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FEM: Revista de la Fundación Educación Médica

versão On-line ISSN 2014-9840versão impressa ISSN 2014-9832

FEM (Ed. impresa) vol.21 no.3 Barcelona Jun. 2018  Epub 16-Ago-2021

https://dx.doi.org/10.33588/fem.213.953 

EDITORIAL

Admisión de los estudiantes en las facultades de medicina

Admission of students to Faculties of Medicine

Jordi Palés-Argullós1 

1Fundación Educación Médica

En 2014, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte publicó un Real Decreto (RD 412/2014, de 6 de junio) por el que se establecía la normativa básica de los procedimientos de admisión a las enseñanzas universitarias oficiales de grado. Dicho decreto contemplaba, entre otros puntos, que las universidades públicas españolas debían establecer los criterios de valoración, las reglas a aplicar para establecer el orden de prelación en la adjudicación de plazas y, en su caso, los procedimientos de admisión.

En este sentido, las universidades podrían determinar la admisión a las enseñanzas universitarias oficiales de grado utilizando exclusivamente el criterio de la calificación final obtenida en el bachillerato, como hasta ahora, o bien fijar procedimientos de admisión específicos. Estos procedimientos explicitados en el RD contemplaban tener en cuenta la modalidad y las materias cursadas en los estudios previos equivalentes al Título de Bachiller en relación con la titulación elegida, las calificaciones obtenidas en materias concretas cursadas en el bachillerato, la formación académica o profesional complementaria, los estudios superiores cursados con anterioridad y también, de forma excepcional, establecer evaluaciones específicas de conocimientos o competencias. Este RD debía entrar en vigor a partir del curso 2017-2018.

Por tanto, el referido decreto abría la posibilidad de que las universidades y, en concreto, las facultades de medicina pudieran establecer procedimientos de admisión propios. En algunos contextos, esto ha puesto sobre la mesa la discusión sobre la necesidad y conveniencia de implementar pruebas complementarias especificas de acceso a los estudios de medicina

Actualmente, el sistema utilizado para la selección de los candidatos a ingresar en una facultad de medicina española pública, basado por un lado en los resultados obtenidos en las pruebas de acceso a la universidad, consistentes en pruebas de conocimientos generales sobre los contenidos del bachillerato, y por otro, en la valoración del expediente académico, se caracteriza por su transparencia e igualdad para todos los candidatos y exime de cualquier responsabilidad a los centros, ya que estos se limitan a aceptar aquellos candidatos que le son asignados. Este sistema, y la existencia de un numerus clausus , asegura que los alumnos que ingresan en las facultades de medicina públicas españolas tienen calificaciones muy altas y expedientes académicos previos muy buenos. Sin embargo, este sistema no permite asegurar que sean aquellos que reúnen las características más adecuadas para ejercer en un futuro la medicina.

El ejercicio de la medicina supone los más altos estándares de conducta profesional y personal. Los responsables del ingreso en las facultades de medicina deberían ser conscientes de que las competencias de los médicos se configuran en un abanico muy amplio en el cual los conocimientos y las competencias técnicas se complementan con competencias humanísticas y otras cualidades personales como la comunicación, la compasión, el espíritu de servicio, etc., que en muchos casos ya se observan en algunos estudiantes, pero no en otros. En este sentido, las cualidades personales y atributos del futuro médico son tan importantes como las calificaciones académicas. Con el fin de evaluar si los futuros médicos disponen de esas cualidades y atributos personales, parecería lógico que las facultades de medicina establecieran procesos de selección de los candidatos que fueran más allá de la mera evaluación de los conocimientos científicos y específicos. De esta manera, podrían identificarse aquellos candidatos sobre los que existieran dudas fundadas respecto a su comportamiento o probidad con el fin de no admitirlos en lugar de que, posteriormente, tuvieran que abandonar los estudios o la profesión, con la consecuente frustración y pérdida de tiempo en esta etapa crucial de la vida de los jóvenes.

Por todo ello, parece claro la necesidad de establecer algún tipo de prueba o evaluación que contemplase los aspectos anteriormente citados. El problema que se plantea es cómo hacerlo, pero en todo caso, el procedimiento debería ser válido y fiable desde el punto de vista psicométrico, sobre todo justo y transparente, legal y ético, conocido por todos los implicados y que diera lugar a un consenso entre todas las partes.

Para asegurar la validez y la fiabilidad se debería utilizar no un solo instrumento, sino una combinación de ellos. La literatura científica en educación médica indica que existen diferentes tipos de instrumentos que han sido y son utilizados con éxito en diferentes países y que abarcan desde exámenes de conocimientos más específicos y adecuados a los estudios de medicina hasta instrumentos que valoran las cualidades personales no académicas [ 1 ]. Entre ellos cabría citar tests de personalidad y de rendimiento como UK Clinical Aptitude , Situational Judgment Test , Personal Qualities Assessment , etc. Todos estos instrumentos exploran y evalúan atributos importantes de los profesionales de salud y cómo responden ante diferentes situaciones, teniendo en cuenta una serie de cualidades personales consideradas importantes para el estudio y la práctica de la medicina, como agilidad mental, valores interpersonales y responsabilidad social. Otro método actualmente muy utilizado son las minientrevistas múltiples, que suponen la observación del candidato en acción. Consisten en una serie de entrevistas o encuentros, a imagen y semejanza de las evaluaciones clínicas objetivas estructuradas, de unos 8-10 minutos, en las cuales los candidatos se enfrentan a diferentes situaciones o estaciones mientras son observados por un evaluador. En estas entrevistas se evalúa la comunicación, el pensamiento crítico, aspectos éticos, la resiliencia, la empatía, el razonamiento moral y la capacidad de iniciativa, entre otros.

A pesar de lo expresado, hemos de ser conscientes que implementar un sistema de admisión de este tipo es difícil. Requiere determinación y abandonar la situación actual de comodidad. Así mismo, requiere la implicación de todas las facultades de medicina del estado, disponer de expertos –ya que no es una tarea para aficionados– y que los procedimientos que al final se adopten tengan una buena relación coste/eficacia y sean aceptables y satisfactorios para todos los afectados. Sin embargo, a pesar de las dificultades, es posible.

Me atrevo a hacer un llamamiento a nuestras facultades de medicina públicas para que discutan la admisión de estudiantes, ya que la experiencia internacional muestra que la realización de pruebas específicas para la selección de candidatos a ingresar en las facultades de medicina es aconsejable, y que existen instrumentos fiables y válidos diseñados para ello que mejoran las características de los candidatos seleccionados.

E-mail: jpales@ub.edu

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