Introducción
La etapa de adolescencia y adulto joven es un momento relevante para promover y establecer hábitos alimentarios y niveles de actividad física saludables, lo cual contribuye a prevenir enfermedades crónicas relacionadas con la alimentación durante el transcurso de la vida, consideradas unas de las más prevalentes y costosas para el sistema de salud1-4.
El ingreso a la universidad afecta los estilos de vida del adolescente, debido a una menor intervención de la familia sobre las decisiones de cómo alimentarse, mayor exposición a los medios de comunicación5, el incremento de las responsabilidades, la influencia de los compañeros y la búsqueda de la aceptación social6,7. Además, los hábitos alimentarios en universitarios se asocian con la falta de tiempo debido a los horarios de estudio1, determinantes socioeconómicos8, pertenecer a estratos bajos, preferencias alimentarias, falta de conocimiento sobre alimentación9 y poca oferta de alimentos saludables en el entorno8; al mismo tiempo, la baja actividad física se ve asociada a la falta de tiempo, el bajo nivel socioeconómico, el sexo femenino, el uso de transporte público y el uso de tecnologías de información y comunicación en los tiempos libres10.
En universitarios de Latinoamérica, la prevalencia de sedentarismo y bajo consumo de verduras-frutas es del 53% y 81% respectivamente11, siendo en Colombia similar (sedentarismo 51% y bajo consumo de verduras-frutas 64%)11. Se ha reportado en universitarios que las mujeres tienen mayor consumo de frutas y verduras12 y menor consumo de comidas rápidas13. Respecto a la actividad física en universitarios de programas de la salud, se evidencia una prevalencia de inactividad de 44%, mayor sedentarismo en las mujeres14 y su incremento conforme aumenta el año académico14,15. Pocos estudios se han enfocado en describir diferencias entre programas de la salud, proponiendo que medicina y enfermería son los programa con mayores disparidades en alimentación y/o actividad física16-18.
Reconocer las diferencias de los niveles de actividad física y hábitos alimentarios entre los estudiantes de diversos programas del área de la salud permitiría brindar información para que en cada programa se adopten estrategias que involucren la formación en estilos de vida saludables en el contenido curricular, al tiempo que desde la universidad se realicen estrategias que promuevan la actividad física y hábitos alimentarios saludables; estas intervenciones resultarían a largo plazo en una mayor prescripción de hábitos saludables por parte de los profesionales de la salud19,20. Por lo anterior, el objetivo de la investigación fue identificar las diferencias de los niveles de actividad física, sedentarismo y hábitos alimentarios entre estudiantes de diversos programas del área de la salud de una universidad privada en Bogotá.
Material y métodos
Población y muestra
Se desarrolló un estudio observacional, analítico y de corte transversal. El estudio se llevó a cabo en una universidad privada ubicada al norte de la ciudad de Bogotá, Colombia, que cuenta con programas académicos en diversas áreas del conocimiento (Arte y diseño, Ciencias Sociales, Ingenierías, Administración, Ciencias Naturales y Ciencias de la Salud). El área de la salud abarca los programas de Odontología, Enfermería, Medicina, Instrumentación quirúrgica y Optometría; estos programas tienen una duración de 10 semestres, a excepción del programa de Medicina que dura 12 semestres.
El universo de estudio fueron los 1.277 estudiantes de pregrado del área de la salud y matriculados entre el I y el IV semestre. El tamaño de muestra fue a conveniencia y el muestreo fue por intención de participar (convocando a todos los estudiantes). Los criterios de inclusión fueron: estudiantes matriculados en un programa del área de la salud y cursando desde el I al IV semestre durante agosto del 2017; los criterios de exclusión fueron: mujeres con hijos o embarazadas, personas en condición de discapacidad, estudiantes de intercambio y/o extranjeros.
Mediciones
La información se recolectó mediante una encuesta virtual autodiligenciada compuesta por cinco secciones: consentimiento informado, criterios de inclusión/exclusión, variables demográficas, variables de hábitos alimentarios y variables de actividad física.
Las variables demográficas fueron: sexo, edad, grupo de edad (Adolescente 15-18 años; Juventud 19-26 años; Adultez ≥27 años), estrato socioeconómico según las facturas de servicios públicos, ciudad de origen, estado civil, si trabaja y si tiene pareja. Las variables académicas evaluadas fueron programa, semestre y créditos académicos inscritos para el semestre. La información académica provenía del sistema de gestión de información académica de la universidad.
