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Temperamentvm

versión On-line ISSN 1699-6011

Temperamentvm vol.19  Granada  2023  Epub 10-Abr-2024

https://dx.doi.org/10.58807/temperamentvm20236327 

ARTÍCULOS

Manuel Ramón de Echavarria, de enfermero a cirujano: un ejemplo de las pasarelas profesionales en la primera mitad del siglo XIX

Manuel Ramón de Echavarria, from nurse to surgeon: an example of the professional catwalks in the first half of the 19th century

Manuel Ferreiro-Ardións (orcid: 0000-0002-6439-709X)1  2  , Juan Lezaun-Valdubieco (orcid: 0000-0002-4247-420X)2  3 

1Departamento de Enfermería, Universidad del País Vasco (UPV/EHU), Leioa, España

2Comisión de Historia y Humanidades, Colegio Oficial de Enfermería, Vitoria, España

3OSI Araba, Osakidetza/Servicio Vasco de Salud, Vitoria, España

Resumen

Objetivo principal:

reconstruir y contextualizar la trayectoria laboral de un enfermero y cirujano a principios del siglo XIX.

Metodología:

estudio fenomenológico y hermenéutico de documentación primaria y secundaria.

Resultados principales:

nacido en 1797 y cirujano menor en 1821. Accede como enfermero al hospital de la ciudad renunciando tras tres años para examinarse de cirugía mayor. Ejercerá como cirujano en la cárcel de Vitoria simultaneándolo con otras ocupaciones para dignificar su salario. Señalado políticamente al iniciarse la guerra carlista, debe abandonar su trabajo, no volviéndosele a documentar hasta la epidemia de cólera de 1855. Fallece en 1860.

Conclusión principal:

fue enfermero oportunistamente para acceder al hospital y acumular la experiencia exigida por el Colegio de cirugía. La cirugía no le proporcionó ventajas económicas, sino precariedad laboral común a otros cirujanos empíricos. Dependencia de contratos públicos y de vaivenes políticos sugieren la existencia a principios del siglo XIX de prácticas similares a las caciquiles de finales de siglo.

Palabras clave: Biografía; Enfermería; Cirugía; Siglo XIX; Álava

Abstract

Objective:

to reconstruct and contextualise the working career of a nurse and surgeon at the beginning of the 19th century.

Methods:

phenomenological and hermeneutic study of primary and secondary documentation.

Results:

born in 1797 and minor surgeon in 1821. He joined the city hospital as a nurse, resigning after three years to take an examination in major surgery. He worked as a surgeon in Vitoria prison, having to combine his work with other occupations in order to earn a decent salary. He was politically targeted at the beginning of the Carlist War and had to abandon his work, and was not documented again until the cholera epidemic of 1855. He died in 1860.

Conclusions:

he was a nurse opportunistically in order to gain access to the hospital and accumulate the experience required by the College of Surgery. Surgery did not provide him with economic advantages, but rather the precariousness of work common to other empirical surgeons. Dependence on public contracts and political ups and downs suggest the existence at the beginning of the 19th century of practices similar to those of the caciques at the end of the century.

Key words: Biography; Nursing; Surgery; Nineteenth century; Álava (Spain)

Introducción

La creación de los títulos de practicante y de matrona en 1857 (plan de estudios de 1861)1 constituye un hito en la historiografía enfermera española por cuanto tuvo de clarificación y ordenación profesional durante casi un siglo de duración, hasta que estas dos titulaciones convergieran en 1953, junto a las enfermeras (título de 1915), en la figura del Ayudante Técnico Sanitario,2 precedente inmediato de la actual profesión de enfermería en España.

