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FEM: Revista de la Fundación Educación Médica

versão On-line ISSN 2014-9840versão impressa ISSN 2014-9832

FEM (Ed. impresa) vol.20 no.6 Barcelona Dez. 2017  Epub 16-Ago-2021

https://dx.doi.org/10.33588/fem.206.924 

COLABORACIONES

La educación médica en Argentina

Medical education in Argentina

Ángel M Centeno1  , Soledad Campos1 

1Departamento de Educación Biomédica. Facultad de Ciencias Biomédicas. Universidad Austral. Buenos Aires, Argentina

Resumen

Se describen las características de la educación médica en Argentina. Se revisa la información demográfica y estadística, y las investigaciones llevadas a cabo por los ministerios de Educación, Salud, y Ciencia y Técnica. Los resultados muestran un crecimiento sostenido del número de carreras de medicina, sin una política establecida acerca del número de médicos necesario. Hay problemas no resueltos, como las altas tasas de deserción y los procesos de admisión. Las escuelas de medicina tienen diferentes perfiles curriculares que responden a unos estándares mínimos de acreditación fijados desde el Ministerio de Educación. El sistema de salud es heterogéneo y diversificado, y la formación profesional de posgrado se realiza en diferentes instituciones, unas académicas y otras asistenciales. La certificación está a cargo de distintas instancias regulatorias. Es necesario reforzar la interacción entre los ministerios y los diferentes grupos de interés con el fin de responder a todos estos temas no resueltos.

Palabras clave Argentina; Educación médica de grado; Educación médica de posgrado; Sudamérica

Summary

We describe the characteristics of medical education in Argentina, and revise available demographic and statistical information, and research conducted by the ministries of education, health and science. There is a sustained growth of the number of medical schools, without a planned policy on the number of physicians that the country requires. Unresolved problems are high attrition rates and admission processes. Medical schools have different curricular profiles, adapted to basic accreditation standards required by the Ministry of Education. Certification depends on different independent regulatory agencies. The health system is heterogeneous and diversified, and postgraduate education takes place at different institutions, some academic some exclusively oriented to healthcare. It is necessary to promote interaction between both ministries and stakeholders to find an answer to these unresolved issues.

Key words Argentina; Undergraduate medical education; Postgraduate medical education; South America

Introducción

Argentina es un extenso país, con una población de 44 millones de habitantes distribuidos de manera heterogénea, ya que el 90% vive en áreas urbanas. Buenos Aires, la capital, tiene tres millones de habitantes y su área metropolitana triplica este número. Asimismo, hay regiones deshabitadas y otras, como la Patagonia, con muy baja densidad poblacional. Esta heterogeneidad en la distribución de la población se acompaña de una variada diversidad geográfica y climática, de una inequitativa distribución del ingreso, de una inadecuada distribución de médicos y de un insuficiente número de personal de enfermería.

Desde el punto de vista de su desarrollo y calidad de vida, el país sufrió numerosos cambios políticos y varias crisis económicas, y si bien a comienzos del siglo XX la capital estaba considerada como la sexta del mundo, en la actualidad, Argentina ocupa el puesto 45 de los 188 países incluidos en elrankingdel índice de desarrollo de las Naciones Unidas [1]. Este índice valora, entre otros indicadores, tres aspectos del desarrollo humano: acceso al conocimiento, calidad y expectativa de vida, que están relacionados con el acceso a la educación y a los servicios de salud.

Las características culturales del país son en gran medida resultado de su conformación poblacional. En los orígenes, el territorio estaba habitado por distintos grupos nativos con diferentes características culturales. A comienzos del siglo XVI, con la colonización española, se fusionaron las culturas, lo que dio origen a un desarrollo cultural y económico sostenido. A finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, el país se vio enriquecido con el aporte de nuevas corrientes migratorias europeas (mayoritariamente españoles, italianos e irlandeses), del Próximo y Medio Oriente, Rusia y Japón. A mediados y finales del siglo XX, la inmigración se incrementó desde los países limítrofes. Esta ecléctica mezcla de culturas da al país una amplia representación de diferentes tradiciones y estilos de vida, que conviven armónicamente.

