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Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría

On-line version ISSN 2340-2733Print version ISSN 0211-5735

Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. vol.32 n.116 Madrid Oct./Dec. 2012

https://dx.doi.org/10.4321/S0211-57352012000400014 

HISTORIAS CON HISTORIA

 

Pedro Melenas, el terror de las neuronas

Struwwelpeter. Terror of neurons

 

 

Carlos Rey

Psicólogo Clínico y psicoanalista. Barcelona
carlosry@copc.cat

 

 

Uno. "La ciencia se acerca a la literatura aflojando las tuercas del método científico, la literatura a la ciencia apretándolas. Delicadamente". Dixit Jorge Wagensberg. Con permiso... El bicentenario del nacimiento de Charles Darwin fue un buen pretexto para leer su autobiografía o Memorias del desarrollo de mi pensamiento y de mi personalidad. Edición no censurada -en los temas religiosos- por su devota esposa. Darwin nos refiere: "Me han dicho que yo era mucho más lento en el aprendizaje que mi hermana menor, Catherine, y creo que en muchos sentidos fui un niño travieso. (...) Debo confesar también que de pequeño era muy dado a inventar falsedades y que lo hacía siempre para impresionar. (...) Como medio de educación, la escuela fue para mí sencillamente nula. (...) Mi padre me dijo un día algo que me mortificó profundamente: No te importa otra cosa que no sea la caza, los perros y matar ratas, y vas a ser una desgracia para ti y para toda tu familia". No fue así, aunque primero tuvo que decepcionar dos veces a su padre. Le dijo que no a ser médico y le volvió a decir no a ser clérigo. A los 22 años se embarcó durante cinco años en el Beagle y ése fue su viaje iniciático y su Universidad. "Siempre he tenido la sensación de que le debo al viaje el primer entrenamiento auténtico o educación de mi mente." Gracias a él, este año también celebramos el 150 aniversario de El origen de las especies.

Dos. "Mi alma es libre y muy suya, y está acostumbrada a conducirse a su manera". Ésta es la cita de Los ensayos, de Michel de Montaigne, que a modo de presentación y representación del problema, abre el penúltimo manual de técnicas para ayudar en casa y en la escuela a los hiperactivos. En realidad se trata del resumen de las ponencias del II Congreso Nacional sobre TDAH. A modo de reclamo se dice que "Luís Rojas Marcos cuenta su infancia con TDAH". "Aún me distraigo, -cuenta el contertuliano y catedrático de psiquiatría- empiezas a pensar en una cosa y pasas a otra. Pero ya no tomo medicación. Bueno, a veces le quito alguna pastilla a mi hijo (también diagnosticado con TDAH). Me viene estupendamente". Los compiladores de Hiperactivos quieren sensibilizar a las autoridades académicas a fin de "que el éxito o el fracaso dependa de otros factores, no de su TDAH". Para ello nos recuerdan que "la superación del TDAH es labor de todos". Tienen razón. Baste para ello que retengamos sus palabras diana: la cita de Montaigne ("Mi alma es libre y muy suya, y está acostumbrada a conducirse a su manera"); el título del libro: Hiperactivos; y el nombre de la editorial que lo publica: LoQueNoExiste. Literal.

Tres. En el 2009 la ciudad alemana de Frankfurt celebró por todo lo alto otro bicentenario, el del nacimiento de uno de sus hijos predilectos: Heinrich Hoffmann. Con exposiciones y actividades varias, y teniendo el museo que lleva su nombre como epicentro, se quiso honrar la memoria del creador de uno de los libros de historietas infantiles, rimadas e ilustradas, más famoso de Alemania: Der Struwwelpeter. También conocido como: Historias graciosas y estampas aún más divertidas con 15 láminas coloreadas para niños de 3 a 6 años. Coetáneo pues de Darwin, Heinrich Hoffmann (Frankfurt, 1809-1894), no fue autor de un sólo libro, pero es por éste que se le quiere recordar. Hoffmann también fue un médico humanista y un ciudadano comprometido con su ciudad y su tiempo. Sus dotes artísticas las empezó aplicando en su quehacer como médico de familia, para tranquilizar a los asustados niños que no se dejaban auscultar. Dibujándoles en una hoja a un niño con las uñas muy largas y el pelo sin arreglar, conseguía reducir sus resistencias a la exploración clínica y posterior cura. Estos fueron los primeros esbozos de su Struwwelpeter, caricatura que posteriormente le sirvió para ilustrar la portada de su libro de historietas. Como si de un árbol sin podar se tratara, Struwwelpeter quiere ser el ejemplo de un niño que no tiene quién educarlo, es decir, asilvestrado en su naturaleza. En el pedestal donde se exhibe, está escrita la siguiente leyenda: "Por no cortarse las uñas/ le crecieron diez pezuñas,/ y hace más de un año entero/ que no ha visto al peluquero./ ¡Qué vergüenza! Qué horroroso!/ ¡Qué niño más cochambroso!".

