Introducción
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son una serie de trastornos del corazón y de los vasos sanguíneos1. Estas, son la principal causa de muerte a nivel mundial, desencadenando grandes consecuencias en la sociedad en general y en cada país según su realidad particular. Se estima que 17.9 millones de personas fallecieron por alguna ECV en 2016, lo que representa el 31% de todas las muertes globales. Por otra parte, más de tres cuartas partes de las muertes por ECV tienen lugar en países de bajos y medianos ingresos afectando de igual manera tanto a hombres como mujeres2. Estudios realizados en Latinoamérica señalan lo complejo de estas enfermedades para las personas, considerando los grados de discapacidad que pueden ocasionar, y en consecuencia los potenciales años de vida perdidos y también en la economía de los países debido a los gastos correspondientes a promoción, prevención, tratamiento y/o recuperación3,4. Se estima que, de aquí al año 2030, casi 23.6 millones de personas morirán por alguna enfermedad cerebro vascular y se tiene previsto que seguirán siendo las principales causas de muerte en el mundo2.
Las causas de las ECV pueden ser variadas, dentro de las más comunes se encuentran: niveles elevados de sustancias grasas en la sangre, presión elevada, obesidad, tabaquismo, inactividad física y el estrés. Es así que, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera como otro determinante de ECV, el estrés2. Existe hoy en día una amplia evidencia, que la aparición de enfermedad cardiovascular en la población general está muy influida por factores psicosociales5, uno de ellos es el estrés, definido como el conjunto de reacciones fisiológicas que prepara el organismo para la acción6 y el cual afecta directamente la salud tanto física como mental. Uno de los factores estresantes en los adultos, con más estudios es el Estrés Laboral7.
El Estrés Laboral, es la reacción que puede tener el individuo ante exigencias y presiones laborales que no se ajustan a sus conocimientos y capacidades, y que ponen a prueba su capacidad para afrontar la situación8. Los estudios acerca del Estrés Laboral comienzan a finales de los años setenta y principios de los ochenta cuando Karasek9 lanzó el modelo de tensión laboral. Este modelo propone que las altas demandas psicológicas y el poco control sobre ellas individualmente conducen a una tensión fisiológica y sintomatología de ECV.
Asimismo, se ha evidenciado que el exceso de riesgo de ECV para los trabajadores expuestos al Estrés Laboral es del 10% al 40% en comparación con aquellos sin estrés laboral10. En este mismo sentido, la Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo, ha concluido que el 16% de las enfermedades cardiovasculares de hombres y el 22% de las mujeres están originadas por el Estrés Laboral11.
En consecuencia, resulta importante analizar como algunas características del ámbito laboral y el estrés pueden relacionarse a síntomas de ECV, en especial en la recién incorporada Región de Ñuble, en Chile, que en muchos aspectos carece de datos individualizados.
Por tanto, considerando lo anterior expuesto, es que el objetivo de este estudio es analizar la relación que existe entre el nivel de estrés laboral y la percepción de síntomas cardiovasculares en trabajadores pertenecientes a la Región de Ñuble. Se plantea la hipótesis que, los trabajadores que presentan mayor estrés laboral son quienes perciben mayores síntomas de enfermedades cardiovasculares.
Material y Métodos
Para el desarrollo de esta investigación de tipo cuantitativo, analítico y de corte transversal, se utilizó un muestreo por conveniencia y se obtuvieron los datos de 264 trabajadores, que respondieron una encuesta on-line. No obstante, se utilizaron los datos sólo de 260 trabajadores (98,5%) que cumplieron los requisitos de la investigación, pertenecer a la Región de Ñuble, ser mayor de 17 años y contestar el 100% del cuestionario. El 1,51% restante, no respondió el cuestionario de forma correcta y fueron descartados del estudio.
