En Chile, según el último censo de población, existen 17.574.003 personas (1), de las cuales según datos de la Organización Internacional del Trabajo (2), existe un aumento en los niveles de participación laboral durante los últimos años, presentando una participación del 67%, en contexto de un promedio OCDE de 71%. En los últimos años se ha evidenciado un crecimiento importante en la migración en Chile, pasando de 83.805 migrantes en 1982 a 465.319 en el año 2015, cuya relevancia radica en el aporte en el mercado de trabajo, pues en el año 2015 se describió un 76.7% de personas migrantes en situación de trabajo (3), lo que significa un aporte importante de personas extranjeras en la esfera laboral chilena, una de sus probables causas puede deberse a que Chile según el portal Statista (4), presenta el salario mínimo más elevado de la región.
Según datos 2021 de la Super Intendencia de Seguridad Social de Chile (5), los accidentes de trayecto han aumentado en los últimos años, siendo el rango etario más afectado de los 25 a 34 años, de los cuales los miembros inferiores son la ubicación más frecuente de lesiones en ambos sexos; en cuanto a los accidentes de trabajo (estadísticas que no consideran los accidentes de trayecto), la ubicación de las lesiones más frecuentes son los miembros superiores en ambos sexos, se destaca que las formas del accidente más frecuentes son el esfuerzo físico y movimientos, con un 42.36% de los casos.
Bajo la anterior premisa, se hace necesario reforzar la promoción de la salud y prevención de enfermedades en contexto de la salud ocupacional; enfermería como disciplina, profesión y ciencia del cuidado humano, a través de su monopolio de competencia: “la gestión del cuidado”, presenta un rol preponderante en el abordaje de la salud de los trabajadores, sin embargo, en la práctica, enfermería no cuenta con la importancia que se merece, pese a ser el estamento que proporciona mayor fuerza laboral entre el personal sanitario, con un 71.3% en Chile en el año 2020 (6); inclusive se ha descrito su invisibilización como profesión experta (7).
La enfermería en la salud ocupacional, antiguamente denominada enfermería industrial (8), presenta un origen vetusto, cuya aparición fue progresiva, los primeros registros que dan cuenta de su existencia datan de 1878 (9). Con el paso del tiempo, se ha demostrado la importancia de la enfermería del trabajo como integrante del equipo de salud (10), destacando su papel clave en la promoción de la salud de los trabajadores (11); existen estudios que demuestran la necesidad referida de los mismos profesionales de enfermería por cursar un programa de formación en el área de salud ocupacional, como también el entusiasmo de enfermería en salud ocupacional por la introducción de la enfermería de práctica avanzada (12).
Es imperativo concentrar los esfuerzos hacia una especialidad en enfermería, más aún en el actual contexto hostil dado por la pandemia por covid-19, donde ya se ha descrito su lamentable impacto negativo en la realidad chilena (13); lo que gesta nuevos retos por atender, sumado a los desafíos ya existentes previo a la pandemia.
Una especialidad en salud ocupacional proporcionaría al profesional de enfermería la profundidad necesaria de los conocimientos que circunscriben la salud laboral, considerando en su esqueleto principal la gestión del cuidado en el trabajador, abarcando promoción de la salud en el lugar de trabajo, prevención y control de enfermedades, y generación de un ambiente-organización óptima para el desarrollo de actividades laborales, siendo transversal la fusión de la triada especialista: teoría, práctica y metodología.
Cada programa de especialidad promueve la adquisición de diferentes competencias, sin embargo, se consideran 7 competencias esenciales para que los profesionales de enfermería de salud ocupacional desarrollen su rol (14): 1. Competencia de crecimiento personal; 2. Competencia de perpetuación de la esencia de enfermería de salud ocupacional; 3. Competencia de planificación estratégica y cumplimiento de deberes; 4. Competencia de coordinación; 5. Competencia de apoyo al crecimiento del cliente; 6. Competencia de empoderamiento del equipo; y finalmente la 7. Competencia creativa.
Se hace un llamado a la concientización de la necesidad histórica y acentuada en el actual contexto, de contar con la especialidad enfermera en salud ocupacional, una necesidad no cubierta en el territorio chileno, que es consagrada por el presente autor como un imperativo en la salud pública.