INTRODUCCIÓN
Los índices aterogénicos hacen referencia a un conjunto de indicadores bioquímicos, que a partir de la relación entre el colesterol total, la lipoproteína de baja densidad (LDL), la lipoproteína de alta densidad (HDL) y los triglicéridos (TG)1, permiten identificar sujetos con riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, las cuales son responsables, en la actualidad, del 30,0% de la mortalidad a nivel mundial2. En Colombia las patologías cardiometabólicas, evidencian en varios estudios, una tendencia al aumento, Galvis y colaboradores en 2013 documentaron una prevalencia de 74,7 % de Dislipidemia en Antioquia, porcentaje que superó lo reportado en la Encuesta Naciónal de Salud de 2007, para los departamentos de Antioquia y Cundinamarca3. Por su parte Chacón-Acevedo y colaboradores, haciendo una proyección del comportamiento e incidencia de este grupo de enfermedades a 2050, estimaron que para ese año y de no generarse cambios en los estilos de vida, en la región estudiada, el 16,7 % de la población será fumadora y de ellos, una tercera parte, tendrá obesidad global y central, con la aparición de 204.966 casos nuevos de diabetes y 65.758 eventos cerebrovasculares isquémicos4.
Para explicar esta situación, es importante recordar que si bien el tejido graso sirve como reserva energética, el exceso del mismo predispone la aparición de trastornos cardiometabólicos, secundarios a la hipertrofia del Adipocito5, situación que se ve influenciada por el sexo6, el cual de manera paralela interviene en la distribución de la grasa, favoreciendo su acumulación en el tejido subcutáneo en las mujeres y visceral en los hombres7, siendo de mayor riesgo para padecer enfermedades cardiometabólicas, el segundo, pues se asocia a mayor resistencia a la insulina, afectando el uso de ácidos grasos, en el organismo8.
En el marco de esta realidad, el índice de Castelli I (colesterol total/c-HDL), el índice Preaterogénico o Castelli II (c-LDL/c-HDL) y el índice de triglicéridos (triglicéridos/c-HDL), cobran un papel relevante9-11, pues permiten la detección temprana de aquellas patologías que de manera individual o coexistiendo con otras, predisponen la aparición de enfermedades cardiovasculares12,13. De hecho, se han evidenciado asociaciónes entre la elevación de éstos índices y la presencia de sobrepeso y obesidad. Al respecto, González Sandoval y su equipo de trabajo, sostienen que en sujetos con obesidad abdominal, generalmente, coexisten trastornos en el perfil lipídico, conducentes al desarrollo de dislipidemia aterogénica14. Por su parte Eslami y colaboradores, haciendo uso del índice de masa corporal (IMC), evidenciaron relaciónes entre los índices aterogénicos y la presencia de sobrepeso y obesidad, en hombres y mujeres jóvenes, con edades entre 18 y 25 años15. También se han hallado relaciónes de éstos índices por separado con enfermedades metabólicas, tal es el caso del trabajo de Yang y colaboradores, en el cual se reportaron relaciónes significativas entre el índice de Triglicéridos y la presencia de diabetes y enfermedad renal diabética, en sujetos chinos de ambos sexos con sobrepeso16, mientras que en los hallazgos de Zhao y colaboradores, en sujetos obesos, se documentaron asociaciónes fuertes, entre el índice de Castelli 2 y la presencia de placa ateromatosa en la carótida17. En el mismo 0rden de ideas Ugwuja y colaboradores, identificaron en población Nigeriana, que a mayor edad y mayor IMC, mayores eran los valores de los índices aterogénicos18.