Para el levantamiento de los datos, se diseñó un cuestionario en línea, en el formato Google Forms, con una primera parte, que permite caracterizar a la población de acuerdo antecedentes socio-demográficos, laborales, de salud y la percepción de síntomas de enfermedad cardiovascular. Y una segunda parte, correspondiente al Test de Estrés Laboral, instrumento elaborado por el Instituto Mexicano de Seguro Social (IMSS) y adaptado por Berrezueta para Chile. Del cual, se utilizó los 12 primeros ítems, que estudian los problemas psicosomáticos de los trabajadores, con puntajes de 1 al 6 en escala Likert, donde la suma de los valores de todas las respuestas puede tomar un valor comprendido entre 12 (No existe síntoma alguno de estrés) y 72 (nivel de estrés máximo). El punto medio se establece en 42 puntos. No obstante, se otorgó, atención a cualquier valoración de un ítem entre 4 y 6 pts., especialmente si se da en 2 o más ítems de un mismo trabajador, lo que podría ser un claro indicativo de situaciones de estrés graves12.
La recolección de datos, fue desde el 27 de septiembre al 10 de octubre de 2020, fechas en las que estaba la indicación de suspensión de actividades laborales de manera presencial y se tenían que realizar en la modalidad a distancia por causa del COVID-19. El acercamiento a los participantes se realizó de forma indirecta por dos vías, en la primera se divulgó el link del estudio, por redes sociales (WhatsApp, Instagram), como segunda vía, se envió a través de correo electrónico. La participación de los trabajadores en este estudio fue de carácter voluntario, estos podían acceder a las preguntas del cuestionario, una vez aceptado el consentimiento informado (Online). Para realizar la recolección de datos, se solicitó la autorización correspondiente del Comité de Ética de la Universidad del Bío -Bío, según ley 20.120, artículo 10°13. Se mantuvo la confidencialidad en el manejo de la información que fue entregada por los trabajadores en concordancia con la ley 19.628°14. Durante toda la realización de este estudio se consideraron los siete requisitos éticos de Emanuel E15.
Respecto al análisis de variables cuantitativas se utilizó estadísticas descriptivas, a través de medidas de resumen. Para las variables cualitativas se utilizó frecuencias absolutas y frecuencias relativas porcentuales. Con el objetivo de correlacionar las variables del estudio se utilizó prueba de ANOVA para la comparación de medias, y para comparaciones múltiples se utilizó el método de Tukey. Se compararon las medidas de tendencia central de los síntomas de enfermedad cardiovascular por las categorías del nivel de estrés. En el caso de la variable nivel de estrés que se agrupó en 2 categorías, se compararon las medias de los números de síntomas utilizando la prueba T-student para muestras independientes. Los contrastes se consideraron significativos al 5%.
El análisis de los datos fue gestionado con el programa estadístico (SPSS) versión 24, en español.
Resultados
Se estudio una población de 260 trabajadores/as de la Región de Ñuble (n=142) mujeres y (n=118) hombres, de los cuales el 71% tenía un rango de edad entre 24 a 54 años.
Referente al estrés laboral en trabajadores de la región de Ñuble, se observa que el 49,23% presentan un nivel de estrés laboral medio y el 58,08% presenta una situación de estrés laboral grave (Tabla 1).
Respecto a los antecedentes de salud, el 57,3 % tiene percepción de algún síntoma de enfermedad cardiovascular, mayoritariamente percepción de fatiga (48,08%) (Tabla 2).
Al evaluar las variables de nivel de estrés con la percepción de síntomas de enfermedad cardiovascular, se encontró una relación altamente significativa (p= 0,00) en que las personas con un nivel de estrés alto presentaron en promedio 1,43 síntomas y las personas con situación de estrés grave presentaban en promedio 1, 15 síntomas cardiovasculares (Tabla 3).
