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Ene
versión On-line ISSN 1988-348X
Ene. vol.9 no.3 Santa Cruz de La Palma dic. 2015
https://dx.doi.org/10.4321/S1988-348X2015000300015
La eficacia de escuchar música para reducir los síntomas depresivos en adultos
M.a Concepción Moreno Calvet
Referencia BPIS:
Effectiveness of music listening in reducing depressive symptoms in adults. Best Practice: evidence-based information sheets for health professionals. 2011; 15(12):1-4.
http://www.evidenciaencuidados.es/BPIS/PDF/2011_15_12_BestPrac.pdf
http://es.connect.jbiconnectplus.org/ViewSourceFile.aspx?0=7123
http://connect.jbiconnectplus.org/ViewSourceFile.aspx?0=7123
Resumen
Introducción:
La depresión es la principal causa mundial de discapacidad y contribuye a la carga mundial de morbilidad, afecta a unos 350 millones de personas en todo el mundo y en peor de los casos, la depresión puede llevar al suicidio (1). La repercusión de esta enfermedad en la calidad de vida, a nivel familiar y social y el hecho de ser uno de los principales factores de riesgo de suicidio hace que sea un importante problema de salud (2).
Las opciones terapéuticas recomendadas para la depresión consisten en el tratamiento farmacológico (los ISRS son los antidepresivos con mayor evidencia y con mejor balance riesgo/beneficio), el tratamiento psicoterapéutico y la terapia electroconvulsiva (2). Así mismo se aconseja la actividad física como un complemento del tratamiento con antidepresivos y/o psicoterapia (2).
La aparición de los efectos secundarios de la medicación y la mala adherencia al tratamiento favorecen la búsqueda de alternativas terapéuticas complementarias que minimicen los riesgos y ayuden a reducir los síntomas depresivos.
La musicoterapia se ha definido como "un proceso interpersonal en el cual el terapeuta utiliza la música y todas sus facetas para ayudar al paciente a mejorar, recuperar o mantener la salud" (3, 4).
La terapia de escuchar música pretende, mediante la reproducción de música adecuada, modificar el estado emocional y facilitar la expresión y catarsis de los sentimientos y emociones, reduciendo los síntomas depresivos.
Objetivos:
El Best Practice Information Sheet se basa en la revisión sistemática de Chan et al. (2010)(5), cuyo objetivo fue presentar la mejor evidencia disponible sobre la eficacia de escuchar música en la reducción de los síntomas depresivos en los adultos.
Fuentes de datos:
En la revisión sistemática incluyeron 17 estudios, de los cuales 14 fueron ensayos clínicos aleatorios y 3 fueron estudios cuasiexperimentales.
De los ensayos clínicos aleatorios incluidos, seis no mencionaron el método de aleatorización. Debido al tipo de intervención, resultó dificil el cegamiento de los partcipantes siendo conscientes de su asignación al grupo intervención o al grupo control.
La edad de los participantes fue de 18 a 95 años. La duración de la sesiones de escucha de música diferían entre los estudios y la intensidad de la escucha de música de los estudios también variaba enormemente.
Resultados:
Dos estudios en personas de edad avanzada y personas con Alzheimer, Chan et al. (2009) y Guetin et al. (2008), utilizaron la escala de depresión geriátrica (GDS-30). En ambos se redujeron las puntuaciones en la semana 4 respecto a la medición basal. Los grupos control presentaron un aumento en los síntomas depresivos a las 4 semanas respecto a la medición basal.
Dos estudios en estudiantes mayores de 18 años, Gupta (2005) y Harmat (2008), utilizaron la escala de Beck Depression Inventory (BDI). Ambos encontraron una disminución significativa en la puntuación de la escala entre el inicio y el final del estudio.
Dos estudios en personas EPOC moderado a severo y en personas con dolor crónico no maligno, utilizaron la escala del Centro de Estudios Epidemiológicos (CES-D), Bauldoff et al. (2002) y Siedliecki (2006), encontrando una reducción no significativa en la puntuación de la escala en el grupo intervención, mientras el grupo control se mantuvo estable.
Dos estudios utilizaron la escala del Hospital and depression scale/depression subescale (HADS-D), Clark et al. (2006) y Elliot (1994). Uno de ellos se realizó sobre personas que recibían radioterapia (realizando las mediciones antes, durante y después de la radioterapia) y el otro se llevó a cabo en personas ingresadas en la Unidad de Cuidados Coronarios por angina de pecho inestable o infarto agudo de miocardio. No se encontró ningún cambio estadísticamente significativo en la puntuación en ambos grupos.
Tres estudios utilizaron la subescala de depresión de perfil de estado de ánimo depresivo/subescala de abatimiento (POMS), Emery et al. (2003), Sarkamo et al. (2008) y Tonek (2003). Los participantes fueron personas con enfermedad coronaria, accidente cerebrovascular de la arteria cerebral media y madres con síntomas depresivos. Encontraron una disminución de los síntomas depresivos.