En el caso del practicante, la Ley de Instrucción Pública de 1857 fusionó bajo su figura una compleja maraña de títulos y denominaciones3 en torno a la cirugía menor que se había ido configurando desde que la creación del Tribunal del Protomedicato en 1477 y su extensión al Protobarberato en 1500 dieran carta de oficialidad a las prácticas sanitarias de cirujanos y barberos;4 sin embargo, esta Ley de 1857 produjo de facto una separación formal entre cirujanos y practicantes en dos carreras diferenciadas y desligadas, rompiendo las vías de promoción entre ambas que habían existido previamente. De hecho, recuperar ese vínculo con la carrera médica (con dicha Ley la cirugía se había unido a la medicina en un único plan de estudios) fue una demanda continuada de los practicantes, al tiempo que luchar contra el intrusismo de los estudiantes de medicina y desligarse de la herencia de los barberos.5

Por su parte, la creación del título de enfermera en 19156 produjo un movimiento de oposición al mismo por parte de los practicantes,7 quienes entendían que suponía una intromisión en sus facultades, lo que implícitamente dejaba claro la existencia de puntos de encuentro entre ambas profesiones que provenían fundamentalmente del desempeño histórico de funciones compartidas en el ámbito hospitalario, en buena medida herencia de la polivalencia que se había dado en las órdenes religiosas hospitalarias.

Los movimientos asociativos, la colegiación corporativa y la aparición de los primeros periódicos profesionales en el cambio del siglo XIX al XX constatan bien la difícil relación del practicante con la cirugía y con la enfermería en aquel periodo;8 sin embargo, se desconoce en gran medida cómo eran esas relaciones previamente a la reordenación de la Ley de 1857. En este sentido, a lo largo de la revisión de documentación primaria que nuestro grupo de investigación ha ido realizando en los últimos años para distintas investigaciones, se han podido recolectar diversas informaciones sobre la trayectoria vital y laboral de varios profesionales sanitarios que ejercieron en Vitoria (Álava, España) en la primera mitad del siglo XIX. Entre ellos destaca el caso de Manuel Ramón de Echavarria precisamente por aparecer documentalmente vinculado tanto a la enfermería como a la cirugía, por lo que se ha considerado que contextualizar y analizar su vida profesional podría ofrecer una buena visión de ese periodo, pudiendo tomarse quizá como ejemplo de la vida laboral de muchos otros de sus coetáneos.

El presente trabajo tiene como objetivo general reconstruir y contextualizar la trayectoria laboral de Manuel Ramón de Echavarria y, como específico, analizar a partir de ella las relaciones profesionales sanitarias en la primera mitad del siglo XIX.

Metodología

Estudio fenomenológico y hermenéutico a partir del análisis de documentación primaria y secundaria.

La documentación primaria proviene de tres archivos: el Archivo Municipal de Vitoria (AMV), obteniendo resultados en los fondos de actas municipales, de personal y de Beneficencia Pública; el Archivo Histórico Provincial de Álava (AHPA), que desde 2019 incluye, además de sus fondos propios, los del antiguo Archivo del Territorio Histórico de Álava donde se encontraban el fondo del hospital de Santiago y el de Sanidad Provincial, que han sido los más fructíferos; y el Archivo Histórico Diocesano de Vitoria (AHDV), donde se han extraído datos de los registros sacramentales. Por su parte, la documentación secundaria utilizada para la contextualización y análisis proviene de fuentes muy diversas, esencialmente bibliográficas, cuya búsqueda y selección puede considerarse en general oportunista pues, como se ha señalado, ya se habían documentado y utilizado algunos datos del protagonista del presente estudio en otras investigaciones.

Resultados

Bautizado en Antezana de Foronda (también denominado entonces como Antezana de Álava y, actualmente, Antezana/Andetxa) el 14 de septiembre de 1797 como Manuel Ramon Echavarria Bastida, siendo el primero de nueve hermanos.I En el autógrafo que utilizará en su vida profesional posterior firmará siempre como Ramon de Echavarria, nombre que también será el empleado en la mayor parte de los documentos alusivos a su persona.

Sus padres, Antonio Echavarria Fernandez de Retana y Thomasa Casilda Bastida Arce, bautizan tres hijos en la parroquia de San Vicente de la ciudad de Vitoria en 1810, 1812 y 1814,II por lo que probablemente se trasladaron a esa ciudad durante la ocupación francesa tras un paso intermedio por Yurre, entre Antezana y Vitoria, donde habían bautizado otros tres hijos en 1805, 1806 y en 1808.III

No se logra documentar su formación inicial, aunque para 1821 debe poseer aprobación para ejercer la cirugía menor pues es contratado en virtud de ello por el ayuntamiento de Vitoria. Tampoco se documenta relación familiar alguna con otros profesionales sanitarios conocidos en Álava, con los que podría haberse formado, ni constan contratos de aprendizaje en la documentación protocolaria consultada en el AHPA.

