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FEM: Revista de la Fundación Educación Médica

On-line version ISSN 2014-9840Print version ISSN 2014-9832

FEM (Ed. impresa) vol.23  suppl.1 Barcelona Oct. 2020  Epub Nov 09, 2020

 

Ponencias

La formación de los médicos especialistas. Historia y futuro del sistema MIR. Experiencias de un ex-MIR

Joan Pellejá Carnasa1 

1Departamento de Medicina Interna. Hospital de Sant Pau i Santa Tecla. Tarragona.

El sistema MIR, con su historia y con todas sus virtudes y sus defectos, constituye un pilar fundamental dentro de la profesión médica de nuestro país, y gran parte de su importacia viene dada por las experiencias personales vividas durante esa etapa.

Desglosando este hecho, habría que ubicar el inicio en la formación universitaria, preludio básico para poder crecer adecuadamente como persona y como profesional. Paradójicamente, y como hecho para reflexionar, ambas etapas formativas siguen caminos organizativos divergentes. Por un lado, se evalúan conocimientos teóricos y prácticos, habilidades y actitud, mientras que en el examen MIR destaca el conocimiento teórico y tiene un gran papel la técnica de examen e incluso la suerte.

En ese momento, sin entrar en la gran diversidad de métodos de estudio, se inicia una carrera larga y dura donde es más importante saber cuándo bajar el ritmo y descansar que cuánto estudiar, ya que se trata de una etapa más de fondo que de velocidad. El resumen podrían ser muchas palabras: esfuerzo, dedicación, constancia, perseverancia, concentración, ansiedad, frustración, presión, inquietud, obsesión, competitividad... Para superarlo, cada aspirante debe encontrar su propia fórmula.

Después, casi sin uno darse cuenta, se publica en el Boletín Oficial del Estado la esperada fecha del examen. Llegado este punto, se pueden lanzar al aire nuevas reflexiones:

  • – Con un temario infinito, ¿habría que organizar las preguntas entre conocimientos generales (necesarios para todos los aspirantes) y específicos?

  • – ¿Sería mejor una preparación homogénea coordinada como continuación de la formación universitaria? ¿Tendría eso repercusión en el grado de competitividad de la oposición?

  • – ¿Se podría optimizar la cronología del proceso? ¿Es necesario tener médicos apartados del sistema durante tanto tiempo?

  • – ¿Tendrían que evaluarse las habilidades prácticas y la actitud? ¿Se podrían incorporar méritos?

Finalmente, llega el examen, ese momento donde se juega el propio futuro, pero también donde se da lo mejor de uno mismo con la ayuda de las rutinas y manías que nos hacen únicos. Después, el merecido descanso. Curiosamente, muchas veces se aprovecha ese momento para completar todo lo que se considera que el futuro no permitirá hacer.

Tras ello, empieza el baile de lugares y especialidades, un nuevo proceso de reflexión muy influido por la etapa universitaria y por la posibilidad de coincidir con profesionales activos y motivados por la profesión escogida.

Y llega el gran día, ese momento que dictaminará tu futuro profesional. De la misma manera, se inicia una nueva etapa que llenará tu vida de vivencias, anécdotas y experiencias, influyendo en gran manera en tu futuro personal. La intensidad de la misma también merece una serie de reflexiones:

  • – ¿Se podría ponderar de alguna forma el balance entre carga asistencial, investigación y docencia?

  • – ¿Tendría que incidirse más en la evaluación de habilidades y actitud?

  • – ¿Se podrían eliminar formas de actuación anacrónicas sin potencial pedagógico valorable?

  • – ¿Sería factible implantar un sistema de tutorización entre residentes complementario al establecido?

  • – ¿Se podrían defender los derechos de los residentes tanto como se incide en sus deberes?

  • – ¿Hay algo más importante que nuestros pacientes?

Pasa el tiempo y mientras uno avanza en el mundo profesional se da cuenta del valor de todo lo pasado. Por ese motivo, uno comienza a interesarse por mejorar la formación de quien viene por detrás. Se llega a la conclusión de que todos aprendemos de todos, y ese círculo es una de las claves del sistema MIR.

Como ya se ha dicho anteriormente, con sus virtudes y sus defectos, hay que trabajar para mejorar nuestro buen sistema MIR. El futuro profesional y personal de nuestros médicos (y por ende de la población) depende de ello.

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