La profesión médica ha sido considerada de prestigio desde los orígenes coloniales. Ese reconocimiento ha quedado plasmado en un clásico de la literatura nacional,M’hijo el dotor [2], escrito en 1903, como una expresión del deseo de progreso social a través de la profesión.

Historia de la universidad y sus carreras de medicina

Los orígenes de la universidad en Argentina se remontan a la época colonial, ya que la primera institución de educación superior fue fundada en la ciudad de Córdoba, en 1613, por los jesuitas.

En 1821 se creó la primera carrera de medicina en la Universidad de Buenos Aires, y en 1877, la segunda, en la Universidad de Córdoba. Ambas ciudades eran las más desarrolladas culturalmente en su época.

Las universidades argentinas recrearon el modelo de las instituciones francesas y alemanas. En 1918, tras fuertes demandas estudiantiles de modernizar y democratizar la enseñanza, triunfó la reforma universitaria, que luego se extendió por otros países de América. Los principios de la reforma, que aún influyen en el modelo de gestión de las universidades estatales, son: libertad académica, gobierno tripartito (profesores, estudiantes y graduados participan en el gobierno de la universidad), acceso universal, autonomía y autarquía en el uso del presupuesto aportado por el Estado.

Hasta 1958 había siete carreras de medicina que funcionaban en universidades de gestión estatal. Ese año, luego de intensas luchas políticas, se promulgó la ley que autorizaba el funcionamiento de las universidades privadas. Dos de ellas tenían carreras de medicina. A partir de ese momento, el sistema universitario argentino, según su modo de financiación, quedó constituido por universidades de gestión estatal y de gestión privada. Las primeras, sustentadas por el Estado, y las segundas, por las aportaciones de sus estudiantes.

El número de universidades fue creciendo progresivamente con episodios de expansión. El primero, en los años setenta, promovido por el Estado, a expensas de instituciones estatales y con el fin de democratizar el acceso a la universidad. El segundo, en los años noventa, con predominio de las universidades privadas e influido por el acceso masivo a los estudios secundarios, el renovado interés en la educación superior [3] y la oportunidad de obtener mejores trabajos con un título universitario. Entre los años 2003 y 2015 se produce una tercera expansión, promovida desde el Estado, con la incorporación de 24 nuevas instituciones de gestión estatal y 13 de gestión privada [4].

La universidad argentina

En Argentina hay 132 universidades: 68 estatales, 62 privadas, una extranjera y una internacional [4 ]. El número de estudiantes es de 1.871.445, perteneciendo la mayoría (78,6%) al sector estatal. Medicina ocupa el quinto lugar en la lista de carreras elegidas por los estudiantes, después de aquellas más populares como economía, administración, derecho, ingeniería (todas sus ramas) y arquitectura [5 ]. Cada año, 445.358 estudiantes acceden al sistema universitario y sólo 120.631 se gradúan. La tasa de deserción es extremadamente alta, en especial durante los dos primeros años de estudio, alcanzando valores de hasta el 50%. Esta tasa evidencia la existencia de factores individuales vinculados con el capital cultural y social de los estudiantes, como la formación académica previa y el nivel de educación de los padres, así como las características personales de los estudiantes y su entorno social [6].

El sistema de admisión a la universidad es muy heterogéneo y depende de cada institución. Ha tenido variaciones a lo largo de los años y ha estado influido por las diferentes tendencias políticas que prevalecieron en cada momento de la historia del país. En los últimos años existió un sistema de admisión más cercano a la selección explícita que a la implícita [7 ], con diferentes instancias de admisión: cursos de nivelación de diferente duración, o algún tipo de examen. En 2015 se modificaron algunos artículos de la Ley de Educación Superior 24521/95, que rige el funcionamiento de las universidades en Argentina, y se limitó la posibilidad de restringir el ingreso por medio de instancias eliminatorias [8].

Desde el Estado hay una fuerte intención de generalizar el ingreso a la universidad con el objetivo de dar igualdad de oportunidades a todos aquellos que quieren seguir estudios superiores. A su vez, en la sociedad y en los ámbitos académicos, está presente el debate acerca de la necesidad de contar con procesos de admisión y selección a la universidad.