Contrae matrimonio con Maria Dominica Lagos Vabia el 8 de febrero de 1818IV en la parroquia de San Pedro, en Vitoria, sin que se logre documentar bautizos de hijos en los registros sacramentales conservados.

El 9 de abril de 1821, inaugurado en Vitoria el actual edificio para el hospital municipal de Santiago, es elegido por aclamación entre cuatro aspirantes para ocupar el puesto de Enfermero Mayor,V cargo para el que se requería ser sangrador o cirujano menor según las ordenanzas que se publican ese mismo año.VI Probablemente su salario fuera el estipulado unos años antes, en 1819, para el hospitalero, a quien se asignaba 3.850 reales de Vellón anuales más 160 maravedíes por las vasijas de los enfermos y 20 maravedíes por cada estancia; si bien, a su costa debía contratar a 'dos enfermeros, una enfermera y cocinera' y pagar la leña y la colada.VII

Cesa su actividad en 1823, coincidiendo con el fin del Trienio Liberal y en un contexto de purga política, si bien no parece ser su caso y, de hecho, no se le cita expresamente entre los cesados por su significación política.9 Es más probable que su marcha fuera debida a un traslado a Madrid para completar sus estudios de cirugía, ya que obtiene dicho título tras examinarse en el Real Colegio de San Carlos, en Madrid, el 10 de junio de 1824.VIII

Diversos abonos de salariosIX,X,XI le ubican desde el 18 de septiembre de 1824 hasta al menos el 31 de diciembre de 1829 como cirujano del ramo de Policía 'encargado de la asistencia a los enfermos reos de esta M.N. y M.L. Provincia de Alava'.X actividad que se realizaba en la casa de corrección ubicada en Vitoria, un recinto en principio destinado a mujeres (delincuentes, prostitutas y para ocultación de embarazadas vergonzantes),10 pero al que también se trasladaban desde la cárcel los presos masculinos que enfermaban. Aunque se le libran pagos desde 1824, parece que no se formaliza un contrato firme hasta el 3 de mayo de 1826, acordándose un salario anual de 550 reales de vellón. La cuantía del salario (muy inferior al que cobraba como enfermero mayor y a los 4.400 reales -más otros 660 por ejercer de comadrón- que tenía asignado el cirujano municipal de Vitoria)XII,XIII evidencia la necesidad de complementar sus ingresos bien con clientela particular o con otras ocupaciones. De hecho, al menos durante 1828, realiza diversas actuaciones extras para el tribunal de justicia, que se generalizan en la documentación como 'reconocimientos, Disecciones anatómicas y otras operaciones en los sucesos desgraciados de muertes, heridas y fracturas que han ocurrido', por las que el ayuntamiento le gratifica el 17 de diciembre de 1828, con 900 reales de vellón.XIV En ese abono, el documento deja claro que no es empleado del municipio, pero, sin embargo, le denomina como 'Cirujano Ayudante del Hospital civil de esta Ciudad'. La aparente contradicción se explica unos años después, en enero de 1833, en un escrito al ayuntamiento del médico titular de la ciudad, Antonio Fullá, señalando que remunerará los servicios 'al Practicante del hospital D. Ramon de Echavarria' como lo habían acostumbrado a hacer sus antecesores.XV Es decir, que desde años atrás, y probablemente al mismo tiempo que ejercía como cirujano para el ramo de Policía de la provincia, Echavarria ayudaba a los facultativos del hospital de Vitoria siendo pagado directamente por estos.

