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Revista Clínica de Medicina de Familia

On-line version ISSN 2386-8201Print version ISSN 1699-695X

Rev Clin Med Fam vol.2 n.3 Barcelona Feb. 2008

 

ORIGINALES

 

Anciano Frágil y Calidad de Vida

Fragile Elderly people and Quality of life

 

 

Ramón Orueta Sáncheza, Ángela Rodríguez de Cossíoa, Javier Carmona de la Morenaa, Almudena Moreno Álvarez-Vijandea, Antonio García Lópeza, Cristina Pintor Córdobaa

a Médico de Familia. Centro de Salud "Sillería" de Toledo.

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

Objetivo. Conocer el grado subjetivo de deterioro de la calidad de vida en ancianos con criterios de fragilidad.
Diseño. Estudio observacional, descriptivo, transversal.
Emplazamiento. Atención Primaria, Zona de Salud.
Participantes. Ancianos con criterios de fragilidad.
Criterio de exclusión: ancianos frágiles con deterioro físico/psíquico que impidiera cumplimentar los cuestionarios o negativa a participar (total 8,5%).
Mediciones principales. Cuestionario de calidad de vida Nottingham Health Profile (NHP) para la variable principal. Otras variables recogidas: sociodemográficas (edad, sexo y convivencia), número de enfermedades crónicas y de fármacos consumidos y el cuestionario de capacidad funcional de Barthel.
Resultados. Edad media de 81,4 años, 67,5% mujeres, 33,7% vivían solos, número medio de 3,2 patologías crónicas y de 4,7 fármacos consumidos. El porcentaje de deterioro global en el NHP fue de 25,6 (IC95% 22,8-28,3), siendo dicho deterioro variable en cada una de las dimensiones: energía (26,1; 21,2-31,0), dolor (20,5; 16,8-24,3), movilidad (32,5; 28,6-36,5), reacción emocional (23,7; 20,4-27,1), sueño (33,8; 29,0-38,5) y aislamiento social (17,2; 14,3-20,1). El grado de deterioro global se asoció, de forma estadísticamente significativa, con mayor edad, convivencia fuera del núcleo familiar, mayor número de patologías crónicas, mayor consumo de fármacos y menor capacidad funcional.
Conclusiones. Existe un grado de deterioro subjetivo importante en la calidad de vida del anciano frágil. Parece justificada la inclusión de la valoración de la calidad de vida subjetiva en la valoración integral de este tipo de pacientes.

Palabras clave: Anciano frágil. Calidad de vida.


ABSTRACT

Objective. To determine the subjective deterioration in quality of life in elderly people who met frailty criteria.
Design. Cross-sectional, descriptive, observational study.
Setting. Primary Care, Health Area
Participants. Elderly people with signs of frailty.
Exclusion criteria: frail elderly people who, due to their physical or mental impairment, were unable to complete the questionnaires or did not want to take part (total 8.5 %).
Main measurements. Primary variable: Nottingham Health Profi le (NHP) quality of life questionnaire. Other variables were: socio-demographic data (age, gender and co-residence), number of chronic diseases, number of drugs being taken, and Barthel’s index for functional capacity.
Results. The mean age of the participants was 81.4 years, 67.5% were women and 33.7% lived alone. The mean number of chronic diseases was 3.2 and the mean number of drugs being taken was 4.7. The percentage of overall deterioration on the NHP was 25.6 (95% CI 22.8-28.3), This percentage deterioration varied among the dimensions: energy (26.1; 21.2-31), pain (20.5; 16.8-24.3), physical mobility (32.5; 28.6-36.5), emotional reactions (23.7; 20.4-27.1), sleep (33.8; 29-38.5) and social isolation (17.2; 14.3-20.1). The degree of overall deterioration was associated, in a statistically signifi cant manner, with older age, co-residence outside the family, higher number of chronic diseases, higher number of drugs being taken and lower functional capacity.
Conclusions. There is a signifi cant level of subjective deterioration in the quality of life in frail elderly people. Including the subjective evaluation of quality of life in the overall assessment of this type of patient would seem justified.

Key Words. Frail elderly. Quality of life.


 

Introducción

Desde el pasado siglo nuestro país, al igual que el resto de los países occidentales de nuestro entorno, ha presentado un envejecimiento progresivo de su población debido principalmente a un aumento significativo de la esperanza de vida y a una disminución importante de la fecundidad, lo que hace que las previsiones para España, en caso de no modificarse las tendencias actuales, sitúen por encima del 30% la población mayor de 65 años para el año 20501-2 y que la presencia de personas con edades extremas haya dejado de ser una excepción.

