Introducción
La Agencia Europea de Seguridad y Salud en el Trabajo reportó en el año 2019 que tres de cada cinco trabajadores presentaron dolencias por trastornos músculo esqueléticos (TME), siendo la región corporal más afectada la zona lumbar (46%) seguida de diversas regiones de las extremidades superiores1. El informe del Global Burden of Disease (GBD) de la Organización Mundial de la Salud (OMS), reportó que la prevalencia de lumbalgia entre los años 1990 y 2017 disminuyó ligeramente; sin embargo, el número de lumbalgias con años de vida ajustado por discapacidad (AVAD) incrementó sustancialmente, con un pico en la población trabajadora entre 35 y 49 años2. Además, en los Estados Unidos, se reportaron 149 millones de días perdidos por año, significando un costo promedio de $100-200 billones anuales para el año 20043. La OMS también reportó que la carga global de lumbalgia atribuible a exposiciones ocupacionales fue moderada para los trabajos del rubro de servicios, como el sector sanitario4. Diversos investigadores han reportado una alta prevalencia de lumbalgia entre el personal de enfermería en Australia (71%), África (64%), Medio Oriente (58%) y en el resto de regiones de Europa, América, Asia entre el 51 al 57% 5,6,7,8.
La pandemia de la COVID-19 ha generado cambios importantes en el sector sanitario; según el Ministerio de Salud del Perú (MINSA), se realizaron acuerdos con el Seguro Social para el incremento de la oferta nacional de camas UCI de 276 a inicio de la pandemia a 2 640 en el presente año9, que equivaldría a una proporción aproximada de 6 camas por cada 100 mil habitantes; entre otras mejoras de la logística10. Por lo expuesto, el objetivo de la investigación fue el determinar los factores socio-laborales asociados a la lumbalgia en técnicas y enfermeras que atendieron pacientes COVID-19 en Perú.
Material y Métodos
Estudio transversal, analítico y retrospectivo, desarrollado en los servicios asistenciales críticos para la movilización y asistencia del paciente de un hospital del seguro social de la ciudad de Lima durante el año 2021. Es importante mencionar que dicho hospital es considerado para la referencia de muchos departamentos a nivel nacional, por su alta complejidad la demanda de camas UCI se incrementó en un 400% (19 camas de UCI General antes de la pandemia a 76 camas UCI para pacientes COVID).
Se incluyó al personal que tengan contrato vigente en alguno de los servicios de UCI general, UCI COVID-19 y Traumatología, que hayan laborado durante la pandemia y que acepten participar en la investigación mediante el formato virtual. Se excluyó para el análisis a quienes no respondieron las preguntas para determinar la lumbalgia o brindaron datos incompletos. Se obtuvo la potencia estadística de cada uno de los cruces, siendo mayor a 80% en la gran mayoría, solo se tuvo valores menores para las encuestadas del servicio de traumatología (79% de potencia) y según si recibió capacitación (78% de potencia); por lo que, estos cruces deben tomarse con cautela.
La variable principal se obtuvo a través del Cuestionario Nórdico de Kourinka, con este se pudo determinar si tuvo o no lumbalgia. Las otras variables recolectadas a través de la encuesta Google Form fueron el sexo, la edad, el peso, la talla, los antecedentes patológicos, la frecuencia de consumo de alcohol, cigarrillos o drogas ilícitas; así como, datos ocupacionales de la cantidad de años de servicio, la ocupación, el área de trabajo, el régimen laboral, si tenía un segundo trabajo, la manipulación manual de carga, la manipulación manual de pacientes, la capacitación en técnicas de movilización de pacientes y el uso de ayuda mayor/menor. Las siguientes variables: número de trabajadores por turnos, número de movilización de pacientes por día y número de pacientes, fueron obtenidas de un estudio previo a través de la metodología Movilización Asistencia de Pacientes Hospitalizados (MAPO).
Posterior a la extracción de estas variables se las llevó a una hoja de cálculo en el programa Microsoft Excel. Luego de eso se procedió a la depuración de la data, a través de una primera revisión de la autora principal del estudio, seguida del control de calidad estadístico, posterior a eso se generó los resultados en el programa estadístico Stata versión 15,0.