Además de las labores que señala la documentación para el tribunal de justicia es posible que también ayudara o supliera al cirujano titular en su función de comadrón municipal, documentándosele al menos en una intervención ante una embarazada próxima al alumbramiento, pero que finalmente es asistido por una partera. Su acción evidencia una mala praxis o una carencia de capacidades al valorar a la embarazada por sus quejidos a través de la pared, sin llegar a verla, y enjuiciar un parto aún lejano cuando, en realidad, daría a luz una hora después.11

En 1833, presumiblemente a partir de noviembre, tras el estallido de la primera guerra carlista y el fracaso ese mes del inicial control de la ciudad por los sublevados, es depuesto por el ayuntamiento de la actividad como ayudante en el hospital de Vitoria por cuestiones políticas. Es más, tras su cese y habiendo logrado colocarse como cirujano en el hospital militar que provisionalmente estaba instalando el ejército liberal en dependencias del convento desamortizado de San Francisco, en Vitoria, el ayuntamiento pide en enero de 1834 su destitución inmediata exigiendo que para ocupar ese cargo debe reclamarse la 'adhesión al Gobierno de la Reina Nuestra Señora', evidenciando que Echavarria, directa o indirectamente, se había posicionado en el bando carlista.

No parece que Ramón se aviniera a reconocer la legitimidad de la reina y probablemente ese señalamiento de cariz ideológico condicionó los años siguientes en la carrera profesional de Echavarria, de quien se pierde la pista documental hasta 1855, sin que aparezca en las menciones a profesionales que intervinieron durante la epidemia de cólera de 1834,12 siendo este uno de los pocos registros nominales de sanitarios con los que se cuenta para esas fechas.

El silencio posterior en la documentación institucional alavesa lo sitúa probablemente en algún batallón carlista o en sus hospitales de sangre y de retaguardia durante los siete años bélicos. Posteriormente volvería a Vitoria, donde se le recuperará la pista, para ejercer privadamente, ya que no aparece en los archivos de personal de las instituciones existentes.

El año de 1855 es citado en la documentación de la Junta de Sanidad de Álava entre los profesores de cirugía que asisten en la provincia a los afectados por el cólera.XVI,12 El documento distingue, en la rama de cirugía, a cirujanos titulares, profesores de cirugía, ayudante de cirugía y sangradores, por lo que Ramón mantenía en ese momento el estatus profesional previo a su señalamiento político de 1833. Parcial o totalmente, esa actividad frente a la epidemia debió realizarla en Vitoria, ya que el 14 de noviembre es gratificado por ella junto a otros siete profesores de cirugía, cinco sangradores, dos viudas de sanitarios fallecidos y dos médicos.XVII

Fallece el 30 de julio de 1860XVIII a los 62 años, celebrándose su funeral en la parroquia de San Pedro de Vitoria.

Discusión

La figura de Enfermero Mayor, existente en muchos otros hospitales peninsulares desde antiguo y con tradición en las órdenes religiosas hospitalarias que surgen en el XVI, se constituye en Vitoria con la inauguración del nuevo edificio del hospital y sus nuevas ordenanzas en 1821. Sustituye a la figura tradicional en la localidad del Síndico Hospitalero, que en la práctica hasta ese momento solía ser un matrimonio, y a cuyas funciones de enfermería básica van a añadirse funciones instrumentales con la obligación de ser también sangrador o cirujano menor.13 Esta obligación a partir de 1821 es en realidad un reconocimiento legal de lo que ya se daba de hecho, pues desde 1741 se habían sucedido en el puesto de hospitalero 4 personas de una misma familia que ya eran sangradores.14 La continuidad de esta saga familiar, a pesar de que se les requería exclusividad, pues 'no ha de tener parroquia alguna, ni ha de salir del Hospital á exercer su facultad',15 y de que, como en 1821, debían contratar de su bolsillo a los criados que les auxiliaban, sugiere un puesto atractivo y suficientemente remunerado.