El estudio de Chang et al. (2008), en mujeres embarazadas, utilizó la escala de Edinburgh Postnatal Depression Scale (EPDS). El grupo intervención escuchó una selección de música todos los días, 30 minutos, durante 2 semanas. Se redujeron los síntomas depresivos en el grupo intervención mientras que el grupo control se mantuvo relativamente constante.
El estudio de Chikamori et al. (2004), en personas ancianas que habían sido sometidas a una cirugía del tracto digestivo, utilizó la escala de Depresión de Yesavage. Se halló una disminución no significativa en la puntuación de la depresión.
El estudio de Deshmukh et al. (2008), en personas con depresión mayor, utilizó la escala de Montgomery Asberg Depression Rating Scale (MADRS). Ambos grupos continuaron con el tratamiento habitual. Se encontró una reducción significativa en la puntuación de la escala desde la puntuación basal, pero no se halló diferencia significativa entre ambos grupos en todas las visitas.
El estudio de Hsu (2004), en personas con depresión mayor, utilizó la escala de depresión de Zung (SDS). Se encontró una mejoría en la puntuación significativa en el grupo intervención.
El estudio de Moradipanah (2009), en personas que tuvieron programada una angiografía coronaría, utilizó la escala de Depression Anxiety Stress Scale (DASS-21). Antes de la angiografía la puntuación se redujo de manera significativa antes y después de la intervención en el grupo de música, después de la angiografía, las puntuaciones medias se redujeron en ambos grupos sin encontrarse diferencia significativa entre los grupos.
El estudio de Siv et al. (2009), en personas ancianas con insomnio, utilizó el cuestionario acortado de depresión de Zung y Durham. No se encontraron diferencias significativas entre los grupos.
Recomendaciones:
El Best Practice Information Sheet establece una serie de recomendaciones a partir de la revisión sistemática (5):
Escuchar música puede ser eficaz para reducir los síntomas depresivos si se utiliza durante un período de tiempo (2-3 semanas), pero no después de una sola exposición. (Grado B)
Todos los tipos de música pueden ser utilizados como material de escucha, su eficacia depende de las preferencias del oyente. (Grado B)
Comentario
La revisión sistemática parte de la idea de que escuchar música puede ser beneficioso para las personas con síntomas depresivos.
Las variaciones en las intervenciones realizadas y la heterogeneidad de las poblaciones estudiadas hacen que el metanálisis no sea apropiado. Además de esto, la existencia de numerosas escalas de medición y la presencia de las limitaciones de los estudios sometidos a revisión limitan la evidencia obtenida.
Uno de los sesgos que puede afectar a las revisiones sistemáticas y que puede dificultar encontrar otros estudios de interés, es el llamado sesgo de publicación que puede aparecer por no considerar estudios no publicados (p.ej. tesis doctorales) o no tener en cuenta trabajos publicados en un idioma distinto al inglés. El hecho de establecer límites durante la búsqueda de los estudios (idioma: inglés, período: 1989-2010) podría haber dificultado la búsqueda.
No obstante, se observa que es posible realizar estudios cuantitativos con terapias alternativas como la música en distintos ámbitos y poblaciones, obteniendo efectos positivos en la mejoría de los síntomas depresivos, lo que justifica continuar investigando en esta área.
Teniendo en cuenta que las recomendaciones sobre la evidencia hallada en la terapia con música son de grado B, las recomendaciones son moderadas pero se sugiere que se consideren su aplicación.
Referencias
1. World Health Organization. Depression. Geneva: World Health Organization; 2012. [ Links ]
2. Grupo de trabajo de la Guía de Práctica Clínica sobre el Manejo de la Depresión en el Adulto. Guía de Práctica Clínica sobre el Manejo de la Depresión en el Adulto. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias de Galicia (avalia-t); 2014. Guías de Práctica Clínica en el SNS: Avalia-t 2013/06. [ Links ]
3. Bruscia KE. Case studies in music therapy. Barcelona: Gilsum, NH, 1991. [ Links ]
4. Maratos AS, Gold C, Wang X, Crawford MJ. Musicoterapia para la depresión (Revisión Cochrane traducida). En: La Biblioteca Cochrane Plus, 2008 Número 4. Oxford: Update Software Ltd. Disponible en: http://www.update-software.com. (Traducida de The Cochrane Library, 2008 Issue 3. Chichester, UK: John Wiley & Sons, Ltd. [ Links ]).
5. Chan MF, Wong ZY, Thayala NV. A systematic review on the effectiveness of music listening in reducing depressive symptoms in adults. JBI Library of Systematic Reviews 2010;8(31): 1242-1287. [ Links ]