Carreras de medicina

En Argentina hay 47 carreras de medicina, 21 estatales y 26 privadas [ 9]. La mitad de ellas situadas en la capital federal y en la provincia de Buenos Aires, con un crecimiento sostenido, y sin una política definida acerca del número de médicos que necesita el país.

Las carreras dependientes del Estado concentran el mayor número de estudiantes (Tabla I ), son gratuitas para los estudios de grado y de pago para los de posgrado. El presupuesto para su gestión es proporcionado por el Estado. Como contrapartida, las carreras privadas se gestionan con los fondos provenientes de las cuotas de sus estudiantes y no reciben aporte presupuestario alguno por parte del Estado.

Tabla I. Carreras de medicina en Argentina [5].  

Estatales Privadas
Total de estudiantes 63.928 11.942

Nuevos estudiantes 12.296 2.939

Graduados 4.710 1.062

Desde 1995, y a partir de promulgarse la Ley de Educación Superior, las carreras de grado y de posgrado están obligadas a acreditar de manera periódica. La agencia responsable de acreditar es la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitarias (la CONEAU es una agencia nacional de acreditación pública, descentralizada, con autarquía presupuestaria y autonomía operativa, que funciona en el ámbito del Ministerio de Educación y está integrada por miembros del Ministerio de Educación, del poder legislativo y del sistema universitario). Los estándares utilizados se revisan periódicamente, con participación de las autoridades universitarias. Los procesos de acreditación tuvieron un impacto positivo en las carreras, ya que se evidenciaron cambios en el diseño curricular con una fuerte orientación a la atención primaria, se incrementó la práctica clínica con la incorporación de un año de internado, se modificaron los procesos de admisión a las carreras y se promocionó la investigación y la extensión universitaria [10 ,11].

La mayoría de las carreras de medicina defiende la necesidad de tener procesos de admisión y selección, incluso estableciendo un número fijo de admisiones según la capacidad educativa. Esta postura se fundamenta en la necesidad de preservar la calidad de los estudios que se imparten. A partir de la modificación de la Ley de Educación Superior, algunas carreras de gestión estatal recurrieron al amparo judicial para preservar sus sistemas de admisión. Estos sistemas tienen diferentes formatos (presencial, semipresencial y a distancia) y duración (desde un mes hasta un año). En algunos casos, el objetivo es nivelar a los estudiantes, pero en otros es una instancia de eliminación, atendiendo a un número fijo de matriculaciones.

El problema de la deserción de estudiantes y las bajas tasas de graduación también está presente en las carreras de medicina, siendo más serio en las de gestión estatal, que son las que concentran la mayor parte de la matrícula, tal como se refleja en latabla I.

La mayoría de las carreras de medicina tiene un plan de estudios de seis años de duración. Hay seis carreras de siete años, por tener un año preuniversitario o un año extra de internado, y sólo una de cinco años. El ciclo formativo se estructura de la siguiente manera: tres años de ciencias básicas, dos de rotaciones clínicas y un año final de internado, cuyo objetivo es la práctica intensiva, y al que se accede tras haber aprobado todas las asignaturas de la carrera. Con mínimas diferencias, este es el perfil de la mayoría. Sólo seis carreras han adoptado un plan de estudios integrado con enseñanza basada en problemas; varias tienen un sistema híbrido con una combinación de métodos y la mayoría presentan un plan tradicional estructurado por asignaturas.

En cuanto a la carga horaria, hay un requerimiento mínimo planteado por el Ministerio de Educación de 5.500 horas, de las cuales, al menos el 50% tienen que ser actividades prácticas. El año de internado tiene una duración mínima de 1.600 horas, incluidas en la carga horaria total, con un 80% de actividades prácticas de aprendizaje [12].

A partir de estos requisitos, las carreras de medicina intentan encontrar un equilibrio entre un estilo tradicional y formas más modernas de enseñanza, que van desde la transmisión a la construcción del conocimiento, y desde clases teóricas a una enseñanza basada en problemas o en casos. La mayoría ha incorporado, en diferente proporción, la simulación como estrategia de enseñanza y cuenta con laboratorios de distinto grado de complejidad. La incorporación de estos métodos se ha realizado dependiendo del perfil y de las creencias educativas de cada carrera. Sin embargo, su adopción e impacto no se han evaluado críticamente.