Las ordenanzas de 18216 no dejan duda de que las funciones atribuidas al enfermero mayor lo sitúan en la órbita de la enfermería actual. El hospital tenía aproximadamente 50 estancias diarias según datos algo más tardíos, de 184616 (entre 50 y 70 según Madoz en 1850)17 y el enfermero mayor debía encargarse del aprovisionamiento de víveres y leña, la supervisión de sus subordinados, acompañar al médico y cirujano en las visitas anotando sus órdenes y cumpliéndolas, atender a los enfermos en sus necesidades básicas, como la alimentación y la eliminación (cobraba un plus por las vasijas) e instrumentales, como la preparación y aplicación de preparados medicamentosos (como ejemplo, en el mes de enero de 1800 se señala la aplicación de 281 emplastos)18 y de sanguijuelas, además de sangrías y del rasurado…

La cuestión de todo esto es conocer si Ramón de Echavarria accedió al puesto atraído por esas funciones y su compensación económica, como había hecho la saga familiar que le precedió, o si su propósito era el de entrar en el hospital para adquirir la experiencia necesaria que le diera acceso al Real Colegio de San Carlos, en Madrid. No hay una respuesta en la documentación, pero el hecho de que apenas estuviera tres años y marchara por propia iniciativa (no consta lo contrario a pesar de la coincidencia con la purga política del final del Trienio Liberal), sugiere más lo segundo. Además, logra el título apenas un año después, lo que solo sería posible de contar con esa experiencia bien documentada, y ello parece indicar que desde el principio se aseguró de ser tutelado por el cirujano del hospital más que de ejercer con autonomía las amplias funciones que recaían sobre el enfermero mayor. Su relación con la enfermería no sería, por tanto, vocacional sino interesada, como medio de acceso al hospital.

Aparentemente, por tanto, la carrera de cirugía se postulaba más atractiva que la de enfermero mayor. Si fue un cambio en las condiciones como enfermero respecto a las que tuvo la saga familiar previa o si influyó sobremanera los 23 años con los que accedió al puesto nos es desconocido, pero está claro que sus aspiraciones no se verían del todo cumplidas, pues, aun quizá ganando prestigio profesional, lo que sabemos de él los años siguientes denota precariedad laboral.

La dinámica de acceso al título de cirujano en esa fecha, previa a la reforma de los Colegios de cirugía por Pedro Castelló y Ginestá (Real Decreto de 16 de junio de 1827)19 lo situaría como cirujano de 2ª clase,5 un escalón por debajo de los académicos. Si bien en la documentación municipal solo se le cita como cirujano a secas y como tal es contratado en la cárcel y casa de corrección, es probable que en la práctica sí se tuviera en cuenta estos aspectos formativos para asignar determinados puestos. Aunque terminar asistiendo al médico del hospital, siendo pagado por este y no por el municipio, y volver a ser denominado practicante como si regresara a sus 23 años resulta un testimonio de precariedad evidente.

Esta precariedad no parece ser por falta de competencia pues, a pesar del caso descrito con la embarazada (que, además, fallecería al día siguiente),10 no consta ninguna queja de sus empleadores, y es plausible que su situación no fuera muy diferente a la que vivían otros colegas suyos ajenos a los contratos de las instituciones. Es decir, que las quejas finiseculares de los sanitarios de todo tipo20 por las penurias económicas en el ejercicio privado vendrían de lejos.

Otra posibilidad de esta precariedad más sutil podría tener que ver con la dificultad para no ser visto por sus convecinos como el barbero que fue. Al respecto, existe un ejemplo coetáneo conocido que merece citarse. Se trata del caso de Teodoro Gelos Lecea, también alavés, según Ferrer,21 o navarro, según García-Sanz,22 quien como Echavarria había iniciado su carrera desde la formación gremial acabando como médico de cámara del pretendiente carlista Carlos. Benito Pérez Galdós, en un contexto de menosprecio a su influencia, señala que 'De aquel inoportuno y desconsiderado Gelos se contaba que había sido barbero, luego maestro de cirugía menor, pasando a titularse Doctor en Medicina por una serie de transiciones lentas. No carecía de habilidad empírica; teníale el Rey [el pretendiente Carlos] por un sabio, y puso en sus manos la asistencia de los heridos de su ejército'.23 Ante este poder y su influencia, según Barriola, sus enemigos, caso del marqués de Lozoya, le llamaban despectivamente 'el barbero Gelos'.24 La existencia de este desprecio larvado desde antiguo puede intuirse también en el esfuerzo de los practicantes de finales del XIX para desembarazarse de su pasado barberil.5

