Descenso que se compensaba con pagos en especias como aceite y leña18,19 para uso propio (Tejero, Vera y Torres, 2017).

El buen hacer también era valorado como se puede ver en la gratificación que, en 1732, la propia Junta del hospital propuso tanto al enfermero como a su mujer por la buena práctica que estaban llevando a cabo en el hospital en cuanto a la asistencia de los enfermos.

Item fonch proposat que lo treball solicituo y diligencia ha tingut lo enfermer aquest anÿ es adjudat de sa muller es estat gran ÿ en notable benefici de es malalts que mereis dona son salari alguna assistir, se proposa delibere lo pahedor. Acorda ÿ delibera dita Iltre Junta que al enfermer no per aument de salari si per via de assistir en vista del molt se aplique ell ÿ sa muller en servir al Hospital la puntualitat diligencia y sisten, se li dona fora del salari quincun anÿ per via de assistir sens que per es que de exemplar ÿ durant lo beneplassii sis quarteres de Blat comensant en lo anÿ 1733 ab que sa muller haja de assistir en servir als malalts en la assistencia que fins avuÿ ha fet.20

Finalmente, resulta destacable como independientemente del sexo de la persona que cuidaba en aquel periodo de tiempo, el salario era el mismo: afirmación sustentada en ejemplos como los de Teresa Comes o Corbella, que cobraba nueve libras al mes, que también se pagó a Josep Casalet y Batiste Arnes en 174, o la del enfermero para el año 1749 en virtud de asistir a los enfermos21 a razón de nueve libras más aceite y leña.

Comptes del Hospital General de la Mare de Deu dels Angels dels pobres malalts seculars de la present Ciutat de Lleyda donat per mi Anton Sabater […] y Prior de dit Hospital en lo present any de la Nativitat del 1747[…] Cent vuit lliures e pagat per lo salari de enfermer a raho de nou lliures lo mes, no contant los dues quintas de llenya a cada mes y lo pitxell de oli a Antonio Larrosa pues eá patat del gasto comu: 108 […] A data seixanta tres lliures set sous y sis per aver asistit sinc mesos de enfermer a Josep Casalet 9 lliures 15 sous lo mes y un mes y mitg a Batiste Arnes a 9 lliures 15 sous lo mes.22

Conclusiones

Con los resultados expuestos en esta investigación, todo conflicto bélico o catástrofe sanitaria como la que vivimos en la actualidad, genera grandes demandas de recursos humanos y materiales, que se traduce en cambios en el sistema de atención sanitara en cada momento. Actualmente, estamos viviendo un entorno de volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad (VUCA); con una atención sanitaria de guerra, que en años venideros supondrá también una reorganización de los servicios sanitarios con cambios tecnológicos y de planificación estratégica.

El estudio de la historia de los establecimientos sanitarios nos permite el recoger estas dinámicas que se repiten cíclicamente. Este fue el caso de la historia del antiguo Hospital de Santa María, que había surgido como consecuencia de la unificación de diferentes establecimientos inefectivos en un momento de pandemia sanitaria, y que en el siglo XVIII fue capaz de adaptarse a las demandas asistenciales de la Guerra de Sucesión y del posterior impacto que tuvo dicho proceso tanto en la sociedad como en la economía leridana.

Al igual que en otros lugares del país, los cuidados sanitarios se realizaban en un entorno de escasos recursos humanos y materiales, con graves deficiencias de salud pública en poblaciones devastadas por una guerra que se había prolongado casi una década. A finales del siglo XVIII, el propio establecimiento llegó a ser visto por la población leridana como el último lugar al que acudir en caso de necesidad de cuidados.

Hemos de tener en cuenta, que la atención sanitaria en aquellos momentos venía de una primera etapa de proceso de medicalización de los hospitales muy centrada en la gestión de las epidemias y en la ruptura de la concepción espiritual que sobre las enfermedades se tenían por parte de la sociedad en general.

Los registros de cuentas no sólo nos permiten conocer los recursos económicos destinados a la atención de pobres, enfermos y militares, sino que también identifican las figuras encargadas de los cuidados, reafirmando la idea de una masculinización de cuidados a lo largo de esos primeros cincuenta años del siglo XVIII.

Resulta especialmente interesante el estudio de los inventarios del hospital para entender cómo se distribuían los enfermos en el centro, con una separación no sólo por sexo, sino también por patologías, con el impacto positivo que tiene en la diseminación de determinadas patologías.

La enfermería contaba con material para "curar y sangrar" y se encontraba ubicada en un lugar estratégico dentro del centro. Por los registros de cuentas del hospital, se identifica que dentro de las funciones que desarrollaban el personal de enfermería estaba la de "asistir las cuadras", dar medicinas, "curar y sangrar", e incluso, durante la Guerra de Sucesión, se les pagaba por enterrar a los muertos del hospital.

Fuentes archivísticas

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Archivo Capitular de Lleida

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  • 9. CAT A.M.L. Fons Pia Almoina. Deliberacions de la Junta de 1712-1735. Vol. 105/345, f33v-34v.

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  • 12. CAT A.M.L. Fons Pia Almoina. Deliberacions de la Junta de 1712-1735. Vol. 105/345, f54r.

  • 13. CAT A.M.L. Fons Pia Almoina. Deliberacions de la Junta de 1712-1735. Vol. 105/345, f54r-54v.

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  • 21. CAT A.M.L. Fons Pia Almonia, Vol. 094/334 Llibre de Comptes de l´Hospital General de Lleida. f.119v.

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Recibido: 04 de Mayo de 2021; Aprobado: 04 de Agosto de 2021

Correspondencia: lorena.tejero@udl.cat (Lorena Lourdes Tejero Vidal)

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