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FEM: Revista de la Fundación Educación Médica

versão On-line ISSN 2014-9840versão impressa ISSN 2014-9832

FEM (Ed. impresa) vol.25 no.2 Barcelona Abr. 2022  Epub 23-Maio-2022

https://dx.doi.org/10.33588/fem.252.1184 

EDITORIAL

Realizar investigación en educación médica de calidad en España

Conducting quality medical education research in Spain

Jordi PaléS1  2  3 

1Fundación Educación Médica. Barcelona, España

2Universitat de Barcelona. Barcelona, España

3Reial Acadèmia de Medicina de Catalunya (RAMC). Barcelona, España

En los años cincuenta, en la Universidad de Buffalo (Estados Unidos), se iniciaba, de la mano de George Miller, la especialidad de la educación médica y de la investigación en educación médica. Miller planteaba que las decisiones que los docentes debían tomar en el desarrollo de sus tareas como tales debían estar basadas en evidencias científicas; que se debía considerar la educación médica como un ámbito de conocimiento como cualquier otro, con su cuerpo de doctrina propia; y que era necesario investigar, con el fin de generar conocimiento experto que se aplicara a la mejora de la práctica educativa [1].

A lo largo de las últimas décadas, la investigación en educación médica se ha desarrollado de una forma muy importante, especialmente en países como Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido, los Países Bajos, y los países del norte de Europa y del Sudeste asiático. Existe actualmente un número importante de revistas internacionales de educación médica de calidad con factores de impacto relevantes, como, por ejemplo, Academic Medicine (6,8), Medical Education (6,2), Advances in Health Sciences Education (3,89) y Medical Teacher (3,6), por citar las más conocidas. Otra muestra del crecimiento de la educación médica a nivel internacional es la celebración de grandes congresos de educación médica, entre los que destacan las conferencias anuales de la Association for Medical Education in Europe, con más de 3.000 participantes, o la Ottawa Conference, bienal, con cerca de 2.000 asistentes. Sin embargo, en nuestro país, en el que es innegable que se ha dado un crecimiento exponencial de la investigación biomédica, la investigación en el área de conocimiento de la educación médica no se ha desarrollado, o al menos no de una forma significativa.

Entre las razones que explican este déficit cabría considerar las ligadas a las propias características de dicho tipo de investigación y, por otra parte, las que serían atribuibles a nuestro entorno sociocultural.

Con respecto a las primeras, debemos considerar las diferencias entre la investigación biomédica y la investigación en educación médica. En la investigación biomédica, la experimentación controlada es un sello de buena calidad. Sin embargo, la investigación en educación médica es un ámbito complejo en el que el control de las circunstancias es muy difícil y a veces imposible, en el que interactúan entre sí diversas variables, como el estudiante, el profesor, los materiales de aprendizaje, la evaluación, etc. Por otra parte, la investigación educativa, en sus dos vertientes, cuantitativa y cualitativa, conduce a menudo a conclusiones contradictorias; los resultados de investigación a veces son muy específicos del contexto y por eso pueden ser difíciles de aplicar a los programas de formación médica. Además, se visualiza la investigación educativa orientada en demasía a la teoría con resultados poco aplicables en la práctica educativa. En algunos entornos en los que prima la investigación biomédica, se ha llegado incluso a considerar la investigación educativa como un ejercicio de élites desocupadas. Todo ello evidencia que realizar investigación en educación médica no es fácil.

Todas estas consideraciones pueden rebatirse de forma argumentada. Procesos como el aprendizaje basado en problemas, el aprendizaje centrado en el estudiante, el trabajo en equipo, nuevos instrumentos de evaluación de uso común (examen clínico objetivo estructurado, Mini-Cex, etc.), la evaluación en el lugar de trabajo y otros muchos desarrollos educativos se usan en las diferentes etapas de la formación de los profesionales de la salud. Pero, si reflexionamos sobre todos estos desarrollos, nos daremos cuenta de que no aparecen por generación espontánea, sino que son el resultado de la investigación educativa. Es decir, se utilizan porque su validez y su fiabilidad han sido contrastadas mediante la investigación. Al igual que el clínico no utiliza un determinado tratamiento en un enfermo sin la evidencia clínica adecuada, tampoco deberíamos utilizar una determinada metodología educativa sin tener evidencia de que es útil y que funciona correctamente. Las evidencias sólo las obtenemos mediante la investigación en educación médica.

