Introducción
La lipoatrofia semicircular (LS) (Figura 1) es un trastorno benigno del tejido subcutáneo, de causa desconocida que se caracteriza por depresiones semicirculares en forma de bandas, en la cara anterolateral de los muslos o antebrazos1, pudiendo ser uni o bilateral y está relacionado con el medio laboral. Aparece con frecuencia en los edificios de oficinas de diseño moderno, nuevos o reformados. Se ha relacionado con condiciones ambientales laborales, microtraumas repetitivos y factores individuales. La LS es un trastorno que genera alarma en los trabajadores afectos al aparecer en forma de brotes. Existe insuficiente evidencia científica sobre las causas de LS1. Su prevalencia se ha establecido en 25 - 37% en trabajadores de oficina1, siendo más frecuente en mujeres en la tercera o cuarta década de la vida. Aunque no es exclusiva del sexo femenino, algunos autores informan una incidencia de LS en mujeres y hombres de 6:11.
No hay una unidad de criterio en cuanto al tiempo que transcurre para la desaparición de las lesiones7,12,19. Así vemos como algunos autores consideran en la cronología una mejoría de las lesiones, otros destacan desaparición o recidiva de las lesiones.
Histórico: fue descrita por primera vez en 1974, por los médicos alemanes Gshwandtner y Munzberger en 3 pacientes y en 8 más al año siguiente1. En 1995, en Bruselas, se reportan 900 trabajadores afectados de unas oficinas bancarias. Por primera vez, los médicos hablan de una patología mucho más frecuente en mujeres que en hombres1. Los primeros casos de LS en España se detectaron entre 2007 y 2008, en un brote de 1.137 casos en varias oficinas de empresas en Barcelona1. No se han reportado casos en niños hasta la fecha2.
Objetivos: determinar la prevalencia y características clínico-demográficas de los casos de LS en trabajadores de oficinas en varios edificios públicos y privados. Seguimiento de los casos diagnosticados para conocer su evolución clínica en el tiempo.
Material y Métodos
Para determinar la prevalencia de LS, se realizó un estudio retrospectivo, en 969 trabajadores de oficinas públicas (ayuntamientos) y una institución privada transnacional localizados en la Provincia de Barcelona, España, desde el 5 de julio 2018 hasta el 30 noviembre 2022. Se recabó el consentimiento informado de cada trabajador. El protocolo del estudio se adhirió a la Declaración de Helsinki y los autores declaran no tener ningún conflicto de interés, ni haber recibido financiación de alguna institución pública o privada.
Los criterios de inclusión fueron:
Los criterios de exclusión fueron:
Lipoatrofia por terapias subcutáneas (insulinoterapia, metotrexato en lupus y antirretrovirales) identificable mediante el interrogatorio de los antecedentes.
La paniculopatía edemato-fibro-esclerótica (comúnmente denominada como celulitis o piel de naranja)
Las lipodistrofias congénitas y adquiridas.
A todos los pacientes se les realizó un examen físico completo con identificación de las lesiones compatibles con lipoatrofia semicircular, medición de su altura del suelo, longitud y amplitud en centímetros, toma de varias fotografías en diferentes ángulos para su registro y comparación en las visitas sucesivas. Se registró el lugar, características y tipo de trabajo. Se realizaron controles periódicos a cada trabajador durante el lapso del estudio.
Los resultados fueron analizados mediante distribución de frecuencias, prevalencia, porcentajes y promedios. Para valorar la significancia estadística de las variables se utilizó el programa Instat Graphpad 3.10 (https://www.graphpad.com) y se aplicó el test exacto de Fischer (test no paramétrico) para determinar la significancia estadística de los resultados. Se consideró un resultado significativo cuando la p fue menor de 0,05. El riesgo relativo o medida del riesgo de que cierta situación suceda en un grupo en comparación con el riesgo de que la misma situación suceda en otro grupo, incluyó al valor 1 en el intervalo de confianza, para que la diferencia de riesgo no fuese estadísticamente significativa.
Resultados
La distribución de los casos de LS por sexo y centro laboral se describe en la Tabla 1 y en la Tabla 2. En la distribución de los casos por sexo, se apreció que la gran mayoría de los casos se presentaron en el sexo femenino: 92 de un total de 96 casos (95,8%).