Los hábitos alimentarios tuvieron en cuenta el consumo habitual de tiempos de comida y de alimentos. Para lo anterior se empleó un cuestionario de frecuencia de consumo de alimentos21 y luego se reportó el consumo diario (sí/no) de cada grupo de alimentos (cereales, verduras, frutas, lácteos, carnes-huevos-leguminosa, grasas, azúcar, bebidas azucaradas, paquetes, café/té, alimentos light, alimentos integrales y suplementos). El consumo habitual de tiempos de comida principales (desayuno, almuerzo y cena) y de meriendas (mañana, tarde y noche) fue evaluado como sí/no frecuencia habitual (5 o más veces a la semana).
La actividad física se midió mediante el cuestionario internacional de actividad física versión corta (IPAQ-SF por sus siglas en inglés)22. El análisis se realizó acorde al protocolo de este instrumento y se obtuvieron las siguientes variables: METs, niveles de actividad física (alto, medio y bajo), tiempo de actividad física (en minutos), tiempo que dura al día sentado (en horas) y sedentarismo (gastar menos de 600METs/día); también se aplicó el cuestionario sobre los motivos para realizar actividad física23, el cual indaga sobre cinco dominios o motivos para hacer actividad física: salud (deseo de ser físicamente sano), apariencia (querer tener mejor apariencia física), competencia (mejorar en diversas habilidades), social (tiempo compartido con amigos) y diversión.
Análisis estadístico
Las variables cualitativas se describieron mediante frecuencias y porcentajes; en las variables cuantitativas se reportaron las medianas y los percentiles P25-P75. Para el análisis bivariado se emplearon las variables de programa académico, grupos de alimentos, tiempos de comida y nivel de actividad física; para la comparación de porcentajes entre grupos se utilizó el estadístico χ2 de Pearson o test exacto de Fisher; la comparación de medianas entre los grupos empleó las pruebas de U-Mann-Whitney o Kruskal-Wallis. Se asumió como significativo un valor p<0,05. El software utilizado fue STATA 12.0 licenciado para la Universidad.
Consideraciones éticas
La investigación cumplió con la Declaración de Helsinki y normativas legales locales sobre investigación en humanos; se contó con la aprobación de un comité de ética (registro NUR 37 2017, acta 015-2017) y todos los participantes realizaron el proceso de consentimiento informado por escrito.
Resultados
Se evaluaron 692 estudiantes (participación del 54,2% de la población total). El 77,7% fueron mujeres y la mediana de edad fue 18 años; la cantidad de estudiantes por estrato socioeconómico y en cada semestre varía entre los programas (Tabla 1).
Tabla 1. Características de la población.
Enfermería n=135 (19,5%) | Medicina n=257 (37,1%) | Odontología n=91 (13,2%) | Instrumentación n=107 (15,5%) | Optometría n=102 (14,7%) | Total n=692 (100%) | Valor P | |
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Sexo: Mujer* | 84,4 | 66,9 | 79,1 | 90,7 | 81,4 | 77,8 | 0,001 |
Edad: | |||||||
Mediana | 18 | 18 | 18 | 19 | 18 | 18 | 0,0001 |
p25-p75 | (18-19) | (17-19) | (18-19) | (18-20) | (18-20) | (18-19) | |
Grupos de edad:* | |||||||
Adolescente | 51,1 | 65,4 | 53,8 | 48,6 | 52,9 | 56,6 | 0,010 |
Adulto joven | 48,2 | 33,8 | 45,1 | 49,5 | 44,1 | 42,1 | 0,016 |
Adulto | 0,7 | 0,8 | 1,1 | 1,9 | 2,9 | 1,3 | NC |
Región: Capital* | 62,2 | 58,4 | 56,0 | 69,2 | 60,8 | 60,8 | 0,313 |
Estado civil: Soltero* | 94,8 | 99,2 | 97,8 | 95,3 | 94,1 | 96,8 | NC |
Estrato socioeconómico:* | |||||||
Bajo | 36,3 | 7,8 | 11,0 | 27,1 | 24,5 | 19,2 | 0,001 |
Medio | 60,0 | 53,7 | 71,4 | 71,0 | 69,6 | 62,3 | |
Alto | 3,7 | 38,5 | 17,6 | 1,9 | 5,9 | 18,5 | |
Trabaja: sí * | 9,6 | 1,9 | 8,8 | 10,3 | 13,7 | 7 | |
Semestre:* | |||||||
1 | 14,1 | 35,0 | 41,8 | 16,8 | 20,6 | 26,9 | 0,001 |
2 | 31,8 | 36,6 | 8,8 | 27,1 | 29,4 | 29,5 | |
3 | 19,3 | 4,3 | 41,8 | 26,2 | 25,5 | 18,6 | |
4 | 34,8 | 24,1 | 7,7 | 29,9 | 24,5 | 25,0 | |
Créditos inscritos: | |||||||
Mediana | 19 | 23 | 14 | 19 | 18 | 19 | 0,0001 |
p25-p75 | (18-19) | (23-23) | (14-18) | (19-20) | (18-19) | (18-23) |
* Valores presentados como %. NC: No calculado, por tener valores esperados <5 en más del 20% de las celdas.
