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Sanidad Militar

Print version ISSN 1887-8571

Sanid. Mil. vol.75 n.4 Madrid Oct./Dec. 2019  Epub June 22, 2020

https://dx.doi.org/10.4321/s1887-857120190004000010 

HISTORIA Y HUMANIDADES

Aquellos veterinarios de Annual

Those veterinarians of Annual

J.A. Galán Torres1 

1Coronel veterinario (Retirado). Doctor en Veterinaria y Diplomado en microbiología e Higiene y Sanidad Ambiental.

RESUMEN

Próximo a cumplirse el primer centenario de unos trágicos sucesos conocidos por la historiografía como el «Desastre de Annual», un enclave del norte de África donde, en julio y agosto de 1921, miles de soldados españoles murieron masacrados por las hordas rifeñas, hemos pretendido recordar a los veterinarios militares que vivieron aquellas durísimas jornadas cumpliendo la misión que tenían encomendada, dando acreditada muestra de compañerismo, valor y heroísmo.

Para este propósito nos hemos apoyado en abundante bibliografía, archivos del cementerio de Melilla, testimonios personales de descendientes, y fuentes documentales relativas al juicio contradictorio para la concesión de la Laureada colectiva al Regimiento de Cazadores Alcántara 14. También hemos realizado consultas en los archivos municipales de las poblaciones de donde eran naturales los protagonistas de este trabajo.

PALABRAS CLAVE: Annual; Veterinarios militares; Centenario

SUMMARY

Near the first centenary of some tragic events known to history as the Annual Disaster, an enclave of North Africa where, in July and August 1921, Thousands of Spanish soldiers died massacred by the rifles and hordes, I have tried to remind the military veterinarians who lived those very hard days fulfilling the mission they had entrusted, giving accredited show of companionship, courage and heroism.

For this purpose I have relied on abundant bibliography, Melilla cemetery archives, personal testimonies of descendants, and documentary sources related to the contradictory trial for the granting of the collective Laureate to the Alcantara Hunters Regiment 14. I have also consulted in the municipal archives of the populations where our fellow veterinary protagonists of this work were natural.

KEYWORDS: Annual; Military Veterinarians; Centenary

INTRODUCCIÓN

Durante el presente año 2020 se cumple el 175 Aniversario de la creación del Cuerpo de Veterinaria Militar. Muchos han sido los logros y servicios prestados por sus componentes a las Fuerzas Armadas. Alguno de estos hechos han sido heroicos, al tener que dar la vida por España. Recordar uno de ellos es el objeto de este trabajo.

En el anuario militar de 1921, figuran 279 veterinarios, de ellos 22 destinados en Melilla, de los cuales 5 murieron en combate. El Regimiento de Alcántara 14 contaba con 858 cabezas de ganado de un total de 5.338 adscritas a la Comandancia Militar de Melilla.

La plantilla del Cuerpo de Veterinaria Militar era la siguiente:

  • Subinspector veterinario de 1ª, coronel: 3 en anuario, ninguno en Melilla.

  • Subinspector veterinario de 2ª, teniente coronel, 11 en anuario, ninguno en Melilla.

En la Comandancia Militar de Melilla, en julio de 1921, figuraban los siguientes veterinarios:

  • - Veterinarios mayores, comandantes: 27 en anuario, 1 en Melilla. Se trataba de Baltasar Pérez Velasco, que era el Jefe de Veterinaria Militar de Melilla, había nacido en enero de 1874.

  • - En el anuario figuraban 111 veterinarios 1º (capitanes), de los cuales 8 estaban destinados en Melilla: Ladislao Coderque Gómez, Agustín Elvira Sadava, Bonifacio Llevot Guillén, Candelo Corbín Ondarza, Gonzalo Espejo del Pozo, Luis Plaza García, Teófilo de la Ossa Alcázar y Clemente Martínez Herrera.

  • - Veterinarios 2º (tenientes): 83 en anuario, 7 en Melilla: Alfredo Jiménez Jiménez, Eusebio López Maestre y Barcena, Tomás López Sánchez, Manuel Ulierte Torres, Francisco Acin Martínez, Luis Del Valle Cuevas y Enrique Ortiz de Landazuri Rodríguez.

  • - Veterinarios 3º (alféreces): 44 en anuario, 6 en Melilla: Eladio Gómez Díaz, Luis Doménech Lafuente, Eduardo Caballero Morales, José Montero Montero, Antonio Morado Gómez, Federico López Gutiérrez.

    En el anuario militar de 1921 no aparece el veterinario 3º Vidal Platón Bueno. Sustituyó en el Alcántara a Doménech Lafuente.

  • - Total de veterinarios en Anuario de 1921: 279, de ellos 22 destinados en Melilla. De estos, 5 muertos en combate: Eduardo Caballero Morales y Vidal Platón Bueno pertenecían al Regimiento de Cazadores de Alcántara núm. 14 de Caballería. Tomás López Sánchez a la Comandancia de Intendencia, Luis Del Valle Cuevas al Regimiento Mixto de Artillería, y Enrique Ortiz de Landazuri Rodríguez al Grupo de Regulares Indígenas.