Se define al anciano fragíl como aquél que presenta un aumento de la vulnerabilidad ante la presencia de estresores, como consecuencia de la disminución o la alteración de sus reversas fisiológicas3-4, estando implicados criterios socio-demográficos (edad, soporte social, etc.), médicos (pluripatología, hospitalización y/o reingresos, deficit sensoriales, etc.) y funcionales (actividades básicas e instrumentales)3,5-6.

Por otra parte, en las ultimas decadas los objetivos sanitarios han pasado de centrarse exclusivamente en la reducción de la morbimortalidad a valorar de forma significativa la calidad de vida de los pacientes7-8, estando ésta definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la percepción personal de un individuo de su situación en la vida, dentro del contexto cultural y de valores en que vive, y en relación con sus objetivos, expectativas, valores e intereses9. Su medición ha permitido pasar de los indicadores negativos de salud clasicos a otros sobre aspectos subjetivos que se centran en el paciente y su entorno desde una vertiente más positivista10. Además, pese a tratarse de un componente subjetivo, la medición de la calidad de vida subjetiva es considerada como un instrumento valido para medir el estado de salud de los pacientes, ya que diversos estudios han permitido relacionar dicha calidad de vida con la utilización de servicios sanitarios, el grado de autonomía y/o institucionalización del paciente e incluso con su supervivencia11-13.

En este contexto se presenta el siguiente trabajo, cuyos objetivos principales son determinar el grado de deterioro subjetivo en su calidad de vida que presentan nuestros ancianos frágiles y las variables asociadas a dicho deterioro.

 

Material y método

Para lograr los objetivos anteriormente mencionados se realizó un estudio observacional-descriptivo de corte transversal (figura 1), teniendo su ubicación en un centro de características urbanas (Centro de Salud "Sillería" de Toledo) y realizándose las encuestas durante los últimos meses de 2006 y primeros meses de 2007.

La población diana fueron todos los ancianos de tres cupos de Medicina de Familia de dicho centro y el criterio de inclusión fue reunir uno o más criterios de anciano frágil. Se definió como anciano frágil todo aquel que reuniera al menos uno de los criterios más ampliamente aceptados para su definición: edad igual o superior a 80 años, vivir solo, pérdida reciente de la pareja (inferior a 1 año), padecer patología crónica invalidante (cardiopatía isquémica, demencia, déficit visual y/o auditivo importante, etc.), polifarmacia (consumo de 4 o más fármacos), caídas recientes y/o frecuentes, ingreso hospitalario en el último año y deficiencia económica y/o social3,6,14. Como criterios de exclusión se utilizaron la negativa a participar en el estudio o la presencia de deterioro físico y/o psíquico que impidiera cumplimentar los cuestionarios.

De las historia clínica de cada paciente fueron recogidos datos sociodemográficos (edad, sexo, convivencia, etc.) y clínicos (patologías y consumo de fármacos). A través de una citación especifica en el Centro de Salud o en el domicilio del paciente le fueron administrados el cuestionario de Barthel para capacidad funcional de actividades básicas y el cuestionario de calidad de vida Nottinghan Health Profile (NPH).

El NHP es un cuestionario genérico de calidad de vida relacionada con la salud de carácter autoaplicado o heteroaplicado, influido por el Sickness Impact Profile, que consta de 38 preguntas de respuesta "Si-No" que exploran seis dimensiones de salud: energía, dolor, movilidad física, reacciones emocionales, sueño y aislamiento social15-17 y del que existe una versión validada al castellano18-19.

Los datos recogidos fueron introducidos en una base de datos del paquete estadístico R-Sigma creada para tal fin y fueron tratados con herramientas de estadística descriptiva y analítica.

 

Resultados

En total fueron encontrados 176 pacientes con criterios de inclusión en el estudio, de los que fueron desechados 15 (8,5%) por presentar alguno de los criterios de exclusión mencionados en el apartado anterior, siendo la muestra final de 161 pacientes. Los criterios de fragilidad que reunían los pacientes finalmente incluidos aparecen recogidos en la figura 2.

De los pacientes finalmente incluidos, el 67,5% eran mujeres, su edad media fue de 81,4 años (DE 4,4 años) y respecto a la convivencia, el 33,7% vivían solos, el 38,7% vivían con su pareja y el resto (27,5%) con algún otro familiar o colectivo. El número medio de patologías crónicas padecidas fue de 3,2 (DE 1,3), siendo las más prevalentes hipertensión arterial (75,5%), artrosis (39,4%), dislipemia (32,9%) y diabetes mellitus (22,6%). El número medio de fármacos consumidos de forma crónica era de 4,7 (DE 1,4).