En relación con los hábitos alimentarios, la cena la consumen más los hombres (94% y 88,5%; p=0,041) y se incrementa conforme aumenta el semestre académico (87% en I y 94% en IV; p=0,038). Los estudiantes que consumen los distintos tiempos de comida presentaron mayor cantidad de créditos académicos inscritos (P25-P75 en sí consumo: 18-23; en no consumo: 17-20; p<0,05). En hombres se evidencia mayor consumo de cereales (54% vs. 40%; p=0,002) y carne-huevo-leguminosa (53% vs. 43%; p=0,037), el de verduras aumenta a mayor estrato socioeconómico (Bajo: 13%; Medio: 19%; Alto 29%; p=0,004) y el de frutas varía en cada semestre (I: 56%; II: 38%; III: 42%; IV: 43%; p=0,003). Respecto a los estudiantes de los diferentes programas, se encontró que varía el consumo de almuerzo, refrigerios, cereales, frutas, carne-huevo-leguminosa, productos light e integrales (Tabla 2).
Tabla 2. Hábitos alimentarios según programa académico.
Enfermería n=135 (19,5%) | Medicina n=257 (37,1%) | Odontología n=91 (13,2%) | Instrumentación n=107 (15,5%) | Optometría n=102 (14,7%) | Total n=692 (100%) | Valor P | |
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Consumo de tiempos de comida:* | |||||||
Desayuno | 80 | 90 | 83,5 | 84,1 | 83,3 | 85,3 | 0,092 |
Almuerzo | 95,6 | 97,7 | 93,4 | 87,9 | 95,1 | 94,8 | 0,004 |
Cena | 89,6 | 55,2 | 35,2 | 89,7 | 49,0 | 44,6 | 0,406 |
Media mañana | 44,4 | 76,6 | 62,6 | 63,5 | 60,7 | 64,1 | 0,001 |
Media tarde | 36,3 | 55,2 | 35,2 | 33,6 | 49,0 | 44,6 | 0,001 |
Trasnocho | 12,6 | 16,3 | 12,1 | 14,0 | 22,5 | 15,6 | 0,212 |
Consumo diario de grupos de alimentos:* | |||||||
Cereales | 46,7 | 47,9 | 28,6 | 43,9 | 39,2 | 43,2 | 0,021 |
Verduras | 15,6 | 24,9 | 20,9 | 14,9 | 15,7 | 19,6 | 0,074 |
Frutas | 34,8 | 50,6 | 48,3 | 42,1 | 42,2 | 44,6 | 0,040 |
Lácteos | 40,7 | 53,3 | 38,5 | 47,7 | 47,1 | 47,1 | 0,064 |
Carnes-huevos-leguminosas | 34,8 | 52,5 | 39,6 | 43,9 | 47,1 | 45,2 | 0,012 |
Grasas | 12,6 | 19,8 | 14,3 | 21,5 | 20,6 | 18,1 | 0,012 |
Azúcar | 37,0 | 40,1 | 26,7 | 38,3 | 35,3 | 37,1 | 0,503 |
Consumo diario de otros grupos de alimentos:* | |||||||
Bebidas azucaradas | 11,8 | 16,3 | 14,3 | 14,0 | 16,6 | 15,3 | 0,538 |
Paquetes | 11,1 | 8,6 | 11,0 | 14,0 | 11,8 | 10,7 | 0,623 |
Café/té | 19,3 | 31,9 | 12,1 | 21,6 | 7,8 | 26,0 | 0,058 |
Alimentos light | 3,7 | 10,9 | 13,2 | 6,5 | 5,9 | 5,4 | 0,040 |
Integrales | 3,7 | 16,3 | 12,1 | 5,6 | 7,8 | 10,4 | 0,001 |
Suplementos: vitaminas | 3,0 | 9,7 | 11,0 | 4,7 | 6,9 | 7,4 | 0,065 |
Suplementos: proteína | 3,7 | 6,6 | 7,7 | 3,7 | 2,0 | 5,1 | 0,235 |
* Valores presentados como %.