Otra cuestión importante en la biografía de Echavarria es el condicionante político. La mayor parte de su vida transcurrió en el contexto de crispación antagónica entre absolutistas y liberales que marcó el final del antiguo régimen. No hay duda de que su señalamiento político resultó determinante en su vida laboral. No consta un activismo declarado o público en la documentación revisada e incluso, cuando es cesado por el ayuntamiento de su actividad en el hospital de Santiago, logra que le contrate el ejército liberal, teóricamente enemigo, lo que evidencia que su acercamiento al carlismo no hubo de ser abiertamente militante. El por qué lo señalaron las autoridades liberales, quienes se hicieron con el ayuntamiento tras el fracaso de la rebelión carlista en Vitoria, solo puede ser explicado por los trabajos que ocupó durante la década ominosa, que fue especialmente cruenta en Álava, como cirujano de la cárcel donde varios de los liberales locales estuvieron presos, lo que le situaría automáticamente a ojos de estos en la órbita absolutista del diputado general Valentín de Verástegui, cabecilla de la rebelión carlista en Álava. En consecuencia, la impresión es que en aquellos tiempos bastaba con trabajar bajo el salario de una institución pública para quedar señalado como parte de la corriente política gobernante, probablemente porque para poder cobrar tal salario primero había que comulgar con quien gobernaba.

De lo expuesto puede extraerse que los trabajadores públicos de la primera mitad del XIX estuvieron expuestos a los vaivenes políticos tanto o más a como lo estarían a finales de siglo bajo el denominado caciquismo, una lacra que denunciarían sistemáticamente todos los profesionales sanitarios a través de sus órganos de comunicación. El caciquismo, sistema ligado característicamente a la Restauración, ha ido ampliándose en la historiografía hasta la era isabelina y así, por ejemplo, Carmelo Romero en su revisión sobre la cuestión de 2021 lo retrotrae hasta 1834;25 lo que en el caso de Echavarria parece venir incluso de más atrás.

Conclusiones

Se han logrado reconstruir los principales hitos laborales de un sanitario, Ramón de Echavarria, que ejerció durante la primera mitad del siglo XIX en Álava como enfermero, cirujano menor y cirujano mayor.

Su ejercicio como enfermero fue oportunista como medio de acceso al hospital para practicar habilidades y desarrollar conocimientos que le abrieran acceso al Real Colegio de cirugía. No obstante, su apuesta por la cirugía no le proporcionó ventajas económicas, evidenciándose indicios de precariedad laboral probablemente comunes a otros cirujanos que, como él, no se formaron académicamente.

La dependencia que tuvo de contratos con instituciones públicas y, sobre todo, de los vaivenes políticos sugieren la existencia ya a principios del siglo XIX de prácticas similares a las caciquiles que se denunciarán a finales de siglo, y que condicionaron el ejercicio profesional de aquellos sanitarios.

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VIIAMV. Actas municipales. 28 de marzo de 1821.

VIIIAMV. Cirujanos de Vitoria, 2-6-1830. Signatura 17/026/018.

IXAHPA. Signatura ATHA: 3348-1.

XAHPA. Signatura ATHA: 3281-1.

XIAHPA. Signatura ATHA: DAH 3411.

XIIAMV. Actas municipales. 11 de agosto de 1752.

XIIIAHPA. Signatura ATHA: D 156-9. Expediente para tratar sobre el aumento de dotación a la matrona de Vitoria.

XIVAMV. Actas municipales. 17 de diciembre de 1828.

XVAMV. Actas municipales. 30 de enero de 1833.

XVIAHPA. Signatura ATHA: DH 959.2.

XVIIAMV. Actas municipales. 14 de noviembre de 1855.

XVIIIAHDV. Registros sacramentales. Defunción Id: 36609. Signatura F006.526 (08949/001-00).

Recibido: 13 de Noviembre de 2023; Aprobado: 26 de Diciembre de 2023

Correspondencia: manuel.ferreiro@ehu.eus (Manuel Ferreiro Ardións)

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