El rango de edad osciló entre los 27 y 64 años con un promedio de 49 años.
La distribución de las lesiones según grupo etáreo evidenció que la mayoría de las lesiones (80% aprox.) se agruparon entre los 41 y 60 años. Ver Tabla 3.
La mayoría de las lesiones se localizaron en los muslos en forma bilateral 33 (34%) luego muslos derechos: 32 (33%) luego izquierdos: 26 (27%). Las otras regiones del cuerpo como abdomen o brazos tuvieron una representación mucho menor. Ver Tabla 4.
La altura de las lesiones presentes en los muslos, con relación al suelo, estuvo ubicada entre 60 y 86 cm estando localizada la mayoría de las lesiones entre 71 y 75 cm. Ver Tabla 5.
La longitud y amplitud de las lesiones se describen en la Tabla 6 y en la Tabla 7.
La evolución de las lesiones detectadas desde de la fecha de inicio del estudio hasta su finalización fue que en un 40% de los casos (38) desaparecieron las lesiones y en un 60% de los casos (58) no desaparecieron. Ver Figura 2.
La Tabla 8 analiza la relación entre teletrabajo y la desaparición de las lesiones. Al aplicar el test exacto de Fischer, se evidenció una p de 0,1806, lo que indica que no hubo influencia significativa.
Tabla 8. Influencia del teletrabajo en la desaparición de las lesiones de lipoatrofia. Lapso 2020-2022.

Test exacto de Fisher p: 0,1806. Riesgo relativo: 0,8547. Intervalo de confianza 95%: 0,686 a 1,061.
Al relacionar el índice de masa corporal (IMC) con la desaparición de las lesiones, se evidenció una p de 1,0000, lo que indica que no hubo influencia significativa. Ver Tabla 9.
Discusión
La lipoatrofia semicircular es una alteración o desorden del tejido adiposo subcutáneo que consiste en una reducción muy localizada de la grasa. El Departamento de Salud de la Generalitat de Catalunya lo define como “una atrofia localizada del tejido adiposo subcutáneo que se caracteriza por la aparición de depresiones en forma de banda semicircular en la superficie cutánea, y que afecta fundamentalmente a los muslos y antebrazos. Estas lesiones en la mayoría de los casos se presentan sin sintomatología acompañante”13.
Otra de sus características es que su aparición ocurre en brotes endémicos (se producen en una época y lugar concretos), es decir, si en un centro de trabajo aparece, lo conveniente es estudiar el resto de los trabajadores ya que con mucha probabilidad se producirán más afectados. Una gran parte de estos estudios la consideran una enfermedad rara o poco frecuente, aunque cada vez más, los expertos advierten de su incidencia creciente debido al aumento de la exposición a los factores de riesgo. Además, muchas veces los trabajadores no acuden al médico ante la aparición de los síntomas o no se les diagnostica la enfermedad correctamente. En España está catalogada como un accidente laboral sin baja13. En la aparición de la LS influyen una serie de factores que van desde el medio laboral a la susceptibilidad individual y el sexo femenino. Una serie de condiciones medioambientales, presentes sobre todo en los llamados edificios “inteligentes” como son valores elevados de electricidad estática, baja humedad ambiental, ventanas que no pueden abrirse, ventilación central forzada, alta concentración de equipos de oficina (ordenadores, monitores, teléfonos inalámbricos, impresoras, etiquetadoras, etc.) en espacios reducidos y con alta concentración de trabajadores colocados unos próximos a los otros. Gran cantidad de cableado que va del escritorio al suelo, sin la adecuada puesta a tierra. Sillas sin ruedas antiestática. Esto, aunado a micro traumas repetitivos, por el contacto del trabajador con el borde del escritorio o mobiliario en el área de trabajo3,8,12,19,22,24,25,26.
En la actualidad, hay publicaciones que sostienen que en su origen participan campos electromagnéticos y principalmente descargas electrostáticas4,5,25,26. En este punto, el mecanismo propuesto es, mediante el contacto de la piel con la superficie conductora, lo que produciría una transferencia de electrones (descarga) que activaría la secreción del factor de necrosis tumoral α y estimularía la fagocitosis de los adipocitos6. Por otro lado, experimentalmente se ha observado que la radiación electromagnética reduce la capacidad de diferenciación y desarrollo de precursores celulares de adipocitos3,25,26.