  • - Herradores:

    El Regimiento de Cazadores de Alcántara núm. 14 de Caballería contaba con 14 herradores (de 1ª, 2ª y 3ª) de los 31 adscritos a la Comandancia Militar de Melilla, de los cuales 11 murieron en combate.

  • - Educandos de banda:

    También murieron 13 de los 14 educandos de banda (cornetas) del Regimiento, adolescentes casi niños, que acompañaron a su Unidad hasta el final.

  • - Cabezas de ganado: Se distribuían en seis regimientos (San Fernando 11 de Infantería, Ceriñola 42 de Infantería, Melilla 59 de Infantería, África 68 de Infantería, Alcántara 14 de Caballería y Mixto de Artillería), la Comandancia de Artillería, la Brigada disciplinaria, La Comandancia de Ingenieros, la Comandancia de Intendencia, la Compañía Mixta de Sanidad, el Grupo de Regulares Indígenas y la Policía Indígena de Melilla. En total 5.338 cabezas de ganado.

***

El Zoco el-Telatza, asignado al regimiento de Infantería “África” núm. 68, estaba situado al sur de la circunscripción de Melilla y próximo Zona francesa del Protectorado.

A las tres de la mañana del 25 de julio de 1921, la columna se repliega a zona francesa; la noche, y una oportuna y densa niebla, hacen de excelentes aliados. En cuanto clarea el día, la niebla comienza a levantarse, y la retirada es descubierta. La posición de Tazurut Uzai también les observa, esta posición es la situada más al sur, y aunque han recibido la orden de abandonarla y escapar a zona francesa, no la cumplen. Son 120, van a morir todos, menos 7, en la noche del 25 de julio. Aunque las cifras varían según las fuentes, en la retirada murieron unos 700 hombres de los 1.200 que componían la columna, alcanzando las líneas francesas, que impasibles observaban lo sucedido.

En la defensa de Telatza se destacó el veterinario tercero José Montero Montero, (Fig. 1) que asistía al ganado de la guarnición. El repliegue, tras inutilizar las piezas y munición de artillería, fue cubierto por la compañía del capitán Prats, algunos soldados de infantería, diez policías leales con su jefe el capitán Alonso y el oficial veterinario Montero, que se unió voluntariamente a ellos. La extrema retaguardia la constituyó una sección de Alcántara que quedó reducida a nueve jinete, de ellos siete heridos. En esta retirada resultó muerto el herrador de tercera Domingo Román.

Figura 1. 

En la retirada de Annual, ante el monumental desorden que se produce en tal trance, el alférez Montero declaró lo siguiente:

El coronel Manella [jefe de la circunscripción de Annual y del Regimiento Alcántara 14] observa todo aquello y monta a caballo con el propósito de encauzar la evacuación; y allí, auxiliado por el veterinario 2º (teniente) Manuel Ulierte Torres, perteneciente a la Comandancia de Artillería, que se ofreció voluntariamente, y un sargento de sanidad, procuraron, pistola en mano, contener a los fugitivos, deteniéndolos y agregándolos a la unidades que pasaban reunidas….

Por Orden Circular del Ministerio de la Guerra de 23 de mayo de 1932 (D.O. núm. 126), D. José Montero Montero, del Regimiento de Cazadores de Caballería núm. 8, es ascendido y queda disponible en la segunda división orgánica.

En la defensa de la Alcazaba de Zeluán también se distinguió el joven veterinario de Regulares Enrique Ortiz de Landázuri, (Fig. 2) que participaba como voluntario en estas fuerzas de choque. Su comportamiento fue heroico en la línea de fuego ayudando al oficial médico a curar a los heridos. Contribuyó a la defensa de Zeluán y en el combate se le confió una sección y a su frente supo luchar y morir bravamente, ya que una vez rendida la posición fue vilmente asesinado.

Figura 2. 

El veterinario segundo Tomás López Sánchez, (Fig. 3) nació el 31 de enero de 1890 en Vitigudino (Salamanca), en la calle Pedro Velasco, 14. Ingresó en el Ejército el 30 de junio de 1913, y dos años después fue ascendido a veterinario 2º. Se encontraba destinado en la Comandancia de Intendencia.

Figura 3. 

En el Diario del alférez Juan Maroto y Pérez del Pulgar (transcripción del día 23 de julio de 1921 hasta la caída de Zeluán), puede leerse.

Con gemelos podíamos apreciar concentraciones enemigas, con bastante caballería, en el Zoco de Aben-Ranhail, así como la construcción de trincheras en las lomas de Buguein-Zein, y cómo durante el día un valiente oficial salía de la Alcazaba, seguido de varios soldados, y a la bayoneta desalojaba al enemigo del cementerio, mientras hacían la aguada. En el cautiverio pude enterarme que ese heroico oficial era un veterinario.