Si bien hay una serie de requisitos que son comunes a todas las carreras de medicina, existen grandes diferencias locales y regionales, ya que cada una trata de responder a las necesidades de su contexto.

El sistema de salud

El sistema de salud en Argentina se basa en tres subsistemas poco coordinados entre sí: el Estado para los que no tienen ninguna cobertura (brinda servicios gratuitos al 36% de la población), el privado (el más pequeño) y el seguro social (el más grande para los que tienen cobertura por ser trabajadores asalariados) [13].

Hay 166.187 médicos (3,9 por 1.000 habitantes), distribuidos de manera desigual en el territorio nacional (superpoblación en áreas urbanas, con 14,9 por 1.000 habitantes en la capital federal, y escasez en las rurales), y un insuficiente número de personal de enfermería (93.102). Esto da como resultado una inaceptable relación enfermero/médico de 0,56 [14]. Desde el Ministerio de Educación se están implementando diferentes políticas tendentes a incrementar el número de estudiantes de enfermería.

La coordinación entre el sistema del cuidado de la salud, dependiente del Ministerio de Salud, y las carreras de medicina, dependientes del Ministerio de Educación, ha sido insuficiente durante décadas. Sin embargo, en los últimos años se está trabajando de manera más coordinada con el fin de compartir información, hacer un diagnóstico de situación y generar políticas que tiendan a formar el número de médicos necesarios y con un perfil acorde a las necesidades sanitarias del país.

Educación médica de posgrado

Los médicos, tras su graduación, tienen la oportunidad de completar su formación como médicos especialistas, docentes e investigadores.

Formación en especialidades médicas

El título de médico otorgado por las universidades habilita para el ejercicio de la profesión. No es necesario un examen de validación para obtener la matrícula profesional. Sin embargo, para anunciarse como médico especialista se precisa la certificación.

Hay diferentes modos de certificar la especialidad: realizar un programa de residencia, obtener un título universitario de posgrado, acreditar cinco años de entrenamiento en un servicio de la especialidad y dar un examen, certificar las competencias en una sociedad científica reconocida por el Ministerio de Salud, o ser profesor universitario en la materia relacionada con la especialidad [ 15]. Si bien existen todas estas opciones, el entrenamiento mediante un programa de residencia se considera el mejor modo de formación de posgrado. El número de cargos vacantes es inferior al número de graduados y, cada año, los remanentes de años anteriores y los nuevos graduados compiten para obtener una vacante que les permita realizar su entrenamiento. Anualmente se gradúan unos 5.500 estudiantes de medicina (80% provenientes de universidades estatales) y sólo el 90% tiene oportunidad de acceder al sistema de residencias [16]. Este porcentaje muestra una mejora con respecto a una década atrás, cuando sólo el 60% de los graduados disponía de una vacante [17 ]. Hay especialidades (anestesia, cirugía, ortopedia) cuyos cargos ofrecidos tienen una ocupación del 100%, mientras que en otras consideradas prioritarias (medicina de familia, neonatología, terapia intensiva infantil y de adultos), el 60% de los cargos permanecen vacantes porque los graduados buscan otras instancias de formación o especialidades. Desde el Ministerio de Salud se han impulsado estudios con el propósito de obtener información para generar políticas orientadas a definir el número de médicos y el perfil necesario para cada región del país [8,18].

El 70% de los cargos de residencia son dependientes de instituciones del Estado en sus diferentes niveles (nacional, provincial o municipal); el 6%, de universidades, y el 21% restante, de hospitales privados [19].

Los programas de residencia son heterogéneos, con diferente nivel de exigencia y dedicación horaria, y no permiten una formación equitativa para todos los graduados. Por tal razón, están siendo evaluados por el Ministerio de Salud (nacional y provincial) para certificar una formación de calidad.

Cada programa tiene su propio sistema de admisión. Esto implica que los candidatos se someten a más de un examen para asegurarse una vacante. Si son aceptados en más de una institución, elijen de acuerdo a sus intereses y a la existencia de un ranking informal de residencias. Desde el año 2011, el Ministerio de Salud comenzó a aplicar un examen único de admisión que involucra a gran parte de las instituciones estatales. Sin embargo, los diferentes exámenes siguen coexistiendo.