Para el análisis estadístico descriptivo, se mostró las medianas y rangos intercuartílicos de las variables cuantitativas (esto por tener un comportamiento no normal, evaluado con la prueba estadística Shapiro Wilk); además, para las variables categóricas se reportó medidas de distribución de frecuencia (frecuencias y porcentajes). Luego se generó una tabla bivariada simple, en donde cada variable se cruzó según el tener lumbalgia, aquí se obtuvo los valores p fueron con la prueba del chi cuadrado y la suma de rangos (para la edad y el IMC). Finalmente, se hizo el análisis bivariado y multivariado; con la obtención de las razones de prevalencia, los intervalos de confianza al 95% (IC95%) y los valores p, obtenidos con los modelos lineales generalizados (familia Poisson, función de enlace log y modelos para varianzas robustas). Para que las variables del modelo bivariado ingresen al modelo multivariado se tuvo que tener al menos un valor p<0,20, sin embargo, para el modelo final se consideró como estadísticamente significativo a los valores p<0,05.
El estudio tuvo el permiso del jefe del Departamento de Cuidados Crítico y a la jefa del Servicio de Enfermería N° 20. Se solicitó el consentimiento informado dentro de la encuesta digital y en todo momento se siguió los parámetros internacionales para la investigación con seres humanos.
Resultados
Se envió 300 encuestas virtuales, y se recibió 265 respuestas entre profesionales y técnicos de enfermería. Las características de la población evaluada se presentan en la Tabla 1. La mayoría fueron mujeres (86,0%), la mediana de edad fue de 35 años (rango intercuartílico: 31-43 años), la mediana del IMC fue 25,1 (rango intercuartílico: 23,4-27,7), la mediana de años laborando fue de 1,1 años (rango intercuartílico: 1-10 años), el 65,3% fueron enfermeras, el 52,5% no recibió capacitación y el 15,1% tuvo una incapacidad laboral previa. Tabla 1.
Según el análisis bivariado, el 62,3% (165) manifestaron tener un dolor lumbar, este dolor lumbar se asoció a los años de trabajo (p=0,003), al servicio donde laboraba (p=0,009), a la presencia de antecedentes patológicos (p=0,002), a la profesión (p<0,001), al régimen laboral que tenía (p=0,001), al tener un segundo trabajo (p=0,024) y al haber tenido una incapacidad laboral previa (p<0,001), como puede apreciarse en la Tabla 2.
Cuando se realizó en modelo multivariado, se encontró que hubo mayor padecimiento de lumbalgia según el tener más años de trabajo (RPa: 1,03; IC95%: 1,01-1,06; valor p=0,008) y si antes habían tenido una incapacidad laboral (RPa: 1,45; IC95%: 1,25-1,68; valor p<0,001), en cambio, a mayor edad de las encuestadas hubo menos lumbalgia (RPa: 0,97; IC95%: 0,95-0,99; valor p=0,013), ajustado por el sexo, el servicio donde laboraban, el régimen laboral, si tenían un segundo trabajo y si había recibido una capacitación, como se puede apreciar en la Tabla 3.
Discusión
Las lumbalgias en el personal de salud son de origen multicausal, siendo el manejo manual de carga y de pacientes uno de los factores de riesgo más relevantes11,12. En el análisis bivariado de nuestro estudio encontró que trabajar en la UCI-COVID, edad, años de trabajo, trabajar en un segundo lugar e incapacidad laboral por lumbalgia fueron factores de riesgo para desarrollar lumbalgia en el personal de salud. Sin embargo, en el análisis multivariado se observó que los factores de riesgo fueron edad, años de trabajo e incapacidad laboral, independiente del servicio crítico para movilización y asistencia de pacientes hospitalizados6,13. Siendo estos los resultados principales de toda la investigación, y que se pueden tomar de base para establecer lineamientos para la intervención e implementación de controles eficaces en mejora de la salud de los trabajadores de estos servicios. Además, podrá ser utilizado como base de información para futuras investigaciones relacionadas a la determinación del riesgo ergonómico en personal de salud.