López Sánchez, temeroso de lo que pudiera pasar, mandó el 23 de julio a su familia a Melilla en el último tren de la noche. La luna llena sería testigo de la despedida de López Sánchez de su familia, ignorantes éstos de que no le volverían a ver.

La despedida fue dolorosa, su mujer tiene en brazos a su hija Anita, que aún no ha cumplido el año; el padre lleva de la mano a Juan Antonio y Carmen, de cinco y cuatro años. Ella está asustada y le pide que les acompañe, aunque después regrese a su puesto. Él le responde : «No es posible Ana, tú sabes que mi deber está aquí, la Patria está en peligro y todos podemos ser necesarios […]. Su esposa, acongojada le dice: «Tengo miedo Tomás, especialmente por ti y por los niños […] Y si asaltan el tren, ¿qué será de estos pobres hijos…? El oficial veterinario trata de tranquilizarla y el tren, con un lastimero silbido, se perdió en la oscuridad de la noche.

Figura 4. Placa en recuerdo del Tomás López Sánchez en su ciudad natal 

A la mañana siguiente, el capitán jefe de la posición, Sr. López Vicente, comisionó al veterinario 2º D. Tomás López Sánchez para ir a Zeluán en demanda de municiones, orden que este último cumplimentó de inmediato, partiendo a caballo. Ya no podría regresar, al ser sitiado en Monte Arruit.

El jefe de caballería D. Francisco Bravo -uno de los salvados en esta tragedia- escribe:

El enemigo nos hostilizaba constantemente desde el cementerio, donde se había atrincherado, imposibilitándonos la aguada. El capitán Carrasco, de la Policía, jefe de la posición, pidió voluntarios para una salida, con el propósito de desalojar a los harqueños de sus defensas; Tomás López acudió en el momento, y con otros veinte bravos, de todas las armas, realizó la asombrosa salida abatiendo a 16 moros que ocupaban la trinchera. Aquel día conseguimos realizar la aguada sin contratiempo. Esta empresa la repitió López Sánchez otra vez: cercó a los hostiles, mató a los que no huyeron y recogió muchos picos y palas que los rifeños empleaban para atrincherarse, y que nos sirvieron para abrir un pozo; desgraciadamente no dio agua, y siguió el martirio de la sed.

Figuras 5 y 6. Documentos relacionados con la placa colocada en la fachada de su casa natal. Cortesía del Ayuntamiento de Vitigudino 

Y concluye la narración del Sr. Bravo con una frase que es un epitafio:

Cuando se rindió la Alcazaba, de cuya defensa había sido el alma, le vi por última vez, y no sé la suerte que correría.

Su comportamiento el día 26 de julio de 1921 fue heroico; al frente de veinte soldados del Alcántara [cuyos escuadrones se encontraban muy repartidos en socorro de las tropas en retirada], salió de la Alcazaba para desalojar del cementerio a un grupo de moros que hacía fuego eficaz sobre el servicio de aguada. El teniente López Sánchez avanzó rápidamente con la guerrilla, apoyados por el fuego de la Alcazaba. En pocos minutos llegaron frente al cementerio, relampaguearon los cuchillos al armar las carabinas y a la carrera penetraron en el cementerio. La lucha cuerpo a cuerpo fue breve pero intensa; los españoles quedaron dueños del cementerio y mantuvieron la ocupación hasta las seis de la tarde en que se replegaron a la Alcazaba. La hazaña se repetiría días después, el día 30, en esta ocasión el camposanto ya había sido fortificado por los rifeños y el asalto resultó muy duro, pero de nuevo se logró desalojar al enemigo durante varias horas.

Las manifestaciones de los testigos que pudieron sobrevivir a aquellos sangrientos días de finales de julio y principios de agosto, del caluroso verano de 1921, relataron lo siguiente, según dio a conocer El Telegrama del Rif del jueves 20 de octubre de 1921, bajo el título “…El heroico veterinario militar López Sánchez…La cita textual dice:

Los supervivientes de Zeluán hacen grandes elogios del valeroso proceder del veterinario segundo don Tomás López Sánchez, que prestaba sus servicios en la Comandancia de Intendencia de Monte Arruit, durante el asedio de la Alcazaba… Cuando el movimiento revolucionario amenazaba propagarse a Monte Arruit, el veterinario López Sánchez recibió orden de trasladarse a Zeluán para hacer acopio de municiones, pues de ellas no estaban muy sobrados en el primero de los citados campamentos. Cuando con las escasas que le fueron facilitadas intentó regresar, no pudo hacerlo por impedirlo los rebeldes apostados en el camino. Entonces se incorporó a los defensores de la Alcazaba, solicitando un puesto de los de mayor peligro. El señor López Sánchez se hizo cargo del sector que mira al cementerio. Según nuestros informes, facilitados por testigos presenciales, en cuanto escaseó el agua, fue de los primeros en ofrecerse a salir para hacer provisiones del precioso líquido. Con frecuencia se le oía decir: “Mientras yo viva, las mujeres, y los niños especialmente, no carecerán de agua”.

