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FEM: Revista de la Fundación Educación Médica

versão On-line ISSN 2014-9840versão impressa ISSN 2014-9832

FEM (Ed. impresa) vol.17 no.1 Barcelona Mar. 2014

https://dx.doi.org/10.4321/S2014-98322014000100007 

ORIGINAL

 

Concepto de calidad en educación en la formación del profesional de cinesiología

Concept of educational quality in physical therapists' undergraduate professional training

 

 

Héctor F. Retamal-Matus, Claudia A. Estrada-Goic

Departamento de Kinesiología (H.F. Retamal-Matus).
Departamento de Psicología (C.A. Estrada-Goic).
Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud. Universidad de Magallanes. Punta Arenas, Chile.

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

Objetivo: Conocer el concepto de calidad educativa en la formación del profesional de cinesiología.
Sujetos y métodos: Un total de 90 participantes egresados y estudiantes de último año de la carrera de cinesiología contestaron el instrumento de evaluación que contenía los criterios de calidad en educación propuestos para la formación del profesional de cinesiología. Mediante un diseño no experimental transversal correlacional, los participantes voluntarios opinaron individualmente sobre la cuestión.
Resultados y conclusiones: Los resultados indican que, en general, todos los criterios se consideraron importantes, pero existen algunas diferencias entre profesionales y estudiantes sobre la relevancia de los criterios de calidad en educación. Los profesionales egresados de la carrera de cinesiología otorgan una mayor importancia a los criterios de calidad en educación relacionados con la excelencia y la evaluación. Además, jerarquizan como importantes criterios de calidad vinculados con los recursos, procesos y resultados. Por otro lado, los estudiantes dan gran importancia a los criterios relacionados con el proceso de formación, como son los recursos, la evaluación y la excelencia. Se discuten los resultados en torno al concepto de calidad y sus posibles aplicaciones en la mejora de los procesos educativos y, por tanto, en la formación profesional.

Palabras clave: Cinesiología. Formación profesional. Percepción de la calidad educativa. Salud.


ABSTRACT

Aim: To explore the concept of quality in education during the undergraduate years of physical therapy student's training.
Subjects and methods: A total of 90 senior students and graduated physical therapists answered the questions from a survey instrument containing the whole quality variables in education, proposed during the curriculum program of physical therapists. A non experimental transversal cross correlational study was used.
Results and conclusions: The results indicate there are significant differences among graduates and the student's perceptions about the relevance of quality components of the educational experience. The graduated therapists attributed greater importance to the areas of education related to excellence and evaluation. They also prioritized aspects of quality connected with the resources, process and outcomes. Conversely, the students gave greater importance to the areas associated with the learning process; such as the resources of the institution, assessment and better education. Outcomes related to the concept of educational quality and its possible applications in the improvement of the learning process and overall professional development are discussed.

Key words: Health. Perception of quality education. Physical therapy. Professional development.


 

Introducción

En la actualidad, en Chile, el concepto de calidad en educación es parte del discurso cotidiano, donde todos los actores de nuestra sociedad concuerdan en que es necesario 'mejorar la calidad' de la educación a diferente niveles. La cinesiología no escapa a estas demandas y con el objetivo de la mejora continua de la calidad en la formación de los profesionales, las carreras deben someterse a constantes procesos de evaluación y acreditación para mejorar la calidad de la educación ofrecida [1]. En este sentido, cabe preguntarse qué se entiende por 'calidad educativa', un concepto complejo y que entraña diversos criterios, los cuales dificultan su definición y aún más su medición.

Las primeras aproximaciones hacen referencia a una 'buena educación', a una 'buena facultad', a un 'buen plan de estudios' o a una 'buena universidad', donde el concepto se utiliza sin evidencias contrastadas [2].

Algunos autores refieren que ha llegado a ser un concepto vacío y que no existe como tal [3]. Zurita-Chávez [4] sostiene que la calidad de la educación se ha llegado a convertir en un 'lema educacional'. Sin embargo, estos primeros acercamientos no sirven para aclarar el problema de la definición y de cómo se mide la calidad en educación. Por ello, la UNESCO menciona que la calidad es un valor que requiere definirse en cada situación, que no puede entenderse como un valor absoluto y que los significados que se atribuyan a la calidad de la educación dependerá de algunos aspectos como la perspectiva social de los sujetos que la definen (profesores, padres de familia o agentes de planificación educativa) y desde el lugar en que se hace (práctica educativa, planificación ministerial) [3]. Al resepcto, el Centro Universitario de Desarrollo (CINDA) concluye que calidad en educación superior es un concepto que no existe como tal, sino que es un término de referencia en el cual algo puede ser mejor o peor que otro, dentro de un conjunto de elementos homologables [5]. En consecuencia, en base a las aseveraciones presentadas por la UNESCO y el CINDA, puede afirmarse que una institución, carrera o formación profesional será de 'mejor calidad' que otra cuando presenta criterios homologables y se encuentra con factores contextuales similares.