El término electricidad estática se refiere a la acumulación de un exceso de carga electrostática (positiva o negativa) en un material conductor o aislante. La descarga electrostática es un fenómeno que hace que circule una corriente eléctrica, repentina y momentánea entre dos objetos distintos, desde la mesa, por ejemplo, hacia el trabajador o al revés.
El hecho de que no siempre se noten las descargas electrostáticas no significa que no se produzcan, ya que el umbral de sensibilidad del cuerpo humano oscila entre los 2.500 y 3.000 voltios y, por tanto, se pueden producir descargas de valores inferiores que pueden ser imperceptibles para la persona28.
La mayor o menor acumulación de cargas eléctricas depende de la vestimenta y el calzado de la persona, pero principalmente de la humedad relativa (HR) del ambiente en el que se mueve. Los valores más altos de carga eléctrica hallados se producen cuando la HR es inferior al 20% y los más bajos cuando la HR del ambiente es del 65% o más28. Las descargas electrostáticas podrían ser, pues, una de las causas importantes de la LS, sin descartar la incidencia de los campos electromagnéticos, ya que las magnitudes de ambos tienen una relación directa con el grado de la humedad relativa presente, no tan solo en el centro de trabajo, sino especialmente en cada uno de los lugares de trabajo3,5,23,24,25,26,28.
Por último y no menos importante, la percepción de los trabajadores que están en un lugar de trabajo donde se ha diagnosticado LS genera alarma y preocupación en los trabajadores e implica un compromiso a resolver para las autoridades y personal de prevención de riesgos laborales responsables. Como es sabido la aparición de la LS en un trabajador se considera un accidente de trabajo, sin baja laboral, ya que no afecta a las capacidades funcionales.
Algunos autores sugieren el uso de ecografía, donde se puede evidenciar la atrofia del tejido adiposo localizado, al igual que con la RNM12. En nuestra experiencia y según el protocolo de actuación de la Generalitat de Cataluña del 201513, consideramos que no aporta más que un buen examen clínico y por lo tanto, no la recomendamos como examen de rutina para el diagnóstico de LS.
En nuestra serie se corroboró una evidente mayoría de casos en el sexo femenino (96%) y una frecuencia ligeramente superior en ambos muslos a la vez. Estos hallazgos coinciden con lo publicado por otros autores1,7,9,14,19,24.
Una de las posibles explicaciones tiene que ver con la diferente presencia de tejido adiposo en hombres y mujeres. Mientras que en los hombres representa entre un 15% y un 20% de su peso corporal, en las mujeres varía entre el 20% y el 25%. También es diferente la estructura del tejido adiposo subcutáneo. Mientras que, en las mujeres, los tabiques fibrosos que separan al tejido adiposo de la hipodermis están dispuestos de forma perpendicular a la piel, en los hombres, los tabiques están dispuestos de forma oblicua, cosa que haría que la estructura fuera más resistente28.
La prevalencia promedio en los edificios encuestados fue de un 9,9%, un valor inferior al publicado por Ortega Díaz de un 30%7, aunque hubo variaciones según las diferentes empresas evaluadas entre un 7 y un 25%.
La explicación más lógica para la localización de la LS a nivel de los muslos es que la altura promedio de los escritorios es de 72 cm y dependiendo de la posición, altura del trabajador y hábitos laborales, se puede afectar una o ambas regiones de los muslos por microtraumas repetitivos o por la costumbre de apoyarse sobre el borde del escritorio al estar de pie. De aquí la importancia de que estos tengan sus bordes redondeados para minimizar el efecto mecánico de compresión repetida sobre la región. Refuerza esta teoría la publicación de Reinoso-Barbero27 sobre un paciente muy alto (1,95m) a quién se le había adecuado ergonómicamente su puesto de trabajo como oficinista, elevando 20 cm la mesa por lo que el tablero quedó a 92 cm. A esa altura precisamente desarrolló una lesión compatible con LS a nivel del muslo izquierdo. El paciente refería apoyar el muslo en el canto de la mesa y percibir “chispazos” (descargas electrostáticas) con frecuencia.