Además, en nuestro estudio, el 37% de la población encuestada reportó dolor lumbar, similar al estudio realizado por Shaw, con un 35% de presencia de dolor lumbar durante un periodo del año evaluado y un reporte anual del 55%, otros estudios presentan resultados similares14,15,16. Por lo que, lo que mostramos es muy parecido a lo que se observó en otras realidades. Lo que se puede deber a que en el contexto de la pandemia por COVID-19 se evidenció la falta de recursos humanos, financieros, logísticos, entre otros, sobre todo en los hospitales de gran complejidad del Perú17. Esta nueva necesidad significó la sobrexposición a la movilización y asistencia de pacientes con alto grado de dependencia por parte del personal de servicios críticos, sobre todo enfermeras y técnicos de enfermería18. Además, se evidenció que durante la atención a pacientes COVID-19 no se disponía de camas tipo “Gatch”; ambientes no preparados para la atención de pacientes dependientes, siendo estos estrechos para la movilización; turnos de trabajo prolongados; ingreso de personal de salud no capacitado y entrenado en la pronación de pacientes con COVID-1919.
En el periodo de estudio, se observó que la prevalencia de lumbalgia se dio entre los dos años de servicio en promedio, el cual podría deberse al aumento de trabajadores contratados para las nuevas áreas de hospitalización COVID-19 desde inicio de pandemia. Los trabajadores de enfermería con más años de trabajo presentaron mayor prevalencia de lumbalgia, otros investigadores encontraron asociación con un tiempo de trabajo mayor a cinco años20,21,22. Sin embargo, Ther observó que los trabajadores con menos de 5 años de trabajo tuvieron mayor riesgo de lumbalgia23. Las incapacidades laborales por lumbalgia previa, representan un mayor riesgo de recurrencia, en nuestra población de estudio los resultados fueron similares, siendo concordante con otras revisiones, donde un 35-37% del personal de enfermería presentó episodios similares previo a la evaluación de los investigadores y podrían volver a padecerla, prolongando los días de incapacidad del trabajador, como consecuencia algunos estudios reportaron que estos serían factores determinantes para el abandono del puesto de trabajo24,25.
Con respecto a la edad del trabajador, se evidenció que a mayor edad menos frecuencia de lumbalgia, en otros estudios como el de Aleku et al. encontraron que la mayor frecuencia es en promedio la edad de 40 - 49 años26, el cual podría atribuirse a las actividades del puesto de trabajo. Para Mitchell et al, no se encontró asociación entre la edad y lumbalgia17, sin embargo, Steffens et al, refirieron que la mayor frecuencia se encontraba en la población más joven27. En teoría se presume que a mayor edad la densidad ósea disminuye y junto a la aparición de otras comorbilidades podrían incrementar la frecuencia de lumbalgia, sin embargo, la población económicamente activa se encuentra expuesta en el trabajo a la manipulación manual de pacientes, manipulación de carga, posturas forzadas, movimientos repetitivos durante tiempo prolongado incrementando el riesgo como en nuestro estudio; cabe mencionar que la mayor contratación de adultos jóvenes para la movilización de pacientes fue en las áreas COVID-19 y a más de un año de exposición podría ser contribuyente, por otro lado, los colaboradores de más años de trabajo en el hospital fueron asignados a áreas no COVID o a actividades de supervisión, coordinación que representaban menor manipulación de paciente.
La principal limitación del estudio estuvo en relación con el número de trabajadores que participaron voluntariamente del estudio. Sin embargo, no excluye la asociación a los factores de riesgo mencionados y la caracterización del grupo para intervenciones futuras. Por lo que, se recomienda que se puedan hacer más investigaciones, en mayor cantidad de centros asistenciales, que se puedan hacer seguimientos a las poblaciones, obteniendo más cantidad de variables y con diseños más complejos, para ver todas las implicancias que podrían tener.
En conclusión, la pandemia del COVID-19 ha resaltado que la falta de organización, recursos, cultura de prevención conlleva a un rápido desarrollo de sintomatología musculoesquelética en este grupo de trabajadores, en comparación con áreas de mayor tiempo de servicio. Los resultados de este estudio podrían servir como referencia para futuros planes de contingencia ante situaciones críticas como la pandemia y para la intervención inmediata de implementación de ayudas mayores y menores para la movilización de pacientes. Además, se recomienda que futuros estudios puedan enfocarse en la intervención o programas de conservación osteomuscular.