Otra definición que se atribuye a la calidad de la educación es la centrada en la eficiencia del proceso o del producto educativo, que halla sus orígenes en Franklin Bobbit, quien en 1913 menciona la oportunidad de que el concepto de eficiencia del modo de producción industrial sea aplicable a los problemas de la educación [6].

Tyler [7], en 1949, propone un método racional para encarar, analizar e interpretar el currículo y el sistema de enseñanza de cualquier institución educativa. Se basa en una corriente educativa moderna centrada en los intentos de transformar la educación en un medio eficiente en la formación de ciudadanos y por contraposición a la formación enciclopédica, señalando la dirección que deben tener los esfuerzos para mejorar la calidad de la educación. Este método se centra en establecer 'ideas de las metas' que persigue la educación. Así, los objetivos curriculares se transforman en eje central de la construcción del currículo, lo que permite guiar las actividades del desarrollo curricular que cambiarán el comportamiento de las personas y, a su vez, se tomarán como criterio para medir la calidad educativa. Del mismo modo, el modelo de excelencia de la Asociación Europea para la Gestión de Calidad (EFQM) menciona que el concepto de calidad es la meta de toda institución educativa, y ésta debe ser funcional, eficaz y eficiente. Funcional, al dar respuesta a la necesidades de formación de la sociedad; eficaz, al lograr las metas educativas de calidad que se había propuesto, y eficiente, al hacer uso correcto de sus recursos. El modelo EFQM presupone que el alcanzar la calidad supone contar con un sistema de gestión de calidad y estar formado en los modelos de evaluación de programas y centros, y sus procedimientos, así como en los modelos de excelencia [8].

El CINDA [9] contempla diversas concepciones de calidad que se han aplicado en la educación superior y además afirma que, con frecuencia, se asevera que el concepto es relativo en varias direcciones; relativo para quien usa el término y las circunstancias en las cuales se invoca. Lo anterior lleva a la conclusión que constituye un término que conlleva los valores del usuario, siendo altamente subjetivo.

En un intento de analizar el concepto, Harvey y Green lo organizaron en cinco criterios: calidad vista como excepción, como perfección, como aptitud para un propósito prefijado, como valor por dinero y como transformación. Estos enfoques se encuentran ligados a la lógica del mercado que prevalece en la mayoría de los países de la región [9].

Otros autores, como Braslavsky [10], han conceptualizado la calidad de la educación como aquella que permite que todos aprendan lo que necesitan aprender, en el momento oportuno de su vida y de sus sociedades y en felicidad.

En consecuencia, toda estrategia para conceptualizar la 'calidad en la educación' deberá priorizar entre una infinidad de componentes involucrados en toda acción educativa, incluyendo factores ambientales, sociales, políticos, económicos, éticos, estructurales, curriculares, administrativos e individuales.

Así, para este estudio se define el concepto de 'educación de calidad' de la siguiente forma: aquel aspecto de la formación profesional que permite a todas las personas aprender lo que necesitan aprender de forma eficiente, con una actitud crítica, en un contexto de pertinencia y responsabilidad personal y social, y que facilita un buen desempeño profesional que les permita construir un sentido profundo y valioso del bienestar humano [10,11].

Para medir la calidad de la formación, resulta necesario evaluar los siguientes criterios que la contienen o que son necesarios para su obtención (Anexo):

- Calidad como recurso [12,13].

- Calidad como proceso [5,13,14].

- Calidad como pertinencia [5,15].

- Calidad como producto (resultado) [5,12].

- Calidad como prestigio [12].

- Calidad como desempeño estudiantil [16,17].

- Calidad como cultura [12,18].

- Calidad como igualdad [19,20].

- Calidad como excelencia [12,21].

- Calidad como evaluación [5,21].

Basándose en lo expuesto, el objetivo de la presenta investigación es indagar en la valoración que se realiza de los diferentes criterios del concepto 'calidad en educación' en la formación del profesional de cinesiología. Se busca conocer y comparar la percepción de estudiantes de último año y de profesionales de primeros años de ejercicio laboral de la carrera de cinesiología. Este conocimiento podría contribuir al análisis amplio del concepto de calidad y, de la misma forma, a la mejora de los procesos educativos y la formación profesional; por consiguiente, a la atención de la salud de la población.