Es cierto que la investigación en educación médica es difícil por su idiosincrasia, pero también existen condicionamientos de nuestro propio entorno que también la dificultan. Entre ellos, el poco reconocimiento de las tareas docentes, en general, y de la educación médica como campo científico propio, el poco interés en dicho tipo de investigación por parte de los profesionales, al no apreciar la necesidad de tomar decisiones en el campo docente basadas en la evidencia, la falta de formación específica en investigación en educación médica, y, finalmente, de forma muy relevante, la falta de ayudas competitivas para financiar proyectos de investigación en educación médica.

A pesar de todas estas dificultades, en los últimos años hemos asistido a cierto desarrollo de la disciplina de la educación médica y a la realización de trabajos de investigación en este campo. Sin embargo, debemos reconocer que nuestra producción científica sigue siendo baja, como lo demuestra el escaso número de trabajos de investigación publicados en revistas internacionales de calidad y de comunicaciones en eventos internacionales de prestigio. Así, por ejemplo, en las conferencias de la Association for Medical Education in Europe, la participación española es más bien testimonial, como lo demuestra el hecho de que, en el período 2000-2019, el total de comunicaciones correspondientes a autores españoles fue de 204 (una media de 7,4 por edición), muy por debajo de países como Portugal (300) y los países latinoamericanos [2], donde existe un mayor interés por la investigación educativa.

Como atenuante de estas circunstancias, se debe señalar que los estudios que se realizan en nuestro contexto (de tipo descriptivo, en el que simplemente se describe una determinada reforma curricular o una experiencia educativa en una materia concreta y en un contexto geográfico muy concreto; o de tipo justificativo, en el que se compara si una determinada intervención es realmente mejor) no son fácilmente aceptables por las principales revistas internacionales al considerarlos demasiado locales o de poco interés para sus lectores a pesar de estar bien realizados. Estas revistas prefieren estudios de clarificación y de aplicación universal, que son, sin duda, de más alta complejidad.

Aceptemos que desarrollar investigación en educación médica de alta calidad es difícil y supone recorrer un largo camino, pero debemos ser capaces de dar pasos en esa dirección. Entre éstos estaría el de reconocer a la educación médica como un campo científico propio y relevante, como postulaba Miller, desarrollar programas de formación en investigación en educación médica y establecer convocatorias de ayudas a proyectos de investigación en educación médica como se hace en otros campos.

Hemos de tener claro que la investigación en educación médica es una herramienta para el desarrollo educativo y profesional del profesor de ciencias de la salud. Es útil tanto para los interesados en investigar en educación médica como para todos los profesionales que desarrollan actividades docentes, ya que deberían basar su actividad docente en las evidencias científicas que les proporciona la investigación en educación médica.

Por un lado, la financiación competitiva adecuada y, por otro lado, estructuras de unidades de educación médica (en las facultades de medicina, en los centros sanitarios, etc.) constituyen dos prioridades para que se pueda desarrollar la investigación en educación médica.

Internacionalmente, la educación médica es un campo científico en pleno desarrollo que se actualiza exponencialmente como en otros campos científicos. Los cambios socioeconómicos actuales abocan a la educación médica a importantes retos de futuro. Afrontar dichos retos va unido a desarrollar en nuestro entorno una investigación en educación médica de calidad. Si todos los implicados somos conscientes del problema, profesores, gestores universitarios, gestores clínicos, políticos, etc., debemos introducir, en nuestra parcela de influencia, las medidas que potencien la investigación en educación médica.

Bibliografía / References

1. Norman G. Research in medical education:three decades of progress. BMJ 2002;324:1560-2. [ Links ]

2. Palés J. Aportaciones científicas de la educación médica española a los congresos de la Association for Medical Education in Europe (AMEE) en el período 2000-2019. FEM 2020;23:129-34. [ Links ]

E-mail: jpales@ub.edu

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