Al igual que Darwin, Hoffmann también perdió a su madre a una edad temprana. También Hoffmann estudió medicina por indicación paterna y, como Darwin, también tuvo su propio ritmo de aprendizaje que, en relación con lo que se esperaba de él, dejaba mucho que desear. En fin, que los dos fueron lo posible... del ideal de sus respectivos padres. El Dr. Hoffmann quiso especializarse en cirugía, pero se cruzó en su camino profesional la oportunidad de dirigir el Asilo de lunáticos y epilépticos de su ciudad. De ahí que muchos papeles digan que fue psiquiatra o neurólogo, (cuando no poeta), pero no. Aun así, logró ser reconocido como un gran reformador de la psiquiatría hospitalaria de su época. Los aires revolucionarios de 1848 soplaron a su favor y pudo hasta diseñar un nuevo y moderno hospital psiquiátrico en la zona verde de la ciudad. Con las nuevas instalaciones, Hoffmann logró invertir las prioridades de la época priorizando lo terapéutico sobre la seguridad. Y durante 37 años se dedicó a mejorar el tratamiento de sus pacientes. En el nuevo hospital universitario pudo investigar el Dr. Alois Alzheimer el proceso degenerativo que hoy conocemos por su nombre.

La Asociación Tutti Fruti y bañistas del Ganges, compuesta por artistas y literatos, fue una de las muchas asociaciones que frecuentó el polifacético Hoffmann. Allí leyó por primera vez su Struwwelpeter. El autor nos refiere que, en la navidad de 1844 buscaba un cuento ilustrado para su hijo mayor Carl de tres años y medio. Como no encontró nada apropiado, decidió comprar un cuaderno en blanco y escribió sencillas historias en verso que ilustró con bonitos dibujos. El regalo fue todo un éxito y la primera edición impresa en 1845 también. En 1939 ya se habían realizado 5.000 ediciones. Sólo en Alemania se calcula que hay 25 millones de ediciones. Se ha traducido a más de 40 idiomas. La versión inglesa tuvo un traductor de lujo: Mark Twain. En castellano se editó en París en 1871 con el título Juan el Desgreñado, en Barcelona (1980) se tradujo como Pedrito el Greñoso y en Palma de Mallorca (1987) como Pedro Melenas. En México se le conoce como Pedrito el Mechudo.

Según contó el propio autor, la pedagogía de estas historietas ilustradas se basa en la premisa de que a los niños todo les entra por los ojos antes que por las orejas. Sostenía el Dr. Hoffmann que gato escaldado, del agua fría huye. De la misma manera, los niños pueden volverse prudentes al observar las malas experiencias de los protagonistas de sus viñetas. La pedagogía es clara y sencilla: los niños tienen que conocer las consecuencias negativas de la desobediencia. Si juegas con fuego te puedes quemar, si maltratas a los animales te pueden morder, si no te comes la sopa puedes enfermar hasta morir, si no te estás quieto te puedes caer, etc. Al fin y al cabo no hacía mucho que la infancia compartía mesa con los adultos. Doscientos años después, la psiquiatría española se plantea especializarse y escuchar de tú a tú a la infancia. En Europa sólo Letonia, Malta, Rumania y España no tienen esa especialidad-sensibilidad. A ver si a partir de la primera hornada de médicos especialistas en psiquiatría infantil, la Ciencia gana en paciencia con los pequeños pacientes.

Así como Darwin se encontraría con el movimiento reaccionario Creacionista, si el escritor, dibujante, médico humanista y liberal Heinrich Hoffmann hubiera levantado la cabeza para apagar las velas de su bicentenario, se sorprendería al saber que, entre sus muchos méritos reconocidos, también se le adjudica ser el diseñador inteligente de la génesis del TDAH. ¡Nada más y nada menos! Resulta que, La historia de Felipe Revueltas (también traducido como Felipe el inquieto, el rabietas, pataletas o berrinches), una de las diez historietas aleccionadoras de Pedro Melenas (primera de las que se reproducen al final de este texto) aparece en un sinnúmero de comunicaciones, artículos y ensayos como el antecedente histórico de la evidencia científica del TDAH. La ambición de la ideología dominante no conoce límites ni Ética alguna. Quiere ser Ciencia y quiere tener la alcurnia y abolengo necesarios para legitimarse y exigir el tratamiento de Excelencia. Sin embargo, este antecedente histórico, como todo acto fundacional, es un puro relato: un mito. Un cuento...si no chino, sí alemán. He aquí algunos ejemplos de los activos tóxicos que nos ha dejado tanta especulación diagnóstica. Imagine el lector estar alrededor de un fuego de campamento o en unas colonias de verano para practicar el idioma oficial de la comunidad científica, y jugando al: por aquí me han preguntado.... y por aquí me han respondido... Versión kumbaya de lo que con las nuevas tecnologías se llama cortar y pegar. Los que sólo han oído campanadas hacen de la ilustración de Pedro Melenas el santo patrón de los hiperactivos, como podrían haber hecho de Pippi Lángstrump (Pippi Calzaslargas) la patrona de los llamados negativistas desafiantes. Los que sólo manejan bibliografía made in Massachusetts utilizan el nombre de Felipe en ingles: Philip o Phil. También abunda escrito como Phillip, aun cuando en alemán se escribe Philipp. Y así hasta el que ha buscado el equivalente en castellano de Philipp y ha optado por Pepe. Los hay que desconocen que Hoffmann era alemán y lo citan en inglés: "Ya en 1845 el psiquiatra Dr. Heinrich Hoffmann publicó un libro de poemas infantiles en el que se describían dos casos de TDAH. En uno de ellos titulado The Story of Fidgety Phil, se reflejaba el caso de un niño que presentaba todas las características de un TDAH de predominio hiperactivoimpulsivo. Otro poema de ese mismo libro, titulado The Story of Johny Head-in-Air, relataba el caso de un niño que tenía el comportamiento propio de un paciente con TDAH de predominio inatento". Más perlas de la ciencia-infusa, que dice basarse en la evidencia científica: "La hiperquinesia, hiperactividad o trastorno hiperactivo es un síndrome descrito por primera vez por Hoffman (sic) (1854) (sic) un médico Alemán (sic) que la observó en su propio hijo a quien apodaba Phill el intranquilo". "El TDAH es una enfermedad reciente. Una de las primeras referencias se encuentra en una canción infantil escrita en 1863 (sic) por Heinrich Hoffmann: trata de un niño inquieto, nervioso e hiperactivo, que suponía un problema de comportamiento para la familia".

