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Ene

On-line version ISSN 1988-348X

Ene. vol.16 n.1 Santa Cruz de La Palma  2022  Epub Sep 19, 2022

 

ARTÍCULOS

Detección de violencia de género en las consultas de embarazo

Detection of gender violence during pregnancy

S Jiménez-Siles1  , J Oropesa-Ropero1 

1Hospital Clínico López Blesa, Zaragoza

Resumen

Objetivo:

explorar las opiniones y experiencias de los profesionales sanitarios en relación con la detección de violencia de género durante el embarazo.

Material y método:

Se realizó una búsqueda estructurada en diferentes bases de datos. Se seleccionaron estudios cualitativos y revisiones sistemáticas. Se incluyeron estudios de diferentes partes del mundo para ampliar la multiculturalidad del estudio.

Resultados:

La mayoría de los profesionales sanitarios integraban la detección de la violencia de género dentro de sus competencias. Gran parte de ellos expresó la falta de formación teórico-práctica en este ámbito. Además, identificaron los principales obstáculos y facilitadores para la detección de violencia de género en consulta y realizaron propuestas para la mejora del proceso.

Conclusiones:

aunque los profesionales son partidarios de participar en la detección y ayuda a mujeres que sufren violencia de género, parece que aún queda trabajo por hacer en este campo. Se debe ampliar la formación de profesionales para adquirir habilidades y que puedan trabajar realizando un abordaje biopsicosocial.

Palabras clave Domestic Violence; Pregnancy; Midwifery; Spouse Abuse

Abstract

Objective:

to explore the opinions and experiences of health professionals in relation to the detection of gender violence during pregnancy.

Material and method:

A structured search was carried out in different databases. The identification of studies and critical reading were carried out. Qualitative studies and systematic reviews were selected. Studies from different parts of the world were included to add multiculturalism of the study.

Results:

Most of the health professionals integrated the detection of gender violence within their competencies. Most of them expressed the lack of theoretical and practical training in this area. In addition, they identified the main obstacles and facilitators for the detection of gender violence in consultation and made proposals to improve the process.

Conclusion:

although professionals are in favor of participating in the detection and help of women who suffer gender violence, it seems that there is still work to be done in this area. The training of professionals should be expanded to acquire skills so that they can work with a biopsychosocial approach.

Keywords Domestic Violence; Pregnancy; Midwifery; Spouse Abuse

INTRODUCCIÓN

La violencia de género ha pasado desapercibida durante muchos años siendo un claro reflejo de la sociedad heteropatriarcal que ha predominado durante décadas en la mayoría de los países. Caracterizándose por la desigualdad, subordinación y el poder del hombre sobre la mujer.

Fue en 1980, en la II Conferencia Mundial sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer donde se comienza a hablar de la violencia de género como el crimen más silenciado del mundo. Ha sido un tema muy reconocido y debatido en numerosas conferencias a lo largo de los años dada su importancia, reclamando las libertades, derechos y la igualdad que la mujer como persona merece.

La violencia de género ha sido definida como «Todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada». (Resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas de 1993) (1)

Todo este proceso ha ido acompañado de movimientos sociales, que han ayudado a concienciar a la sociedad de la gravedad que representa este problema y han motivado el inicio de una lucha con el objetivo de conseguir cambios a nivel social, político, económico y cultural que aseguren la igualdad entre hombres y mujeres. (2)

Como resultado de este movimiento global en España se aprueba en 2004 por unanimidad entre grupos parlamentarios la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Comienza así en España una batalla aún sin concluir en pro de la garantía de la integridad de las mujeres y para evitar la violencia estructural ejercida contra ellas. (3)

Sus medidas fueron encaminadas a combatir el maltrato y hacer visible un fenómeno que había permanecido oculto durante décadas.

Abarca tanto los aspectos preventivos, educativos, sociales, asistenciales y de atención posterior a las víctimas, como la normativa civil que incide en el ámbito familiar o de convivencia donde principalmente se producen las agresiones, así como el principio de subsidiariedad en las Administraciones Públicas.

Reconoce la baja por maternidad, riesgo durante el embarazo, enfermedades causadas por embarazo, parto o lactancia. (3)

Posteriormente se aprueba la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, que recoge varios puntos importantes para la protección de la mujer embarazada. (4) (5) Esta Ley amplia la protección de la mujer al ámbito laboral/social garantizando los derechos de la mujer embarazada.