En este punto es importante resaltar que aunque el IMC, ha sido ampliamente estudiado en el abordaje del riesgo cardiometabólico, este índice no es certero a la hora de determinar si el sobrepeso o la obesidad, obedecen a un incremento de la masa grasa o magra19, por lo cual se recurre frecuentemente al uso de otros índices antropométricos y a la Bioimpedancia, siendo ésta última un método útil para medir el agua corporal total en sus compartimentos, la masa libre de grasa y la masa grasa, entre otros, a partir de la resistencia de los tejidos, al paso de una corriente alterna20. En relación a ello, se ha documentado que en sujetos con normopeso, determinado por IMC, la masa grasa puede variar desde 5,0 hasta 40,0% del peso corporal y que del mismo modo, en sujetos con sobrepeso y obesidad, la masa grasa puede corresponder solamente al 20,0 % del peso corporal21 y por ello es posible que no siempre el incremento del IMC sea indicativo de riesgo cardiometabólico, aunque se encuentren reportes de correlaciónes fuertes entre este y el porcentaje graso, tanto en hombres como en mujeres, que así lo sugieran22.
Específicamente en población militar también se ha evidenciado la presencia de sobrepeso y obesidad, Sedek y colaboradores, informaron que en hombres de la naval de Malasia, con edades entre los 18 y 55 años, el 29,3% y 7,2% tenían sobrepeso y obesidad23, mientras que en otros reportes, en soldados estadounidenses, el 34,2% tenía sobrepeso y el 10,0 % obesidad24. En cuanto a Colombia, en 2015, Fajardo y colaboradores documentaron en 23 pilotos de 24 a 39 años, que el 69,6% y el 8,7% presentaron sobrepeso y obesidad, respectivamente25.
En lo que respecta a la relación entre el IMC con la masa grasa y los índices aterogénicos en militares, la evidencia es escasa y proviene de estudios en otros países, tal es el caso de Vázquez-Guzmán y colaboradores quienes encontraron que en hombres del ejército y de la Fuerza Aérea Mexicana, con edades de 31,77± 6,32 años, el aumento del IMC se relaciónaba con la masa grasa y con el índice de masa grasa26. Asimismo que Naghii y colaboradores evidenciaron relaciónes directas, entre el IMC y el índice de triglicéridos y Castelli II en personal masculino de Irán27.
OBJETIVOS
Dado la situación descrita se ha hecho necesario, en primer lugar, determinar si el índice de masa corporal en cadetes Colombianos con sobrepeso se debe a masa magra o grasa y en segundo lugar, si el IMC se relacióna con los índices aterogénicos.
MATERIAL Y MÉTODOS
Estudio descriptivo, observaciónal, en cadetes de diferentes niveles de formación, que fueron valorados por el servicio de nutrición del Centro de Investigaciónes de la cultura física (CICFI), durante el periodo comprendido entre mayo a junio de 2018. En primer lugar se revisaron las bases de datos del servicio en mención, posteriormente se identificaron los cadetes de ambos sexos, que presentaron sobrepeso, estimado por IMC, el cual se estimó a partir de la división del peso sobre la talla al cuadrado, teniendo como puntos de corte un IMC ≥ 25 kg/m2 para sobrepeso y ≥ a 30 kg/m2 para obesidad. Se aplicó muestreo no probabilístico discreciónal sobre una población de 100 sujetos, que cumplían criterios de inclusión: IMC≥25 kg/m2, todos debieron ser valorados por una nutriciónista y antropometrista ISACK 1, empleando los mismos equipos: Estadiómetro portátil Seca 206®; Hamburgo Alemania con rango de 0---220 cm y 1 mm de precisión, báscula electrónica de piso de 200 Kg, marca Seca 813 con precisión de 100 gr y haber empleado el equipo Medical Body Composition Analyzer Seca mBCA 525, para evaluar la composición corporal por Bioimpedancia, la cual permite la estimación del agua corporal total (ACT) y por asunciónes, basadas en las constantes de hidratación de los tejidos, calcular la masa libre de grasa (MLG) y por derivación, la masa grasa (MG), mediante la ecuación basada en dos componentes (MLG