El porcentaje de deterioro en la puntuación global del NPH encontrado fue del 25,6 (IC95% 22,8-28,3). El porcentaje de deterioro, así como sus intervalos de confianza en cada una de las seis dimensiones medidas por el cuestionario, aparece recogido en la figura 3.

El deterioro global de la calidad de vida (DGCV) se asoció de forma directa a la edad (DGCV = - 32,345 (0,712*Edad); F = 5,044; p < 0,05), pero no con el sexo del paciente (23,1 en hombres y 26,8 en mujeres; T-Student = -1,252; p = 0,210). La figura 4 recoge la relación entre el DGCV y la convivencia del paciente.

Las figuras 5 y 6 recogen, respectivamente, la relación entre el DGCV y el número de enfermedades crónicas padecidas o el número de fármacos consumidos. La figura 7 recoge la relación del DGCV con el deterioro funcional valorado a través de la escala de Barthel.

Discusión

Prueba del interés de la valoración de la calidad de vida subjetiva es el alto número de publicaciones que el tema genera a nivel internacional20 y el haber traspasado el campo sanitario con irrupción en otros sectores como el político, el social o el economico21.

La elección del NHP en nuestro estudio para dicha evaluación vino determinada por tratarse de un instrumento genérico que permite evaluar distintas áreas, con independencia de las patologías padecidas. Por sus características, brevedad y comprensibilidad, está especialmente recomendado en población anciana y en estudios de tipo transversal22-24, características ambas que reúne nuestro estudio. Su elección frente a otras herramientas génericas, como los cuestionarios SF-36, EuroQol 5-D o perfil de consecuencias de la enfermedad o las laminas COOP-WONCA25-29, también estuvo motivada por tratarse del instrumento de mediada utilizado en un mayor número de estudios comparables al mismo en nuestro entorno30-36.

Dado que se trata de un estudio realizado en una población circunscrita, su validez externa no queda totalmente garantizada y debe ser tomada con precaución. Así mismo, la comparabilidad con otros estudios debe ser valorada con prudencia, dado que cada uno de los mismos parte de unos criterios de inclusión y exclusión diferentes.

El porcentaje de deterioro subjetivo global encontrado en nuestro estudio, si bien se trata de un dato del cuestionario validado como tal, se encuentra en el rango de los obtenidos por otros autores que también lo han valorado31,34-36. Asimismo, los datos encontrados en cada una de las seis dimensiones valoradas son similares a los diferentes estudios, existiendo cierta uniformidad en encontrar el mayor deterioro en la esfera de alteraciones del sueño y el menor deterioro en la esfera de apoyo social30-36.

No se observaron diferencias significativas respecto al sexo, aunque sí porcentuales, dato que contrasta con otros trabajos donde detectan un mayor deterioro en mujeres30-32,34,36-39 y que según algunos autores podría estar en relación con estilos de vida determinados, niveles de expectativas diferenciados, mayor aceptación social de la expresión de sus quejas, mayor exposición a problemas emocionales (por ejemplo viudedad, vivir solo, etc.) y menores oportunidades de mejora40-41.

El progresivo deterioro en función de la edad es concordante con el aumento de dicho deterioro en función del número de patologías crónicas padecidas, del mayor número de fármacos consumidos y de la disminución de la capacidad funcional. Dichas relaciones también son encontradas en nuestro estudio y en los estudios similares ya mencionados en los párrafos anteriores y que vienen a corroborar la estrecha relación entre calidad de vida subjetiva y datos subjetivos como la presencia de patologías crónicas, la limitación funcional o la presencia de discapacidad34,37,42-43.

Concluimos con la constatación de que existe un grado de deterioro subjetivo de la calidad de vida de nuestros ancianos frágiles y de que dicho deterioro se relaciona con distintas variables tanto sociodemográficas como sanitarias. Por todo ello, coincidimos con diversos autores que plantean la necesidad de incluir la percepción subjetiva de la calidad de vida en el marco de la valoración integral a realizar a cada uno de nuestros ancianos frágiles30,37,44.

 

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Dirección para correspondencia:
Ramón Orueta Sánchez.
Centro de Salud "Sillería",
C/ Sillería s/n,
45001-Toledo.
E-mail: roruetas@papps.org.

Recibido el 29 de noviembre de 2007.
Aceptado para su publicación el 20 de enero de 2008.

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