En el ámbito internacional la ONU define violencia contra la mujer como «todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada». (6)

El número de víctimas de violencia de género (la que sufren mujeres por parte de varones que son pareja o expareja) inscritas en el Registro Central del Ministerio de Justicia aumentó en 2019 hasta las 31.911 mujeres, lo que supone un 2% más que en el año 2018. Por su parte, el número de víctimas de violencia doméstica (la que una persona sufre en el ámbito intrafamiliar) creció un 3,6% hasta las 7.654 víctimas.

Casi la mitad de las víctimas de violencia de género (el 47,1%) tenían entre 25 y 39 años. Encontrándose, por tanto, en rango de edad fértil y mayor posibilidad de embarazo. Las consecuencias del maltrato se agravan aún más si éste se produce durante el embarazo, por los posibles efectos que puede tener sobre el propio embarazo, parto y posparto. Complicaciones como hemorragia vaginal, amenaza de aborto, muerte fetal, parto prematuro, bajo peso al nacer, depresión posparto… (1) (7)

La tasa de víctimas fue casi tres veces superior en las nacidas en el extranjero (3),(5) que en las nacidas en España (1,1). Destacando las nacidas en áfrica y américa. (8)

Parece claro que las mujeres en edad reproductiva tienen un mayor riesgo de sufrir violencia, al mismo tiempo que parece que en aquellas mujeres que sufren maltrato este empeora o se acrecienta durante el embarazo. (9)

Son escasos los estudios de prevalencia de violencia durante el embarazo, y aún más en Europa, con muestras mucho más pequeñas.

Según datos extraídos la prevalencia de la violencia durante el embarazo en los países desarrollados oscila entre 3,4% a 8,3%. En los países en desarrollo, encontramos mayor variabilidad (3,8 a 43,8%) que en los países desarrollados. La prevalencia fue mayor en África y América Latina que en Europa y Asia. (9) (10)

En España, las investigaciones sobre la violencia de género en el embarazo son insuficientes, por lo que se disponen de escasos datos epidemiológicos. Uno de los estudios más significativos que estudió la prevalencia en Andalucía detectó que un 22,7% sufre algún tipo de violencia –emocional, física o sexual– dentro de su pareja en este periodo. El 21% de las mujeres sufrieron violencia emocional y el 3,6% violencia física o sexual durante la gestación. (9) (11)

Debido a la magnitud del problema y las graves consecuencias en la mujer embarazada que puede acarrear como ya hemos descrito anteriormente, parece necesario que contemos con profesionales bien formados en este ámbito, que puedan detectar y ayudar a las mujeres desde los servicios sanitarios, ya sea desde la consulta de la matrona en atención primaria en su control de embarazo rutinario o desde atención especializada.

Esto nos lleva a plantearnos si contamos con la formación y recursos suficientes para llevar a cabo una detección de casos y abordaje correcto por parte del profesional sanitario que atiende a las embarazadas. Cobra un importante papel la matrona por su implicación en el proceso de control de embarazo y relación de confianza que generalmente tiene con sus pacientes. Este estudio hará una revisión bibliográfica sobre las experiencias de otras matronas y personal sanitario en la detección de la violencia de género durante el embarazo.

MÉTODO

Objetivo: El objetivo de esta revisión bibliográfica es explorar las opiniones y experiencias de los profesionales sanitarios en relación con la detección de violencia de género durante el embarazo.

Fuentes consultadas:

  1. Guías de práctica clínica: NICE

  2. Revisiones sistemáticas/ETS: Cochrane/Epistemonikos/Trip/PubMed.

  3. Metabuscadores: Trip/PubMed/ Epistemonikos.

  4. Bases de datos bibliográficas: CINAHL/PubMed/Scielo/Medes/LILACS.

También se realizaron búsquedas en las listas de referencias de los artículos incluidos y en los sitios web de organizaciones relevantes.

Para la estrategia de búsqueda se utilizaron combinaciones de las siguientes palabras clave y términos de encabezados de temas médicos (MeSH): “embarazo”, “matrona”, “detección de violencia”, “gestación”, “violencia de pareja”, “control de embarazo”, usando para ello los descriptores booleanos “AND” y “OR”. Se añadió un limitador de 5 años atrás para la búsqueda de estudios.