Al evaluar la correlación entre las variables sociodemográficas y la percepción de síntomas de enfermedad cardiovascular, se encontró una correlación altamente significativa en las variables sexo (p=0,00), donde las mujeres tienen en promedio 1,06 síntomas, también en la variable edad (p=0,012), donde el grupo etario entre 25-34 años de edad, presentó un promedio de 0,99 síntomas y la variable nivel de estudios (p= 0,009), destacándose el nivel de educación universitaria con un promedio de aparición de 0,98 síntomas. En cuanto a las variables situación de pareja, ingreso económico, hijos y adultos a su cargo no presentaron una correlación estadísticamente significativa (todas >p=0,05).
Al analizar la correlación entre las variables laborales y la variable percepción de síntomas de enfermedad cardiovascular, se apreció que existe una correlación significativa entre las variables rubro laboral (p=0,039), aquellas áreas donde más promedio de síntomas de enfermedad cardiovascular hubo, fueron en las áreas de educación, salud y comercio, y la variable percepción de carga laboral (p=0,002) donde la opción “siempre” tuvo un promedio de 1,24 síntomas. En cambio, las variables antigüedad laboral, tipo de contrato, jornada laboral y horas de sueño, no presentaron una correlación significativa con la percepción de síntomas cardiovasculares (todos >p=0,05) (Tabla 4).
Finalmente, al evaluar la correlación entre los antecedentes de salud con la percepción de síntomas de enfermedad cardiovascular, se encontró que las variables de presencia de alguna enfermedad de índole mental, aguda o crónica no fueron estadísticamente significativas en relación a la percepción de síntomas.
Discusión
En relación a los niveles de estrés, la población en estudio, obtuvo un nivel medio (49,2%), sin embargo, al considerar la gravedad la población trabajadora, quedó categorizada con un nivel de estrés laboral grave (58,1%). Esto es similar a lo encontrado por Gonzales16, donde los trabajadores en estudio obtuvieron niveles altos de estrés laboral, mientras que, en un estudio peruano el 22 % de los trabajadores/as presentó un nivel de estrés medio17. Es reconocido en la literatura que, el estrés laboral es un problema de salud que afecta negativamente a nivel psicológico y físico al trabajador, debido muchas veces a la mala organización y gestión en el trabajo, generando alteraciones psiquiátricas, cardiovasculares (hipertensión), adicción al alcohol, insatisfacción laboral e incapacidad de resolver problemas. A consecuencia de estas alteraciones, se deteriora el organismo pudiendo desarrollar, enfermedades cardiovasculares, respiratorias, digestivas y musculares. El estrés en el trabajo, además puede afectar las facultades mentales del individuo y la productividad de la institución18. Es importante, comenzar a relevar el rol de los factores psicosociales en el desarrollo de enfermedades en el trabajador, aunque las enfermedades cardiovasculares, no se consideran una patología de origen ocupacional, no se debe desconocer la injerencia que tiene las condiciones de trabajo en su desarrollo.
Por otro lado, el 57,3 % de los trabajadores presentaron percepción de síntomas de enfermedad cardiovascular, de estos el 48% presentó fatiga, similar a la obtenido por Seguel et al, que buscaba obtener la relación entre la fatiga y el síndrome de Burnout donde se obtuvo que el 40% de la población en estudio tenía niveles de fatiga elevados19. El síntoma fatiga es una manifestación clínica que tiene correlación con diversas patologías, el estrés prolongado suele ser el efecto detonante de esta, como también la sobrecarga de trabajo con esfuerzos o ejercicios repetidos, lo que lleva a un agotamiento constante, una disminución del rendimiento y cansancio20. Este síntoma reduce significativamente la calidad de vida del individuo y siempre es asociado a resultados negativos relacionados a la salud, como la aparición de somnolencia diurna excesiva complicando padecimientos físicos existentes, afectando el desempeño laboral, provocando ausentismos y errores que producen accidentes21.