kg = peso total kg - MG kg)28. Cómo puntos de corte para índice de masa grasa, se tuvo en cuenta los criterios del fabricante para sujetos con sobrepeso, siendo estos: 10.30 ± 1,34 kg/m² para mujeres y 7.08 ± 1,28 kg/m² para hombres. En cuanto a la masa libre de grasa 16.88 ± 0.93 kg/m² en mujeres y 20.08 ± 1.03 kg/m² en hombres29. Ésta valoración debió realizarse en ayunas y con descanso mayor a 12 horas, todos los sujetos fueron pesados y tallados con equipos descritos, en ausencia de cualquier material metálico en el cuerpo (presillas de identificación, relojes, cadenas u otros), en posición supina con brazos y piernas ligeramente separados de la línea media. A cada uno se le ubicó una pinza distal y otra proximal, en cada mano y pie, previa limpieza de piel y/o retiro de vello, para evitar interferencias. Posterior a ello se le solicitó a cada sujeto permanecer inmóvil durante la medición. Adiciónalmente, todos debían contar con resultados de perfil lipídico (Colesterol total, Triglicéridos y Lipoproteína de alta y baja densidad), tomado en ayunas con equipo Cardiochek PA, por un mismo profesional del laboratorio cardiopulmonar, el mismo día que se midiera la composición corporal. Los índices aterogénicos se estimaron a partir de la relación CT/cHDL para el índice de Castelli, cLDL/cHDL para el índice preaterogénico y TG/cHDL, tomando como referencia los reportes de estudios de dislipidemia aterogénica en Latinoamerica (EFRICARD II, Latin American Consortium of Studies in Obesity “LASO”, entre otros), citados por Ponte -N y colaboradores29. Así las cosas se consideró como normal para el índice de Castelli II un valor < 2,5 para hombres y < 2 para mujeres; para el índice de Triglicéridos en hombres, un valor < 3,75 y en mujeres < 3,030. En lo referente al índice de Castelli I se tuvo en cuenta lo recomendado por Zubiaga, es decir un valor < 4,5.31
Los datos analizados, formaron parte del proyecto “Caracterización de la composición corporal, del perfil bioquímico y de los estilos de vida de personal militar en formación, como predictores de riesgo cardiometabólico” aprobado por el comité de ética de la institución, mediante acta 8249, folio 169 del 26 de julio de 2018. a. Los datos fueron tabulados en una matriz de Excel para su posterior análisis en SPSS 24. Para analizar la normalidad de los datos se usó la prueba de Kolmogorov-Smirnov, para hallar la diferencia de medias, se aplicó la T de Student y para determinar el grado de correlación del IMC con la adiposidad y el los índices aterogénicos, se aplicó el coeficiente de correlación de Pearson. Los datos de identificación de los sujetos fueron anonimizados.
RESULTADOS
Un total de 90 cadetes formaron parte del estudio. 53 hombres y 37 mujeres, con edad promedio de 22,0 ± 3,0 años e IMC en 27,3 ± 1,8 kg/m2. El valor promedio del colesterol total fue 122,0 ± 23,0 mg/dl, el de LDL 58,0 ± 20,0 mg/dl, Hdl 45,0 ±10,5 mg/dl y Triglicéridos 82,8 ±28,7 mg/dl. El índice de Castelli 2,8 ± 0,6. Índice preaterogénico 1,5 ± 0,6, cociente de triglicéridos 2,3 ± 1,5. Ninguna de las variables estudiadas presentó diferencias estadísticamente significativas, entre géneros. En la Tabla 1, se presentan los valores de la media y desviación estándar de las variables de estudio, por sexo, con el valor de la diferencia estadística.
Tabla 1. Características por género

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos obtenidos de la investigación (m: media. Ds: desviación estándar)
A nivel general, el índice Preaterogénico y el índice de Castelli se relaciónaron débilmente con el IMC: (r= 0,305 p=0,02) y (r=0,264 p=0,05), respectivamente. En ningún grupo, el cociente de triglicéridos se relaciónó con variables de la composición corporal. El peso se relaciónó con la masa libre de grasa (r= 0,871 p= 0,00) en hombres y (r= 0,432 p= 0,01) en mujeres. En la tabla 2, se presentan las correlaciónes halladas con el IMC por sexo.