Selección de estudios

Durante el mes de febrero se realizó una búsqueda y revisión de la literatura doble por parte de los autores del presente estudio. Los siguientes criterios de inclusión fueron aplicados: estudios a texto completo, originales de investigación; revisiones sistemáticas que estuvieran relacionadas con el tema; uso de métodos cualitativos para la recopilación de datos y análisis; que examinaran las opiniones de los profesionales que prestan servicios sanitarios (actitudes, opiniones, experiencias, etc.) sobre la violencia contra la mujer y embarazadas principalmente o sobre la percepción de barreras y facilitadores para la identificación de violencia de género en consulta; estudios publicados en inglés y español desde 2015 hasta la actualidad. Se incluyeron estudios de diferentes partes de mundo, permitiendo por tanto una perspectiva internacional y multicultural.

Los criterios de exclusión establecidos fueron: textos en diferente idioma a español o inglés; estudios que no se desarrollaran en el ámbito sanitario; estudios sobre violencia centrados en personas transgénero o en la homofobia; estudios en mujeres no relacionados con violencia de género; estudios anteriores a 2015.

Los títulos y resúmenes se examinaron para determinar su elegibilidad de acuerdo con los criterios descritos anteriormente, descartándose aquellos que aparecían repetidos o irrelevantes. Los textos completos de manuscritos potencialmente elegibles fueron recuperados para un examen más detallado y ser seleccionados tras una lectura crítica.

El número de artículos encontrados según los criterios de búsqueda anteriormente descritos fue de 138 estudios. Tras una primera revisión 102 de estos estudios fueron descartados por diversos motivos como encontrarse repetidos, no ajustarse al tema de estudio, no contar con la calidad suficiente o no adecuarse a los criterios de inclusión de la presente revisión. El resto de los estudios fue evaluado a criterio de los autores tras una lectura crítica de los estudios. Finalmente, fueron elegidos 11. Entre ellos se encontraban 7 estudios cualitativos, 1 estudio controlado aleatorizado, 2 revisiones sistemáticas y 1 guía de práctica clínica. La selección de los artículos se presenta en la figura 1).

Figura 1.  Esquema flujo de la búsqueda bibliográfica realizada 

RESULTADOS

Los resultados principales de los estudios se basaron en entrevistas semiestructuradas que realizaron a personal sanitario que atendía a mujeres tanto en estado de gestación como en el posparto, en servicios de atención primaria y hospitalaria.

La mayoría de las participantes fueron matronas, aunque también participaron algunos médicos y enfermeras. El objetivo de estas entrevistas iba enfocado a conocer la opinión y experiencias del personal sanitario acerca de su manejo sobre la violencia de género.

Independientemente del país donde se realizó el estudio o el ámbito laboral de los profesionales sanitarios (atención primaria u hospital) los resultados obtenidos tras los testimonios fueron similares.

Los testimonios se agrupaban según obstáculos, facilitadores y propuestas para mejorar la detección de violencia de género.

Obstáculos

Se identificaron 2 tipos de obstáculos para la detección de violencia: externos, derivados de condicionantes estructurales de la atención clínica, e internos, derivados del propio ejercicio profesional. Ambos factores combinados actúan aumentando la dificultad de detección de violencia de género. (7) (12) (13) En la mayoría de los estudios el tiempo, las diferencias culturales y la formación aparecían como principales obstáculos.

Varios estudios coincidían en que el tiempo era un elemento clave para llevar a cabo un correcto screening en la consulta. Refieren que debido a la carga asistencial y exceso de burocracia no disponen del tiempo necesario para abordar este tema. Llevan a cabo su consulta desde un enfoque biomédico, sin abordar lo psicosocial. Además, denotan falta de privacidad, tanto en la propia consulta, por la propia infraestructura de la consulta, interrupciones… como a la hora de registrar los datos referentes a la violencia de género en la historia clínica. (7) (13) (14) (15)

Por otro lado, el contexto de la propia mujer también fue destacado por los profesionales. Refieren la dificultad de detectar violencia en aquellas mujeres extranjeras que no conocen el idioma, la barrera idiomática hace que en la mayoría de las ocasiones estas mujeres tengan que acudir a consulta con sus parejas, con lo que pierden la oportunidad para indagar o que la mujer se pueda expresar libremente al estar siempre acompañada. (7)

