Federico J.C-Soriguer Escofet.
Servicio de Endocrinología y Nutrición. Hospital Civil. Complejo Hospitalario Carlos Haya. Málaga. Director del Grupo de Investigación CTS-119 de la Junta de Andalucía.
Correspondencia:
Federico J.C-Soriguer Escofet
Servicio de Endocrinología y Nutrición
Hospital Civil. Complejo Hospitalario Carlos Haya
Avda del Hospital Civil s/n ]]>
29009 Málaga
Correo electrónico: soriguer@hch.sas.cica.es
Recientemente, Banegas, Rodríguez Artalejo y del Rey Calero han realizado una excelente revisión sobre la aportación del pensamiento de Popper a la epidemiología y más especialmente sobre lo que genéricamente se suele llamar el problema de la inducción1. La reflexión, aunque tardía, es bienvenida, pues es conveniente separar lo que es la génesis del pensamiento científico de lo que son los procedimientos de los que la ciencia se ha valido a lo largo de su historia2, sobre todo en un momento en el que están apareciendo metodólogos de cabecera en todos los rincones del ]]>
3. Repercusiones en la epidemiología y en toda la medicina, algo de lo que nos hemos ocupado en otro momento4. Aunque aún muchos duden de la naturaleza científica de la medicina, también para la medicina podríamos recordar, remedando aquel exabrupto de un presidente americano sobre la economía, estamos hablando de ciencia, estúpido. Y el pensamiento científico, entiéndase por él lo que se entienda, ha cambiado, como no podía ser de otra forma, la historia toda de la medicina. El debate sobre el problema de la inducción es, sin duda, un debate apasionante desde el punto de vista intelectual, aunque es dudoso que los científicos mientras realizan sus investigaciones estén pendientes sobre si sus ]]> 5. ¿Es esto una declaración de fe inductivista de D. Santiago? ¿Se puede descalificar su obra por esto? Es evidente que no. Es curioso que muchos de los grandes científicos se han puesto a reflexionar sobre cómo han hecho su trabajo después de haberlo hecho, pero no mientras lo estaban haciendo. Con humor se ]]> 9, es en lo que en otro lugar hemos llamado el paradigma de las elecciones4. Al fin y al cabo la función de la ciencia es la medida del error, si acaso aportar algo de luz en la oscuridad, en todo caso objetivos mucho más modestos que la búsqueda de la verdad. En algún lugar Ortega dejó dicho que hay cosas que no se pueden enseñar, solo aprender. Tal vez la ciencia pertenezca a esta categoría orteguiana tan enigmática, salvo que se confunda la parte (el método o los métodos) con el todo. De hecho, nunca como ahora se ]]> 6, tan sepultado por el pensamiento popperiano. Pues si algo se está produciendo (sobre todo en nuestro país) de la mano de la protocolización de la ciencia con la ayuda de tanto popperiano, es un ingente incremento de lo que, siguiendo a Kuhn, podríamos llamar ciencia normal, que no es más que la acumulación por repetición de observaciones (aunque sean metodológicamente científicas), lo que paradójicamente es la quintaesencia del inductivismo. Más dudoso es que esta gran inversión (nunca suficiente) esté generando ]]> 5. Porque lo que con frecuencia se olvida desde la obsesión burocrática de la normativización de la ciencia es que la ciencia es en el principio un acto de imaginación creadora, de pasión intelectual, de aventura y riesgo intelectual, de descubrimiento7, que además es una cuestión de interés (personal) y de intereses (colectivos), pues también en ciencia verdad y necesidad son cuestiones ]]> 8, que es hoy, ineludiblemente ante todo una cuestión de ética, pues detrás de todo cómo hacer las cosas hay, tiene que haber, un deber ser de una forma determinada9 y, desde luego, honestidad y coherencia intelectual del propio investigador, cuyos testimonios podemos encontrarlos en los debates editoriales de algunas de las grandes publicaciones científicas10, cuestiones todas estas de las que no se suele hablar en los seminarios. Al fin y al cabo, como decía Max Weber el método es sólo una herramienta para aclarar los problemas..., llegando a afirmar incluso que en los estudios sociales de la primera década del siglo dominaba algo así como una pestilencia metodológica... y que para echar a andar no es preciso conocer la anatomía de las piernas..., aunque la anatomía se convierte en algo realmente importante solo cuando algo ]]>Unas lecciones que también pueden ser extraídas de la apasionada lucha de Sir Karl R. Popper contra el problema de la inducción. Al fin y al cabo fue el mismo Popper el que dejó dicho que es imposible hablar de manera tal que no podamos ser malentendidos y que siempre habrá alguien que nos entienda de manera errónea11. Una idea que, como era de esperar en un hombre de su talla, le llevo a hacer de su vida y de su obra un ejercicio permanente de inteligibilidad.
BIBLIOGRAFÍA
1.- Banegas Banegas JR, Rodriguez Artalejo F, del Rey Calero J. Popper y el problema de la inducción en epidemiología. Rev Esp Salud Pública 2000; 74: 327-339
2.- Fernández Buey F. La ilusión del método. Ideas para un racionalismo bien temperado. Barcelona: Technos; 1991.
3.- Briskman L. Doctors and witchdoctors. Witch doctors are witch? BMJ 1987;295: 1033-1036.
4.- C-Soriguer Escofet F. ¿Es la clínica una ciencia?. Madrid: Díaz de Santos; 1992
5.- Ramón y Cajal S. Ramón y Cajal S. Recuerdos de mi vida. Historia de mi labor científica. Madrid: Alianza Editorial; 1981.
6.- Kuhn Th. The structure of scientific revolution. 2ª ed. Chicago: University of Chicago Press; 1970
]]> 7.- Agazzi E. El bien y el mal en la ciencia. Las dimensiones éticas de la empresa científico-tecnológica. Madrid: Tecnos; 19968.- Habermas J. Conocimiento e interés. Madrid: Taurus; 1989
9.- Gracia D. Fundamentos de bioética. Madrid: Eudema Universidad; 1989.
10.- Pintor C, Loche S, Cella SG, Müller EE, Baumann G. Correction and withdrawal of conclusión- a child with phenotypic and normal somatomedin levels. N Eng J Med 1990;320:323-324, 1990
11.- Karl R. Popper. Búsqueda sin término. Una autobiografía intelectual. Madrid: Technos; 1985
]]>