La longitud de las lesiones en la mayoría de los casos estuvo entre 2 y 10 cm (87%), así como la amplitud entre 1 y 2 cm (97%). Estos resultados coinciden con lo publicado por otros autores1,7,9,14,19,24).
Una variable novedosa, poco reportada previamente en otros estudios sobre la LS, fue la relación del teletrabajo en la desaparición de las lesiones. En el cuadro 8 se destaca que el 81% de los trabajadores se encontraban en teletrabajo durante el periodo más intenso de la pandemia (años 2020-2021) y de estos solo en un 29% de los casos hubo desaparición de las lesiones. Al aplicar el test exacto de Fischer para correlacionar teletrabajo/desaparición de lesiones, la conclusión es que no hubo una relación estadísticamente significativa en este aspecto. Este valor está reflejado en la Figura 1 en el que se evidencia que el 60% de las lesiones no desaparecieron en el lapso del estudio a pesar de las modificaciones del entorno laboral. Una reciente publicación19 de 76 casos de LS en el Ayuntamiento de Madrid reporta que un 48% presentó una mejoría total o parcial, un 45% no tuvo variaciones y un 7% tuvo recurrencia, es decir, que aparecieron nuevas lesiones. Ningún caso tuvo empeoramiento.
En nuestra serie, no se presentó ningún empeoramiento o nuevas lesiones luego de realizadas las correcciones en el ámbito laboral. Otro aspecto que resaltar es que el seguimiento en dos centros fue a 36 meses y en otro el seguimiento fue hasta 12 años. Esto permite suponer un efecto beneficioso de dichas modificaciones y aquellos casos que no mejoraron, muy probablemente no mejorarán luego de tanto tiempo transcurrido. No está clara la razón de la no desaparición de las lesiones al relacionarla con el teletrabajo. Una hipótesis pudiera ser que las condiciones que promueven la lipoatrofia también estaban presentes en los sitios donde se realizó el teletrabajo, mayormente los domicilios de los trabajadores. Una limitante de esta investigación es que, no evaluó la calidad y continuidad en el tiempo de las modificaciones arquitectónicas y laborales realizadas en los edificios.
No hay una unidad de criterio en cuanto al tiempo que transcurre para la desaparición de las lesiones. Algunos autores, como Pañella12 refieren un lapso entre 9 meses y 4 años tras eliminar la exposición. Otros, como Ortega Díaz7 refieren que a los 6 meses el 93% de los afectados de LS mostraba remisión clínica (62% completa y 32% parcial) y al año había un 69% de resoluciones completas.
El porcentaje de casos de LS con índice de masa corporal normal fue cercano al 60%. Alrededor de un 40% tenían sobrepeso u obesidad. Cuando se relacionó el índice de masa corporal y la desaparición de las lesiones de LS se evidenció que no había una relación estadísticamente significativa. Otros autores, como Reinoso-Barbero9 encontraron que no había relación entre el índice de masa corporal y la LS en un estudio de casos y controles.
La coexistencia de la “celulitis o piel de naranja” fue habitual en estos casos y representó un reto en el diagnóstico diferencial. Una estrategia que puede ser de ayuda es estirar digitalmente la depresión en la piel y palpar si se percibe la depresión, que es característica en la LS más no en la “celulitis”.
Las lipodistrofias son un conjunto de enfermedades raras, que deben ser consideradas al analizar casos de LS, caracterizadas por la pérdida selectiva de tejido graso subcutáneo. Según la causa que la origina, éstas pueden ser congénitas o adquiridas y dentro de ellas se clasifican en función de la distribución de la pérdida de tejido adiposo como parciales o generalizadas. En esta serie no se evidenció ningún caso de lipodistrofias.
Estos resultados orientan a que las lesiones de LS toman un tiempo muy variable entre una persona y otra para revertir, pero en todo caso suele ser un proceso lento cuya duración se mide en años más que en meses. En los procesos de aparición y desaparición de la LS intervienen una serie de factores, algunos conocidos como los descritos previamente y otros desconocidos aún.