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FEM: Revista de la Fundación Educación Médica

versión On-line ISSN 2014-9840versión impresa ISSN 2014-9832

FEM (Ed. impresa) vol.22 no.6 Barcelona dic. 2019  Epub 09-Mar-2020

https://dx.doi.org/10.33588/fem.226.1029 

Cartas al Director

El tutor de tesis en el régimen de residencia de las especialidades médicas

Alberto Piamo-Morales1  , Daisy Ferrer-Marrero2 

1Departamento de Anatomía Patológica; Hospital Clínico Quirúrgico Joaquín Albarrán, La Habana, Cuba.

2Departamento de Medios Diagnósticos; Facultad de Ciencias Médicas Victoria de Girón; Universidad de Ciencias Médicas de La Habana, La Habana, Cuba.

Cuando se hace referencia a 'tutor de tesis', se está haciendo alusión, conceptualmente, a un profesor que ejerce el papel de supervisor académico en el largo, complejo y muy productivo proceso de elaboración de una tesis; generalmente se trata de un profesor asignado por la institución con aprobación del tutorado, ya que este proceso involucra una alianza de aprendizaje, un proceso de simbiosis en el cual los dos actores ganan en experiencia, conocimientos y cultura. Es poco abordado en este ámbito si realmente resulta más acertada la designación de un tutor que su selección por el educando.

Sus funciones son aclarar dudas, interpretar y enriquecer ideas, propiciar situaciones de aprendizaje, corregir resultados, identificar y contribuir a desarrollar actitudes, así como contribuir a desarrollar hábitos sociales, comportamiento individual y colectivo, y la motivación y el amor por la ciencia, la producción intelectual y la vida.

Teniendo en cuenta lo anterior -y así debería quedar plasmado en la legislación sobre el tema-, un tutor de especialidades debe poseer un dominio teórico profundo y un alto nivel científico, estar bien preparado ideológicamente, ser ejemplo de autosuperación, contar con elementos de dirección científica y metodológicos, a la par que poseer determinados atributos personales.

Una de las tareas más importantes del tutor es la supervisión efectiva, la cual incluye la promoción de una cultura de la investigación, la evaluación temprana y realista de las necesidades del estudiante, la clarificación de expectativas y límites, las reuniones frecuentes para garantizar la revisión del trabajo escrito y una retroalimentación inmediata y constructiva [1].

La supervisión es una herramienta pedagógica muy poderosa; la buena retroalimentación desafía, pondera, critica, invita, corrige y estimula al estudiante a mejorar su investigación y la manera de comunicarla. La supervisión inútil es aquella que lo deja confundido sobre qué debe hacer [1].

Otro componente principal de una tutoría, y reconocido como esencial en la bibliografía, es el encuentro presencial entre tutor y autor. La alta frecuencia de encuentros es uno de los factores que más contribuye a la calidad del proceso y a su culminación exitosa. La frecuencia ideal de encuentros puede variar, según la etapa de la tesis y el área de la disciplina, aunque su calidad es más importante que su frecuencia para satisfacer las necesidades del autor [2].

En una investigación en 355 doctorandos de una universidad australiana se halló que, aunque se advierten diferencias entre disciplinas y contextos, en general, las reuniones frecuentes (cada dos semanas) resultan en la finalización satisfactoria de la tesis [2].

Manathunga [3] destaca que el buen supervisor se reúne regularmente con su dirigido, controla su progreso y adapta la enseñanza y la orientación a las necesidades particulares de éste.

Bolker [4] ha reconocido que el papel del tutor es complejo y ambiguo porque precisa cualidades personales como afecto y generosidad, a lo cual habría que agregar la disponibilidad de tiempo. Estos aspectos de tipo psicológico promueven un ambiente en el cual se mejora el desarrollo y avance de las sesiones de trabajo en un clima confortable y no intimidador.

Una dimensión que en ocasiones resulta la de más difícil expresión y alcance es la comunicativa, ya que es preciso usar correctamente el lenguaje, respetar, observar, negociar y establecer una relación de confianza en los intercambios interpersonales, estimulando a la par que aceptando la crítica, lo que permite afianzar la afectividad en el proceso de tutela.