Por otra parte, el nivel bajo de actividad física es mayor en mujeres (54% vs. 32%; p=0,001) y en estrato socioeconómico bajo (Bajo: 55%; Medio: 50%; Alto: 39%; p=0,01), al tiempo que el nivel alto de actividad física es superior en hombres (49% vs. 27%; p=0,001) y en estrato socioeconómico alto (Bajo: 27%; Medio: 29%; Alto: 45%; p=0,01); en el mismo sentido, el sedentarismo es mayor en mujeres (35% vs. 14%; p=0,001), incrementa en cada semestre académico (I: 25%; II: 27%; III: 33%; IV: 39%; p=0,016) y decrece conforme aumenta el estrato socioeconómico (Bajo: 34%; Medio: 32%; Alto 21%; p=0,032). Además, por programas se encontró variación de los niveles de actividad física, tiempo sentado y tiempo de actividad física de los estudiantes (Tabla 3).
Tabla 3. Actividad física según programa académico.
Enfermería n=135 (19,5%) | Medicina n=257 (37,1%) | Odontología n=91 (13,2%) | Instrumentación n=107 (15,5%) | Optometría n=102 (14,7%) | Total n=692 (100%) | Valor P | |
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Niveles de actividad física:* | |||||||
Baja | 60,0 | 41,2 | 48,3 | 51,4 | 52,0 | 49,0 | 0,010 |
Moderada | 19,3 | 18,3 | 20,9 | 15,9 | 20,6 | 18,8 | 0,890 |
Alta | 20,7 | 40,5 | 30,8 | 32,7 | 27,4 | 32,2 | 0,002 |
Sedentarismo: sí* | 38,5 | 25,7 | 30,8 | 36,4 | 33,3 | 31,6 | 0,075 |
Tiempo sentado horas/día: | |||||||
Mediana | 7 | 8 | 5 | 6 | 6 | 7 | 0,001 |
p25-p75 | (6-8) | (6-10) | (3-8) | (4,5-8) | (5-8) | (5-8) | |
METs/día: | |||||||
Mediana | 771 | 1542 | 1261 | 1199 | 1062 | 1188 | 0,001 |
p25 - p75 | (373,5-1999) | (660-3662) | (488-2670) | (438-2557) | (330-2796) | (462-2970) | |
Motivos para hacer actividad física:* | |||||||
Social | 4,4 | 5,5 | 7,7 | 7,5 | 5,9 | 5,9 | 0,807 |
Salud | 43,7 | 53,3 | 50,6 | 43,9 | 50,0 | 49,1 | 0,325 |
Apariencia | 33,3 | 36,6 | 45,1 | 41,1 | 37,3 | 37,9 | 0,426 |
Competencia | 28,9 | 37,7 | 35,2 | 27,1 | 30,4 | 33,0 | 0,211 |
Diversión | 25,9 | 38,5 | 31,9 | 27,1 | 21,6 | 30,9 | 0,009 |
* Valores presentados como %.
En cuanto a los motivos para hacer actividad física, la mayoría de los motivos tuvieron alto porcentaje en los estudiantes de primer semestre (diversión 42%, competencia 42%, salud 55% y social 7%; p<0,03) y disminuye a medida que aumenta el semestre; respecto al sexo, los hombres tienen como motivo la diversión (51% vs. 25%; p=0,001), la competencia (47% vs. 29%; p=0,001) y lo social (14% vs. 4%; p=0,001); no obstante, sólo se observó que el motivo de diversión es diferente entre los programas (Tabla 3).
