Vivimos en un mundo global e interrelacionado, en el que un problema en cualquier parte del mundo nos afecta directamente en el trabajo, desde el coronavirus a la falta de medicamentos. Existen tres situaciones que en breve nos harán cambiar nuestra manera de trabajar, la inteligencia artificial, el teletrabajo y el respeto al medio ambiente. En Farmacia hospitalaria todavía no nos hemos adaptado correctamente a estos cambios y debemos amoldarnos lo antes posible.

Los sistemas inteligentes han venido para ser un compañero más en la toma de decisiones. En el siglo XX la inteligencia humana era la única que tomaba decisiones, ahora ya no es así. En el mundo sanitario debemos tomar decisiones rápidas y necesitamos sistemas inteligentes que nos guíen (como googlemaps cuando vamos por carretera, ya nadie compra las guías de carretera en papel). En el momento actual, el control y validación de los tratamientos requiere adaptación para no dejar pasar errores u oportunidades de mejora que la inteligencia humana no es capaz de detectar rápidamente. Los sistemas inteligentes que analizan 400 pacientes por minuto y detectan el doble de intervenciones que la modalidad sólo humana¹, son una realidad en algunos hospitales. Tenemos la oportunidad de adaptarnos antes de que los sistemas compitan por nuestro trabajo, y que además, esa competencia laboral sea incluso realizada desde otro país, dado que da igual donde esté el paciente y el sistema inteligente.

Debemos cambiar y formarnos para adquirir conocimientos informáticos de interrelación de información con el objetivo de identificar rápidamente a los pacientes subsidiarios de una mayor atención farmacéutica. Además, habrá que manejar sistemas inteligentes de toma de decisiones que nos hagan multiplicar las actuaciones sanitarias. En esa vía trabaja ya la ASHP (American Society of Health-SystemPharmacists) para que los farmacéuticos americanos no se vean desbordados cuando la inteligencia artificial sea un compañero más de nuestro equipo.

El teletrabajo se ha expandido de forma abrupta debido al coronavirus, en pocos días muchos farmacéuticos han comenzado a teletrabajar, bien debido a dar soporte mientras estaban aislados, o bien por razones estratégicas. Esta adaptación ha sido inesperada para muchos servicios de farmacia, y probablemente habrá de ser utilizada en el futuro más frecuentemente.

Por otro lado, el cambio climático es una realidad que nos ha hecho cambiar nuestras actividades, la forma de proceder con un consumo responsable y reciclando para proteger el medio ambiente. Sin embargo, este cambio no ha llegado al mundo sanitario en general y a los hospitales en particular, donde se usan multitud de envases plásticos en unidosis, que no siempre son imprescindibles. La Farmacia debe adaptarse y dejar de contaminar, dejando de entregar bolsas de plástico si no es estrictamente necesario, cambiando al papel, o en el caso de los hospitales a los envases de transporte reciclables. Debemos cambiar los modelos tradicionales de reenvasado y SPD (Sistema Personalizado de Dispensación) a modalidades más ecológicas. Los cientos de miles de reenvasados tradicionales que hace cada hospital suponen una contaminación entre 15 a 30 veces superior comparado con el reetiquetado. Los SPD deberían ser más respetuosos con el medio ambiente. Nuevas enfermedades a las que no estábamos acostumbrados emergerán y tendremos que dar solución a los consiguientes problemas sanitarios².

El futuro no será como el pasado, nuevas situaciones imprevistas, al igual que el COVID actual, transformarán nuestro trabajo de forma radical, y debemos estar preparados para adaptarnos a estos cambios rápidamente, como ocurre en otros sectores y en el hogar.

Las nuevas tecnologías y el medio ambiente son retos que deberíamos afrontar cuanto antes, por nuestro futuro y el de nuestro planeta. Podemos y debemos cambiar antes de que nos cambien.