La complejidad en la detección de violencia de género fue uno de los temas que más se repitió entre los estudios. Muchos profesionales, pese a contar con la formación teórica no se sienten capacitados para llevar la práctica a su consulta. (12) (13) (15)

Facilitadores

El seguimiento realizado durante el embarazo y posparto, principalmente por parte de la matrona facilita el establecimiento de una relación de confianza entre ellas y facilita que la mujer revele su situación. Del mismo modo al conocer en más profundidad a la mujer resultará más sencillo detectar indicios que hagan sospechar sobre un posible maltrato e indagar más en las sucesivas consultas de seguimiento. Son las propias matronas las que integran la detección de la violencia de género como una más de sus funciones. (7) (13) (15) (16)

Propuestas para mejorar la detección

Disponer de traductores para no tener que recurrir a la pareja de la paciente, posibilitando así un espacio más íntimo para el diálogo y tener en cuenta diferencias culturales a la hora de delimitar lo que se considera como violencia y lo que no. (7)

La mayoría de los estudios estuvieron de acuerdo en que aumentar el tiempo de consulta para poder indagar en aspectos psicosociales podría resultar beneficioso. Se propone la aplicación de instrumentos objetivos de detección, junto con la formación profesional continua y la posibilidad de ofrecer información sobre violencia de género a las mujeres gestantes a través de grupos prenatales. (7) (12) (13) (14) (17)

Las herramientas de detección aplicadas en los estudios como parte de la intervención fueron muy heterogéneas. La mayoría empleó un instrumento de cribado validado específico para la violencia de género, y algunos estudios utilizaron más de una herramienta. Las herramientas utilizadas en una o más ramas de los ensayos fueron: Woman Abuse Screening Tool (WAST); Abuse Assessment Screen (AAS); Partner Violence Screen (PVS); Violence Against Women Screen (VAWS). (9) (18)

Se estimó que usando este tipo de herramientas podría haber más de un 300% de probabilidad de identificar víctimas de abuso en comparación con no realizar ningún cribado por parte de los profesionales sanitarios en poblaciones de embarazadas examinadas. (18)

Pese a que en la mayoría de los estudios los profesionales afirmaban que la detección de violencia formaba parte de sus funciones, un estudio realizado entre personal sanitario que atendía a embarazadas y puérperas estimó que el 48% de los encuestados desconocía si existían políticas contra la violencia de género en su lugar de trabajo. Además, de desconocer si se realizaba formación sobre el tema. El 37,7% de ellos reportó no haber hecho ningún tipo de screening en los últimos 6 meses motivado por la falta de conocimientos o habilidad sobre el tema. (19)

La importancia de un sistema sanitario que respalde la asistencia sanitaria fue subrayada. Para los trabajadores sanitarios el apoyo institucional es fundamental, independiente del modelo de atención utilizado, para abordar la violencia de género. Evitando así situaciones en la que se sientan desamparados o vulnerables. (15)

DISCUSIÓN

Son escasas las revisiones sistemáticas realizadas y disponibles sobre la violencia de género en embarazadas. Los hallazgos sugieren que los profesionales consideran la violencia de género como una conducta inaceptable y sienten la responsabilidad de participar en su detección y ayudar a las mujeres maltratadas. Describen la revelación de la violencia contra la mujer como un proceso lleno de barreras que superar. Algunos estudios postularon la necesidad de una formación teórica continua junto a formación práctica, ya que necesitan habilidad para interactuar adecuadamente con las mujeres que sufrían violencia de género, consiguiendo hacer uso de un lenguaje verbal y no verbal que haga sentir a la mujer lo más cómoda posible, además de ganar confianza en ellos mismos para lidiar con la violencia de género. (13) (16)

Con respecto al cribado hubo diferencias de opinión. Algunos gobiernos y organizaciones de salud recomiendan examinar a todas las mujeres para detectar la violencia doméstica. Otros alegan que tal cribado se debe proyectar a grupos de alto riesgo como embarazadas que asisten a consultas prenatales realizando lo que se conoce como “cribado selectivo”. (18)