Una noche observó que varios indígenas de los que habían quedado en la Alcazaba, aprovechándose de las tinieblas y natural confusión, arrojaban al exterior armas y municiones. Con gran exposición de su vida, procedió a la detención de los traidores, encerrándolos en un calabozo. Hecho esto dio cuenta a sus compañeros de lo sucedido.

Otra vez, abandonó durante la madrugada la Alcazaba, dirigiéndose a un lugar cercano, donde los rebeldes abrían trincheras, para hacer más eficaz y con menos exposición sus ataques. Destrozó gran parte de los trabajos y regresó al campamento llevando sobre sus hombros varios picos y palas que los rebeldes utilizaban en sus faenas. En todo momento dio prueba de sus entusiasmos y levantando espíritu. Sus certeros disparos, pues era un excelente tirador, causaron muchas bajas en el campo enemigo.

Un día, bajo una verdadera lluvia de balas, salió por enésima vez para hacer la indispensable aguada. Su marcha fue presenciada por todos con admiración y temor. Transcurrió el día, y el veterinario López Sánchez, esperado con gran ansiedad, no regresó. Desde entonces, nada volvieron a saber los defensores de la Alcazaba de su valeroso compañero. Menos afortunado que otras veces, debió encontrar la muerte en su temeraria empresa.

Murió en la defensa de Zeluán y fue propuesto para la Laureada. Demostró un gran arrojo y entusiasmo en la defensa de su posición. Apostado en su parapeto que daba frente a la estación del ferrocarril español de las Minas del Rif, que estaba muy batido por el enemigo, causó numerosas bajas con su fusil ya que era un magnífico tirador.

Eduardo Ángel Caballero Morales (Fig. 7) nació en Bedmar (Jaén), en la calle de la Cárcel (denominación que se mantuvo hasta 1918), a las 7 de la mañana del día 5 de agosto de 1895. Sus padres fueron don Juan Caballero Ruiz, veterinario de Bedmar, y doña Ángela Morales Losa, natural de Arjona (Jaén), que conformarían una familia numerosa de diez hijos. Fue bautizado en la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de la villa. El municipio de Bedmar se haya unido actualmente al ayuntamiento de Garcíez.

Figura 7. 

Realizó sus estudios primarios en la Escuela de Niños, que se había instalado en la antigua Ermita desamortizada de San Marcos de la localidad. En 1910 se trasladó a Madrid para continuar los estudios de Segunda Enseñanza, aprobando el examen de ingreso en el Instituto General Técnico de San Isidro, en régimen de enseñanza libre, donde estuvo matriculado hasta 1912. En septiembre de ese mismo año aprobó el examen de ingreso en la Escuela de Veterinaria de Madrid, obteniendo el título de veterinario en 1917, que fue expedido por la Universidad Central el 11 de septiembre.

Ingresó en la Caja de Reclutas de Jaén el 1 de agosto de 1917 y el 7 de enero de 1918 causó alta en el Regimiento de Infantería de León, en Madrid. Al ser nombrado veterinario auxiliar del Ejército pasó a prestar sus servicios profesionales en la Escuela Central de Tiro del Ejército hasta finalizar el año. En el año 1919 se presenta a las oposiciones para el ingreso en el Cuerpo de Veterinaria Militar, que tuvieron lugar en Madrid durante el mes de marzo, obteniendo el número siete de su promoción e ingresando en el Cuerpo con el empleo de Veterinario 2º de acuerdo con la R. O. de 29 de marzo, pasando a continuación destinado al Regimiento de Cazadores de Lusitania 12 de Caballería.

Tras unas prácticas realizadas en la Academia de Sanidad Militar, entre los meses de abril y julio, se reincorporó a su destino. El día 13 de agosto recibió la orden de incorporarse al Regimiento de Granada en el que permaneció hasta el 29 de diciembre, fecha en la que pasa destinado al Regimiento de Cazadores de Alcántara 14º de Caballería.

Su padre, Juan Caballero Ruiz (1849-1930), era veterinario titular del Ayuntamiento. A primeros de enero de 1920, Eduardo no pudo incorporarse al citado Regimiento por encontrarse enfermo, a causa de una artritis reumática, según comunicación del capitán general de la 2ª Región en escrito del día 19, pasando a situación de reemplazo por enfermo con residencia en Granada.

Una vez repuesto y de acuerdo con una R.O. se le comunica que tiene que incorporarse urgentemente a su regimiento, que en esos momentos se encuentra destacado en Melilla, al que se incorpora el día 14 de marzo, pasando a prestar sus servicios en la posición de Kandussi. Entre esta posición y Drius existía una pista por Sidi-Aixa - Buxada - Dar Azugaj, que iba a unirse a la carretera de Batel a Drius.