Un tutor ideal debe tener dominio del tema que le han propuesto y ser capaz de lograr una buena comunicación y disponibilidad para atender a los educandos, y ha de conocer numerosos fundamentos metodológicos.

Para Arteaga et al [5], una de las funciones del tutor es hacer valer los criterios, estrategias y conclusiones a los cuales se ha llegado como binomio en el proceso de producción científica. La expresión más notable de esta función es el aporte que podría realizar el tutor en el momento de la defensa de la tesis, en cuyo escenario podría aportar argumentos y criterios que favorezcan la comprensión de lo tratado.

Un tutor, en todo momento, debe demostrar el dominio del método científico y poseer información actualizada sobre el tema que versa la tesis; estar siempre abierto a diferentes abordajes o aristas del mismo, sin menoscabo de los aportes del tutorado, contribuir con ideas y sugerencias constructivas y poseer destrezas en la búsqueda de información. Es así como las tareas del tutor de tesis representan un aspecto fundamental e insustituible en el proceso de investigación.

Todos los aspectos antes mencionados se reflejan en la definición de tutoría: proceso pedagógico interactivo (asistido o no por las tecnologías de la información y la comunicación) en el que se producen y consolidan conocimientos, habilidades y valores; es decir, competencias sobre el principio de la teoría y la práctica y los procesos de actividad y comunicación y las interrelaciones personales tutor-alumno, de acuerdo con los intereses sociales e individuales de ambos. El proceso tutorial debe ser, pues, flexible, oportuno, permanente, útil, respetuoso e interactivo.

En el sistema de educación superior cubano, la figura del tutor se ha asociado tradicionalmente a la asistencia científica metodológica que brinda un especialista de reconocido prestigio en un determinado ámbito del conocimiento. El Reglamento del Régimen de Residencia en Ciencias de la Salud, en su artículo 58, reconoce la figura del tutor y lo caracteriza como un docente, especialista o investigador que, con experiencia en un campo del conocimiento, orienta y controla el desarrollo del trabajo de terminación de la especialidad.

Es válido recordar que existen muchas formas de expresión de las tutorías: hay tutores que no han sido de los profesores más notables en la producción científica, pero tienen facilidad para resolver problemas de tesis; otros se consideran tan capaces que desestiman la labor del residente, por lo que son los verdaderos autores del trabajo; otros sólo prestan atención a los detalles y tienden a producir retrasos innecesarios, y otros impregnan a los educandos del convencimiento de que la tesis es sólo un requisito formal. También hay tutores exigentes, meticulosos y comunicativos, que promueven la realización de tesis exitosas; los hay que anhelan ser tutores de numerosas tesis, aunque no tengan posibilidades de serlo; quien nunca está disponible para el estudiante porque se encuentra de viaje por razones de trabajo y el resultado final puede ser insatisfactorio, mientras que otros tutores ven la tesis por casualidad, a mitad de año, y descubren entonces un mar de errores, pero logran recuperar el trabajo con buenos resultados; y es conocido también quien, lamentablemente, se entera de que era tutor el día de la defensa.

Bibliografía

1. Difabio de Anglat H. Las funciones del tutor de la tesis en educación. RMIE 2011;16:935-59. [ Links ]

2. Heath T. A quantitative analysis of PhD students' views of supervision. Higher Education Research & Development 2002;21:41-53. [ Links ]

3. Manathunga C. The development of research supervision: 'turning the light on a private space'. International Journal Academic Development 2005;10:17-30. [ Links ]

4. Bolker J. Writing your dissertation in fifteen minutes a day: a guide to starting, revising and finishing your doctoral thesis. New York: Owl Books; 1998. [ Links ]

5. Arteaga, F, Feria, H. Las funciones del tutor doctoral. Conferencia científico-metodológica. Las Tunas: Centro de Estudios Pedagógicos de la Universidad de Las Tunas; 2012. [ Links ]

Correspondencia: Dr. Alberto Piamo Morales. Departamento de Anatomía Patológica. Hospital Clínico Quirúrgico Joaquín Albarrán. Ave 26, Playa. La Habana, Cuba. E-mail: piamo@infomed.sld.com

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