La mayoría de los estudios concluyen la necesidad de la formación de los profesionales en herramientas de detección para realizar un correcto cribado y detección de casos. (13)

Con respecto a la formación, estudios en los que se encuestó a docentes, consideraron insuficientes las horas de formación impartidas tanto a lo largo del grado de enfermería como en la especialidad de Obstetricia, añadiendo además la necesidad de un enfoque más humanista, menos biomédico. (14) Coincidiendo, por tanto, con la sensación expresada por los profesionales al priorizar lo relacionado con el estado físico de la mujer sobre los cuidados psicosociales. En este aspecto resaltan también la importancia de la matrona de atención primaria. Debido a su relación de confianza, al realizar un seguimiento más continuo, le resultará más fácil observar su relación con la pareja, reacciones y detectar cualquier indicio de maltrato. Esta tarea parece más complicada realizarla a nivel hospitalario con otros profesionales sanitarios que puedan atenderla esporádicamente, a no ser que sean lesiones o comportamientos muy evidentes. (12)

En cuanto a la inclusión en grupos preparto de información sobre la violencia de género, que se mencionaba en alguno de los anteriores estudios, un estudio obtuvo una reducción significativa de la tasa de violencia física y psicológica en el grupo intervención que había acudido a sesiones de capacitación en resolución de problemas impartidas por su matrona. (20)

Otro estudio publicado apoyó la percepción de dificultad de detección de violencia de género en aquellos casos en los que existía barrera idiomática. Ninguna de las mujeres extranjeras participantes fue informada, ni si quiera preguntada, sobre violencia de género durante su seguimiento de embarazo. Posiblemente fue ocasionado por la dificultad de comunicación y que el hecho de no conocer el idioma obligaba a que vinieran acompañadas por su pareja. (21) Este hecho puede ser solucionado con la inclusión, por parte de los servicios sanitarios, de un intérprete que participe traduciendo en los casos que sea preciso.

CONCLUSIÓN

Es importante conocer la experiencia de los profesionales sanitarios que prestan cuidados a nuestras embarazadas en materias como esta, para llegar a ser conscientes de los recursos con los que contamos, si realmente los conocemos y le damos un uso adecuado.

Aunque continúan existiendo muchas barreras y dificultades para detectar todos los casos de violencia en mujeres, el seguimiento de embarazo prestado por las matronas nos da la oportunidad de detectar más casos. Nos brinda la oportunidad de conocer a las gestantes en su esfera biopsicosocial, ayudando a detectar cualquier indicio de maltrato. Debido a que generalmente es la misma persona la que realiza el seguimiento, es más fácil establecer una relación de confianza y crear un clima en el que a la mujer le resulte más fácil y cómodo compartir su situación. Del mismo modo es el personal sanitario el que tiene que estar junto a ella para apoyarla y darle todos los recursos necesarios en caso de que los necesite.

Para que todo este proceso funcione es necesario que el trabajador sanitario cuente con apoyo de su organización, tanto a nivel estructural como organizativo, adaptando consultas en tiempo y espacio en caso de que sea requerido, actualizando los conocimientos sobre el tema, motivando y capacitando a los sanitarios a ampliar sus conocimientos y habilidades en este campo. Gran parte de las deficiencias descritas por los profesionales era la aplicación de la teoría en casos reales.

Es importante también que los trabajadores se sientan protegidos, tanto legalmente como de posibles agresiones y que esto no haga pasar por alto la indagación en casos de violencia.

La base de la formación podría comenzar a ampliarse desde los estudios universitarios de ciencias de la salud, ampliando las horas de formación e integrándolas de forma transversal en las diferentes materias. Formando de esta manera a los futuros profesionales en violencia de género, haciéndoles conocedores de las diversas herramientas con las que cuentan y que puedan a empezar a implementarlas desde el inicio de su formación.

Sería interesante para futuras investigaciones conocer más a fondo las diferentes herramientas de detección de violencia de género, su correcta aplicación, la aceptación por parte de las mujeres y sus resultados. Llegando así a proponer un cribado estandarizado para la población basado en escalas o recursos que cuenten con la mayor fiabilidad y sensibilidad posible.

BIBLIOGRAFÍA

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Recibido: 01 de Mayo de 2021; Aprobado: 01 de Enero de 2022

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