Como se lee, el antecedente histórico del TDAH está más cerca de la literatura que de la Ciencia. ¿Pero de qué Ciencia? ¿De la Ciencia hiperactiva con déficit de atención al sujeto y su subjetividad? Es verdad, la Ciencia -como el Yo- tampoco es unitaria. No es Una ni para determinar el inicio y el final de la vida (a las actuales divergencias científicas sobre el aborto y la eutanasia me remito). ¡Como para ponerse de acuerdo en que el TDAH está basado en la evidencia científica! Sobre todo si lo dice la Ciencia made in Enfermedad = Negocio. Cuando una cultura es dominante lo es en todos los ámbitos: desde lo económico hasta los hábitos alimenticios. Por lo tanto también es dominante en el terrero de la Ciencia en general y en la Salud Mental en particular. En paralelo, si la Ciencia precisa del Capital y éste tiene dueño, la Ciencia también es la voz de su amo. Quien paga, manda... y quien diagnostica, cobra. El hundimiento del Prestige del progreso lo ha embadurnado todo, también al prestigio de la Ciencia. También a la Clínica. La efectividad de la psicoterapia o terapia de la palabra está cubierta de chapapote, también conocido como rentabilidad económica. Aun así, el desencuentro entre la evidencia científica y la evidencia clínica no es cuantitativo sino cualitativo. Tiene que ver con el concepto mismo de Salud. Mientras que en nuestra cultura y sistema sanitario la Salud es un bien social, es decir, un Derecho, en la cultura made in USA la Salud es un bien de mercado, es decir, un negocio: una inversión que busca los máximos beneficios posibles, aquellos que consiguen romper el saco. Un ejemplo: mientras que la evidencia científica y económica del TDAH han conseguido medicalizar al 20% de los niños norteamericanos (10 millones), al 20% de los niños que mueren cada año en el mundo los mata la diarrea infantil, y la OMS no encuentra quien les proporcione un sencillo tratamiento de sales y tabletas de zinc que apenas cuesta 25 céntimos de euro y que podría evitar dos millones de muertes infantiles al año.

La Salud como Derecho o como Negocio. ¿Dos puntos de partida y uno solo de llegada, llamado Ciencia? ¡Entonces ya es otra Religión! Mejor pensar que cada Cultura destila su propia Ciencia y que en nuestras Universidades se da a leer mucha Coca-Cola. Tanta que, académicamente, se ha reprimido la patología que nos es propia: la Psicopatología general y la específica del llegar a ser en particular, es decir, la Psicopatología evolutiva o del desarrollo. Si crecer es un oficio difícil, educar, curar y gobernar son tres oficios imposibles. No lo hagamos más complicado. Si como profesionales de lo psico dejamos de mediar entre lo bio y lo social, la medicalización de lo social también será nuestro negocio. Si todos neuro-logizamos, ¿quién neuro-tizará?

Si casi todo empezó al otro lado del atlántico con el Dr. Russell A. Barkey, de allí también nos viene la rectificación. El neurólogo Fred A. Baughman Jr. ha testificado ante el Congreso de Estados Unidos, la Unión Europea y el Parlamento de Australia Occidental, lo que nos dice en su libro: El Fraude del TDAH. Y hace ya más de 30 años que Iván Illich nos dijo en Némesis Médica: "La clasificación de enfermedades que adopta la sociedad refleja su organización social. Las enfermedades que produce la sociedad son bautizadas con nombres amados por los burócratas". Menos mal que el discurso oficial NoEsTodoLoQueExiste.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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