El rol de la recertificación ha ganado aceptación como un medio de garantizar el mantenimiento de las competencias y está a cargo de las sociedades científicas, los colegios médicos y la Academia Nacional de Medicina.

Los médicos también pueden optar por realizar carreras universitarias de especialización, maestría y doctorado. En la tabla IIse muestra el número de alumnos inscritos y de graduados en carreras de posgrado [20].

Tabla II. Número de inscritos y de graduados de posgrado en ciencias de la salud, por título [20].  

Especialidad Maestría Doctorado Total
N.º de inscritos 18.126 4.306 1.968 24.400

N.º de graduados 3.005 167 134 3.306

Hay que destacar que, desde 2003, el número de carreras de posgrado en ciencias de la salud se ha incrementado, y en el año 2014, la CONEAU había acreditado, en el área de ciencias de la salud, 19 doctorados, 53 maestrías y 349 especialidades [21].

Formación docente

El desarrollo docente se considera una instancia necesaria para mejorar la educación. La mayoría de las universidades cuenta con distintas instancias de desarrollo docente, con diferente estructura e intensidad horaria. En algunos casos es un programa estructurado, considerado como requisito previo esencial para avanzar en la carrera académica.

La mayoría de estos programas están en continua revisión, tanto de sus contenidos como de sus métodos, para responder a las necesidades reales de los profesores. En los últimos quince años, la oferta de capacitación docente se ha extendido, surgiendo carreras de posgrado (maestrías y especialidades), cursos, talleres y seminarios en los que se abordan todos los temas de educación médica. Muchas de estas actividades han sido promovidas a partir de uno de los requisitos de acreditación de carreras de medicina, que es contar con capacitación en docencia de al menos 50 horas.

La enseñanza entre pares está muy extendida fundamentalmente en las ciencias básicas. En algunos casos es una necesidad debido a los cursos numerosos y a la insuficiente cantidad de docentes. En otros casos, responde al interés de algunas carreras de medicina por mejorar las habilidades de enseñanza de sus estudiantes. Algunos de estos programas requieren que los estudiantes, además de formarse en la asignatura que dictan, completen un curso de desarrollo docente que consiste en temas pedagógicos, éticos y de gestión.

Investigación

La investigación es un camino profesional en continuo proceso de crecimiento. En ocasiones se combina con la docencia o la asistencia, dependiendo del tipo de investigación que se realice.

En Argentina, la investigación es promovida y gestionada desde el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Hay una serie de organismos autónomos, que dependen del ministerio y que gestionan los fondos destinados a la investigación en salud. La mayoría de los investigadores dependen del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (el CONICET se creó en 1958 bajo la dirección del Dr. Bernardo Houssey, premio Nobel de Medicina; en 1960 se creó la carrera de investigador científico, y luego, el programa nacional de becas y el de subsidios para la investigación privada) y sostienen sus investigaciones con fondos provenientes del Estado y, en menor medida, de fondos privados. El presupuesto nacional para investigación en todas las áreas (incluidas las no relacionadas con salud) es del 0,66% del producto interior bruto [ 22] y la inversión en investigación en ciencias biomédicas es del 15,8% del total del presupuesto de investigación [23 ].

En ciencias biológicas y de la salud hay 3.006 investigadores [24]. La mayoría trabaja en universidades de gestión estatal (48%) y en organismos públicos de investigación (36%) dependientes del CONICET. Sólo el 5% pertenece a universidades privadas. La producción científica de las universidades privadas se incrementó a partir de la implementación de las políticas de acreditación y los incentivos a la investigación planteados desde el Estado [25]. Si bien las universidades privadas no reciben fondos para enseñanza, sus investigadores, pertenecientes al CONICET, pueden acceder a beneficiarse de fondos públicos [26]. De manera complementaria, la investigación clínica sostenida económicamente por la industria farmacéutica continúa ganando aceptación entre los médicos.