DISCUSIÓN
Varios estudios en población universitaria han evidenciado trastornos del perfil lipídico en hombres y mujeres con sobrepeso32-34, mientras que otros los han hallado en asociación a estilos de vida, independientemente del valor del IMC, es así como en 165 estudiantes argentinos con IMC en 24,30 ± 2,50 y 21,90 ± 2,90, para hombres y mujeres respectivamente, se evidenció que el 21,1%, presentaban hipercolesterolemia, con diferencias estadísticamente significativas en la HDL y el índice de Castelli35.
Contrario a ello, en el presente estudio, no hubo casos de hipercolesterolemia ni se hallaron diferencias <0,05 entre géneros, adiciónalmente la HDL como el índice de Castelli, fueron normales en ambos grupos, a pesar de que el IMC promedio fue 27,3 ± 1,8 kg/m2.
En relación a ello, es meritorio recordar que el IMC como estimador de adiposidad, ha sido cuestionado, pues no permite diferenciar el componente magro del graso, siendo éste último, el que realmente predispone el desarrollo de enfermedades cardiometabólicas36. También se ha informado que el IMC es un mejor predictor de los parámetros de lípidos clásicos y de los parámetros aterogénicos, que los índices de obesidad central, en jóvenes universitarios15. En tal sentido, en el presente estudio, es posible evidenciar que en los cadetes hombres, el sobrepeso no implica riesgo cardiometabólico por adiposidad, lo que podría explicar la leve relación hallada entre el IMC y el índice Preaterogénico.
El índice de Castelli >4,5, fue propuesto hace 30 años como indicador de riesgo coronario, ante el cual debía iniciarse tratamiento hipolipemiante, siendo en la actualidad un valor de 3,25, indicativo para hacerlo31. En el presente estudio, éste índice estuvo por debajo de éste valor, en ambos grupos, siendo importante resaltar en el caso de las mujeres, que pese a que el sobrepeso se relaciónó con la masa grasa, y con el índice de masa grasa, el valor de éste índice fue normal, aun cuando se ha reportado que el exceso de adiposidad, supone importante riesgo coronario35.
Adiciónalmente, en éste estudio los índices de Castelli, Preaterogénico y cociente de Triglicéridos, en hombres, fueron más bajos que los reportados en población Colombiana37, pudiendo deberse esta situación a que el ejercicio ha demostrado ser un factor protector para el desarrollo de ateromatosis38 y en los militares, el ejercicio en parte de su rutina diaria.
Si bien en el presente estudio, el sobrepeso estimado por IMC en los cadetes, no implica riesgo cardiometabólico, es importante recordar que en militares de edades mayores, el aumento del IMC, predispone el desarrollo de éste tipo de patologías39, pues existen situaciónes propias en ellos, que favorecen la ganancia de adiposidad; tal es el caso de la depresión40 y la presencia de lesiones musculoesqueléticas crónicas41, siendo éste un tema de interés para futuros estudios, en éste tipo de población.
Es de aclarar como posible limitante de éste estudio el muestreo realizado, pues al ser no probabilístico, puede inducir un sesgo en la selección de los sujetos y por tanto, que los resultados hallados no se puedan generalizar, no obstante en la selección de los sujetos se aplicaron criterios basados en las recomendaciónes de los fabricantes de los equipos utilizados (Bioimpedanciometro y equipo analizador de química sanguínea), los cual disminuye esta posibilidad.
CONCLUSIONES
Los resultados de este trabajo permiten evidenciar que en los cadetes masculinos:
El sobrepeso, determinado por IMC, se debe a mayor componente magro, mientras que en las mujeres a mayor componente graso.
El IMC se relacióna débilmente con el índice de Castelli 1 y 2, mientras que con el índice de triglicéridos no se halló relación.
El valor de los índices aterogénicos no implica riesgo cardiometabólico en ningún grupo estudiado.