Figura 8. Plaza de Arriba, Bedmar, hacia 1950. En la fachada de la casa situada en el margen derecho se aprecia una placa, ahora desaparecida, que tenía la siguiente leyenda: «En esta Casa nació D. Eduardo Caballero Morales, Teniente de Veterinaria Militar, que desapareció trágicamente en los Sucesos de Annual el 21 de julio de 1921. R.I.P. 

Con fecha seis de mayo, parte para Buxada para incorporarse a la Columna mandada por el teniente coronel del Regimiento D. Fernando Primo de Rivera. Durante los días 5 al 15 asistió a las operaciones militares que se iniciaron para el avance sobre el territorio del Rif oriental y que dieron como resultado la ocupación de las posiciones de Haman y Tamasousit norte, regresando al día 16 del citado mes de mayo a Kandussi, plaza situada entre Dar el Quebdani y Segangan, en la que permaneció hasta mediados de junio.

El 24 de junio salió formando parte del regimiento a las órdenes del coronel del mismo D. Rafael Pérez Herrera, asistiendo a la ocupación de las posiciones de Chaif y Abadda, y regresando en el mismo día a Buxada, donde permanecieron hasta el día 30, en que volvieron a Kandussi. Entre los días 7 al 12 de agosto formó parte de la columna mandada por Pérez Herrera, asistiendo a las tomas de las posiciones de Tafemit y Midar. Una vez concluida la operación regresó nuevamente a Kandussi, donde continuó hasta el ocho de noviembre cuando recibió la orden de marchar a Segangan, plaza en la que permaneció hasta finales de año.

A primeros de enero de 1921 sigue en Segangan, prestando los servicios de su clase. Por reales órdenes de dos de junio y seis de julio, se le concede la Cruz de Plata con distintivo rojo por los servicios prestados y méritos contraídos en las operaciones realizadas en la Zona del protectorado en África, y el uso de la Medalla Militar de Marruecos con el pasador Melilla, respectivamente.

El 21 de julio de 1921 forma parte de la columna a las órdenes del teniente coronel Fernando Primo de Rivera que se dirige a Annual, asistiendo al intento de llevar aprovisionamiento a la posición de Igueriben, regresando a Dar Drius donde pernoctaron. El 22, el día del Desastre formando parte de la misma columna, partió con destino a Annual, ayudando, en las inmediaciones de Izumar, a la retirada de las fuerzas procedentes de aquella posición, y formando parte de su retaguardia, de tal forma que pudieran contribuir a contener al enemigo y poder retirarse a Dar Drius, plaza en la que pasaron la noche. El día siguiente, 23 de julio, tomó parte en las brillantes cargas del cauce seco del río Igan para desalojar al enemigo que impedía el paso a los camiones de heridos. La gesta fue brillante y heroica, pero para lograr sus objetivos, de los 691 hombres que formaban el Regimiento, murieron 541 en combate, cinco que habían sido heridos fueron rematados por los rifeños con una crueldad indescriptible y 78 quedarían prisioneros. Total 624 bajas, solo 67 jinetes extenuados consiguieron llegar a la posición de Batel con la columna del General Navarro.

Se estima que este oficial veterinario falleció el nueve de agosto de 1921. Nunca sabremos con certeza si Eduardo Caballero Morales, así como Vidal Platón Bueno, murieron defendiendo la plaza o vilmente asesinados tras la rendición; solo el cadáver del segundo sería recuperado, y sus restos depositados en el Panteón de Héroes del cementerio de Melilla. En cadáver de Morales nunca fue encontrado o reconocido. Años después sería dado de baja en el Ejército como desaparecido. En aquellas fechas había cumplido 26 años.

El uno de marzo de 1924, el diario ABC de Madrid, con motivo de la colocación de una placa conmemorativa en la Escuela Superior de Veterinaria de Madrid, dedicada a los Veterinarios Militares que dieron su vida en los sucesos de Annual, publicó lo siguiente:

A primera hora de ayer tarde se celebró en la Escuela de Veterinaria de Madrid el acto de descubrir la lápida dedicada a los veterinarios militares que murieron heroicamente en Annual. Entre la concurrencia, que fue muy numerosa, figuraban el subsecretario de Guerra, general Bermúdez de Castro; el marqués de la Frontera, el alcalde de Madrid, todos los jefes y oficiales de Veterinaria Militar y numerosas representaciones de otros Cuerpos veterinarios civiles y profesorado y alumnos de la Escuela. Hablaron elocuentemente D. Honorato Vidal, capitán de Veterinaria; D, Félix Gordón, en nombre de los veterinarios civiles, y D. Dalmacio García Izcara, director de la Escuela. […].

