En la generación de instrumentos conceptuales, legislativos, y de organización y gestión de las especialidades en ciencias de la salud en España interviene una nube extensa de actores con competencias en los ámbitos señalados y que incluyen, principalmente, a las administraciones sanitarias y educativas estatales y autonómicas, las sociedades científicas y diversas organizaciones profesionales. Las visiones e intereses de estos y otros protagonistas sobre los problemas que afectan al desarrollo de las especialidades y especialistas, con cierta frecuencia, no son coincidentes (incluso pueden llegar a ser contradictorios), y este hecho puede ser el origen de conflictos institucionales que paralizan la puesta en marcha de proyectos de innovación necesarios para garantizar la mejor adaptación posible del sistema a la evolución acelerada del conocimiento científico-técnico y la repercusión de este hecho en la creación de nuevas especialidades, así como en la planificación de necesidades de efectivos en cada una de ellas y los cambios que precisan sus programas de formación y evaluación competencial, por poner unos ejemplos de problemas habituales en este campo.

A los problemas mencionados podríamos añadir otros dos, también a título de ejemplo y, por tanto, sin pretender agotar los existentes, que condicionan sensiblemente el desarrollo de las especialidades en España (y en otros países): en primer lugar, la insuficiencia de recursos que dedican las instituciones a un ámbito tan relevante para la definición de la calidad de la atención sanitaria de la población; y, en segundo lugar, la proliferación de iniciativas y proyectos diseñados por personas y grupos sin la competencia necesaria en este terreno, dominado por el ‘amateurismo’ de unos profesionales que, con la mejor voluntad, pueden ser definidos como ‘aficionados’ en el campo de los complejos problemas que hay que resolver para lograr un desarrollo eficaz y efectivo de las especialidades en ciencias de la salud. Para acabar de complicar las cosas, en España es palmaria y de conocimiento público la falta de una visión transversal de las administraciones sanitaria y educativa para abordar todo lo relativo a la planificación y la formación de las profesiones de ciencias de la salud, con origen en una grave falta de comunicación institucional entre ambos componentes gubernamentales. Este hecho es también una fuente de problemas a la hora de diseñar una transición entre el grado y la formación especializada que garantice un continuum educativo efectivo y cohesionado entre estas dos fases esenciales de la educación médica, y que elimine los efectos negativos que tiene sobre el desarrollo del grado, sobre todo en su etapa clínica, el actual examen MIR.

Es obvio que no se agotan con lo expuesto hasta ahora los problemas que afectan al desarrollo de las especialidades en ciencias de la salud en España, pero pueden ser suficientes para evidenciar la necesidad de cambiar la deficiente situación actual mediante la creación de un organismo experto con liderazgos profesionales y de prestigio reconocidos por los actores mencionados al comienzo de estas líneas, que sea independiente y tenga los recursos necesarios para dar salida a las necesidades de innovación que, de forma cada vez más perentoria, precisan las especialidades en ciencias de la salud. Puede tratarse de una agencia, de un consorcio o de otro tipo de entidad que, ajustándose a las posibilidades del marco legal de nuestro país, sea capaz de relacionarse eficazmente con las administraciones y las organizaciones científicas y profesionales. La combinación de un acertado marco legal de creación de la entidad y el profundo respeto que deben merecer sus líderes y profesionales a los actores implicados debe ser la base sólida, el punto de partida, de una trayectoria exitosa [¹].

El lujo que no podemos permitirnos es seguir como hasta ahora, asistiendo de forma más o menos impasible a la acumulación de los problemas en el campo de las especialidades en ciencias de la salud. Es preciso actuar con prontitud y decisión para darles soluciones viables antes de que sea demasiado tarde. La creación de una agencia experta puede contribuir de forma positiva a encontrarles salidas racionales y adaptadas a nuestro contexto cultural y de sistema sanitario.