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FEM: Revista de la Fundación Educación Médica

versión On-line ISSN 2014-9840versión impresa ISSN 2014-9832

FEM (Ed. impresa) vol.16 no.3 Barcelona sep. 2013

https://dx.doi.org/10.4321/S2014-98322013000300001 

EDITORIAL

 

Responsabilidad social de las instituciones en la formación de los médicos y profesionales de la salud

Social responsibility of institutions in the training of doctors and healthcare professionals

 

 

Arcadi Gual

Director de FEM

Dirección para correspondencia

 

 

La Fundación Educación Médica ha presentado recientemente un libro con el título Aprender a ser médico: responsabilidad social compartida1, en el que se discute la responsabilidad social de las instituciones en la formación de los médicos. Dejamos a criterio de cada uno la valoración de la publicación, así como la conformidad mayor o menor con las opiniones que se expresan, pero parece oportuno poner en valor tres cuestiones que quizá por obvias no se discuten:

- La formación de los profesionales de la salud tiene un fin principal muy concreto, que no es otro que 'cuidar' lo mejor posible a la ciudadanía.

- La sociedad es cambiante y, por ello, sus necesidades y demandas también lo son.

- Formar y mantener formados (competentes) a los profesionales de la salud (no sólo a los médicos) no es responsabilidad exclusiva de una u otra institución, sino que es responsabilidad compartida de todas las instituciones implicadas en los procesos de formación.

Respecto al primer punto, el 'cuidar' a la ciudadanía, no siempre se tiene presente con la misma intensidad en la formación de los profesionales de la salud, especialmente en las primeras etapas que corresponden a los estudios de grado. Según avanzamos en el continuo educativo se hace cada vez más patente la figura del paciente y, por tanto, la relevancia de centrar la formación en las necesidades de éste. Pero la universidad, la más alejada de la práctica profesional, puede no priorizar este objetivo fundamental en beneficio de otras responsabilidades que le son propias y relevantes, como la investigación y el desarrollo de la ciencia.

En la sociedad se están produciendo cambios de todo orden que van modificando las reglas de juego y que no todos los actores han sabido asimilar, comprender y aceptar. Estos cambios afectan a diferentes aspectos, como los fines de la medicina, la demografía, la epidemiología, la organización y estructura de los servicios sanitarios, los avances tecnológicos en general (instrumentación biomédica) y las tecnologías de la información y la comunicación en particular, la gestión de los recursos que por algún tiempo habíamos olvidado que son limitados y, finalmente, el empowerment de los pacientes. El hecho de que los pacientes estén más informados conduce a movimientos sociales que reclaman un nuevo perfil de profesional sanitario, que proporcione información clara y los haga partícipes en la toma de decisiones sobre su enfermedad. Este cambio aumenta el riesgo de ruptura del contrato social tácito entre la sociedad y la profesión médica. Los cambios en cada uno de estos factores condiciona, en mayor o menor medida, las necesidades de formación de los profesionales de la salud y por ello debemos afirmar que no es ni ética ni socialmente justificable que se mantenga la misma formación de los profesionales de la salud del anterior milenio.

Desde hace mucho tiempo, esta publicación, al igual que muchas otras, viene constatando que lo que se ha venido en llamar el 'continuo educativo' (grado-especializada-continuada) es, en realidad, un paradigma de discontinuidad entre los diferentes eslabones responsables de la formación de los profesionales de la salud. Formar y mantener formados -es decir, competentes- a los médicos y a los demás profesionales de la salud no es responsabilidad exclusiva de una u otra institución, sino que es responsabilidad compartida de todas las instituciones implicadas en los procesos de formación. Las instituciones implicadas en esta responsabilidad compartida deben actuar de forma coordinada, complementándose y optimizando los recursos, y estableciendo las sinergias que puedan ofrecer a la ciudadanía la mayor atención sanitaria y al paciente, el mejor cuidado.

La actual crisis, no sólo económica sino también de valores, debería ayudar a que las instituciones que en alguna medida y en algún momento tienen responsabilidades en el aprendizaje, formación y mantenimiento de la competencia de los médicos, reflexionaran y se preguntaran si han incorporado en su misión y en su práctica el concepto de 'responsabilidad social', si han actualizado su misión institucional al paso de los cambios sociales, y si han modificado sus procesos para conseguir los nuevos objetivos. Si lo han hecho, merecen nuestro reconocimiento, y en caso contrario, deben poner remedio.


1 El libro está disponible en tres versiones (castellano, inglés y catalán) y puede consultarse en la página www.fundacioneducacionmedica.org o bien puede solicitarse en versión papel en educacionmedica@ub.edu.

 

 

Dirección para correspondencia:
Arcadi Gual Sala
Departamento de Ciencias Fisiológicas I
Facultad de Medicina
Universitat de Barcelona
Casanova, 143. E-08036 Barcelona
E-mail: agual@ub.edu

Conflicto de intereses: No declarado.

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