La lápida estaba enmarcada y colgada en la pared, vistosamente forrada, del fondo del anfiteatro de la Escuela; así apareció en la fotografía de portada del periódico. Cuando la Escuela Superior de Veterinaria fue trasladada a la Ciudad Universitaria, ahora como Facultad de Veterinaria, la placa se donó a Veterinaria Militar, quedando depositada en el antiguo Laboratorio y Parque Central de Veterinaria Militar, y desde 1984, permanece en el Patio de Armas «Coronel veterinario Ilmo. Sr. D. Eduardo Mateos Martínez (†)» del Centro Militar de Veterinaria de la Defensa, en Madrid. (Fig. 9)

Figura 9. 

En 1925, bajo la Dictadura de Primo de Rivera, la Corporación Municipal de Bedmar, queriendo honrar a uno de sus hijos por tan heroico comportamiento, le dedicó una calle: «Teniente Caballero», antes llamada de La Botica, y con anterioridad calle de la Cárcel, al tiempo que se ordenaba la colocación de una placa en la fachada de la casa paterna, la casa nº 2, que fue construida entre los años 1875/1876, sita en la esquina de dicha calle con la calle Iglesia, frente a la entonces Plaza de Alfonso XIII y el Ayuntamiento, «como testimonio de su valor y servicio a la Patria».

En octubre de 1929, durante la celebración del primer Congreso veterinario español en Barcelona, se descubrió una lápida conmemorativa en memoria de los veterinarios militares muertos en Annual.

El veterinario 2º Luis del Valle Cuevas (Fig. 10) nació el 21 de junio de 1890, e ingresó en el Ejército el 12 de octubre de 1917. Exactamente dos años después fue ascendido a veterinario 2º.

Figura 10. 

El 22 de julio de 1921 se hallaba en Annual formando parte de los efectivos del Regimiento Mixto de Artillería -encuadrado en el 2º Grupo de Montaña que se encontraba desplegado en Annual e Izumar-, junto con el veterinario 3º Federico López Gutiérrez. Luis desapareció en la retirada a Monte Arruit.

Según consta en la Semana Veterinaria, de cinco de marzo de 1923, en enero de ese año, la Sociedad de Socorros Mutuos «…entregó a D. Bernardo del Valle, padre del asociado desaparecido en África D. Luis del Valle y Cuevas…, la cantidad de 1.582,50 pesetas».

El veterinario 3º Vidal Platón Bueno (Fig. 11) pertenecía a la P.M.M. del Regimiento de Cazadores Alcántara 14, de Caballería. Nacido en Pinto (Madrid) el tres de noviembre de 1898, hijo de Sixto Platón Nieto y Paula Bueno Tostado, había ingresado en el Cuerpo de Veterinaria Militar por R.O. de 28 de septiembre de 1920 (D.O. núm. 219), con el nº 13 de su promoción. El cuatro de octubre se incorporó a la Academia de Sanidad Militar para efectuar las prácticas correspondientes, tal como se señalaba en la propia orden de ingreso. Prestó juramento de fidelidad a la Bandera el uno de noviembre de 1920.

Figura 11. 

El joven Vidal Platón1, cuya residencia en Madrid era en la calle Cava Alta, 5, pasaría destinado al Regimiento de Cazadores de Almansa 13º de Caballería, en plaza de 2º. Según su hoja de servicios la especialidad en que se distinguía era la Técnica general Bacteriológica.

Se da por cierto que falleció en Monte Arruit el nueve de agosto de 1921. Valor acreditado. Fue enterrado el 26 de octubre de 1921. Sus restos se encuentran en el Panteón de Héroes del cementerio de Melilla, fila 4, nicho 12.

Sin embargo, tal como queda reseñado en el documento adjunto, en el que se establece una relación nominal de las bajas ocurridas al regimiento de Cazadores Alcántara 14, de Caballería, entre los días 17 de julio a 1 de agosto de 1921, figuran los nombres de los veterinarios Eduardo Caballero Morales y Vidal Platón, así como el del capellán D. José Campoy Irigoyen. (Fig. 12)

Figura 12. 

El veterinario Vidal Platón había sustituido, el 28 de septiembre de 1920, en el Alcántara, al veterinario D. Luis Doménech Lafuente. Posteriormente, el por entonces veterinario 1º Doménech, de la sección móvil de Evacuación Veterinaria de la segunda Brigada de Montaña, pasaría al Establecimiento de Cría Caballar del Protectorado (V), por Orden Circular del Ministerio de la Guerra de 23 de mayo de 1932 (D.O. núm. 126).

El alférez Juan Maroto llegó de Melilla el 25 de junio de 1921, a las siete de la mañana cogió el tren que le llevaría a Nador, y haciendo transbordo llega hasta la posición asignada a su unidad. Cada escuadrón poseía una tienda cónica para sus oficiales y para el veterinario, pero la del 2º escuadrón solo estaba ocupada por el veterinario Vidal Platón Bueno y por Pérez de Guzmán, ya que Sousa había decidido dormir en el de ametralladoras. En África era costumbre, entre los miembros del arma de Caballería, que se reuniesen para comer cuando estaban juntos en un campamento. Los oficiales no comían del rancho. Los comensales en aquella ocasión fueron Triana, Manterola, Galindo, Sousa, Vidal Platón y los oficiales médicos Víctor y Modesto García Martínez.