Asociación de Facultades de Medicina

Desde el año 1961 existe la Asociación de Facultades de Medicina de la República Argentina (AFACIMERA), integrada por gran parte de las escuelas de medicina. Trabaja interactuando con agencias gubernamentales y privadas, nacionales e internacionales, para analizar, sugerir y promover formas de mejorar la educación [27]. Asimismo, es la organizadora de la Conferencia Argentina de Educación Médica que, desde 1995, invita a educadores de todo el país a presentar sus iniciativas y proyectos, dar su opinión y llegar a consensos sobre diferentes temas educativos, como estándares de acreditación, procesos de admisión y prioridades de investigación.

La AFACIMERA ha tenido un papel de liderazgo en el desarrollo de los contenidos mínimos de las carreras y en la elaboración de los estándares que se aplican en los procesos de acreditación. Es también la promotora de la Revista Argentina de Educación Médica , publicación nacional, periódica y con revisión por pares.

Desde 2011, impulsado desde los ministerios de salud y educación, comenzó a funcionar el Foro Argentino de Facultades y Escuelas de Medicina Públicas, que reúne a las instituciones de gestión estatal. El foro mantiene reuniones periódicas para discutir las cuestiones que les son propias a su tipo de gestión y anualmente organiza un encuentro en el que participan sus miembros. Gran parte de las instituciones estatales, además de participar en el foro, son miembros de la AFACIMERA.

Conclusión

Argentina cuenta con un sistema de educación superior heterogéneo, en permanente expansión, en el que la deserción y la rémora de estudiantes permanecen estables. Las medidas aplicadas para disminuirlas han sido insuficientes. Es necesario fortalecer la educación secundaria, ya que los estudiantes ingresan, al terminar este nivel de estudios, con 17 o 18 años.

Los criterios de admisión y selección a la universidad, y en especial a las carreras de medicina, generan controversia en la sociedad y entre los actores académicos.

El número de carreras de medicina se incrementa anualmente sin una política definida acerca del número de médicos necesarios para el país. Si bien hay una mayor interacción entre aquellas instituciones responsables de establecer políticas en educación médica, incluyendo las carreras de medicina y los ministerios de salud y educación, otros grupos de interés, como sociedades científicas y académicas, graduados y estudiantes, deberían participar en este debate [28].

Bajo el paraguas de unos estándares mínimos de calidad, coexisten planes de estudio tradicionales con otros más integrados. Las escuelas de medicina, muy tradicionales aún están incorporando nuevos métodos pedagógicos, revisando el perfil de los graduados e incluyendo elementos del contexto regional en sus enseñanzas. El equilibrio entre el pasado y el futuro todavía no se ha establecido claramente. La búsqueda de este equilibrio debería incluir una revisión crítica de las innovaciones y la necesidad de planificar cuidadosamente los próximos pasos a dar, que están todavía incompletamente definidos.

Los programas de residencias, heterogéneos y de calidad dispar, están siendo evaluados por el Ministerio de Salud. Sin embargo, son necesarias nuevas estrategias para lograr la cobertura de los cargos vacantes de las especialidades consideradas prioritarias por el Estado. El número de carreras de posgrado (especialidad, maestría y doctorado) está en permanente aumento y son elegidas por un número creciente de graduados.

La diversidad de programas de formación docente y sus participantes debería evaluarse para demostrar su utilidad.

La carrera de investigador es una opción que gana aceptación progresivamente. Tiene mayor desarrollo en las universidades de gestión pública, con un progresivo incremento en las privadas.

La formación de los médicos en Argentina ha tenido un desarrollo sostenido desde sus comienzos, pero aún afronta grandes desafíos en el grado, en el posgrado y en la práctica profesional con un sistema de salud fragmentado y heterogéneo.

Bibliografía

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Recibido: 19 de Septiembre de 2017; Aprobado: 29 de Septiembre de 2017

Correspondencia:Dr. Ángel M. Centeno. Departamento de Educación Biomédica. Facultad de Ciencias Biomédicas. Universidad Austral. Av. Juan Perón, 1500. B1635AHJ. Pilar, Buenos Aires, Argentina, E-mail:acenteno@austral.edu.ar

Conflicto de intereses:

No declarado.

Competing interests:

None declared.

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