 

Sujetos y métodos

Participantes

La muestra, no probabilística intencionada, estuvo compuesta por 90 participantes mayores de edad de la carrera de cinesiología de la Universidad de Magallanes: 17 estudiantes de quinto año correspondiente al 100% del curso y 73 profesionales jóvenes egresados. La distribución de los profesionales jóvenes egresados fue de 24 el año 2011, 15 el año 2010, 13 el año 2009, 12 el año 2008 y 9 el año 2007. Un 57,8% fueron de sexo y un 42,3% de sexo femenino, con un rango de edad de 23-35 años.

Diseño

Se utilizó un diseño no experimental transversal correlacional.

Instrumento

Se confeccionó una herramienta de medición, el cuestionario de percepción de la calidad en la formación profesional del cinesiólogo. Su objetivo es determinar la concepción de los participantes frente al concepto de calidad en la formación del cinesiólogo. Para ello, se elaboraron dos grupos focales: uno para el grupo de jóvenes profesionales y otro para estudiantes de último año. El objetivo de esta fase fue determinar los aspectos generales considerados al referirse a la calidad en la formación. Los resultados obtenidos, junto a lo recogido tras la revisión bibliográfica de la temática, permitieron la elaboración de ítems para el inventario. Dichos ítems se sometieron a una evaluación interjueces expertos con el objetivo de determinar su validez de contenido. Posteriormente se procedió a una aplicación piloto que permitió evaluar su fiabilidad inicial.

El cuestionario se compone de dos partes. La primera de ellas evalúa el nivel de priorización que los participantes asignan a los criterios antes citados: calidad como recurso, calidad como proceso, calidad como pertinencia, calidad como producto (resultado), calidad como prestigio, calidad como desempeño estudiantil, calidad como cultura, calidad como igualdad, calidad como excelencia y calidad como evaluación. La segunda parte mide la importancia o valor asignado a los criterios a través de un cuestionario consistente en 70 afirmaciones agrupadas en 10 criterios de calidad, que debían evaluarse en su importancia utilizando una escala tipo Likert de 12 puntos (para evitar el punto neutro), desde 1 (poco importante) hasta 12 (indispensable). Estas afirmaciones miden el grado de importancia que asignan los participantes a la calidad como recurso (16 afirmaciones), a la calidad como proceso (16 afirmaciones), a la calidad como pertinencia (6 afirmaciones), a la calidad como producto (5 afirmaciones), a la calidad como prestigio (7 afirmaciones), a la calidad como desempeño estudiantil (4 afirmaciones), a la calidad como cultura (4 afirmaciones), a la calidad como igualdad (4 afirmaciones), a la calidad como excelencia (3 afirmaciones) y a la calidad como evaluación (5 afirmaciones). Puntuaciones elevadas indican una alta importancia en el concepto de calidad en la formación del profesional cinesiólogo. La fiabilidad de este cuestionario alcanzó niveles aceptables (α de Cronbach = 0,96) (Anexo).

Procedimiento

Los participantes fueron contactados en sus lugares de estudio y trabajo. Inicialmente se les informó sobre los objetivos generales del estudio y firmaron un consentimiento de participación informada. Luego fueron invitados a responder el cuestionario. Al finalizar la aplicación se contestó a sus preguntas y se les agradeció su participación.

 

Resultados

Según se aprecia en la tabla I, las medias totales de importancia atribuidas por los participantes fueron significativamente mayores en los criterios de calidad relacionados con la excelencia, prestigio y producto. Las medias de estos tres criterios considerados como importantes se diferencian significativamente entre sí. En la tabla I también se aprecian los criterios considerados como menos importantes según la media: la calidad como desempeño estudiantil, como cultura y como igualdad. Sin embargo, alcanzan medias superiores al punto medio de la escala, situándose entre las menos significativas al hablar de puntuación total de calidad, pero en términos absolutos se evalúan con alta importancia (media = 6,5; t(90) = 8,04; p = 0,0001).

 

 

Al realizar un análisis según rango de importancia, calculado a partir de los resultados totales de calidad -septiles donde 1 (muy bajo) < 8,30 puntos y 7 (muy alto) > 11,31 puntos-, considerando los porcentajes en que cada criterio fue evaluado como muy indispensable (importancia alta o muy alta), los participantes señalan que la calidad como excelencia es indispensable en la formación profesional del cinesiólogo (68,9%), seguida de la calidad como producto (43,4%) y de la calidad como prestigio (41,1%).