Platón y Maroto debieron congeniar bien. Este último anotó en su diario que el día ocho de julio asistieron a una comida mora, acompañados de otros tres oficiales, uno de ellos un alférez moro. El almuerzo, al que también asistieron el capitán de la Policía Indígena y el teniente médico, se celebró en la Zagüia de idi Mohamed-Ben-Al. Aunque ya se había producido la caída de la posición de Albarrán y el ataque cabileño a Sidi Dris en los primeros días de junio, había una relativa calma, pero no exenta de escaramuzas. Tras la comida, unos jinetes llegaron al galope, al frente de los cuales, montado en un caballo negro azabache, apareció el célebre caudillo de Metalza, Burra- Hail, «alto, de porte muy duro y unos ojos como de acero», que, muy serio, se dispuso a hacer el té en una magnífica tienda de campaña colocada en la explanada frente a la casa. Por ironía del destino, este personaje sería uno de los que formarían la comisión de cabecillas rifeños que se entrevistó con el general Navarro para pactar la entrega de la posición de Monte Arruit, cuya situación era completamente desesperada. No se respetaría el acuerdo, y todos sus ocupantes serían vilmente masacrados el día nueve de agosto, tras entregar las armas.

Según la detallada declaración del herrador de 3ª D. Macario Pavón Herrera, efectuada en Melilla el 15 de diciembre de 1921:

[…] permanecimos durante cinco días en Tistutin hasta el día veintinueve que a las tres de la mañana y después de haber organizado durante toda la noche anterior el convoy de heridos para trasladarlos en camillas y el resto en cuantos caballos útiles tenía la columna, salimos para Monte Arruit, á donde llegamos sin novedad hasta un kilómetro antes, donde de un macizo grande de chumberas próximo a la vía férrea empezaron a hacernos fuego y a pesar de tener puestas banderas blancas; la mía de policía indígena que iba en vanguardia se unió al enemigo […] echándose encima los moros que se apoderaron de los tres cañones que nos quedaban, remataron á los heridos que conducíamos y cada cual, como pudo, se metió en la posición a la que hacían fuego desde las casas del poblado de La Colonizadora y de las del Poblado Antiguo. Dentro de la posición había una columna compuesta de individuos de todos los Cuerpos, muchos heridos, sumando entre todos como unos mil hombres, de nosotros llegamos con el general Navarro como unos dos mil […] del regimiento quedamos de cincuenta a sesenta hombres, estando los oficiales siguientes; el Teniente Coronel D. Fernando Primo de Rivera y Orbaneja, Comandantes D. Tomás Berrocoso y D. José Gómez Zaragozá, Capitán D. Julián Triana y Tenientes D. José de Manterola, D. Francisco Climent, D. Victoriano Rua, D. José Arcos Cuadra, D. Ramón León Font de Mora, D. Gerardo García Castaños, Capellán D. José Campoy y Veterinarios Terceros D. Vidal Platón y D. Eduardo Caballero…

Ambos oficiales veterinarios participaron con arrojo en la defensa del frente comprendido entre la puerta principal de la posición y los hornos de intendencia. El teniente médico del Regimiento de Cazadores de Alcántara 14 de Caballería D. Modesto García Martínez había desaparecido antes de llegar a Arruit, seguramente durante la retirada de Tistutin. Los veterinarios D. Eduardo Ángel Caballero Morales y D. Vidal Platón Bueno, desaparecieron durante la evacuación de Monte Arruit, en aquel infame y salvaje acto perpetrado por las turbas moras el nueve de agosto de 1921, (en el archivo del cementerio de Melilla, hemos consultado la hoja referente a Vidal Platón, asiento 1358, figura la fecha del siete de agosto, y hay un error en la transcripción de su segundo apellido); así como la del capellán D. José María Campoy Irigoyen, natural de Jaca, que con suprema dedicación atendió a tantos moribundos en sus últimos momentos, entre ellos al laureado teniente coronel Primo de Rivera.

Figura 13. El 12 de abril de 1929, los restos del veterinario 3º Vidal Platón pasaron a ocupar el nicho nº 12, fila 4, del Panteón de Héroes (al pie de la inscripción aparece la firma del capellán D. Francisco Ontiveros). Archivo del cementerio de Melilla 

El último día de la heroica resistencia de Monte Arruit, cuando se carecía de todo y la gangrena campaba a sus anchas, y después de «haberse recibido en la posición varios heliogramas autorizándome el Alto Mando para pactar con el enemigo y cuando empezaba a darse cumplimiento a lo acordado, la chusma que rodeaba el campamento en número de unos cuatro mil hombres, asesinaron a la ya indefensa guarnición casi en su totalidad».

(Declaración del general Navarro tras su liberación después de permanecer cautivo un año y medio en duras condiciones). El valiente general moriría asesinado, junto a su hijo, en noviembre de 1936, en Paracuellos del Jarama.