Discusión
La promoción de adecuados hábitos alimentarios y de niveles de actividad física por parte de los profesionales de la salud parte de sus propios hábitos, los cuales se consolidan desde su formación universitaria. Por tanto, este reporte identifica variaciones en los niveles de actividad física y en el consumo de almuerzo, cereales, frutas, carne-huevo-leguminosa y alimentos light-integrales entre universitarios de diferentes programas de la salud.
Estos patrones de alimentación y actividad física coinciden con el patrón reportado en todos los programas de pregrado de la misma universidad12 y con lo descrito en estudiantes de Colombia24,25, Chile26 y España27. Esta semejanza permitiría suponer que pertenecer a un programa de la salud en los primeros dos años de formación no necesariamente indica mejores hábitos alimentarios y niveles de actividad física respecto a los demás tipos de carrera, aunque también puede deberse a la “paradoja comportamental”, que indica que los comportamientos y prácticas no corresponden necesariamente con el conocimiento, junto al hecho de los cambios comportamentales durante el transcurso de la vida universitaria28.
Las semejanzas entre reportes también permitirían inferir que las acciones desde la universidad no han sido suficientes para promover una alimentación y niveles de actividad física saludable. Por ejemplo, pocos programas universitarios de prevención tienen un enfoque en salud pública y usualmente se excluyen intervenciones relacionadas a alimentación29. De manera paralela, ya se ha descrito que diversos programas de salud tienen un bajo contenido curricular relacionado a la promoción y prevención de enfermedades desde la alimentación y la actividad física30.
Otra explicación a los hallazgos de esta investigación es que las diferencias observadas entre los estudiantes de los programas de la salud se relacionan directamente a condiciones demográficas que se expresan de igual manera a nivel de toda una comunidad universitaria, en otras palabras, las diferencias de niveles de actividad física y hábitos alimentarios están relacionadas más con la conformación o el perfil demográfico de cada programa que con el hecho mismo de pertenecer a un programa particular de la salud, lo cual se ejemplifica a continuación.
Los universitarios omiten tiempos de comida, siendo el desayuno el que menos se consume y se puede deber a la falta de educación alimentaria, necesidad de adaptarse a un nuevo estilo de vida, horario de clases demandantes, calidad del sueño, sobrecarga de estudios y aspectos socioeconómicos7,31. Es de resaltar que cuando un adolescente omite el desayuno, puede sufrir de menor desempeño intelectual e incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades en la edad adulta (diabetes mellitus tipo 2, obesidad, enfermedad coronaria, entre otras)32,33.
En el mismo sentido, el almuerzo presenta variación entre los programas, siendo mayor en Medicina. Esta diferencia coincide con la mayor carga académica (medida por el número de créditos académicos inscritos) en Medicina y a que en toda la población la mediana de créditos es mayor en las personas que almuerzan, sugiriendo que la carga académica exige a los estudiantes tener una mejor planeación de sus actividades cotidianas.
El bajo consumo de todos los grupos de alimentos en los programas evaluados puede deberse a la falta de conocimiento que se tiene respecto al valor nutricional, a la preferencia de alimentos según su grado de satisfacción, trabajar, cursar semestres avanzados y/o proceder de otras ciudades8,34, lo cual se evidencia en esta investigación, por ejemplo se observa un alto porcentaje de consumo de azúcares y puede deberse a su mayor satisfacción o el caso de odontología, que presentó bajo consumo de cereales y proteínas, al mismo tiempo son el programa con mayor porcentaje de estudiantes procedentes de otras ciudades.
Uno de los factores asociados al consumo de carnes-huevos-leguminosas son el bajo estrato socioeconómico y el sexo masculino35, lo cual coincide con lo encontrado en la presente investigación; Medicina presentó mayor consumo de carnes-huevos-leguminosas y al tiempo presenta un alto porcentaje de hombres y de estratos altos; paralelamente, Enfermería reporta un bajo consumo del grupo de alimentos y a su vez presenta un porcentaje superior de mujeres y de estudiantes en estrato socioeconómico bajo.