Del mismo modo, al considerar los porcentajes en que cada criterio fue evaluado como poco indispensable (baja o muy baja importancia), las menos señaladas fueron la calidad como cultura (57,7%), la calidad como desempeño estudiantil (56,7%) y la calidad como igualdad (27,7%) (Tabla II).

 

 

Al mismo tiempo que los participantes calificaron la importancia de cada criterio sobre la escala de 12 puntos, se les pidió, en una tarea adicional, organizar estos criterios según el orden de importancia, jerarquizando de más a menos según su opinión.

Los participantes jerarquizan en el primer lugar el criterio de calidad como recurso, otorgándole la mayor importancia. La calidad como producto y la calidad como proceso ocupan el segundo y tercer lugar, respectivamente (Tabla III).

 

 

En general, la asignación media de importancia coincide sólo parcialmente con la importancia asignada a cada criterio cuando realizan una tarea de jerarquización.

Al comparar el grado de importancia asignado a cada criterio de calidad en la formación profesional según el grupo al que pertenecen los participantes, en general se puede observar que ambos grupos (profesional joven frente a estudiante de último año) asignan los mismas puntuaciones medias de importancia a los criterios de calidad. Sin embargo, se observan diferencias significativas únicamente para calidad como excelencia y calidad como evaluación. En ambos criterios, los profesionales jóvenes asignan una mayor importancia que los estudiantes de último año. En el caso de excelencia, 11,2 ± 1,18 frente a 10,3 ± 1,45 (t(90) = 2,64; p = 0,01), y de modo similar, en la categoría de calidad como evaluación, los profesionales jóvenes también asignan una mayor importancia a este aspecto que los estudiantes de último año: 10,2 ± 1,65 frente a 9,3 ± 1,75 (t(90) = 2,00; p = 0,04 (Figura).

 

 

Al momento de jerarquizar los diferentes aspectos de la calidad según el grupo al que pertenecen los participantes, los profesionales jóvenes establecen que los tres aspectos más importantes son (según porcentaje de elección en las primeras tres posiciones) calidad como recurso (56,1%), calidad como producto (49,3%) y calidad como proceso (41,1%), mientras que los estudiantes de último año señalan calidad como recurso (59,0%), calidad como evaluación (58,8%) y calidad como excelencia (47,0%). El aspecto menos importante en la jerarquía según los profesionales jóvenes es calidad como cultura (9,6%), y según los estudiantes de último año, calidad como pertinencia (11,8%) (Tabla III).

 

Discusión

Este estudio tuvo como objetivo conocer y comparar la percepción del concepto de calidad en la formación educativa que poseen los profesionales jóvenes y estudiantes de último año de la carrera de cinesiología, e identificar la valoración que asignan a los diferentes aspectos de aquélla.

Los resultados para el grupo total indican que la calidad como excelencia alcanzó la media más alta. Esto refleja que para los participantes es de gran valor que todos los involucrados se identifiquen con un proyecto colectivo y presenten la adhesión personal a una idea de excelencia en la formación, donde la calidad es responsabilidad de todos y no sólo de aquellos que se encargan de controlarla; esto es compatible con lo mencionado por algunos autores como esencial para conseguir una calidad total [5,22]. También llama la atención que la calidad como prestigio y la calidad como producto alcanzan medias altas, lo que puede explicarse por las circunstancias contextuales en las que se encuentran los sujetos del estudio, las cuales están ligadas fuertemente al ingreso en el mercado laboral. Algunos autores afirman que la educación universitaria debe formar estudiantes al servicio del mercado laboral [23,24]. Esta tendencia actual de la educación superior podría ejercer una fuerte influencia sobre los resultados obtenidos. Además, podría explicar el bajo promedio de importancia que se otorgó a la calidad como desempeño estudiantil, al ser un criterio ligado a las habilidades interpersonales, académicas y actitudinales frente al proceso de aprendizaje, que en el caso de los profesionales jóvenes constituye una etapa concluida y en el grupo de estudiantes se encuentra en su etapa final.

Otro de los resultados reveló que los profesionales jóvenes asignaron una mayor importancia a los criterios de calidad como excelencia y calidad como evaluación. En consecuencia, este grupo valora la identificación con un proyecto colectivo donde se promuevan valores tales como la consistencia de las 'cosas bien hechas' por parte de los involucrados en la educación, manifestando además que se necesitan eficientes sistemas de evaluación y autoevaluación que velen por el cumplimiento e idoneidad de las estrategias pedagógicas, contenidos teóricos y prácticos, objetivos de los planes de estudio, capacitación docente, desempeño profesional de egresados, etc. que retroalimenten los procesos de formación y contribuyan a mejorar su calidad.

