INTRODUCCIÓN
El épulis congénito del recién nacido es un tumor benigno de etiología desconocida presente en el momento del nacimiento. Es llamado también tumor congénito de células granulosas, tumor gingival de células granulosas, tumor de Newmann o simplemente épulis congénito del recién nacido1.
Clínicamente es una masa pedunculada rosada, insertada en la cresta del reborde o proceso alveolar. Puede ser uni- o multilobular. Su coloración varía del rosado al rojo de acuerdo con su irrigación. La prevalencia es mayor, en proporción 2:1, en el maxilar superior2 y en mujeres3 (8:1). Es muy raro y existen menos de 1000 casos comunicados en el mundo1.
Histológicamente el tumor se caracteriza por ser encapsulado, con una proliferación de células de morfología poligonal, núcleo oval y citoplasma granular4 cubierto por un epitelio estratificado fino y sin proyecciones en el epitelio subyacente2.
La tumoración preocupa a los padres, los que deben ser orientados específicamente en cuanto a la benignidad de la misma. Por ello es importante la educación sobre salud bucodental durante el embarazo5. El tratamiento es en base a los problemas que presente el recién nacido en cuanto a su respiración y alimentación.
CASO CLÍNICO
Niña procedente de la ciudad de Jauja (Junín, Perú), de siete días de vida, que consulta por presentar un "bulto en la boca", según referencia de la madre. La madre menciona que la niña nació siete días atrás en el centro de salud de su localidad (Minsa, Perú). La obstetra de turno le indicó que la recién nacida tenía una tumoración en la zona anterior de la boca. No le dio mayor indicación con respecto al amamantamiento; la recién nacida podía amamantarse, pero perdía leche por el labio superior, en poca cantidad.
La madre proporciona información sobre sus antecedentes y los de la niña: nacimiento sin complicaciones, parto normal a término con 3800 g y 52 cm, sin evidencia de enfermedades sistémicas, otras anomalías congénitas o trastornos del desarrollo. La paciente presentaba un aparente buen estado general y nutricional. En la exploración bucal se encontró un tumor trilobulado en la zona anterior izquierda del rodete superior: dos lóbulos hacia la zona vestibular de 6 × 6 mm cada uno y uno hacía el palatino de 7 × 4 mm. Los tres lóbulos presentaron una coloración rosada intensa, con marcados pedúnculos (Fig. 1). No se percibía ninguna otra alteración. En el examen clínico general no se observó alteraciones.
Se llegó al diagnóstico presuntivo de épulis congénito del recién nacido. La dificultad de la lactancia, evidenciada por la pérdida de leche, lleva a la necesidad de realizar la cirugía respectiva en el menor plazo posible. Sin embargo, la madre regresó a consulta con la paciente cuando esta última ya cumplía 34 días de nacida. En la inspección se notó la ausencia del lóbulo palatino por posible remisión o caída.
La resección se llevó a cabo sin incidencias y la lactancia materna se reanudó inmediatamente (Fig. 2). La evolución posterior fue satisfactoria.
En los cortes histológicos del material obtenido se observó (Fig. 3) el epitelio superficial intacto con rasgos de paraqueratosis, zonas de acantosis marcada con elongación de clavos epiteliales anastomosados entre sí y zonas de hiperplasia pseudoepiteliomatosa. El tejido conectivo subepitelial presenta abundantes células de forma poligonal con citoplasma intensamente granular, núcleos ovales e hipercromáticos con moderada cantidad de canales vasculares. En la zona más profunda, bandas de tejido fibroconectivo dispuestas en haces con fibroblastos fusiformes y algunas células inflamatorias crónicas. Como conclusión, se trata de un tumor congénito de células granulares (épulis congénito), confirmando así el diagnóstico clínico.
Tras un seguimiento de cuatro semanas se comprobó la recuperación completa (Fig. 4).
DISCUSIÓN
En la mayoría de casos, el reconocimiento de la lesión se realiza después del nacimiento, en otras situaciones la lesión es de un tamaño considerable y es posible visualizarla in utero mediante ultrasonido6. Fue reportado el caso con un tamaño de 4 × 2 × 2 cm en el alveolo del lado derecho del maxilar. Firme al tacto y a la palpación, con mucosa circundante aparentemente normal. El enlace arterial para la lesión fue normal. Utilizaron anestesia general en la intervención quirúrgica. No mencionan hemorragia excesiva. La histopatología mostró células poligonales que contienen citoplasma eosinófilo granular y núcleos excéntricamente colocados ubicados dentro de un delicado estroma fibrovascular de tejido conectivo. Mencionan un seguimiento de doce años en el que no se presentó recurrencia6. Un caso particular menciona una recidiva7. El tumor fue localizado en la cresta alveolar mandibular y, según los padres, era una repetición de un tumor congénito extirpado cuando el niño tenía dos meses de edad, sin ser sometidos a un examen microscópico. Sin complicaciones en el parto. El tumor no interfería con la alimentación ni con la respiración. Pedunculada y de superficie lisa y de coloración normal. Después de la incisión tuvo una cicatrización completa y sin recidiva después de un año del tratamiento. El examen histopatológico mostró un tejido conectivo vascular cubierto por epitelio escamoso paraqueratinizado acantótico con amplias crestas epiteliales. En los tejidos conectivos, muchos husillos o células ovoides con núcleos vesiculares y citoplasma eosinófilo no granular. Sin células granulares. Encontraron infiltración leve de linfocitos locales. El diagnóstico final fue épulis de células fusiformes con inmunofenotipo de épulis congénito7.
Algunos autores manifiestan que cuando es pequeño, puede regresar sin secuelas8. En la bibliografía encontramos tanto casos que han sido tratados quirúrgicamente9 como aquellos que han preferido solo la observación10. El presente caso cumple con los criterios comúnmente encontrados en la literatura médica en forma, color y número de la tumoración; incluso en la posibilidad de resolución sin cirugía si no hubiera sido por el problema de la alimentación.
CONCLUSIONES
El épulis congénito del recién nacido es una rara tumoración benigna que amerita, en ocasiones, solo observación y, en otros casos, tratamiento quirúrgico con anestesia local sin necesidad de internamiento hospitalario. La importancia del diagnóstico radica en lo aparatoso que resulta el problema para la familia. En este caso el examen clínico fue suficiente para lograr un diagnóstico, debido a la experiencia de los observadores. Sin embargo, es necesario, si los medios lo permiten, remitir la tumoración para que le sea realizada el examen histológico.