Al evaluar la relación, entre los niveles de estrés y la percepción de síntomas de enfermedad cardiovascular, se encontró una relación altamente significativa (p=0,00) donde los participantes con un nivel alto de estrés presentaban en promedio 1,43 síntomas de enfermedad cardiovascular, entre fatiga, disnea, palpitaciones o angina. Resultados similares al estudio realizado por Hernández et al22, en el cual se obtuvo una correlación significativa tanto en la relación de síntomas de enfermedades cardiovasculares y Burnout (p≤0.01) como en el componente de agotamiento (p≤0.01). Estos resultados nos indican que la hipótesis de esta investigación se cumple, ya que a mayor nivel de estrés mayor son los síntomas de enfermedad cardiovascular percibidos. Es importante conocer estos valores, para tomar las medidas preventivas necesarias tanto en el ámbito personal como laboral, para poder favorecer la detección precoz de los trabajadores en riesgo, realizando controles y seguimiento, y actividades orientadas a disminuir los niveles de estrés de los trabajadores, previniendo así el desarrollo a medio y largo plazo de enfermedades cardiovasculares23,11. Considerando además, que el escenario laboral actual, genera condiciones laborales marcadas por la inestabilidad y precarización del trabajo, lo que conlleva a que muchos trabajadores perciban mayores niveles de tensión emocional, aumentando los niveles de estrés laboral e inclusive frustración24.
Po otra parte, se pudo observar que las mujeres tienen una mayor percepción de síntomas cardiovasculares (p=0,00), con un promedio de 1,6 síntomas, que se asemeja a un estudio brasileño, en el cual la puntuación media de las mujeres de la muestra (1,39) resultó significativamente más alta que la de los hombres. Varios estudios atribuyen este resultado a que las mujeres acuden menos a consulta médica, evalúan con menor frecuencia su presión sanguínea y hacen menos cambios en su alimentación. Además, la subestimación de síntomas y demora en la búsqueda de atención, se relacionan con la desinformación sobre enfermedades cardiovasculares, con condiciones de vida y patrones de género que las hacen dejarse «al último» y posponer su atención ante necesidades como cuidar a «otros», salvo que presenten un cuadro agudo. Así mismo, la constante presión y necesidad de querer cumplir con todo y la falta de tiempo libre pasan a ser elementos estresores específicos de género, que influyen en la percepción de síntomas cardiovasculares provocados por el estrés11,25.
Respecto a la edad de los participantes, el grupo entre 45-54 años de edad es el que percibe más síntomas cardiovasculares y que presentó una correlación altamente significativa (p=0,012). Se evidencia en la literatura que, a medida que aumenta la edad, aumenta el riesgo de padecer ECV, existiendo un riesgo 12,53 veces mayor en edades avanzadas respecto, a personas que tienen entre 15 y 49 años. Es importante tomar medidas en edades tempranas para evitar su desarrollo en edades más avanzadas, y también realizar acciones preventivas para reducir la morbimortalidad por ECV en personas adultas mayores26.
Por otra parte, se destaca una relación entre el nivel de educación universitaria y percepción de síntomas de enfermedad cardiovascular (p=0,009). Al respecto, un estudio cubano encontró que la enfermedad cardiovascular es más frecuente en el nivel de educación primario con un 15,2%, lo cual podría deberse a la falta de conocimientos, a una menor percepción de los mensajes educativos, o también a que las personas con un bajo nivel educativo tienden a acudir de forma tardía a los centros de salud y presentan más problemas en identificar síntomas27,28. Es importante precisar que en este estudio el nivel más alto alcanzado por los participantes fue el de educación universitaria con un 51%.