En cuanto a la actividad física, se evidenció que el 49% de los estudiantes de los programas de salud tienen un nivel de actividad física baja, lo cual se asemeja al estudio realizado en la facultad de salud de una universidad en Colombia (Bacteriología, Enfermería, Fisioterapia, Fonoaudiología, Medicina, Nutrición, Psicología, Terapia ocupacional), donde el 43% de los estudiantes tienen un nivel bajo de actividad física16. Estos resultados en universitarios son alarmantes, debido a que bajos niveles de actividad física están asociados con menor calidad vida en universitarios36. Además, Cruz Sánchez et al.18 y Tamayo et al.37 indican que el predominio de actividad física baja y moderada se encuentra relacionado con la ausencia del hábito de realizar actividad física, a la falta de tiempo y a mayor edad.
Igualmente, se encontró que el programa con mayor porcentaje de nivel bajo de actividad física fue Enfermería y el de porcentaje superior de nivel alto de actividad física fue Medicina, similar a lo reportado por otra investigación en Colombia16, lo que se debe a la conformación demográfica de los programas, donde Medicina tiene mayor cantidad de hombres y son más jóvenes, que son factores relacionados con el nivel alto de actividad física14,15,24.
Respecto al semestre, Tovar et al.38 en estudiantes de Medicina, Tamayo et al.39 en estudiantes de Odontología y Rodríguez et al.40 en Enfermería, indican que a medida que aumenta el semestre académico aumenta el nivel de actividad física, contrario a lo que se encontró en la presente investigación: a medida que avanza el semestre disminuye el porcentaje de nivel alto de actividad física e incrementa el porcentaje de estudiantes sedentarios. Estas disparidades se pueden deber a los métodos de medición de la actividad física usados en cada investigación, donde esta investigación empleó el IPAQ-SF, Tovar et al. aplicaron el cuestionario Healthy Doctor = Healthy Patient, Tamayo Cardona et al. usaron el Cuestionario de Estilos de Vida en Jóvenes Universitarios y Rodríguez et al. utilizaron un cuestionario de actividad física; además, cada investigación involucró estudiantes en semestres diferentes, lo cual limita la comparación de los resultados.
Limitaciones y perspectivas
Esta investigación empleó métodos cualitativos y de autoreporte de actividad física y consumo de alimentos, lo que permitió establecer un hábito de alimentación y de actividad física, pero no cuantifica de manera directa la realización de actividad física y el consumo energético y de nutrientes, por lo que las próximas investigaciones deberán propender por el uso de métodos de medición como podómetros, acelerómetros, mediciones directas de actividad física, diarios del consumo de alimentos, recordatorios de 24 horas, entre otras, con el fin de mejorar la precisión en las mediciones.
En cuanto al estudio, esta investigación fue de tipo transversal, participaron programas de una sola universidad y se involucraron estudiantes de los semestres I a IV, impidiendo conocer si las diferencias descritas pueden ocurrir en otros programas y/o en semestres más avanzados de cada programa. Sin embargo, una fortaleza de esta investigación es el tamaño de la muestra (se evaluaron aproximadamente 1 de cada 2 estudiantes, 54% de la población), lo que permitió obtener mejor precisión en los hallazgos. Por tanto, los próximos estudios en universitarios deberían ser de índole prospectivo, indagar sobre cambios de hábitos, involucrar a todos los semestres e incluir otros programas (por ejemplo, Psicología, Nutrición, Fisioterapia, Fonoaudiología, entre otros), lo que permitiría incrementar la plausibilidad de los hallazgos descritos en la presenta investigación.
Conclusiones
Se encontraron diferencias en los hábitos alimentarios y niveles de actividad física entre los estudiantes de Enfermería, Medicina, Instrumentación quirúrgica, Optometría y Odontología, siendo el sedentarismo, el bajo nivel de actividad física, el consumo de frutas y carnes-huevos-leguminosas los que variaron con mayores divergencias entre Medicina y Enfermería. Se deberían realizar intervenciones a nivel curricular y de promoción de la salud para mejorar los estilos de vida de los universitarios.
Mensajes Clave
1. El 49% de los estudiantes tiene nivel bajo de actividad física, siendo más prevalente en enfermería.
2. Los estudiantes de medicina presentan altos valores de tiempo sentado y de tiempo de actividad física.
3. El consumo de verduras es bajo y se comporta de manera similar en todos los estudiantes de los programas.
4. Factores como el sexo, la edad y el estrato socioeconómico están relacionados con las diferencias de actividad física y alimentación entre los estudiantes de los programas evaluados.