En el análisis de los resultados según el rango de importancia (septil) calculado a partir de los resultados totales, la calidad como excelencia se mantiene en el primer lugar como un elemento indispensable para la formación de calidad. La calidad como producto alcanza el segundo lugar de importancia, desplazando a la calidad como prestigio al tercer lugar en esta categoría. Según este resultado, los sujetos del estudio dan gran importancia al compromiso que deben tener los diferentes actores que participan directamente con la formación de calidad, pero ésta debe manifestarse en un resultado positivo como éxito laboral, empleabilidad, evaluación positiva de la organización, comunidad o beneficiarios del servicio profesional, lo que será posible si la institución, carrera, docentes y estudiantes obtienen resultados favorables en los procesos de acreditación externa, realizan investigación, trabajos comunitarios, etc., que den valor y prestigio social a la institución y a la profesión. Por el contrario, la calidad como cultura es el criterio que presenta menor importancia: los aspectos relacionados con los patrones culturales y sociales son poco valorados por los participantes, lo que puede deberse al carácter profesional y especializado que presenta la formación universitaria en la actualidad, que está al servicio de un mercado laboral cada vez más competitivo y exigente.

Al observar la jerarquización de los 10 criterios de la formación de calidad del grupo total de participantes, éstos consideran que los elementos más importantes son la calidad como recurso, la calidad como producto y la calidad como proceso. El criterio de calidad como cultura resulta el menos relevante. Por consiguiente, para el grupo de estudio es indispensable que una formación de calidad cuente con recursos humanos, infraestructura física, equipamiento y disponibilidad de recursos financieros que den soporte a actividades académicas y sociales, a través de correctos procesos administrativos, organizacionales, curriculares, docentes y pedagógicos que se manifiesten en el éxito laboral del futuro profesional.

Al comparar la jerarquización realizada por ambos grupos (profesionales jóvenes frente a estudiantes de último año), los profesionales jóvenes establecen que los tres aspectos más importantes son calidad como recurso, calidad como producto y calidad como proceso. Sin embargo, el grupo de estudiantes señala que son calidad como recurso, calidad como evaluación y calidad como excelencia, demostrando que este grupo coincide en que los recursos son indispensables, pero además otorga gran valor a que los sistemas de evaluación sean eficientes y con la necesaria identificación con el proyecto de formación profesional por parte de los actores que participan en éste [15]. Todos estos criterios se encuentran fuertemente relacionados con el proceso de formación en el que se halla actualmente el grupo de estudiantes. Este motivo puede influir en que el criterio menos valorado sea el de calidad como pertinencia, que implica estar informado de las políticas del mundo sanitario, del país, del ámbito laboral y cultural [15]. Por el contrario, los profesionales jóvenes dan menos valor al criterio de calidad como cultura, ya que la educación reproduce y construye su cultura y sociedad en correspondencia con la sociedad en que se desarrolla [11].

Una de las limitaciones del presente estudio procede del desequilibrio de la población disponible, ya que el número de estudiantes (18,8% del total) es bastante menor que el de egresados, lo que es necesario resolver en estudios posteriores para evitar su influencia en los resultados. Además, se recomiendan estudios de tipo longitudinal para conocer en profundidad la variabilidad y evolución del concepto de calidad en educación durante la formación profesional.

En conclusión, este estudio permite determinar los criterios de calidad que son mayoritariamente valorados y consignados como importantes, y evidencia las diferentes percepciones que existen de la calidad educativa entre estudiantes y profesionales, información muy relevante que ayuda a esclarecer un concepto de difícil definición, la 'calidad en educación', que claramente depende de múltiples factores y del contexto de vivencia en el que se encuentra el estudiante o profesional. Además, puede contribuir a la mejora de los procesos educativos en la educación superior (pedagógicos, curriculares, administrativos...), tanto en la formación de pregrado como de posgrado, y por consiguiente, a la formación profesional en general, proporcionando como resultado final la satisfacción de todos los involucrados en la educación.

 

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Dirección para correspondencia:
Prof. Héctor Felipe Retamal Matus.
Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud.
Universidad de Magallanes.
Avda. Bulnes, 01855. CP 6200000.
Punta Arenas, Chile.
E-mail: felipe.retamal@umag.cl

Conflicto de intereses: No declarado.

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