Figura 14, 15. Parte del informe oficial sobre las últimas jornadas vividas por el Regimiento y las bajas habidas, y donde también se hace referencia al veterinario tercero José Montero 

Figura 16. Relación nominal de trompetas y herradores del Regimiento Alcántara fallecidos 

Aunque Primo de Rivera recibió la Laureada de San Fernando en 1923, no sería hasta julio de 1929 cuando se inició el juicio contradictorio para la concesión de la condecoración colectiva a su unidad. El expediente administrativo quedó paralizado inopinadamente en 1934, sin conocer la causa. Con sorpresa se descubre en el año 2005 que el proceso administrativo nunca había sido concluido; seguía oficialmente abierto. En el año 2010 la Orden de San Fernando eleva al Ministerio de Defensa la propuesta favorable de concesión. La concesión de la Laureada Colectiva, 91 años después, por Real Decreto 905/2012, de 1 de junio, cierra ahora definitiva y legalmente el expediente. Su Majestad el Rey Don Juan Carlos impuso la Cruz Laureada Colectiva de San Fernando al Regimiento de Caballería ‘Alcántara’ en la Plaza de Armería del Palacio Real de Madrid.

DOCUMENTACIÓN CONSULTADA

1 - ABC, edición de la mañana, pág. 17, Madrid, domingo 23 de octubre de 1921. [ Links ]

2 - "España en sus héroes". Primo de Rivera: la última carga, al paso. Madrid, 1969. [ Links ]

3 - Archivo Central de la Universidad Complutense. Madrid. Expediente académico de D. Eduardo Caballero Morales. [ Links ]

4 - Archivo General Militar de Segovia. Expediente Personal de Servicios del veterinario militar D. Eduardo Caballero Morales. [ Links ]

5 - Archivo del Cementerio de la Purísima Concepción de Melilla. Panteón de Héroes. [ Links ]

6 - Archivo del Ayuntamiento de Vitigudino, Jaén. [ Links ]

7 - Archivo del Ayuntamiento de Pinto, Madrid. [ Links ]

8 - Desastre de Annual. Episodios nacionales contemporáneos. Ricardo Fernández de la Reguera y Susana March. Ed Planeta. 6ª edición; diciembre de 1970. Depósito legal B-47559-1970. [ Links ]

9 - Expedientes del Juicio contradictorio para la concesión de la Laureada Colectiva de San Fernando al Regimiento Alcántara 14. (Jul. 1929 - Feb. 1933). [ Links ]

10 - Expediente Picasso. Primera edición facsimilar. Frente de Afirmación Hispanista, A. C. México D.F., 1976. [ Links ]

11 - Homenaje a los veterinarios militares caídos en Marruecos al cumplirse los 80 años de la batalla de Annual (1921-2001). L.M. Fernández-Caparrós, J.A. Galán Torres, J.L. Iglesias Olmeda. VI Jornadas Nacionales de Historia de la Veterinaria Española. Valencia, 16 y 17 de noviembre de 2001. [ Links ]

12 - Morir en África. La epopeya de los soldados españoles en el Desastre de Annual. Luis Miguel Francisco. Editorial Planeta, 2014. ISBN: 978-84-9892-748-1. [ Links ]

13 - Que las cifras hablen. Resumen de la actuación del Regimiento de Cazadores de Alcántara, 14 de Caballería, en el mes de julio de 1921. Imprenta del Regimiento Melilla, 1923; pág.7. [ Links ]

14 - Resumen del informe de D. Juan Villazán García, juez instructor (7 páginas). [ Links ]

15 - Sanitarios Militares en la Guerra de África, 1909-1927. La lucha contra el olvido VI. Alejandro Belaústegui Fernández. Ministerio de Defensa, 2011. ISBN; 978-84-9781-680-9. [ Links ]

16 - Semana Veterinaria. Boletín profesional de la Revista de Higiene y Sanidad Pecuarias. Año IV, núm. 41 y 42; lunes 11-18 de octubre de 1920. [ Links ]

17 - Semana Veterinaria. Boletín profesional de la Revista de Higiene y Sanidad Pecuarias. Año XVI, núm. 806; domingo 5 de junio de 1932. [ Links ]

1He realizado algunas pesquisas en el Ayuntamiento de Pinto, pero lamentablemente en el Archivo Municipal no se encuentra documentación de aquellas fechas, ya que se corresponden con la de los archivos que se destruyeron en la Guerra Civil y, según me comunicó Dña. María Isabel Elvira Nacar «nuestro fondo empieza en 1937». La archivera, que amablemente me atendió, realizó algunas indagaciones en el Archivo Parroquial, principalmente en los libros de bautismos, encontrando que faltaban los libros del periodo comprendido desde 1831 a 1903. Nota del autor.

Recibido: 01 de Octubre de 2019; Aprobado: 16 de Diciembre de 2019