En relación al rubro laboral y la percepción de síntomas cardiovasculares, se encontró una correlación altamente significativa (p=0,039). Aquellas áreas donde más promedio de síntomas de enfermedad cardiovascular hubo, fue en las áreas de educación, salud y comercio, las cuales considerando la actual pandemia, se han visto más afectadas y de distintos modos (aumento carga laboral, dificultades económicas, etc)
En este mismo contexto, un estudio realizado en Puerto Rico, determinó que existe una relación entre los factores de riesgo psicosociales y la salud cardiovascular, donde además se evidenciaron diferencias significativas del riesgo cardiovascular en función a la actividad laboral que tenga la persona, se analizaron las áreas de administración, servicio, industria y construcción, donde la construcción fue el rubro de mayor nivel de riesgo cardiovascular. Además, se concluyó que, los síntomas físicos y el desprestigio personal parecen contribuir directamente al futuro de la salud cardiovascular de los individuos, esto se puede deber a que diversos factores como el acoso psicológico, las limitaciones organizacionales, la carga de trabajo y la autonomía laboral pueden producir ansiedad en los trabajadores28. Asimismo, esta alta significancia puede explicarse por los efectos que cada rubro tiene en las personas respecto a su carga laboral y la posibilidad de autorrealizarse dentro del mismo, si estos aspectos no se alcanzan en la medida óptima, pueden tener efectos sobre la salud física de los trabajadores a través de activaciones hormonales y estimulaciones nerviosas, produciendo aumento de la presión arterial; palpitaciones, cansancio, enfermedades cardiovasculares; tensión muscular, trastornos músculo esqueléticos; dificultades para dormir; trastornos psicosomáticos; trastornos médicos de diversos tipos, entre otros, los que si no son controlados a tiempo constituyen un riesgo cardiovascular importante para los trabajadores y por consecuente la posibilidad de padecer una enfermedad cardiovascular y resultar en un costo importante en su vida laboral y personal29.
En esta misma línea, la percepción de carga laboral excesiva presenta una correlación estadísticamente significativa (p=0,002).De acuerdo con Karasek, la sobrecarga genera un estado de tensión o estrés en el trabajador al tratar de mantener su desempeño frente a un número excesivo de retos (alto nivel de exigencias laborales) y cuando el trabajador falla en su intento de controlar la situación (alto nivel de tensión) se genera el agotamiento o exceso de fatiga o una tensión debilitadora que van repercutiendo en su salud, en la consecución de logros personales y en su satisfacción laboral9,30.
Por otra parte, al reflexionar en las limitaciones de este estudio, se debe tener en cuenta que, la autopercepción de la salud, en este caso de síntomas de enfermedad cardiovascular, no proporciona información exacta de la misma, pero sí nos la proporciona de forma indirecta. Aunque es un indicador usado habitualmente en los estudios del grado de salud entre la población, la percepción en sí misma, se ve afectada por la motivación de la persona, así como por sus expectativas, estilos cognoscitivos etc. A consecuencia del contexto de pandemia debido al virus Sars-Cov2, se limitó la recolección de datos, impidiendo trabajar con datos objetivos (como se planificó originalmente), que permitieran evaluar los signos y síntomas cardiovasculares de la población como presión arterial, peso, talla, circunferencia de cintura, IMC entre otros.
Conclusión
Finalmente, este estudio concluye que el estrés laboral es un factor relacionado a la percepción de síntomas de enfermedad cardiovascular, en los trabajadores de la Región de Ñuble, tanto en el nivel de estrés como la gravedad del mismo.
Esta investigación, se constituye un aporte al incorporar un factor psicosocial, como el estrés en el estudio de la ECV, variable que no es comúnmente considerada. Se considera una oportunidad, visibilizar información, que dé cuenta de esta relación, ya que habitualmente la enfermedad cardiovascular, se percibe como un problema limitado al contexto extra-laboral y no se reflexiona que ciertas condiciones del trabajo, de ámbito psicosocial, como el estrés laboral puedan ser un factor determinante de su desarrollo. De tal modo que, las organizaciones comiencen a tomar conciencia de la necesidad de implementar programas tanto de prevención como de intervención en riesgos psicosociales en el ámbito laboral.
Es importante continuar esta línea de investigación y a futuro, seguir profundizando el tema, incorporando mediciones que permitan objetivar la variable percepción de ECV, además incorporar métodos estadísticos multivariados para conocer otras asociaciones.